No juegues con mi libertad

Los personajes son de alguien maravillosa, que se apellida Meyer, la historia es mía, igual que algunos personajes... No permito copias o modificaciones.

El capitulo gracias a la incondicional ayuda de mi Beta Daymelis Ramos


Sinopsis:

Isabella Swan no ha tenido una vida fácil, se ha prohibido el amor por un pasado doloroso. Su mayor deseo: obtener su libertad, lejos de sus padres, y tratar de ser feliz, pero todo cambia cuando conoce a Edward Cullen, y se da cuenta que es el amor de su vida, con quien puede ser libre y feliz; pero no todas las historias tienen un final feliz, ella es implicada en una red de mentiras y todos le dan la espalda incluyendo el amor de su vida.

Capítulo 1

Hoy es el día. Mi gran día… Después de tanto esfuerzo por fin lo logré. Hoy me gradúo. Ese era el pensamiento de Isabella mientras se arreglaba el cabello para ir a su acto de graduación.

—Bella hija, ¡estás hermosa! ¿Bella? ¿Bella? Hija despierta. —Sintió cómo era levemente sacudida por el hombro, saliéndose así de sus pensamientos.

—Nana, déjame soñar un rato más…

—Hija, has soñado con esto desde tu primer día de preescolar. —En ese momento Bella sonrió ampliamente y vio a través del espejo la figura femenina que estaba detrás de ella: su nana, esa mujer que le decía hija a escondidas de los señores de la casa y de todos, esa quien la había cuidado desde que nació y quien siempre estaba en los momentos de alegría y tristeza, sobre todo la tristeza… La vio de arriba abajo, sintió una felicidad enorme y al mismo tiempo una punzada de dolor en su interior.

—Nana, tú estás… estás... ¡Preciosa! —Corrió hacia sus brazos. Su abraso era cálido como siempre, y le daba a Bella una sensación de tranquilidad, y seguridad—. Vas a ser la mujer más hermosa de todo el acto, quien quita y te consigamos un novio guapo… —Y estalló en risas, llevando su mano a los labios para tratar de disimular la risa y algo que no podía faltar, el gran rubor que se instalaba en sus mejillas, gesto característico en ella.

—Bella, ¿qué dices? Ya no estoy para esas cosas, respétame. —Lo dijo muy seria, queriendo mostrar enojo; pero cuando bella reía era algo hermoso y contagioso lo que hizo que la nana riera también—. Hija aquí la que está de buscar novio eres tú, ¡mírate! —La llevó hacia el espejo—. ¿Ves? Hermosa, y a partir de hoy toda una profesional.

Bella se miró en el espejo, y se observó detenidamente. Tenía buen cuerpo, comenzó con su cabello: era color chocolate con unos tonos rojizos a la luz del sol que le llegaba poco más debajo de los hombros. Siguió con sus ojos estos eran grandes, expresivos y de color caramelo oscuro, y tenía una mirada profunda. Sus labios, de un tono rosado natural y "muy provocativos" según le escuchó decir a un amigo alguna vez. Tenía la piel blanca, y tersa con un brillo que la hacía lucir hermosa y le brindaba un aire virginal. Siguió con sus pechos: estos tenían un buen tamaño y eran firmes, su cintura que acentuaba su cuerpo, y un perfecto abdomen plano el cual se debe al entrenamiento diario del gimnasio y a un gran metabolismo que le permitía comer lo que quisiera sin subir de peso. Sí, era hermosa. Siempre lo supo, más sin embargo nunca fue una mujer vanidosa que alardeara de su físico.

— ¿Ves hija?, eres hermosa —mencionó mientras terminaba de arreglar su cabello—, creo que ya es hora de que olvides lo que pasó, ya ha pasado mucho tiempo, desde aquella tragedia. Hoy es el inicio de una nueva vida para ti, debes entender que es el momento para que cierres ese amargo capitulo en tu vida, y abras tu corazón, quiero volver a ver a esa Bella que soñaba con las cosas que quería hacer con su vida, y sonreía todo el día, aquella que bailaba y cantaba por toda la casa.

—Es hora de irnos nana, se nos hace tarde —dijo mientras se separaba de ella y buscaba su toga y birrete. Su rostro había cambiado completamente, cada vez que le mencionaban el pasado, su gesto se endurecía y un sabor amargo inundaba su boca.

