Mientras ella busca cómo salir del incendio, él da su conferencia.
Ella sólo ve fuego, ruinas, no encuentra una salida.
Él observa los rostros de los periodistas, escuchando con atención cada una de sus palabras.
Ella corre, esquivando las llamas, buscando con desesperación la libertad.
Él, sin embargo, se queda en su sitio, sigue con su discurso, sin saber quién aguarda entre su público.
Y ella escapa, grita, pide ayuda, sabe que nadie le responderá, pero está desesperada, paralizada por el temor y no se le ocurre otra idea.
Mientras que él se enfrenta a los hechos vividos, cierra brevemente los ojos y cuenta todo a la prensa. Con la extraña sensación de que algo está saliendo mal…
Y entonces…sucede.
Curiosamente, al mismo tiempo, el edificio explota, estalla como él había estallado en el cielo junto a su hermano hace unos meses.
El calor se hace insoportable, insufrible, ella cae al suelo.
Del otro lado se oyen dos disparos, que terminan alojados en el pecho de él, siente la sangre correr por las heridas, debajo de su camisa. A la vez que ve las manchas rojas en su ropa, justamente en los sitios donde siente dolor, donde agoniza.
Ella cierra los ojos con lentitud, todo su cuerpo arde, quema, aún hay fuego a su alrededor ¿Es que nunca lo apagarían?
Él siente como su hermano lo sostiene, impidiendo su caída, está gritando su nombre, él intenta pronunciar por lo menos una palabra, pero fracasa.
Sin embargo, hay una coincidencia, una importante similitud entre ambos escenarios, a simple vista tan distintos.
Ella, entre el crepitar del fuego, entre los gritos de su hijo a kilómetros de distancia, entre tanto caos…no puede evitar pensar en él, inconscientemente, sin proponérselo, su imagen aparece ante sus pupilas. El hombre que más amaba, el único que había tenido un verdadero significado en su vida. Lo ve, por última vez, antes de cerrar los ojos.
Él, sin oír los desesperados gritos de su hermano menor, sin ver a los periodistas fotografiando cada detalle de su trágica muerte, sin quererlo, sin proponérselo, ella aparece ante él, con su dulce rostro angelical y su cabello rubio, le está sonriendo.
Y él no recuerda si cerró los ojos o no, sólo que todo terminó a partir de ese momento.
Y que, hasta el último segundo, ella estaba ahí para él, y viceversa…
