Estos personajes no me pertenecen a mí sino a su creador Butch Hartman
Pareja: TootiexRemy
Rating: +K
Sumary: Rizos perversos atormenta la sana mente de una chica. ¿Qué hará ella?
El como una melena puede causar emociones en una joven
Tottie, la chica a quien concierne el protagonismo en este relato, se hallaba una vez más sentada en el mismo pupitre en el que ha estado todo el año, observando no al típico chico dentón sino a otro a quien cualquier espectador le produciría sumo interés. Remy Cajallena, el rubio engreído y archienemigo de su antiguo amor, ¿por qué él? Me lo preguntarán y, es que resulta y acontece que en un día no tan bueno como hoy el profesor Denzel Crocker encomendó un proyecto en parejas a sus alumnos que tendría un mes de plazo para su presentación.
Tottie quien no tenía amigos por su hermana y Remy, quien no conocía a nadie más a excepción de sus billetes, no les quedó de otra que juntarse. Y así pasó un mes, un mes en el que se jalaron de los cabellos, se odiaron, se detestaron y por último se "amigaron".
El interés del uno por el otro fue creciendo al mismo ritmo que se profundizaba su cercanía.
En el salón de clases, meditaba como el ojisverde podía tener una melena más brillosa y sedosa que cualquiera de las chicas del colegio. Lo observaba a él, quien se encontraba de espaldas a ella y frente al pizarrón. Lo miraba con deseo juguetón, el mismo que surge al momento de planear una travesura. Quería alborotar esos rizos de oro, enterrar la punta de su lapicero y jalonear esos mechones sueltos que se mecían despreocupadamente al ras del viento corredizo mofándose de ella, sumergir sus dedos por cada parte de él. Un deseo malicioso, sin dudas, la estaba carcomiendo. Su valentía aumentaba con el paso de las agujas del reloj al igual que su ansiedad. Un conjunto de emociones la motivó y con su mano acarició sin nervio o apuro las hebras rubias suavemente, se coló al lóbulo de sus orejas y la frotó.
Al blondo se le erizó toda la piel y una corriente eléctrica atravesó desde el dedo meñique de su pie hasta la coronilla de su cabeza. Se giró avergonzado, sus mejillas lo delataban y la miró con su clásica expresión de antipatía.
-¿Qué haces?-le preguntó
-Jugar-dijo mientras proseguía con su labor que la mantenía entretenida, ahora tironeando del mechón más grande y ondulado de Remy
-Pues detente, la gentuza nos está viendo. Turner ya ha volteado cinco veces en esta dirección
-¿Qué podría importarte a ti lo que opinen los demás?-cuestionó
-¡Ese no es el punto!-alzó la voz cruzándose de brazos-Detente-, prosiguió más sosegado
-Bien-detúvose esta de su tarea-. Pero me llevaré esto-contestó, sacando al instante una tijera que guardaba en su cartuchera y cortó uno de sus rizos dorados solo para molestarlo aún más. No podía negarlo, el fastidiarlo aunque sea un poco la satisfacía y es que nadie además de Vicky le alzaba la voz- Lo pondré en el altar que te he hecho con mucho amor-lo fulminó
Cajallena palideció, sabía que había perdido y ahora solo estaba hecho un manojo de nervios. Volteo hacia el pizarrón y la morena solo se limitó a reír.
