Era una mañana un tanto tranquila para los habitantes de Karakura, pero agitada para unos cuantos chicos de por ahí. Un joven de cabello naranja, una chica de cabello negro, una mujer de cabello naranja también y un chico de cabello blanco estaban enfrentando a unos monstruos enormes y peligrosos mientras buscaban la raíz de tantos desastres.
-¿Han encontrado algo?-preguntó el joven de cabello blanco.
-No capitán Hitsugaya-respondió su teniente.
-Rukia y yo nos encargaremos del hollow, ustedes busquen el núcleo de todo esto-dijo el pelinaranja.
El capitán Hitsugaya y su teniente, Matsumoto, dejaron a Ichigo y a Rukia enfrentándose al hollow. A pesar de que todo parecía estar bajo control, el capitán sentía algo extraño, era como un presentimiento que al parecer notó su teniente.
-¿Todo está bien capitán?
-¿Ah?, sí, tranquila.
Los dos se detuvieron enfrente de una plaza, la cual estaba rodeada de arboles. El joven capitán indicó que él iría por el lado derecho e investigaría entre los arboles mientras su teniente iba en dirección contraria. Y así fue, el chico se adentró y justo cuando caminaba buscando una señal de algo, una sombra se cruzó rápidamente unos metros delante de él. El capitán Hitsugaya salió corriendo a ver que era eso y cuando estaba cerca de la silueta liberó su zampakutoh y congeló el camino de aquel ser. Este a su vez no se dio por vencido e intentó escapar, de alguna manera escapó de ahí para sorpresa del chico. Siguió a la silueta y finalmente la atrapó entre sus brazos, la forma más incómoda para él pero aparentemente la única efectiva.
-¡Oh suéltame!¡¿quién te has creído?¡déjame!¡yo sé karate!
El joven vio que lo que tenía entre sus brazos, era una chica de su estatura de cabello color turquesa, recogido en una gorra negra, también llevaba una sudadera gris y pantalón negro.
Los demás llegaron a donde él estaba y la chica se movía tanto que terminó soltándola pero la sujetó de un brazo.
-No, déjame, ¿qué…qué quieren de mí?-preguntó ella con expresión de temor.
-¿Están seguros que ella es el núcleo de esto?-preguntó Ichigo-sino Toshiro solo será un acosador.
-¡Capitán Hitsugaya!-corrigió él, aunque el pelinaranja nunca le hacía caso-y no estoy seguro, pero hay algo muy extraño en ella.
-¿Algo extraño en mí? ¿qué hay de ti?-preguntaba la niña.
-Ni siquiera me conoces-decía algo molesto Toshiro.
-Pues si tuviera el tiempo para conocerte, pensaría que eres un completo ¡tonto!-dijo ella irreverente.
-¡Basta, voy a matarte!-amenazó él y sacó su zampakutoh poniéndola cerca de la chica.
-¡Hazlo!¡a ver si puedes!-le desafió.
-C-capitán Hitsugaya, por favor cálmese-pidió Rukia.
-¿Qué no harás nada?-preguntó Ichigo a la teniente de Toshiro.
-¿Qué podría hacer?, él está enojado, mejor ni me acerco-le respondió.
Mientras ellos pensaban en que hacer con el capitán Hitsugaya, él perdía los estribos con esa insolente chica, que para empezar no tenía el menor derecho a tratarle así. Se impacientó al verla con esa gorra y en su enojo le reclamó "¡¿y para qué demonios usas esa estúpida gorra si no tienes nada que ocultar?", quitándosela y esto provocó que el cabello de ella se soltara. El rostro de la joven se cubrió un poco con el hermoso pero extraño cabello color turquesa, era liso y le llegaba un poco debajo de los hombros, y sus ojos, no hacía falta describir la belleza en esos ojos. Sus colores tanto de piel clara, cabello y ojos, hacían una perfecta combinación, que hacían parecer a la inquieta jovencita de antes una especie de ángel. Toshiro no podía hacer más que mirarla y sin darse cuenta se perdió en su mirar.
-Toshiro, cierra la boca, nos ahoga tu baba-dijo Ichigo.
-¿Ah?, ah, ¡¿d-de qué hablas?-preguntó indignado el capitán.
Para ya no tener más problemas con esa niña, él tomó su Zampakutoh y lo colocó rápidamente sobre la frente de ella, volviéndola así una mariposa negra que se dirigiría a la Sociedad de almas.
-¿Y ustedes qué hacen aún acá?, debemos buscar más sobre la causa de tantos problemas-dijo el capitán Hitsugaya y se fue seguido por los demás.
Había pasado ya un mes desde aquel suceso y nadie resolvía el misterio de tantas muertes que pasaban en el mundo de los vivos y la Sociedad de almas, pero continuaban siempre investigando con la esperanza en alto, o eso querían pretender.
-Dije que no Momo-negaba Toshiro.
-Vamos Shiro-chan, ¿qué mal hay en que vaya un rato a la academia solamente a ver?, tú estuviste ahí, yo estuve ahí, la verdad todos, ¿nos vamos?
-No, no te irás, además dices que sientes esa sensación extraña cerca de ese lugar, iré yo a ver que tal están las cosas, tú quédate aquí-le ordenó el chico, a lo que su amiga aceptó molesta.
El chico se fue evitando que su amiga de infancia le siguiera, pues no quería que saliera herida bajo ninguna circunstancia. Una vez que llegó a la academia, revisó cada rincón del lugar, pues al solo pisar el suelo él sintió una sensación muy extraña también. Caminaba hasta que paró para ver un jardín, le traía algunos recuerdos, pero fueron interrumpidos por algo a su lado. Una patada sorpresa la cual él evitó e hizo que la persona atacante cayera de espaldas, luego volvió a verla.
-Auch, mi cabeza, maldito…-decía una chica mientras sujetaba su cabeza adolorida.
-Deberías fijarte más en quien atacas, espera…¿tú eres esa chica?
La joven se puso de pie y le miró a Toshiro, alejando después su mirada. Ella traía una trenza del lado derecho y tenía un flequillo pequeño, parecido al que lleva Momo.
-Sí, y cuando te vi te reconocí, me mandaste a este mundo sin más ni más, tenía muchas dudas.
-Con ese carácter tan grosero quién te contestaría.
-De acuerdo, perdona, estaba asustada, me perseguían hollows, y llegaste de la nada a decir que yo era la causa de un problema-dijo ella mirando abajo.
-Acepto tu disculpa-dijo él tan serio como siempre.
-¿Te parece si empezamos de cero?
-En realidad solo vine aquí a investigar.
-Vamos, me gustaría saber tu nombre aunque sea-sonrió ella.
-Soy el capitán Hitsugaya de la decima división.
-Asombroso, ¿eres capitán siendo tan joven?
Eso molestó a Toshiro y se volteó con la intención de irse, pero solo se quedó con la intención porque ella lo tomó del kimono.
-No deberías tomarlo como un insulto Toshiro…
-Capitán Hitsugaya.
-Capitán, eso quise decir, es genial, demuestra que eres muy listo…¡oye, tengo una idea!
-¿Ah?
-Acompáñame, te invito a comer algo.
-No gracias, no creo…
-Vamos, ¿alguna fruta, platillo, dulce en especial?
Toshiro se sonrojó un poco al oír eso último, pues recordó sus dulces favoritos en el momento.
-Di en el blanco-sonrió la chica-ven, solo debes decirme cuales, ah, por cierto, yo me llamo Ameko.
