Si, si, ya sé lo que diréis de nuevo: Nana, actualiza el resto de fics que tienes cuatro pendientes de actualización como para que te pongas a escribir uno nuevo.
Ya lo sé, tengo que actualizar y tal pero la tentación de un fic de digimon es demasiado fuerte así que una amiga mía y yo nos hemos puesto a escribir entre las dos este fic que es muy "nuestro estilo" y no "mi estilo" solo, sino que influímos mucho las dos y no escribimos sin consultar ni aprobación de la otra así que bueno, solo queda decir que: DIGIMON no es mío (por desgracia.)
DIGIMON DIGITAL RETURN
¿Qué hacemos aquí y quienes sois?
El día despuntaba caluroso. Exactamente como su primer recuerdo. Los árboles extraños se balanceaban de un lado a otro, lentamente y sin descanso. Cuando algo se movía entre el follaje multicolor, la chica, avituallada con una chaqueta negra y una camiseta verde pistacho. Unos pantalones tejanos y unas botas con suela muy resistente. La trenza que la chica llevaba en la cabeza, le daba un aire de civilización que de otro modo no tendría. La chica llevaba un par de rallas en cada mejilla, pintadas, de color marrón y blanco. Un arco y un carcaj a la espalda, con cuidado entre la vegetación para no perder sus armas. No estaba demasiado desarrollada para tener quince años. Cierto, pronto cumpliría dieciséis, pero igualmente aunque era esbelta, no tenía esa sensualidad de Sara en cada poro de su piel
Agumón miró hacia todas partes, pero no rió. Siendo como era la chica que iba a su lado eran un buen equipo. Si bien la chica era a veces un poco fría, sobre todo con desconocidos, era una como no había ninguna. La chica se agachó para poder saltar hacia el sombrero de una seta de color azul cielo. La chica olisqueó el aire y siseó. Sucedía alguna cosa extraña, pues había un tipo de vibración en el aire.
—¿Nana?—preguntó el digimon, cuidadoso por no levantar demasiado la voz. No es que le molestase, es mas, siempre que podía gritaba y hacía ruido. Pero no estando de exploración. Si estando de exploración se le ocurría hablar, iba bien claro. Porque la chica le hubiera zapeado.
Nana no era el nombre de la chica, pero era el único nombre que se le había ocurrido al llegar a aquel lugar. Había aparecido sin más un día, había "despertado" en medio de una cueva y con todo su arte había abierto los ojos y había descubierto que no recordaba nada de su vida anterior, si bien llevaba una especie de cosa que le cubría el cuerpo, era ropa. Tendría por aquel entonces unos seis o siete años. Aunque estaba claro que recordaba cómo se hablaba exactamente.
Y delante suyo se veía una mochila, llena de cosas extrañas y no sabía qué hacer con ellas. Eran de un material resistente y estaban frías. Aunque en breve descubrió lo que eran. Se llamaban latas de refresco. Y si se bebían, sabían bien.
Nana respiró profundamente y miró hacia el cielo. Las nubes se movían a una velocidad anormal.
En el mundo digital era algo normal, pero no de ese modo, en remolinos. La chica respiró fuertemente y recordó todos esos nueve años que había pasado en ese mundo.
Era siempre igual, desde que tenía constancia de ello, en el mundo digital había encontrado cosas que comer. Había encontrado arroyos de los que beber. Y había pasado buenos momentos junto a algunos digimon. No es que no le gustase demasiado, pero la ropa era necesaria, porque, como ya sabía, si no la llevaba pasaría frío. Debía volver a su "base" antes del anochecer. La cueva en la que había despertado le servía de refugio. A ella y a agumon, allá se abastecían y descansaban.
—¿No notas algo extraño, Cheshire? Es como la última vez...—murmuró la chica, agazapándose de nuevo.
Y en ese instante se abrió el cielo, y ocho luces se congregaron en lo alto. Eran símbolos. Uno era un tipo de sol, naranja. Otro era un ojo, de color azul. Un corazón rojo. Un par de engranajes color violeta. Una gota de color pistacho. Una cruz amoratada. Una estrella rosada y un tipo de vela de color amarillo. La chica abrió los ojos y la boca de par en par. Eso era... alucinante. Inconscientemente, tocó con la mano derecha el colgante que llevaba al cuello. Era un extraño símbolo, parecía una llama. Comprobó que en su cinto estaba bien cogido el aparato electrónico digital que había brillado con la transformación de agumón. Ella no sabía lo que era, pero era guay.
