Affirmation.

Para Aoi Shingo, el alcanzar la fama no había sido fácil. Cuando llegó a Italia, pensó que tendría un gran futuro por delante y que todo sería miel sobre hojuelas. No podría estar más equivocado. El primer equipo en donde Aoi probó suerte fue en el Milán AC, pero el entrenador ni caso le hizo. No importó cuánto lo intentó, Aoi no dejó de ser algo más que una sombra...

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Su padre y su madre se preocuparon cuando Aoi expresó su deseo de irse a Italia para convertirse en un gran jugador de fútbol sóccer. Ellos pensaban que habría cosas mucho mejores para un muchacho de 16 años que pretendía irse solo a Europa para tratar de llegar a la cima del fútbol... Y sin embargo, ellos no podrían detener a su hijo... Si Aoi deseaba irse a Italia, lo dejarían irse en busca de sus sueños...

Cuando Aoi salió del campo de entrenamiento del Milán AC, un señor muy bien vestido se le acercó con una gran sonrisa. Dijo ser allegado al entrenador del Inter de Milán.

- Ey, muchacho.- dijo el hombre.- ¿Quieres entrar a un equipo de fútbol?

- Por supuesto.- asintió Aoi.- Es lo que más deseo.

- ¿Te interesaría entrar al Inter de Milán?.- preguntó el señor.

- Sería fantástico.- dijo Aoi.

- Yo puedo ayudarte.- el tipo sonrió con fanfarronería.- Pero no será gratis, muchacho.

El sujeto le pidió a Aoi una gran suma de dinero para poder conseguirle una prueba especial con el entrenador del Inter de Milán. La cantidad ascendía a todo el dinero que Aoi llevaba para sobrevivir en Italia pero, si conseguía entrar en el equipo, ganaría dinero por montones y recuperaría lo invertido en poco tiempo.

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La dueña de la pensión en donde Aoi vivía tenía sus dudas pero el muchacho estaba de lo más confiado. El señor que lo había abordado se veía muy decente, todo un caballero. Aoi juntó la suma y se quedó de ver con el hombre, quien lo llevó en su automóvil hasta el campo de entrenamiento del Inter de Milán. Aoi vio cómo los jugadores se preparaban para entrenar y sus ilusiones crecieron todavía más...

- Ése que está ahí es el entrenador.- dijo el hombre, señalando a un señor de edad madura.- Ve y preséntate con él.

Aoi obedeció. Pero cuando el entrenador lo vio, negó el haber concertado una prueba con alguien.

- Nuestro equipo no hace pruebas individuales.- aseguró el entrenador.

- Pero ése hombre me dijo que... .- comenzó a decir Aoi, señalando hacia el sitio en donde el tipo lo esperaba, descubriendo con sorpresa que el hombre ya no estaba, se había largado con su dinero y con sus esperanzas.

Aoi, desilusionado, se dio cuenta de que el hombre lo había estafado. Muy triste, se dedicó a contemplar el entrenamiento, sin saber qué haría a partir de ese momento para ganarse la vida. Un hombre se encontraba sentado cerca de él, limpiando zapatos de fútbol. Aoi tuvo entonces una idea.

- Señor, ¿me permitiría ayudarle?.- pidió Aoi.

El hombre, extrañado, miró al japonés de arriba abajo y después de un rato aceptó. Aoi sintió que se había ganado un amigo. Por las mañanas, él se la pasaba en los entrenamientos del Inter de Milán ayudando a limpiar balones y zapatos, y por las tardes era lustrabotas en las plazas de Milán para ganar algún dinero. Cuando no tenía trabajo, Aoi practicaba sus jugadas, esperando el día en el que llegara su oportunidad...

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Aoi ansiaba llegar a convertirse en un gran jugador desde el día en el que Tsubasa Ozhora lo derrotó en un partido cuando ambos estaban en secundaria. En ese encuentro, Aoi se desesperó porque luchó con todas sus fuerzas para ganarle al Nankatsu pero aun así su equipo perdió por mucha diferencia de goles, la mayoría de sus compañeros pensaban que no podían enfrentarse al gran Tsubasa Ozhora por lo que se dejaron vencer antes de tiempo. Aoi se quedó en el campo de juego, llorando su impotencia; sin embargo, Tsubasa Ozhora llegó hasta él y lo felicitó por su gran actuación.

Aoi se prometió así mismo que algún día sería como él...