— ¡Isabella Swan! No te hagas la desentendida. Debes superar lo que pasó —le indicó con un tono bastante fuerte, porque tantos años de cuidarla le habían dado el derecho a Elizabeth Flint de gritarle o como ella le decía hablarle fuerte a Bella.

—Nana hoy no, por favor, siempre es lo mismo sabes que no me gusta que me hables de ese tema, mejor vámonos. —La tomó del brazo para dirigirse hacia la puerta pero Beth –como todos le decían– no se movió ni un milímetro.

— ¿Estás segura, Bella? —Entendía que ella todavía no estaba lista para superarlo, y que era un bonito día como para hablar de cosas dolorosas, así que prefirió dejar el tema por la tranquilidad de ambas.

— ¿Segura de qué? Mira: después me regañas toooodo lo que quieras pero vámonos ya, o si no vamos a llegar súper tarde. —La jaló del brazo, tratando de llevarla a la puerta, siempre hacia eso cuando se impacientaba.

—Bella. Yo soy una simple sirvienta, o como le dicen ahora "ama de llaves" no debería asistir a tu acto de graduación, no es correcto. Sabes que alguien le puede decir a tus padres y se puede armar un problema. —Beth odiaba aquellas palabras, en realidad si quería asistir al grado, a fin de cuentas siempre fue ella quien la animó a estudiar, pero por otra parte tenía muy claro que era un error.

— ¡Ah no! Elizabeth Flint, ya hablamos de esto. Sé que lo más común es que mis padres fueran conmigo pero como ves, a ellos yo no les importo. Prefirieron adelantar su viaje a las Bahamas, así que ellos se lo pierden. Tú más que nadie se merece asistir porque siempre has estado apoyándome, has estado ahí, en los momentos más difíciles, cuando más te he necesitado. Sabes que te amo, y mucho. Eres la madre que me hubiese gustado tener. — Sus lágrimas corrían por sus mejillas estropeando un poco su maquillaje—. Hubiese dado todo lo que tengo por ser tu verdadera hija, así que no me hagas pasar por esto sola, no me dejes sola, no hoy...

—Yo también te amo mucho, Bella. Eres la hija de mi corazón, y nunca voy a dejarte sola, nunca. —Y la abrazó fuertemente como lo hacía siempre—. Mejor ya vámonos. — Le dio beso en la frente.

—Sí, ya vámonos, debo retocar mi maquillaje antes. Dejémonos las tristezas, hoy es un día para celebrar. ¡Sí señor!

Las dos bajaron tomadas de la mano por las grandes escaleras de la mansión Swan. Abajo las esperaban Lola y Jolin: las muchachas de servicio, Fausto el chofer, y Aurelio el jardinero, quien tenía un gran ramo de orquídeas moradas –sus favoritas–; todos le tenían un gran aprecio a la pequeña Bella, pues siempre se portó diferente con ellos, nunca los humilló o hizo burla de ellos; al contrario, los respetaba y los trataba como seres humanos, a Lola la más joven de todos la enseño a leer y escribir y le consiguió una beca para estudiar repostería, a Jolin la ayudo consiguiéndole trabajo a su esposo y una buena guardería para sus niños.

Por su parte Fausto el chofer era 2 años mayor que ella, secretamente estaba enamorado de Bella, y esta lo sabía por eso siempre se cuidó de no darle alas para que el pobre chico no sufriera, pero aún así se la pasaban bien juntos, él siempre disfrutaba de su conversación. En ocasiones la atosigaba con preguntas de todo tipo, para él, Bella lo sabía todo.

Y para Aurelio Bella era su consentida, siempre le llevaba sus flores favoritas. Desde niña siempre fue un amor con la servidumbre, eso era algo que la diferenciaba de sus padres y su hermana: seres que creían que si los miraban por más de 5 segundos a los ojos la pobreza y la marginalidad se les contagiaría, para ellos era algo infeccioso. Jessica, la hermana mayor de Bella, era la más odiada por todos, en muchas ocasiones recibieron grandes regaños y amenazas de despido por culpa de ella, siempre fue una chica mala con todos, los humillaba más que nadie. Para Bella ellos eran su familia, pues de no haber sido por ellos hubiese crecido sola, ya que sus padres nunca se ocuparon de ella, a no ser para regañar, y echarle en cara sus errores.

