Otro fic de este reto que tengo con HiragizawaD, dependiendo de sus rewies se decidirá el ganador. Cada una tiene una lista con diferentes puntos y temáticas que tenemos que llevar a cabo, yo no daré a conocer mi lista ya que arruinaría la diversión; así que me basaré en los comentarios que me dejéis aquí y los que me hagais más directamente para saber si lo estoy haciendo bien o tengo que cambiar de táctica.
Les agradezco de ante mano por leer. Espero lo disfruten.
Historia sin fines de lucro.
Los personajes no me pertenecen.
REGALO
24 de Diciembre
Ranma:
Por favor encuéntrate conmigo en el balcón de mi habitación después de la fiesta.
Atte: Akane
Ranma permaneció cinco minutos más mirando la nota que tenía en la mano preguntándose si no se trataría de alguna broma, era extraño que Akane le hiciera una petición semejante; es cierto que su relación avanzaba perfectamente, lento pero seguro, pero, por otro lado, la nota era autentica de eso no tenía duda alguna, a estas alturas ya se conocía muy bien la letra de su prometida y era obvio que la nota había sido escrita por Akane, lo que lo dejaba como en el principio, ¿por qué Akane lo citaba en el balcón de su habitación, sobre todo tan tarde? Era obvio que la fiesta terminaría después de medianoche. ¿Qué podrá ser?
- Ranma, ¿ya estás listo? – Sin esperar respuesta Nabiki entro en la habitación, después de dar un vistazo le preguntó con mucha curiosidad -¿qué es eso?
-Nada.
- Bueno de todas maneras no estoy muy interesada, a menos claro que sea un secreto.
- No lo es – se conocía al dedillo esa expresión y sabía que era mucho mejor tener a su cuñada de su lado o por lo menos sin causar su caída. Con un suspiro le tendió la nota.
- Vaya, vaya, hasta que por fin Akane se decidió a llevar un paso más allá su relación contigo –dándole una mirada apreciativa añadió –deberías ponerte ropa interior limpia, ya sabes – y con ese comentario revelador salió de la habitación.
Ranma no podía estar más avergonzado, no creía que Akane lo citara para… algo así, ¿no es cierto? Sacudió su cabeza para alejar esos pensamientos, aunque fue en vano. Ya de por si era difícil convivir día a día con su prometida sin imaginarse cosas subidas de tono, ya hasta prefería ser mujer porque así era más fácil dominar sus impulsos, no necesitaba que su cuñada le metiera ideas pervertidas en la cabeza. ¡Demonios!
La fiesta de noche buena fue perfecta. Ya había empezado a notar que las "amiguitas" de su prometido se comportaban cada vez menos como unas acosadoras; casi podía pensar en ellas en términos normales, sólo casi. Entonces diviso a su novio al otro lado de la estancia, observándola. Se sonrojo. En ese momento Kasumi termino de despedir a los últimos invitados.
- Menos mal que todo estuvo muy bien- dijo Kasumi a Akane en cuanto estuvo a su lado.
- Si, y todo gracias a ti hermana, eres una gran anfitriona. – Kasumi le regalo una sonrisa tímida y se alejó para empezar a recoger las mesas, aunque después de unos minutos su padre y su tío la convencieron para retirarse a descansar, ya mañana se dedicarían a arreglarlo todo.
Después de darse las buenas noches todos los ocupantes de la casa se dispusieron a irse a sus habitaciones a descansar, todos excepto el único chico de la familia quién decidió irse al tejado unos minutos para darle tiempo a su prometida de llegar a su habitación y arreglarse para su encuentro. ¿Arreglarse para su encuentro? Pero ¿en qué demonios estaba pensando? Akane no tenía que arreglarse ni nada por el estilo, ellos no iban a tener una cita romántica ni de otra índole, ni nada de eso, nada de nada.
Qué frustración.
En todo caso sólo pudo esperar escasos cinco minutos, ya no podía contener su curiosidad. Y además aun no le daba su regalo de navidad, el cual ya era una especie de tradición entre ellos. Llego al balcón justo cuando Akane salía por la puerta cristalera. Antes de poder decir nada, Akane se acercó a él y le entrego un pequeño paquete envuelto con papel colorido referido a la navidad.
- ¿Qué es esto?
- Tu regalo de navidad – dijo Akane algo sonrojada.
- Yo… yo también te he traído algo, no es la gran cosa así que no te emociones – y le tendió el paquete que traía.
Un paquete aún más pequeño que el que ella le había dado pero mucho más pesado. Akane lo miro y él señalo el regalo diciéndole con la mirada que lo abriera. Cuando lo hizo algo relució en el interior, Akane lo saco y se fijó en el bonito collar que tenía entre las manos. Una fina cadena de oro con una piedra incrustada en el centro, un topacio natural azul. Un topacio que reflejaba a la perfección la tonalidad de su cabello, a pesar de ser de noche había suficiente luz de luna para notarlo. Akane sonrió encantada.
- Podrías ponérmelo, ¿por favor? – le entrego la cadena y se giró. Ranma estaba muy nervioso, trago grueso, se acercó a ella y le puso el collar. Por un instante sus manos tocaron la piel de su cuello. Los dos se estremecieron. Cuando Ranma le dijo que estaba hecho ella volvió a girarse para quedar de frente, estaban muy cerca, casi tocándose, entonces ella se armó de valor y le dio un beso en la mejilla. –Gracias.
Ranma sólo asintió con la cabeza. Estaba pensando en qué decir cuando ella volvió a hablar.
- ¿No vas a abrir tu regalo?
- Claro – respuesta demasiado rápida, su nerviosismo se delató.
Con algo de impaciencia abrió el paquete, era bastante ligero así que no tenía ni idea de lo que podría ser. Cuando por fin lo abrió y vio su contenido se quedó de piedra.
- Esto… - no podía articular palabra, era sencillamente el mejor regalo que jamás nadie podría darle, sólo ella. La miró a los ojos. - ¿Por qué?
- Sé lo que significa para ti, ya te lo dije antes, me gustas tal como eres, pero sé que para ti es importante, me hubiera gustado dártelo antes pero no había podido juntar todo el…
No pudo terminar de hablar.
Sin previo aviso Ranma la envolvió con sus brazos y la besaba frenéticamente en la boca. Aunque sería más preciso decir que trataba de devorarla. Impregno el beso de todo lo que sentía.
Era más que un beso.
Era una declaración.
Las palabras eran insuficientes pero el beso, el beso era perfecto. Posesivo. Dulce. Embriagador. Y ella lo sintió, lo sintió en lo más profundo de su ser, y no sabía qué hacer, jamás nadie la había besado así; jamás nadie podría besarle así, sólo él.
Abrió la boca para tratar de decirle que fuera más lento pero eso sólo sirvió para que él se adueñara más de su boca y metiera la lengua para saborearla mejor. Akane se sintió desfallecer, literalmente las rodillas le fallaron y habría caído al piso de no haber sido por el fuerte agarre que Ranma ejercía en su cintura. Él aprovecho su debilidad y la acerco más a su cuerpo enfebrecido. No importaba su falta de experiencia, no importaba su nerviosismo, no importaba nada más que la mujer que tenía entre los brazos, porque ¡oh sí! Akane era toda una mujer. Con algo de dificultad se separó de ella lo justo para susurrarle
- Es el mejor regalo que he recibido hasta ahora.
Y volvió a besarla.
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