Héroes de Fuego

Kagome es hija de un mercader y vive una existencia tranquila, aunque su vida cambiará cuando su aldea sea invadida por el ejército real. Descubrirá que su vida no es lo que ella cree. Inuyasha es un joven que vive atrapado por las sombras de un pasado funesto y que ansia la muerte para acabar con su sufrimiento. ¿Podrán ambos encontrar la felicidad?

Inuyasha no me pertenece ni ninguno de sus personajes

Capitulo 1 "La calma antes de la tormenta"

La luna iluminaba tenuemente la noche en Kingsbridge, un guardia caminaba lentamente por la muralla, podría decirse que casi con desgano, el frío helaba los huesos del hombre. De pronto escuchó un ruido, se acercó al borde para ver que era… nunca volvió a ver la luz del día ni sabría que su familia moriría poco tiempo después solo cayó pesadamente sobre el cemento mientras unas manos recias lo sujetaron y escondieron el cadáver. El ejército del rey había entrado a la ciudad.

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Kagome! –gritaba un hombre mayor, parecía que buscaba a alguien. De pronto su atención se centro en una puerta, abrió suavemente y encontró a la muchacha durmiendo inocentemente, sin escuchar los gritos.

¿Acaso quieres matarme? ¿No oyes que Souta y yo te llamábamos? Hay que cargar la carreta, partimos al amanecer a comprar la lana, nos retrasamos bastante este invierno pero no quería viajar en medio de una nevada…

Kagome se incorporó despacio, no le apetecía cargar fardos de lana toda la madrugada, pero o se levantaba o tendría que dejar a su hermano acarrear con todo su trabajo. Ella sabía que Souta no era un niño muy fuerte, de contextura débil el niño era pálido y enfermizo aunque su hermana lo amaba con todo su corazón.

Se cambió rápidamente y se dirigió al cobertizo allí pasó las siguientes horas guardando solo lo absolutamente necesario para el viaje.

Su padre era un mercader de lanas, recordaba que de niña había vivido en una gran casa en la capital del reino, no estaba segura si el hecho que fuera un recuerdo de su infancia agrandaba las dimensiones de sus recuerdos o si esto era real.

Al nacer Souta todo cambió, su madre enfermó gravemente y falleció al poco tiempo, el niño no la recordaba.

Kagome cargaba la carreta cuando de pronto recordó algo, se puso pálida y corrió a su cuarto. Pero ya era muy tarde. Su padre estaba ahí con un libro en sus manos.

Kagome! ¿Cuántas veces debo recordarte que no te está permitido leer? Es pecado, la mujer debe inclinar su cabeza ante el hombre y ganará el cielo siendo una buena madre. Estos libros no te dejaran nada bueno.- Su padre estaba furioso, pocas veces lo había visto de esa manera.

Papá…yo…no tengo excusa, lo siento…-murmuró Kagome apenada, no porque realmente creyera que leer estaba mal, ¿Cómo algo tan maravilloso solo debía estar permitido a los hombres? Sino porque había sido una tonta por dejar el libro en su cama.

Vete de aquí, fuera de mi vista.- Akira estaba enojado, en el fondo sabía que el amor de su hija por el conocimiento no era algo malo, pero era conciente de que muchas mujeres habían muerto en la hoguera acusadas de brujería solo por saber leer y escribir. No quería que su hija fuera lastimada por fanáticos. Era mejor que no corriera riesgos y si esto significaba vivir en la ignorancia que así fuera.

Ya tenían bastante problemas en el condado sin contar con la inquisición Había oído rumores de otros mercaderes que el rey planeaba matar al conde que gobernaba allí para darle el condado como regalo a un consejero, un guerrero extranjero que había conocido en la guerra en Tierra Santa. Se contaba que este era un asesino sanguinario, usaba una armadura negra como la noche, sus ojos estaban inyectados de sangre cuando se enfurecía y si no eran amarillos como el veneno. Los más creativos incluso habían dicho que comía la carne de sus enemigos. Akira no creía ni la mitad de esos creativos inventos pero sentía la tensión en el ambiente, el conde había llamado a sus caballeros al castillo pocos días antes dejando la ciudad desprotegida. Aunque la nevada debía de haber retrasado el ataque no quedaba mucho tiempo.

