Hola, espero no me decapiten por esto: He decidido retomar la historia. Borrarla, editarla y terminarla.
Quiero terminar con ella antes de iniciar la universidad y como para eso falta poco menos que un mes, tengo que ponerme manos a la obra y conseguir capítulos más largos y mejor estructurados.
Recuerden que la historia ya tiene un final pre-diseñado. No es al azar.
En dos días tendrán el primer capítulo. Seguro quienes ya le han leído, lo reconocerán.
Un abrazo y gracias infinitas por la espera. Sé cuán desesperante es esto.
And dance...
Y baila...
...your final dance.
...tu ultimo baile.
This is...
Esta es
...your final chance...
...tu última oportunidad...
...to hold...
...para aferrarte...
The one you love.
... a quien amas.
You know you've waited long enough.
Sabes que ya has esperado suficiente.
The Weird Sisters. Magic Works.
El sol se ocultó tras el castillo justo después del té. Ya no había tiempo. Se levantó con pasos temblorosos caminando entre todos sus compañeros. El aire le faltaba. Estiró la manga de su túnica un poco más. Pansy le tomó del brazo con suavidad mientras se acercaba a su oído.
— Todo saldrá bien, de una u otra forma. Estarás bien. — suspiró. — Estaremos bien.
"Necesitamos hablar. A las 6:30 pm. Donde siempre. No faltes."
Sonrió con tristeza cuando el viento helado le cortó la mejilla. Hubo un tiempo en el que el invierno era su estación favorita, ahora prefería la comodidad de la primavera, la frescura del viento, la forma en la que los árboles se renovaban. El verde que rodeaba todo.
El verde de sus ojos.
Se ajustó la bufanda.
Las estrellas se perdieron en el cielo cuando la espesura del bosque prohibido lo cubrió todo. Diez metros. Tengo que confiar en él, no sería capaz, él no. El suelo tenía demasiados altibajos, se movía mucho. Por favor no. Siete metros. Todo saldrá bien, todo estará bien. La bufanda estaba demasiado apretada en su cuello, el aire le faltaba. Tres metros. Ahí está.
Los músculos se marcaban tensos en los brazos cruzados del chico. Su boca, cerrada en un rictus de enojo, no se movió ni un poco cuando vio que su compañía había llegado.
Draco se quedó quieto, sin atreverse a acercar su cuerpo al otro. Estiró la manga de su túnica, necesitaba una nueva, una más larga. Sin quitarle la vista de encima a Harry, cambió su peso hacia el lado izquierdo. La manga cubría ya toda la mano.
— Dime que no es cierto. — replicó Harry con los dientes apretados tras los finos labios.
Las palabras retumbaron como el eco de un relámpago.
La boca de Draco se secó. La bufanda era ahora una soga.
— Dime que tú nunca lo harías.
Las estrellas eran ahora fuego puro. Fuego verde.
— Dime que no faltaste a la promesa.
Se estaba quemando.
— Dime que no eres uno de ellos.
Lo siento. Perdón. Perdón.
Dos segundos después tuvo la manga recogida hasta el codo. El incendio en las estrellas alcanzaba proporciones toxicas. La varita de Harry se clavó en su cuello. La soga ya no pudo apretar más.
Trató de decir algo, cualquier cosa pero sabía, como siempre lo supo, que ya no había vuelta atrás. Enfrentó su mirada. Doscientos latidos después el cielo se abrió.
— Nunca debí confiar en ti. Siempre fuiste su sirviente. — escupió Harry, mirándole a los ojos.
No hubo golpes, no eran necesarios. Nunca son necesarios cuando sabes dar donde duele.
Las palabras dejan heridas más profundas. Los golpes no duran lo suficiente.
La manga cubrió completamente el brazo de nuevo. Las cinco franjas moradas dejadas allí tras el apretón de Harry tardarían días en curar, pero Draco no les dio importancia. Caminó dos pasos hacia atrás con la cabeza zumbándole. Incrédulo.
Había confiado en encontrar un apoyo. Una salida. Una respuesta. En encontrar a Harry.
Pero después de todo nunca le tuvo.
Una sonrisa amarga deformó su rostro cuando comprendió cuan equivocado estuvo. Ladeó un poco la cabeza mientras su voz, rebosante de decepción, inundó el silenció.
— Al parecer siempre lo seré, Harry. — respondió. — Al parecer solo a eso puedo aspirar.
Las estrellas verdes se abrieron paso en el firmamento. Furiosas, imponentes.
— Me das asco.
Draco se encogió de hombros caminando de vuelta al castillo.
No hubo relámpagos en todo el camino. Al fin y al cabo, el cielo había caído.
Todo a JK Rowling.
15/Junio del 2016.
