Aqui estoy con lo que espero que sea una historia larguita
Draco y Ginny... septimo año para ella, y...tambien para el! Post Voldemort.
Disclaimer: todos los personajes pertenecen a nuestra queridisima JKRowling, aunque cada uno de nosotros los adaptemos a nuestra manera en nuestras historias
Espero que disfruten
Y entonces, regresaste.
Capitulo 1: Otro cruce de miradas.
¿De veras el tiempo hace que olvides? ¿Es posible sacar de tu mente, y sobretodo, de tu corazón, eso que con tanto empeño protegiste en su día?
Ella desde luego, no lo creía así. Mira que lo había intentado, saliendo con más chicos, tratando de sacarlo de su cabeza.
Pero cada vez que lo veía (gracias a Merlín, no eran muchas), los recuerdos de lo que pasó volvían a renacer en su memoria, como cuando te arrancas una costra y la herida vuelve a sangrar.
Flash Back
La menor de los Weasley corría para llegar a tiempo a su primera clase del día. Mierda, se había vuelto a dormir. Por suerte, era una "eminencia" del profesor Slughorn.
-Señorita Weasley...que no vuelva a suceder, por favor.
Y nada más, ni una reprimenda, ni un castigo. Verdaderamente este era el mejor profesor de pociones del mundo.
A ella se le daba bien eso de echar unos cuantos ingredientes en un caldero (viejo y mugriento, por cierto), por lo tanto la clase no se le hizo un muermo, a pesar de ser un inaguantable viernes de octubre.
Al salir, fue derechita a su sala común para terminar la redacción que le tenía que entregar a Snape en quince minutos. Sin embargo, los maleducados niños de primer año no le dejaban concentrarse.
Estaban jugando una partida de naipes explosivos, al parecer por primera vez, y sus gritos de asombro y risas no hacían más que estorbar a la pecosa.
-Ugggg... - rugió al cabo de dos minutos, cuando su poca paciencia se había agotado - ¡¿Es que no podéis ir a jugar a otro sitio, críos del demonio?
Los niños, con los ojos como platos, recogieron el armatoste y se fueron pitando por la puerta, a la vez que entraban el trío calavera.
-...mañana. Han abierto una sucursal en Hogsmeade, así que podremos comprar cachivaches prohibidos para saltarnos las odiosas clases. - la sonrisa maquiavélica de Ron fue interrumpida por la mirada de profundo reproche que Hermione le dirigió.
-Nada de eso, sabes que tenemos cosas más importantes que hacer.
-¿Qué tal, Ginny? - la muchacha, a pesar de saber que era Harry quien la saludaba, se molestó por la interrupción, aunque no dijo nada.
-Bien...aquí acabando una tarea para Snape.
-¿Irás mañana a Hogsmeade? - al parecer el ojiverde no se daba cuenta de que no podía permitirse distracciones, pero la chica hizo un esfuerzo.
-Sí, seguramente. Si no voy a comprarles algo a Fred y a George me malde... por Merlín! - exclamó de golpe mirándose el reloj - ¡llego tarde a clase de Snape!
Recogió sus cosas tan rápido que ni ella se lo creyó, y echó a correr.
Bajó lo más deprisa que pudo todas las escaleras que llevaban a su clase, y justo al doblar la esquina tuvo que encontrarse a lo que fastidió lo que quedaba de día.
A la velocidad que llevaba, no pudo detenerse justo a tiempo para evitar chocarse con el individuo más repulsivo que Ginny conocía.
-Ey, pecosa, a ver si tienes más cuidado - esa voz arrastrando las palabras no hizo más que ponerla nerviosa.
Sin mirarlo siquiera, recogió la mochila que, del impacto había ido a parar al suelo, y entró corriendo en clase. Por suerte Snape aún no había llegado, pero todos los alumnos ya estaban allí.
Se sentó al lado de un compañero de su curso, Daniel, y sacó deprisa su redacción de Defensa contra las Artes Oscuras que tanto le había costado de...
-¡Oh no! ¡No puede ser! - del impacto de su mochila contra el suelo, un tintero se había derramado justo encima de su redacción, dejándola ilegible. Sacó la varita para intentar arreglarlo cuando una mano blanquecina se la quitó de la mesa.