Salió apesadumbrado al exterior de su casa, alguien gritaba a sus espaldas.

Padre! Padre! – gritaba un niño de unos once años aunque parecía menor de lo que realmente era.

Hay fuego! Las casas están ardiendo!- gritó el pequeño

Hijo quiero que entres y busques a Kagome ¿Me entiendes? Agarren una capa y vayan al establo, los veo allí, apresúrense!- dijo Akira, la voz le temblaba y Souta comprendió que su padre tenía miedo, algo andaba mal.

Cuando Souta entró al cuarto de su hermana esta ya estaba lista, había visto el fuego pocos minutos antes, sostenía en sus manos los abrigos de ambos y una bolsa con alimentos. El niño comenzó a llorar desconsoladamente.

No quiero morir Kag…- murmuró,- no se si estoy listo para ir con mama…

Todo estará bien Souta, papá va a cuidarnos, vamos ya nos debe estar esperando.-Kagome intentaba sonar convencida de lo que decía pero en verdad sentía como el miedo le corría por todo el cuerpo.

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Akira caminó hacia el fondo de la casa, contó cinco pasos frente a un árbol y comenzó a excavar, casi al instante encontró una caja de bronce, la abrió rápidamente, saco una espada y una pequeña daga. Se ciño la espada al cinto y ocultó la daga en la bolsa en la cual llevaba el dinero.

Al entrar al establo se dio cuenta que algo andaba mal, no se oía ningún sonido…camino suavemente hacia atrás con la intención de salir de allí pero antes de llegar a la puerta vio que sus dos caballos estaban muertos sobre la paja limpia que Souta y el habían puesto esa misma mañana. Oyó un grito desgarrador que llegó hasta sus oidos.

Por favor que no sea mi pequeña…!. Pensó para si Akira mientras corría en busca de sus hijos.

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Kagome y Souta caminaban hacía el establo cuando un par de voces los obligaron a detenerse.

Oh… vaya que tenemos aquí, si es una dulce muchachita, ¿No Bansái?El sujeto que decía esto era un hombre alto y un poco robusto con aspecto depravado. Su compañero era por el contrario bastante bajo y calvo con una gran barba sucia y mal recortada.

Es una chica muy bella, no debería andar sola en días como hoy el enano repulsivo se relamió los labios.

No tocareis a mi hermana par de cerdos!- grito Souta en un ataque de valor. Que le costaría muy caro.

Nadie te ha dirigido la palabra mocoso- dijo el alto propinándole un puñetazo en el estómago y en el rostro dejándolo atontado.

El enano se acerco a Kagome con una mirada llena de lascivia.

Kagome! Souta!- gritó Akira sacando la espada para hacer frente a los mercenarios.

Desgraciadamente Akira era ya un hombre mayor y jamás había aprendido esgrima o siquiera peleado en su vida, intento hacer frente lo mejor que pudo a los dos soldados pero sus fuerzas flaqueaban y su falta de habilidad lo convertía en un blanco fácil de los dos hombres. A los pocos minutos su cuerpo estaba ensangrentado, la sangre manaba de su pecho y su pierna derecha tenía un tajo de la cadera hasta la entrepierna. Estaba perdiendo mucha sangre. De pronto cayó al suelo ante una estocada de Bansái.

El enano con los ojos rojos se acercó a Souta con intención de acabar con el niño para poder divertirse a su gusto con su hermana pero en el instante en que iba a atravesarle el corazón con su espada cayo muerto.

Un soldado de armadura negra lo había matado, sin esfuerzo peleó unos segundos con el otro dejándole un tajo en la cara desde la frente hasta la oreja. Con el rostro cubierto de sangre el mercenario corrió lejos de allí.

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Bueno este es mi primer fic, debe tener como mil errores asi qe espero comentarios! Manden reviews porfa