Descubriendo a los Contreras
Por edwinguerrave
Copyright © J.K. Rowling, 1999-2008
El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como de todos los símbolos y elementos relacionados, para su adaptación cinematográfica, son propiedad de Warner Bros, 2000
La "Sorg-expansión" del "Potterverso" es una idea de Sorg-esp, fortalecida y aumentada (entre otros) por Fiera Fierce, Cris Snape, Neevy Ambr Du, Muselina y Graystone, del Foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black" de , que ahora se reúne en el "Foro de las Expansiones".
Este long-fic reúne los "desafíos semanales" del "Foro de las Expansiones", presentados semana a semana; en mi caso los voy a usar para presentar a una nueva familia de mi "Expansión Venezuelensii"(1)
Capítulo 1:
Antecedentes(2)
Había una vez una nación pujante y llena de alegría, llamada Venezuela. En esa "Tierra de Gracia" nacieron Antonio Contreras y Rosa Márquez. Ambos trabajaban en la industria petrolera, él en el área de Certificación de Calidad de la Refinería "El Palito" y ella en el área de Recursos Humanos de esa instalación. Gracias a la cercanía en su campo laboral y que diariamente compartían el transporte desde Valencia hacia la Refinería y viceversa, terminaron haciéndose novios y casándose en 2.001. Debido a los conflictos que derivaron en las protestas de abril de 2.002, se vieron literalmente expulsados de la empresa, por lo que tuvieron que buscar una nueva vida fuera del país.
Desde que llegaron a España en junio del año 2.002, específicamente a Bilbao, se las habían visto complicadas para "encajar" en el mercado laboral bilbaíno. Sólo por medio de un viejo conocido de la industria petrolera, que se había ido a Bilbao cuando Chávez ganó en 1.999, Antonio había conseguido trabajo en el área de productos químicos del puerto. No era "el trabajo soñado", pero al menos se mantenía en su área, porque Rosa había tenido que trabajar como cajera en uno de los hipermercados de la ciudad.
La vida les había bendecido con un hijo, Alejandro, nacido en 2.004, y con su nacimiento, una sorpresa para Antonio. Justo cuando estaba cumpliendo tres años, Antonio se encontraba almorzando en un restaurant del puerto cuando un caballero, bastante educado, le preguntó si podía sentarse a su mesa.
—Disculpe, amigo, ¿Le gustaría trabajar en el área de productos químicos del Grupo Vallejo? —Esa oferta dejó a Antonio en silencio, pero lo que siguió lo dejó boquiabierto—. Le garantizamos el triple del sueldo que actualmente devenga, un puesto en el área administrativa para su mujer, con sueldo proporcional a su grado profesional, y colegio para su hijo.
—Vaya, es una oferta que hay que pensar... ¿Con quién tengo el gusto?
—Con Ricardo Vallejo —le extendió la mano—. Le recomiendo no lo piense mucho, mis ofertas tienen fecha de vencimiento. Además, vosotros tenéis algo que puede beneficiarnos tanto a la empresa como a vosotros mismos.
Esa afirmación de Ricardo Vallejo acicateó a Antonio Contreras, poniéndolo a sacar cuentas mentalmente. Unos instantes después, respondió:
—Me gustaría consultarlo con mi esposa, si no es inconveniente.
—Seguro, aquí os dejo mi tarjeta; lo que decidais me lo hace saber. Aunque confío que aceptarán —pensó esto último, mientras estrechaba la mano del venezolano.
Ricardo dejó el restaurant mientras Antonio, mirando la tarjeta, pensaba: Hay algo en este tipo que me llama la atención, no es la confianza que exuda, que es mucha... Es algo más.
Terminó su jornada laboral en el puerto y, al llegar a su hogar, un apartamento alquilado en las torres Etxezuri, ubicadas en la Calle Simón Bolívar, encontró a Rosa y a su hijo, Alejandro, empapados de pie a cabeza.
—¡Muchacho! ¿Qué pasó aquí?
—Nada, amor —respondió Rosa, secando al pequeño—, lo estaba bañando en la bañera y de pronto se abrió la llave de la regadera, y mira cómo me mojé.
Una sonora carcajada infantil se dejó escuchar. Luego de adecentarse, los esposos Contreras hablaron sobre su día, y Antonio le comentó a Rosa la oferta que Vallejo le había hecho.