—Bella, en nombre de todos te queremos felicitar y darte este humilde presente —dijo Aurelio entregándole su ramo de orquídeas—. Estás hermosa, todos estamos felices por ti y Beth tu también estás hermosa.

—Gracias, pero hoy todos los halagos deben ser para esta niña —argumentó Beth. Bella tenía sus ojos llenos de lágrimas, tendría que retocarse mucho el maquillaje.

—Gracias a todos, de verdad, gracias por las flores son mis favoritas, saben que los amo y que son como una familia para mí.

—Bella… estás… realmente… ¿cómo decirlo?, ¡estupenda!

Lola interrumpió a Fausto—. Ya deja de babear Fausto, vas a ensuciarle el vestido a Bella, ve por el auto que se les hace tarde. —El pobre chico, muy apenado, fue por el auto. Siempre era víctima de los no muy oportunos comentarios de Lola—. Felicidades señorita profesional. —Le dio un gran abrazo—. Todos estamos orgullosos de ti.

—Lola, te he dicho muchas veces que no molestes al pobre Fausto. —Comenzó a reír—. Muchas gracias por… por estar siempre conmigo.

—Bella, ya es hora de irnos o sino no vamos a llegar, después nos ponemos sentimentales —repuso Beth.

—Sí señorita, Fausto ya tiene el auto listo. Y nuevamente felicidades. —Jolin le sonrió al decir.

—Gracias Jolin. Ahora sí nana vámonos. —Ambas salieron de la casa hacia el acto de grado.

Ya en el auto, Bella iba arreglando su maquillaje. Beth la observaba, sabía que ella estaba feliz, pues al graduarse Bella obtendría su certificado de libertad y un poco de emancipación, pero al mismo tiempo estaba alerta esperando a que ella estallara.

—Dímelo ya nana, me sacas de quicio cuando te me quedas viendo de esa forma.

—Debo admitir que eres más fuerte de lo que pensé, ¿cuándo lo dirás?

— ¿Decir qué?

—Tú sabes... tus papás, tu hermana. No la has tenido fácil, cielo.

—Sí ya sé, y gracias por recordarme el drama familiar, pero creo que ya debo dejar de sufrir, ¿no crees?

Beth sonrió, sabía que en su interior Bella tenía una ola de sentimientos encontrados—. Sí mi cielo, ya es hora.

::&::

El acto estuvo maravilloso, se respiraba un aire de felicidad. Bella poso muy sonriente para las fotos con una Beth muy orgullosa a su lado. Se llevaba muy bien con los compañeros de Bella, estos la querían aún más porque cuando iban a estudiar siempre les preparaba la mejor comida, y los consentía mucho, por eso la mansión Swan siempre era el lugar de estudio.

—Hija, sé que ya eres una chica grande, ya graduada; pero cuídate, me avisas cualquier cosa ¿sí?, por favor —le decía esto a bella porque esta iba a celebrar con su grupo.

—Sí nana, ya sé. Sabes que soy muy responsable.

— ¡Felicidades señorita licenciada en procesos gerenciales! —habló una voz masculina detrás de ellas.

— ¡Billy! —Bella lo abrazó muy fuerte—. Viniste, muchas gracias.

—Te dije que vendría niña. —Se dirigió hasta Beth—. Hola señora Elizabeth, está usted preciosa...

—Ya déjate de formalidades Billy, llámame Beth. —Ella dio un beso en la mejilla—. ¿Cómo has estado?

—Bastante bien gracias, ¿ya se van?

—Sí. Ya que nuestra chica se graduó y va celebrar con sus compañeros y pues, me voy a la casa.

—Mejor no vas a la casa, ven conmigo a tomar algo.

—Está bien.

— ¡Oigan! sigo aquí ¿recuerdan? —Bella odiaba cada vez que esos dos se encontraban, era como si se juntaran en un mundo adulto diferente, de miradas profundas, y palabras de gran significado.

—Bella, no seas malcriada, estás grande para eso —Billy miró hacia los lados como buscando algo.

— ¿A quién buscas? —preguntó Bella mirando a los lados igual que él.

—Busco a las cerecitas de tus padres, por lo visto no vinieron los muy bastardos.

