¡Hola gente!
¡He vuelto! Jaja. Para los que no sepan de que hablo, debo decir que mi primera incursión en fanfiction fue con los Padrinos Mágicos, pero he dejado de lado esos fics… Aunque ahora planeo retomarlos (suponiendo que no pase nada que me haga cambiar…)
En fin, espero que les guste este nuevo fic. Probablemente destilara mermelada pero bueno… ¡no puedo evitarlo! Y como dato, los títulos de todo el fic estarán inspirados en canciones. Procurare que la mayoría estén en español, pero alguna que otra en inglés sin duda se colara… jaja
Bien, empecemos. Los padrinos mágicos son propiedad de Butch Hartman. La inspiración del titulo viene de la canción de Sin Bandera con el mismo nombre.
Capitulo 1
Para alcanzarte.
Anti Cosmo era muchas cosas. Un genio malvado era una de ellas. Un líder nato también lo era. ¿El antipadrino más prometedor del Anti Mundo? Sin duda.
Y también había muchas cosas que no era. Un tonto enamorado indiscutiblemente no. Un romántico suicida mucho menos. ¡Y ciertamente no era un colegial que se ruborizara cuando la chica que le gustaba lo miraba!
Solo que… en realidad si lo era. Bueno, por ella lo era. Cuando la veía, no era el antipadrino que todos sus compañeros respetaban y admiraban. Era tan solo un adolescente tímido e incapaz de hilar una frase medianamente coherente. ¡Vaya, ni siquiera un saludo decente!
Una sonrisa estúpida comenzó a formarse en sus labios y se apresuro a reprimirla. ¡No señor, eso no! No haría algo tan ridículo estando rodeado de sus admiradores. Se mantendría calmado y sereno. De todos modos, ella no se acercaría. ¿Por qué lo haría? No es como si fueran amigos o algo así…
Sus miradas se cruzaron. Por un segundo, el muchacho estuvo seguro de que su corazón iba a estallar. Se concentro en mantener su sonrojo bajo control y se esforzó por no apartar la mirada. Ella le sonrió, como si no tuviera la menor importancia, y continúo caminando.
Una simple sonrisa. Nada más, nada menos. ¿Quién diría que una sonrisa era todo lo que se necesitaba para que el antipadrino más prometedor de todo el Anti Mundo se volviera más indefenso que un niño?
-¿Recuerdas cuando nos conocimos?
Ella lo miro entre confundida y desinteresada. Anti Cosmo se vio invadido por aquella sensación ya tan familiar para él: como si todo dentro de él se derritiera y cualquier pensamiento medianamente cuerdo desapareciera.
-¿El primer día de clases?- sugirió ella, colocando el resto de sus libros en el casillero. Él la observo fascinado; era sorprendente como podía volver una tarea tan sencilla en algo tan complicado al hacerlo con sus pies y no obstante, lucir tan natural.
-No, no… hablo de esa tarde, en el parque- Otra mirada de confusión. Él suspiro. –No tiene importancia, olvídalo.
Ella se encogió de hombros. -¿Me acompañas por un sándwich? ¡Muero de hambre!
-¿No comiste en la cafetería?
-¿Has probado la comida de este lugar? ¡Es asquerosa!- ella se rió y luego pareció meditar algo durante unos segundos, antes de continuar- ¿Estas molesto conmigo?
-¡No! No, ¿Por qué lo estaría?
-Lamento no recordar lo del parque- se disculpo ella, con autentico pesar- Tú sabes que no soy lista, ni nada de eso…
-¡Oh, no, no! No te preocupes. No tiene importancia, en serio.
Ella lo miro con intensidad por unos segundos más y él sintió como sus mejillas comenzaban a incendiarse. Finalmente la chica soltó una risita. –Tienes las mejillas todas rojas, ¿has cogido algún virus?
-Yo no… umm… si, eso. Debe ser eso.
-Umm… quizás debiste marcharte temprano. De todos modos, nunca he entendido para que te quedas a las tutorías. No es como si las necesitaras.
Porque es el único momento del día en que puedo observarte sin interrupciones y sin distracciones. Porque es cuando puedo sentarme a tu lado, reírme contigo, charlar contigo. Porque solo somos tú y yo y no tengo que preocuparme de hacer el ridículo frente a todo el colegio. –Solo quiero estar seguro de aprender bien las lecciones.
-¿Sabes…? No soy brillante ni nada… pero hasta yo me doy cuenta de que eso es una mentira.
Se dio la media vuelta y comenzó a alejarse, decidido a terminar esa conversación antes de que dijera algo de lo que se arrepentiría después. -¿Y bien? ¿Vienes?
-¡No hay necesidad de que te pongas así, Anti Cozzie!- exclamo ella, entre risitas y apresurándose a seguirlo- no volveré a preguntar, ¿de acuerdo?
-Hmph.
Anti Wanda solo se rió.