-Veo que le ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo a su redacción, señorita Weasley, pero la próxima vez evite derramar tinteros que impidan que se la corrija. Quince puntos menos por el descuido, y que no se vuelva a repetir.
Los Griffindor no se tomaron bien esa noticia, ese día Snape se había levantado con más maldad de la normal.
-Maldito Malfoy...
Ese estúpido arrogante le había amargado el día. Si se lo encontraba...haría un buen uso de su mocomurciélago con él.
Y sus deseos fueron cumplidos en el descanso. Salió al patio, y el albino se dirigía en dirección hacia ella.
-Estúpido, por tu culpa Snape me ha echado una bronca, además de quitarme quince puntos! - esto lo dejó bastante sorprendido, ya que el chico se la quedó mirando con las cejas levantadas, y después se echó a reír.
-¿Por mi culpa dices? No he sido yo quién ha chocado contigo, pobretona.
A pesar de la malícia de sus palabras, el hurón tenía razón, aunque Ginny no pensaba admitirlo.
-Vamos, será que no te has reído agusto cuando ha pasado. Eres tan, tan...
-¿Guapo?
-¡Imbécil!
-¿Sexy, dices?
-Arrogante de mierd...
-Controla tu lenguaje, pelirroja, no vaya a ser que tenga que lavar tu boquita con jabón. La verdad, no me importaría. - esto último lo dijo a dos centrímetros de su cara, provocando, inconscientemente, el sonrojo de Ginny.
-Oh, más quisieras, sucia rata de cloaca.
-¿Qué has dicho, niñata? - las palabras de la chica parecieron enfurecerle, y su tono se convirtió en uno mucho más amenazador. - No me hagas hablar de quién vive en cloacas, ¿vale? Y si quieres pelea, te aseguro que la tendrás. No sabes con quién te has metido, Weasley.
Fin flash back
Por suerte, él se había marchado del colegio. Después de la gran guerra, el...el...desgraciadamente, dueño de su corazón...no iba a volver a cruzársele por los pasillos, nunca más.
Por eso se armó de valor fingido, y cruzó las puertas de Hogwarts, junto a mil alumnos más, la noche del primero de septiembre.
La selección, la cena...todo más o menos igual que los seis años que Ginny había estado en Hogwarts. Todo menos el discurso, antaño proclamado por Dumbledor, y este año por la profesora McGonnagal.
Esa noche Ginny durmió bastante bien, a pesar de saber que este año estaba prácticamente sola, sin Harry, Ron ni Hermione. Este año...iba a ser todo muy diferente.
Eso sí, tuvo un sueño muy extraño. Fue más bien un recuerdo, de cuando Harry le confesó que ya no sentía nada por ella, y que sentía muchísimo haberle hecho daño, y de repente, éste se convirtió en Draco Malfoy escupiendo fuego por la boca y llorando. Fue cuando éste le dijo "Lo siento, Ginny" que se despertó.
Se quedó un rato en la cama pensando, recordando lo que había visto en su sueño.
¿Por qué?
¿Por qué tuvo que enamorarse justamente de él?
¿Por qué, sencillamente, no se alejó cuando tuvo la oportunidad?
Flash Back
Durante un mes, Draco Malfoy se dedicó a hacerle a Ginny la vida más imposible de lo que lo había hecho todos los años anteriores.
Desde insultos, pasando por hechizos paralizantes que le hacían ausentarse las clases hasta que a él le diera la gana anular el hechizo, hasta comentarios obscenos sobre su cuerpo.
Pero, pasado ese mes, Malfoy parecía haberse vuelto loco. Estaba claro que se había tomado muy al pie de la letra la amenaza que le hizo aquel día a la pelirroja, pero es que intentar besarla cada vez que la pillaba a solas ya era pasarse. Y también era pasarse que la siguiera allá donde fuera. Era exasperante.
Una mañana de diciembre, a Ginny la habían abandonado sus amigos para ir a hablar "nosequé de Dumbledore", y se dedicó a pasear por los pasillos.