—No sé por qué ese Vallejo me parece tan confiable.
—Por lo que me dices, y lo que percibo con su tarjeta, es que ese señor tiene mucho poder, tanto económico como espiritual. ¿Qué piensas hacer?
—Bueno, la oferta que me hizo para los tres es excelente, pero ¿se podrá confiar en él?
—Buena pregunta. La plata nos hace falta, realmente, y parece que nos conoce muy bien. ¿Será que él conoce al señor Arráiz?
—Puede ser...
Sí lo conoce, y muy bien. Tres meses antes, Ricardo Vallejo estaba en su oficina recibiendo a Antón Arráiz, supervisor de operaciones del puerto mágico, quien pasaba sus jornadas laborales entre Bilbao y la sede del Ministerio en Madrid. De tanto trato por las operaciones del Grupo Vallejo y su división naviera, ya tenían un alto grado de amistad. Por esa razón, Ricardo le expresaba sus ideas:
—Sí, Antón, quiero ampliar el área de control de calidad, los productos que mueve el Grupo Vallejo deben ser de primerísima calidad, pero necesitaré a un técnico o especialista, que certifique los productos.
Arráiz se mesó la barba, y no dudó en comentarle:
—Creo que conozco a alguien que puede seros útil. Es un joven inquilino que tengo en San Mamés, en el piso que tengo en las Torres de Etxezuri, en la Calle Simón Bolívar. Venezolano, mago aunque nunca lo he visto usando la magia, y sé que trabaja en el puerto muggle, en el área de calidad de una empresa de petroquímicos. Es serio, muy reservado para ser venezolano; creo que es vuestro hombre.
—Me parece bien, ¿cómo se llama?
—Antonio Contreras, está casado, su mujer se llama Rosa, y tiene un chiquillo, Alejandro. Creo que ambos también tienen el don.
—¿Y qué hace la mujer?
—Tengo entendido que es administradora titulada, pero las veces que la he visto anda con uniforme de El Corte Inglés...
—¡Qué pérdida! —murmuró Ricardo al oir ese comentario, tanto por el "desperdicio" de no usar la magia, como por la situación laboral de ambos. Luego indicó en voz alta—. Igual creo que podemos ubicarla en algún puesto en la corporación.
—Me gustaría quedarme un rato más, Vallejo, pero debo pasar por los almacenes de Moltó antes de regresar a Madrid.
—Entiendo. Gracias por comentarme de esta gente, ya voy a conocerlos mejor para contactarlos.
Al despedirse Antón y Desaparecerse, Ricardo descolgó su teléfono, marcó un número y dio indicaciones precisas relacionadas a Antonio y Rosa Contreras.
Notas al pie:
(1) En "los desafíos semanales", cada semana se propondrá un desafío diferente de escritura creativa para que las musas vuelvan de sus vacaciones. Reglas:
-Escribir menos de mil palabras.
-Podéis publicar el drabble aquí, en un fic independiente o hacer un fic recopilatorio para todos los desafíos.
-Los desafíos se renovaran los viernes, así que tenéis hasta la noche del viernes para hacerlo (cada uno la suya, las musas son puñeteras así que hay que darles más libertad).
-Las historias tienen que pertenecer a una expansión del potterverso.
-No habrá votaciones.
(2) En este primer desafío se debía Comenzar una historia con "había una vez". Aprovecho para incorporar algunas "arepitas", publicadas en el "Tarro de Galletas" del "Foro de las Expansiones", en las cuales introduzco a los Contreras.
¡Buenas noches desde San Diego, Venezuela! Pues aquí vuelvo a la carga con una recopilación de viñetas de menos de mil palabras basadas en el "Desafío Semanal" del "Foro de las Expansiones", y para ello, como dice el título, les presento a los Contreras, venezolanos que de alguna manera van a relacionarse con una de las "familias con poder" dentro de la Magia Hispanii, los Vallejo, y especialmente con Ricardo, uno de los personajes fundamentales de Cris Snape, a quien agradezco encarecidamente me haya permitido usarlo. Agradezco también la ayuda que Sorg-Esp y Lectores Anónimos me dieron en algunos detalles lingüisticos... Como lo dije en su momento, cosas de estar en este lado del Atlántico. Cualquier comentario, sugerencia o reclamo, el cuadrito de abajo les espera... ¡Salud y saludos!