Si, así era Billy Black siempre decía las cosas tal cual como las pensaba, era profesor de la universidad y también era empresario, pero su amor por la enseñanza lo tenían un poco alejado de los negocios. Había conocido a Bella desde que ella empezó a estudiar en la universidad, la chica siempre hacia labor social al igual que él, desde el momento en que la conoció supo que era una chica diferente, y con el paso del tiempo formaron una gran amistad.

—Es verdad, no vinieron —respondió Bella mientras bajaba la cabeza. Ese día la ausencia de sus padres parecía ser más notoria que todos los demás. Billy quien sabía lo que le pasaba, tomó su rostro entre sus manos.

—Lo siento cariño, no quise lastimarte con mi comentario, no tienes por qué estar triste, ellos no han podido ver la maravilla de persona que eres.

—Lo sé Billy, es solo que… su ausencia es más notable hoy. —Al instante una gran sonrisa se dibujó en sus labios—. Pero tranquilo, ahora voy a celebrar con mis compañeros y voy a olvidar lo malo. —Le dio un beso en la mejilla, y un fuerte abrazo—. Gracias de nuevo por venir.

—No hay de qué cariño, es una lástima que llegara tan tarde, es que mi vuelo se retrasó un par de horas.

—No te preocupes por eso Billy, lo que importa es que llegaste, y que vas a tomar algo con mi nana, me gusta que ella salga.

—Y a mí me gusta disfrutar de su compañía… por cierto te tengo un regalo de graduación.

—No tenías por qué molestarte con esas cosas, pero ya que lo hiciste, dime ¿qué es?

—Te lo diré en unos días, déjame establecerme de nuevo en la ciudad y te lo diré, es una sorpresa que te va encantar.

—No me lo dirás por más que ruegue ¿cierto?

—Ajá.

—Bueno entonces esperaré, me gustan las sorpresas. Ahora vamos a tomarnos una foto, los tres juntos.

Un rato después Bella se iba con sus compañeros, mientras que Beth y Billy agitaban sus manos fuera del auditorio, despidiéndose de ella.

— ¿Qué excusa pusieron esta ves? —preguntó Billy.

—Los señores adelantaron su viaje a las Bahamas, más bien fue su boleto para escapar de la felicidad de Bella, y hacerla sufrir como siempre. —Beth, estaba bastante seria.

— ¿Han empeorado las cosas?

—Bueno pues… no han mejorado, básicamente todo sigue igual. Solo espero que cuando vengan no pongan problema alguno cuando Bella quiera buscar trabajo en otra parte, pero si te soy sincera Billy, a mi pobre niña le va costar mucho, conozco al señor Swan, sé que tiene contactos, y no le temblará la mano para dar malas referencias sobre Bella para que no consiga trabajo.

—No estés tan segura, nuestra chica está destinada a tener lo mejor, se lo merece, se lo ha ganado con esfuerzo merece ser libre de una vez. Y precisamente la llave a su libertad la tengo en mis manos.

Beth lo miró sorprendida por aquellas palabras, no entendía muy bien a qué se refería exactamente con eso—. ¿Qué tratas de decirme?

—Mira, espérame aquí mientras voy por mi auto, ¿ya cenaste?

—No, aún no, y no me cambies el tema.

—No te impacientes mujer, son buenas noticias para Bella, déjame busco el auto y vamos a un buen restaurant aquí cerca y te cuento ¿está bien?

—Sí, como digas pero no te tardes, tengo mucha curiosidad por saber qué te traes.

La velada del restaurant fue amena para ambos.

—Beth con la luz tenue del restaurant te ves más hermosa que de costumbre. —Billy siempre era un caballero, y cada vez que tenía una mujer hermosa frente a él no dudaba en decirlo.

—Ya deja de ser tan adulador y dime cuál es la sorpresa que le tienes a mi niña.

—Sabes que solo digo la verdad, pero bueno, está bien te voy a contar. Pero primero dime como han estado las cosas…

Y así Beth le contó a Billy las diversas situaciones que habían estado pasando, hasta que Billy le comentó sobre la sorpresa que le tenía a Bella. En realidad se lo estaba comentando a ella primero, pues sabía que debía tener el visto bueno de la nana para que Bella pudiera aceptar el regalo.

— Y bien señora Flint, ¿tengo o no su aprobación?