Cuando llegó al quinto piso, a la Sala de los Menesteres (conocía de sobras ese sitio por las clases del E.D.), escuchó gritos y algún que otro sollozo.
La puerta, tan dificil de abrir a los intrusos, estaba entreabierta, y a Ginny le pudo la curiosidad.
Al asomar la cabeza, se sorprendió tanto de ver a su acosador personal de ese modo (de pie golpeando los muebles a patadas, con la túnica sucia y el pelo deshecho, y además, llorando) que no pudo evitar el gritito que la delató.
El rubio se acercó a la puerta, y al contrario de lo que Ginny pensó que iba a hacer, la abrió del todo.
-Pasa.
La muchacha dudó en si debía de hacerlo, pero al final le pudo la tentación.
De pronto, encima de la mesa aparecieron dos jarras de cerveza de mantequilla, y un Draco mucho más calmado y con la cara libre de lágrimas le ofreció una. Ginny aún no había abierto la boca, no sabía qué decir.
-Siento...siento que me hayas visto así. - la voz de Draco sonaba tan débil como su aspecto. En realidad, Ginny nunca lo había visto así.
-Em...no pasa...nada. - estaba un poco asustada, pero el rubio no se dio cuenta. Estaba concentrado mirando al vacío con el vaso en la mano.
Ginny lo observó. Lucía unas ojeras no muy típicas de él, al igual que el resto de su atuendo. Además, sus ojos estaban perdidos, como ausentes. Por eso se sorprendió cuando levantó la cabeza y le habló, con una voz algo más fuerte que la última vez que había hablado.
-Tú nunca has sabido lo que es estar sola, ¿verdad, Weasley? Con seis hermanos, dudo mucho que alguna vez hayas sentido lo que es eso.
La pregunta le sorprendió. ¿Acaso le estaba hablando de sus propios sentimientos, o era una pregunta cualquiera?
-Pues, te sorprendería saber la cantidad de veces que me siento y estoy sola. - y era cierto. El trío fantástico...estaban demasiado ocupados con sus problemas, y al resto de sus hermanos no los veía muy a menudo. La única persona que venía a verla cuando no tenía a nadie alrededor, era Luna Lovegood.
-Nadie lo diría...Aunque supongo que nadie lo diría de mi tampoco, ¿no?
Sí, definitivamente el chico quería confesarle sus sentimientos, algo que Ginny no sabía si era capaz de escuchar.
-Bueno...la verdad es que siempre he pensado que teniendo a dos gorilas detrás todo el día y a una mosca cojonera persiguiéndote para que le dirijas aunque sea una mirada de desprecio debes de estar muy bien acompañado y consolado.
Lo cierto es que la chica no quería ofenderlo, tan solo le salió el comentario solo, tratando de que este se alegrara un poco, pero no lo consiguió.
-No te burles de mí. - su tono frío volvió a ser el de siempre.
-No lo hacía.
Hubo un momento de silencio, en el cual el aire se podía cortar fácilmente con un cuchillo, hasta que a Malfoy se le nublaron los ojos, y agachó la vista.
-¿E...estás bien? - Ginny se levantó y se acercó los dos pasos que la separaban de él, y se puso delante suyo.
-Vete. No necesito que nadie sienta pena por mi.
-Yo...no siento pena por ti. Eres tú el que me ha invitado a pasar, y el que me ha confesado sus sentimientos, y sinceramente, después de como me has tratado este mes, creo que te mereces todo lo que te pase. - Draco levantó la mirada, sorprendido del duro tono de la chica.
Esta, avanzó con paso decidido hasta la puerta, que esta vez estaba cerrada. Cogió el picaporte para abrir y...
-Espera. No te vayas.
Ginny giró la cabeza con una expresión irónica en el rostro. En la cara de Malfoy volvió a aparecer el vacío gris.
-¿Qué quieres? - no iba a dejarse amedrentar tan fácilmente.
-Yo...yo de verdad...no quise ser tan duro contigo este tiempo.
-Pues lo has sido, y mucho.
