Disclaimer: THG no me pertenecen… pertenecen a Suzanne Collins y me encanta por haber creado algo tan genial

Esta historia pertenece al reto del día de San Valentín /Día Blanco del Foro "El diente de León" Cato se convirtió en uno de mis personajes preferidos por accidente, me puse en sus zapatos y ví como ajustaban en mis pies…

Me pareció que había una historia detrás de las frases de Suzanne Collins y en el reto "San Valentín" quise escucharla, pareciéndome tristísimo que el no tuviera la suya… Por lo cual sin más rodeos, me presento como voluntaria

"La ropa sucia se lava en casa" "Lo que pasa en la Roca, se queda en la Roca" frases como esta habían sido labradas en mi corazón por mis padres y ellos por los suyos, el sentido de pertenencia era algo que se encontraba muy arraigado en el distrito 2 y en mi familia esta manera de pensar era un modus vivendi, se llevaba al extremo…

Vivíamos en una sociedad individualista, en todos los niveles, desde los distritos pobres en los cuales uno debía de poner en una balanza la propia supervivencia con respecto a la de los demás, hasta en las altas esferas en las cuales el egoísmo y hedonismo dejaba de ser algo inherente a la sociedad, si no era visto como una cualidad, era anhelado…

Mas no era algo que se daba en mi casa, solíamos vernos como una unidad y trabajábamos siempre impulsándonos los unos a los otros. Nos considerábamos una casta de guerreros, incluso elementos físicamente débiles como los abuelos, continuaban siendo algo cercano y básico de la familia. Ellos vivían a unos minutos de casa y formaban un pilar básico en mi vida, nos brindaban su experiencia, su orgullo… Pese a sus músculos débiles y la flacidez de sus carnes, las arrugas que surcaban la mayor parte de su cuerpo, aún contaban con esa mirada férrea, decidida, que dejaba entrever un espíritu inquebrantable…

Ese mismo espíritu, esa misma mirada fue lo que me hizo acercarme a la que se volvió mi mejor amiga, los niños llegaban a "la Roca" para empezar a entrenar a los 7 años, los llevaban a conocer cada área, para después irse especializando… La encontré intentando trepar a un muro, era la más pequeña del grupo y para ser criada en el distrito 2 se veía bastante escuálida, solté una carcajada al verla caer sobre su trasero, me dirigió una mirada fiera, tomó un par de cuchillos y los encajó en el muro artificial para ayudarse a subir, era algo sorprendente para alguien de su edad, para cualquier niño, estando en la cima del muro me dirigió una mirada, la misma mirada decidida que tenían mis abuelos, en ese momento, decidí que se convertiría en mi compañera.

Rara decisión para mis compañeros, pero conforme fue trascurriendo el tiempo, ellos empezaron a comprender mi decisión, siempre éramos los primeros en llegar, los últimos en irse, nos retábamos el uno al otro, no mostrábamos empatía o compasión ante los errores y fallas, si no una constante exigencia, reto, empuje, no puedo decir que nos podíamos considerar amigos, casi siempre nos comportábamos como rivales, pero no nos lográbamos separar…

Éramos de pocas palabras, pero la similitud de nuestros carácteres, nuestro tiempo juntos y una constante observación, la conocía más que nadie y viceversa, siempre podíamos ver qué había en los ojos del otro, en el corazón del otro… Aunque no solían ser cosas agradables….