—Billy no seas tonto. —Ella tomó un pequeño sorbo de vino, muy rara vez tenia oportunidad de disfrutar ese tipo de exquisitez—. Yo no tengo nada que decir, es Bella quien toma esas decisiones, es su vida, y sobre su vida solo decide ella.

—Beth, por favor no intentes engañarme, yo sé cuál es la dinámica entre ustedes dos, tú eres algo así como la voz de su conciencia, así como su guía, Bella no hace nada sin antes consultarte.

—Tal vez, pero ella decidirá. ¿Cuando se lo dirás?

—Pasado mañana, sé cómo son las fiestas de grado, y sé por demás cómo te sientes al día siguiente, así que prefiero que mañana descanse, y esté con la mente despejada y con los cinco sentidos alerta para que analice bien la propuesta que le tengo como regalo.

::&::

Bella iba camino a la fiesta muy pensativa.

Mañana decidiré cómo voy hacer las cosas, debo ser muy cuidadosa, sé que mis papás no me lo pondrán fácil, pero lo debo lograr, también buscare algún apartamento o algo así, aunque tal vez debería esperar a tener más dinero para poder llevarme a Beth conmigo y darle las comodidades que se merece. —Sus pensamientos solo iban en esa tónica, aún no se atrevía a pensar más allá, aunque tenía la sensación de que más temprano que tarde tendría que pensar y resolver asuntos del pasado… sus cavilaciones fueron interrumpidos por Caroline –su amiga–, Bella se llevaba muy bien con ella, le había contado algunas cosas que le habían pasado, más sin embargo la persona en quien más confiaba era Beth.

—Tierra llamando a Bella, ¿Hola…?

—Aquí estoy Caroline, ¿qué pasa? Oye, ¿falta mucho para llegar? No sé adónde vamos.

Hasta ahora se había dado cuenta que el sitio donde era la fiesta era más lejos de lo que ella pensaba, y a eso había que sumarle que Caroline, quien era la encargada de organizar la fiesta, no le dijo dónde era.

—No, ya estamos cerca, nos hemos tardado por el tráfico ya sabes, Nueva York sin tráfico pesado, no es Nueva York… ¿Y entonces estás lista?

— ¿Lista para qué? Ey no me gusta esa cara que pones, ¿qué está maquinando esa mentecita tuya?

—Hay bella, que mal pensada eres, solo estoy emocionada, eso es todo... además, ¿recuerdas que te dije que mandaras hacer unas cuantas invitaciones extras?

—Sí. ¿Por?

—Bueno… esto… es que… lo que pasa es que…

—Ya Caroline, escúpelo, ¿qué hiciste?

—Está bien, te lo diré si prometes no enojarte, y regañarme como viejita.

—Caroline…

—Ok, bueno envié esas invitaciones a unos conocidos, y por conocidos entiéndase chicos, solteros, y sobre todo muuuuy guapos, que quiero que conozcas, quien quita y salgamos de la fiesta con novio…

— ¡Caroline! ¿Qué hiciste? Oye no me voy a meter en tus juegos locos, ya sabes que por ahora no estoy interesada en ese tipo de cosas.

—Bella, eso lo dices porque no has conocido a un chico que te mueva el piso… mírate, eres hermosa, la mayoria de las chicas te tienen envidia, y todos los chicos babean por ti, ¡anda anímate!

—Caroline, ya te dije que no, mejor dejemos el tema.

—Eres imposible, solo quiero ayudarte. —Bella desvió la mirada, el tema la estaba incomodando—. Bueno prométeme al menos que disfrutarás la fiesta, sin ningún compromiso, y yo prometo no tratar de flecharte con algún chico.

—Sí, sí, como digas. —En ese momento el auto se detuvo—. ¿Este es el lugar?

—Sí, ¿no es maravilloso? ¡Vamos a divertirnos!

Todos salieron del auto y se encontraron con sus otros compañeros, debían esperar que toda la clase llagara para entrar juntos. El lugar era magnifico, una discoteca en el mejor sitio de la ciudad, algo exclusivo, desde el cual se escuchaba la música con alto volumen, a Bella le gustó el lugar, la noche pintaba bien, quería bailar, divertirse y sentirse libre; lo único que la inquietaba un poco era lo que le dijo Caroline, la verdad no quería pasar por el bochorno de revotar a algún chico, o darle un número equivocado, decir un nombre falso o algo así.