-Joder Weasley, ¡pónmelo un poco más fácil, por favor! - al parecer los dos se sorprendieron de que ese "por favor" saliera de la boca del chico, así que Ginny se calló y lo dejó hablar. El muchacho, al ver que no replicaba, siguió. - Tú no entiendes lo que me está pasando, ¡nadie lo entiende! Yo...intenté desahogar mi rabia contigo y...y más tarde me arrepentí. ¿Sabes acaso lo que es querer cambiar y no poder, saber que tienes que hacer algo que no quieres, y que si no lo haces toda tu familia morirá? ¡No tienes ni idea de nada, de nada!
Ginny abrió la boca. ¿Pero por qué cojones Malfoy le contaba todo esto? Sin dejarla hablar, él continuó.
-Por favor, ayúdame. Sé que piensas que soy un chulo, un cabrón, un prepotente, un...un mortífago! Pero no me conoces. Dame una oportunidad, por favor. Déjame demostrarte que intento cambiar, ¡necesito que alguien me escuche, joder!
Y no pudo aguantar más. El chico se dio la vuelta y enfurecido le pegó una fuerte patada a la misma mesa de antes, seguido de un chillido de dolor que penetró los oídos de Ginny. Acto seguido se derrumbó, convirtiendo su grito en un sollozo.
No supo por qué no abría el picaporte y se iba, no supo qué la retuvo allí. Tal vez su corazón, ese tan débil que se ha dejado engañar tantísimas veces y parece que nunca aprende la lección. Fuera lo que fuese, no pudo dejar a ese Malfoy de apariencia tan indefensa allí, tirado en el suelo.
Se acercó a él, se agachó, y le puso una mano en el hombro.
Los sollozos de éste fueron cesando poco a poco, y cuando se giró, los ojos de ambos, marrones y grises, chocaron, intentando distinguir alguna emoción en las pupilas del otro, fundiéndose durante lo que para ellos fue un tiempo eterno.
Fin flash back
Bajó a desayunar, ahora habría poca gente, aún era temprano, y no pudo seguir bajando al encontrarse con lo que vio en el vestíbulo.
McGonnagall estaba hablando con una mujer de pelo rubio, alta, delgada, de facciones muy finas. A su lado, y cargado de varias maletas con el emblema Malfoy, se encontraba, efectivamente, el dueño de las maletas.
Desde su distancia, solo pudo escuchar como la directora le decía a la madre de Draco que estarían encantados de aceptar a los alumnos rehabilitados, y que se sentiría como en casa.
Pero entonces, sin que Ginny pudiera reaccionar, los ojos de él se encontraron con los de ella, y un mar de recuerdos que ahora la atormentaban volvieron a su mente.
Flash Back
Un chico rubio dormitaba en un sillón, en una sala muy bien decorada. A su lado, una pelirroja sonriente miraba embobada al dormido, como esperando a que se despertara.
Como si el chico lo intuyera, abrió sus ojos al instante, y su expresión de modorra dejó paso a una sonrisa al ver a su acompañante.
-¿Cuándo me quedé dormido? - dijo él estirándose.
-Justo cuando te leía "Cuentos de Hans Christian Andersen", exáctamente el de Caperucita Roja. En ese momento caíste sobado total, y me sabía mal despertarte.
Ante la sonrisa de burla de la chica, el muchacho la cogió en brazos exclamando: "¡Ahora vas a ver lo que es bueno!" y se enzarzaron en una pelea a base de cosquillas, risas y gritos, hasta que acabaron los dos tirados en el suelo, mirándose fijamente, como hipnotizados.
Lentamente, sus caras parecían acercarse más y más, y cuando sus narices estaban a un centrímetro de chocar, los dos apartaron las miradas a la vez, muertos de vergüenza.
Para quitarle tensión al asunto, Ginny le tiró un cojín a Draco, y se reaunudó la pelea, otra vez llena de cosquillas, risas, y muchos más gritos.
Fin flash back.
¿Y bien?
Si piensas que ha merecido la pena leerlo, DEJA UN REVIEW, no te costara mucho trabajo y haras muy feliz a una persona...a mi :D
Volvere prontito con el proximo!
Josephine GP.