No lo recordaba. ¡Ja! Bueno, ¿pues que esperaba? Había sido un pobre iluso al creer que ella podría estar interesada en él. Algunos dirían que Anti Cosmo estaba fuera de su alcance, pero el antipadrino sentía que era al revés. Ella era demasiado para él: demasiado inocente, demasiado tierna, demasiado buena. Tendría que conformarse con su amistad…
Por otro lado, él recordaba aquella tarde en el parque demasiado bien. Y era normal, considerando que todo había cambiado después de aquel día. ¿Para bien o para mal? Bueno…
Aun era muy pronto para juzgarlo.
Era una hermosa tarde de verano. O por lo menos, lo era en mundo mágico, porque en el Anti Mundo, todo era gris y oscuro.
Anti Cosmo estaba tumbado en su cama, dormitando. Sobre la mesita de noche estaban algunos esbozos de varios planes malvados. Su monóculo estaba cuidadosamente colocado junto a ellos y al lado, había una pequeña taza de té.
El antipadrino podía escuchar el movimiento en la calle, mucha gente que iba de un lado hacia otro. El sonido del claxon de un auto lo hizo desistir de su intento de dormir y se levanto, aunque muy pesadamente. Lentamente se coloco su monóculo, acomodo un poco su ropa que se había ligeramente y se cepillo rápidamente el alborotado cabello. Después, decidió salir a dar un paseo.
Caminando por el parque, la mente del antipadrino se poblaba de nuevas ideas malvadas. O por lo menos, así era antes de que "alguien" le cayera encima.
-¡¿Pero que rayos…?- comenzó Anti Cosmo, al ser derribado. Pero nunca pudo concluir su oración. Estaba ocupado tratando de disimular su sonrojo.
-¡Lo siento!- exclamo una vocecita femenina, tímida. La chica con la que se había tropezado se puso de pie, a toda velocidad.
La niña era unos 4 años menor que él. Su cabello era largo y azul oscuro, cayéndole por los hombros desordenadamente. Sus ojos, grandes y de aspecto inocente, lo miraban con curiosidad. Y sus dientes… bueno, eran un completo desastre.
En si misma, la muchacha no era muy atractiva, pero la sonrisa que en ese momento le dirigía a Anti Cosmo era algo cautivamente.
El antipadrino estaba acostumbrado a que los chicos y chicas de su edad (poco más jóvenes o más grandes) lo trataran con respeto y miedo. La mayoría ni lo miraba a los ojos y mucho menos le sonreía. Y ella…
-Soy Anti Wanda- se apresuro a presentarse la niña, ofreciéndole su mano.
Anti Cosmo sonrió levemente. Luego tomo la delicada mano entre las suyas y la beso. Esto causo que Anti Wanda se sonrojara y lo mirara confundida.
-Mi nombre es Anti Cosmo- se presento él, haciendo una breve reverencia.
-Hablas gracioso- le informo la muchacha- tienes un acento extraño.
Anti Cosmo estaba sorprendido. La antimadrina no solo no tenía idea de que se había tropezado con el antipadrino más prometedor del Anti Mundo, sino que además, ¡tenía el descaro de burlarse de su acento!
Estaba a punto de contestar algo, cuando otra joven llego, llamando a la niña.
-¡Anti Wanda! ¡Ven acá!- grito otra muchacha.
Anti Cosmo observo a la recién llegada. Se parecía mucho a AW solo que era "ligeramente menos hermosa". Extraño, en verdad…
-Ella es Anti Blonda- le informo Anti Wanda- es mi hermana. Él es Anti Cosmo.
-¡Oh, Dios mío…!- murmuro Anti Blonda, sonrojándose- ¡¿en que problema te metiste, Anti Wanda?
-¡¿Yo?- pregunto una muy confundida Anti Wanda- ¡no he hecho nada!
-¡Lo sentimos mucho, señor Anti Cosmo!- se apresuro a disculparse la otra hada, tomando a su hermana del brazo. El antipadrino sonrió. Ese era el trato que estaba acostumbrado a recibir, pese a su corta edad.
-¿Hice algo mal?- pregunto Anti Wanda, mirando primero a Anti Cosmo y luego a AntiBlonda, con toda la inocencia del mundo.
-No es nada- le aseguro Anti Cosmo, sonriendo aun mas- ha sido mi culpa, de todos modos. No me he fijado por donde iba.
Anti Blonda lo miro sorprendida. Obviamente no había esperado que el antipadrino dijera eso. Él mismo no sabía que lo había motivado a actuar así. Pero, de alguna forma, al mirar en los enormes ojos de Anti Wanda, simplemente sabía que era lo correcto.
-Bien, debo irme- murmuro el antipadrino. Y mentalmente, añadió "antes de que haga alguna tontería de la que pueda arrepentirme"
-Hasta luego, señor Anti Cosmo- contesto Anti Blonda, haciendo una reverencia y forzando a su hermana a imitarla.
-¡Adiós Anti Cozzie!- le grito Anti Wanda, mientras el joven se alejaba por el camino. AC escucho como Anti Blonda la regañaba y le daba un suave golpe en la cabeza. Pero el antipadrino solo podía continuar sonriendo, al tiempo que un leve sonrojo inundaba sus mejillas.