—Ya llegaron los demás, entremos Bella. —Caroline la tomó de la mano y se dirigieron hasta la entrada, pero Caroline se detuvo cuando escuchó que la llamaban.

— ¿Caroline? ¿Ey Caroline? —Ambas se voltearon—. ¡Hola preciosa, felicidades!

Era un chico grandulón, bastante musculoso y alto, tenía el cabello oscuro y al sonreír se dejaban ver dos hoyuelos que adornaban su rostro. Le dio un beso en la mejilla, y la abrazó.

—Emmett, viniste, ¡qué bueno! ¿y las chicas? —Caroline estaba emocionada.

—No pudieron venir, están en su reunión de chicas, ya sabes de echo tu hermana está con ellas.

—Sí, lo imaginé, bueno mucho mejor, así puedo bailar contigo sin que Rosalie me quiera estrangular. —Una sonora carcajada de parte de él las contagió a ambas. Bella sonrió, era muy chistoso ver al chico grandulón riendo, por un momento desvió la mirada hacia la persona que estaba detrás de él, no se veía bien porque la luz no lo permitía pero parecía algo incómodo—. Bella te presento a Emmett, es el esposo de una amiga de mi hermana. Emmett ella es Bella mi mejor amiga.

Emmet extendió su mano, Bella correspondió—. Mucho gusto Bella, un placer. Por lo visto la fiesta estará llena de mujeres hermosas, ¿bailarás conmigo esta noche?

Bella estaba un poco sonrojada por el cumplido, pero un escalofrió la recorría, sentía como una mirada extraña, una mirada que venía desde la persona que estaba detrás de Emmett.

—Mucho gusto Emmet, no te garantizo nada porque lo más probable es que cuando entres todas las chicas se te lancen encima, y no te suelten toda la noche. —Bella sonrió ampliamente, el chico le parecía realmente agradable.

—Bueno si es así, no te preocupes te apartare un cupo… Aunque lo mismo puedo decir yo de ti, eres muy guapa de seguro tu novio no te dejará bailar con alguien más.

— ¿Verdad que es muy guapa? ¿Y puedes creer que no tiene novio Emmet? —Caroline como siempre tratando de conseguirle a alguien.

— ¿No tienes novio Bella? Vaya, qué raro, supongo que los hombres buenos y conocedores de la belleza femenina nos acabamos.

—Yo opino igual que tú —habló Caroline—, ¡vaya, veo que trajiste a tu hermano!, ¿qué hiciste para que viniera? ¿Es soltero? ¿Sabe bailar? —Bella quería entrar, se estaba empezando a incomodar otra vez, además ya se estaba cansando de que Caroline hiciera de celestina.

—Bella, ven a tomarte una foto con nosotros. —Eran los chicos que se tomaban fotos antes de entrar. Ese era su oportunidad de escape, y no podía desaprovechar.

—Ya voy chicos… Oigan ¿nos vemos adentro si? —Se dirigió rápidamente hacia el grupo que la llamaba. Se perdió entre la multitud, al rato entraron al local, Bella miró rápidamente hacia los lados para ver si Caroline o Emmett estaban cerca y gracias a Dios no los veía. Dos horas después Bella estaba agotada, desde que entró no paró de bailar con todos, necesitaba retocarse el maquillaje y tomar algo. Fue primero al baño, no estaba tan desarreglada como creía así que fue muy poco lo que hizo, le dolían las mejillas de tanto sonreír en las fotos. Mientras se lavaba las manos Caroline entró al baño.

—Bella, oye, ¡te perdiste! Emmett está buscándote para que bailes con él, te he visto toda la noche de aquí para allá, como te estas disfrutando la fiesta amiga… ¡eso me gusta mucho! Me alegra verte feliz, había olvidado la última vez que te vi tan así, ah y no creas que no he dado cuenta que me estás evitando para que no te pueda presentar a mis amigos pero no te vas a salvar, ya muchos me han preguntado por ti, que si tienes novio, que bailas bien, que eres sexy... ¡Whoa, Estas arrasando esta noche! Ven, vamos a que tomes algo, a que bailes con Emmet para que se quede tranquilo y luego te presento a unos amigos, además te perdiste al hermano de Emmett, ¡es bastante guapo! ¡Y lo he cachado viéndote varias veces! Vamos…

— ¡Caroline, ya te dije! No creas que me voy a ir con alguien esta noche, déjame tranquila.