Y el día de la gran oportunidad llegó... Durante uno de los entrenamientos, uno de los jugadores se lesionó y no había quién lo reemplazara. El asistente del entrenador le dijo a éste que Aoi podía jugar en su lugar...

- Es tu oportunidad, muchacho.- dijo el asistente.

Aoi, emocionado, se puso el uniforme que le prestaron y saltó muy feliz a la cancha. ¡El gran día por fin había llegado! Y sin embargo, no todo salió fácil para Aoi. Sus compañeros lo despreciaban por ser japonés, excepción hecha del portero y capitán del equipo, Gino Hernández, quien veía en Aoi a un gran jugador. Aun así, el resto del equipo pensaba que el tener a Aoi en el equipo era un total desperdicio...

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Había un jugador del Inter de Milán que odiaba a Aoi porque pensaba que por su culpa uno de sus mejores amigos había sido corrido del equipo. El jugador pensaba que Aoi le había quitado su lugar al amigo y se esforzaba por hacer que el japonés abandonara el campamento... Pero el muchacho no iba a rendirse tan fácilmente, no había viajado desde el otro lado del mundo ni había soportado tantas penurias para acabar tirando todo por la borda.

Al final Aoi acabaría por ganarse su puesto. En un partido de la Liga Italiana, el Inter de Milán perdía contra su oponente. Aoi entró como sustituto y salió al campo con todo, anotando el gol que le daría victoria a su equipo. Sí, Aoi había conquistado Italia, pero le faltaba algo más por cumplir...

La promesa que le hizo a Tsubasa Ozhora antes de que él se marchara a Brasil, una promesa que Aoi no podía olvidar...

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Aoi deseaba despedir a Tsubasa Ozhora en el aeropuerto cuando éste se marchara a Brasil. No sabía si él lo reconocería pero debía hacer el intento, quería decirle que él también se esforzaría por convertirse en un gran jugador... Y sin embargo, Tsubasa sí lo reconoció...

- Ey, número 20.- gritó Tsubasa, haciendo alusión al número de camiseta que Aoi portó en el partido en donde ellos se enfrentaron, al tiempo que le arrojaba al muchacho tres monedas.

Aoi las atrapó y se dio cuenta de que eran un dólar americano, un yen japonés y un franco francés. Tsubasa sonrió antes de darse la vuelta para abordar el avión. Aoi sabía lo que significaban esas monedas: el dólar americano hacía alusión al mundial de USA 1994, el franco francés al mundial de Francia 1998 y el yen japonés hacía referencia al mundial que se jugaría en Corea-Japón en el 2002. El mundial de USA ya se había jugado y el de Francia estaba por jugarse pero faltaba el de Japón, lo que significaba que Tsubasa le estaba diciendo a Aoi que esperaba verlo en ese mundial...

Y Aoi cumpliría.

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Y lo había hecho. Aoi contemplaba el estadio lleno que aclamaba la victoria de Japón. Era la final de la Copa del Mundo y Japón se había coronado campeón. Aoi había cumplido su sueño al lado de su ídolo, Tsubasa Ozhora, y en conjunto con sus compañeros de equipo que habían llegado a convertirse en sus amigos.

Y cuando Tsubasa levantó la copa, Aoi supo que solamente se necesitaba una cosa para cumplir un sueño...

Creer.

Fin.

Notas:

- Todos los personajes de Captain Tsubasa pertenecen a Yoichi Takahashi.

- Cuando Takahashi escribió la historia de Aoi Shingo al comienzo del World Youth, todavía no se jugaba el Mundial de Francia 1998, el primero al que Japón clasificó en toda su historia, por eso es que Tsubasa le avienta esas tres monedas haciendo alusión a los mundiales que estaban por jugarse (a diferencia del anime Road to 2002, donde sólo le avienta un yen para referirse al Mundial Corea-Japón 2002). Lo curioso es que casualmente Tsubasa traía esas monedas en su bolsillo, jajaja.

- Lo narrado en este fic es a grandes rasgos la historia de Aoi Shingo como se vio en la serie Captain Tsubasa J. La historia no es del todo exacta ya que el muchacho que molesta a Aoi es Salvatore Gentile, personaje que no aparece en la serie y que en realidad lo molesta por ser japonés.

- Este fic salió mientras buscaba una canción adecuada para el capítulo de otro fic que estaba escribiendo; Affirmation, de Savage Garden, es una de mis canciones favoritas y pienso que podía quedarle a Aoi, al menos en algunas frases ya que no todas se apegan a él.