—Bella, no seas mojigata, es solo una noche, no te pido que te cases con el chico o algo así.

—Caroline, estas comenzando a molestarme…

—Ay… bueno, está bien viejita, pero por lo menos déjame que te presente a algunos amigos para que me dejen en paz, y ya sé, bajo ningún compromiso…

Al salir del baño, Bella tomó algo de refresco, pero quería algo más fuerte, hacía mucho que no tomaba y se había prometido disfrutar esta noche al máximo, claro, debía estar alerta para no caer en las trampas de Caroline, pero no podía negar que al tomar algo de licor la hacía menos cohibida y relajada, le daba un aire de rebeldía.

—Caroline, ¿puedes darme algo más fuerte, por favor?

Uuuuuy, sí que queremos disfrutar… ¡Excelente! —Caroline daba brinquitos a su alrededor, fue hacia el barman y le trajo un trago—.Toma aquí tienes. —Le extendió el vaso.

— ¿Qué es?

—Tequila, ten ¡aquí tienes sal y limón! —Bella sonrió y se tomó el trago hasta el fondo, justo en ese momento llegó Emmett, no tenía su chaqueta, y su camisa estaba remangada hasta sus codos, se veía juvenil.

—Ey chica, con que tomando ¿no? —Emmett se rió—, bueno mejor, ahora vamos a bailar, te he estado buscando toda la noche, además quiero presentarte a mi hermano, pero primero vamos a bailar, vente. —La llevo a la pista, Bella perdió la cuenta de los tragos que se tomaba entre cada descanso que hacían solo para tomar algo, como a la hora los tragos comenzaban hacer efecto y no paraba de reír, en un momento que Emmett aprovechó para ir al baño, Caroline aprovechó también para presentarle a varios de sus amigos.

Pasada ya la media noche el DJ anunció la hora loca del local, ahí todos podían bailar como quisieran, en grupo, los chicos se iban pasando de chica en chica. Bella realmente disfrutaba, la luz estaba más tenue, ponían canciones bastante sensuales, Bella estaba disfrutando las sensaciones, algunos chicos no bailaban, más bien se frotaban con ella, eso aumentó la vanidad y la excitación, estaba algo borracha, no tanto como para no darse a respetar, más bien cuando sentía que los chicos se emocionaban mucho o se comenzaban a sobrepasar, se alejaba. Y así estuvo, bailando de chico en chico por media hora, bailó nuevamente con Emmett, y hasta con la misma Caroline. Se estaba divirtiendo como hacía mucho tiempo no lo hacía, todo iba bien hasta que le tocó un chico, no lo veía bien por la luz pero bailaba realmente bien, la sensación que sintió cuando sus pieles se tocaron fue algo que no había sentido nunca; Bella necesitaba verlo, le estaba gustando la manera como las manos fuertes de aquel chico la recorrían, ella solo se dejaba llevar, la verdad era que se estaba comenzando a excitar, sentía como su ropa interior comenzaba a vibrar, eso no le había pasado desde hacía unos años. El chico en cuestión tocó uno de sus senos, Bella tenía su espalda pegada al pecho del chico, y solo atinó a recostar su cabeza en el hombro de este, sentía su respiración algo fuerte, esto le gustó aún más, se estaba dejando llevar, dejaba que su cuerpo volviera a sentir ese tipo de sensaciones. En medio del disfrute sintió la necesidad de verlo, así que ágilmente se separó un poco, y trató de llevarlo al lugar donde hubiera algo más de luz, lo que más le gusto fue que el chico le siguió la corriente y pareció tener la misma necesidad que ella; se les dificulto un poco por la cantidad de gente, ambos gimieron en un tono bajo cuando quedaron atrapados entre dos parejas y sus cuerpos se pegaron mucho más, Bella sonrió ampliamente, y se ruborizó un poco, pues al estar tan pegada al chico pudo sentirlo por completo, y a juzgar por lo que sintió el chico estaba igual de excitado que ella, eso estaba pensando Bella, cuando sintió el rastrilleo de unos dientes y la lengua húmeda del desconocido en el lóbulo de su oreja izquierda, ambos gimieron en el oído del otro.

Para cualquier chica común que un desconocido te toque de esa manera no es muy decente, y bastante desagradable, pues es de mal gusto, y había sabido ponerle límites a los otros chicos con los que había bailado, pero él… él era distinto… quería besarlo, no le importaba nada, ya hasta se le había olvidado lo que le dijo a Caroline pero de repente la música cesó y las luces se apagaron por completo, la gente comenzó a moverse desesperadamente lo que causó que Bella se soltara del chico y sintiera como era empujada a quien sabe dónde, con el movimiento se estaba comenzando a marear, habían sido muchos tragos…

Cuando las luces se encendieron nuevamente, Bella estaba realmente desorientada, trataba de buscar entre la gente a Caroline, y al mismo tiempo trataba de encontrar algo que le dijera quién era ese chico. Llegó hasta la barra y se encontró con Emmett

—Ey Bella, ¿estás bien?

—Emm… sí, sí esto… estoy bien, algo mareada con tanta gente pero… ¿oye, has visto a Caroline?

—Sí, está del otro lado de la pista, porque no te sientas mientras yo la traigo ¿sí? No te vayas a ir.

—Está bien, no te demores por favor. —Se sentó en la barra y pidió algo de tomar, tenía algo de hambre, eso estaba acentuando más el efecto de los tragos…

—Hola hermosa… —Escucho una voz detrás de ella, pero no prestó atención creía que no le hablaban a ella. De pronto una mano la tomo y sacudió por el hombro de manera fuerte y dolorosa haciéndola girar en el banquillo.

Aaaah, ¿qué te pasa? ¡Déjame tranquila! —Pero el hombre evidentemente borracho no la soltó. En ese momento escuchó otra voz, una más profunda, provenía del chico que estaba sentado a su lado en la barra, ella no habían caído en cuenta de él hasta ese momento.

—Suelta a la señorita, te dijo que la dejaras tranquila. —Él mismo retiró con brusquedad la mano del borracho sobre el hombro de Bella.

— ¿Y a ti que te pasa amigo? Anda contigo ¿o qué? Porque si es así te informo que no eres el único, la he visto bailar con todos toooda la noche excepto conmigo.

—Deja de faltarle el respeto a la señorita, y ¡lárgate! —Lo dijo tan fuerte que hasta ella se asustó, y al pobre borracho no le quedo de otra que salir casi corriendo. Mientras tanto Bella trataba de recordar si era alguno de los amigos de Caroline, no le gustaba que su amiga tuviera ese tipo de amistades, pero no lo recordó así que debió ser invitado de alguien más. Las luces estaban completamente encendidas, Bella tenía esa extraña sensación que te da cuando pasas mucho tiempo a oscuras y luego alguien enciende la luz de repente, por eso, al girar no se percató que el chico que la había salvado estaba justo detrás del ella, y literalmente se arrojó a sus brazos.

Lo que vio, la dejo sin palabras, era el hombre más guapo y atractivo que había visto. Era alto, con buen cuerpo, sus músculos se asomaban por encima de la tela de su camisa, la piel blanca, cabello cobrizo y ojos… esos ojos eran una mezcla entre verdes con caramelo, que hipnotizaban. Los dos se quedaron mirando directo a los ojos sin decir palabra alguna, al cabo de unos segundos Bella sintió como se ruborizaba, estaba a punto de empezar a babear por él.

—Ho-hola. —Se aclaró la garganta, y se soltó de los brazos de aquel hombre—. Emm, gracias por salvarme de ese patán —dijo esto mirando al suelo bastante avergonzada, su rubor siempre la delataba.

—Hola. —Su voz…Dios, su voz Bella no dejaba de pensar eso. Pero el chico al ver que miraba el piso avergonzada, la tomó de la barbilla con delicadeza, y la obligó a alzar la vista. Sentía que estaba totalmente roja, como tomate.

—Así es mejor… Hola, soy Edward Cullen…


Espero les guste la historia, aun falta mucho mas que debelar.

¿Me dejan Reviews? No lo hagan por mi, háganlo por Edward que seria capaz de defendernos a todas...

Si tienen alguna duda, pregunten :) de antemano gracias..!