Seguro que Sarah y Palmon no le creerían cuando se lo contase.
Tal vez nunca llegase a contárselo. El sol brillante cayó directamente en su dirección, y de pronto una luz la cegó. Algo grande cayó sobre ella, derribándola y tirándola de la seta, provocando un enorme quejido a dos bandas. La chica tosió por la nube de humo y resopló, apartando esa arena que le cegaba. Justo encima de ella, un chico moreno, con los ojos cerrados, se intentaba levantar. No le costó empujarle para que bajase de encima suyo y ponerse a la defensiva, buscó el arco y las flechas y lo localizó un poco más allá, roto. Siseó al notar que la mirada del chico iba directamente a ella. Y se puso en pie de un salto, sin dejar de mirarle. También le echó una mirada a agumon.
El chico se frotó los ojos y parpadeó varias veces. Miró a su alrededor con la mirada nostálgica y esperanzada de alguien que regresa a casa después de mucho tiempo. Se levantó, sin poder creerlo aún. Miró a agumón y sin poder evitarlo corrió y le abrazó. Pero agumón se zafó y fue hacia la chica morena, de mirada desconfiada y hostil.
—¿Quién eres?—preguntó Nana, con un tono frío.
Tai miró a agumón sin entender y miró a Nana de nuevo.
—Taichi Yagami—se presentó, tendiéndole la mano a la chica, la cual rechazó. Tai miró a agumón y enarcó una ceja—¿No te acuerdas de mí, agumón?
Agumón negó con la cabeza.—Soy un agumón, si, pero me llaman Cheshire... Si buscas a otro agumón... ves a la aldea...—sugirió, bajo la mirada asesina de Nana, quien no dejaba de gruñir. Nana tomó la cuerda del arco y se acercó a Tai, le derribó y ató sus manos.
—Si quieres venir a la cueva a pasar la noche, será mejor que vengas de este modo, atado... No me fío de ti.—soltó la morena, sin inmutarse y empujó al chico, para que caminase.
—¡Eii!—se quejó Tai, pero nada podía hacer contra una CHICA! Era inmoral pegarles a las del sector femenino.
¿Dónde se habría metido Nana? Siempre le tocaba buscarla, esta chica era incontrolable, le había costado dios y ayuda ganarse su confianza pero después se habían hecho las mejores amigas y se reía mucho con ella… Llevaba dos años en aquel extraño mundo y todos los días se acordaba de cómo había llegado hasta allí
-Flash back-
Estaba tumbada en su cama, era verano y hacia demasiado calor, no le apetecía salir a pesar de las insistencias de sus amigas por ir de compras o a hacer algo parecido, por lo que se había quedado viendo la tele. En el sillón tranquilamente mirando la pantalla, estaba completamente tranquila cuando el ordenador comenzó a brillar, ella se levantó extrañada y se acercó a ver qué pasaba, un remolino la atrajo y cayó en el digimundo donde conoció a Nana.
- Fin del Flash back-
—¿En qué piensas Sara? —Palmón la miraba con curiosidad
—Pues en lo mismo de siempre Kiara —dijo Sara echando su largo cabello castaño hacia atrás aunque al instante volvió a caer hacia delante.
Su pelo era liso pero tirabuzones se ensortijaban en algunos lados, era una chica bastante guapa con los ojos negros con motas dorada, Nana siempre le decía que debería llevar ropa mas cómoda por si tenían que luchar, pero ella se negaba no se quitaría sus pantalones pitillos negros y su lazo.
—oh! ¿Qué es esa luz? —Gritó Palmon con voz chillona
—Nana me habló de esto ¡son ellos han vuelto! ¡Es la cuarta vez que veo esto hoy! —grito emocionada Sara
Vio a una luz caer en algún lado del bosque y no lo dudó ni un instante corrió hacia allí con palmon pisándole los tobillos, llegó jadeando pero tenía que verlo. Era un muchacho guapísimo, pelo rubio y desordenado de punta, con ojos azules y un cuerpo que te quitaba el hipo
-"Pero ¿qué estoy pensando? llevar dos años aquí me está afectando"
Se acerco al chico con intención de ayudarle a levantarse pero él no quiso su ayuda, la miró con desprecio y se levanto solo, empezó a mirar a su alrededor y media sonrisa se formo en su cara
-"Era la media sonrisa más bonita que había visto en su vida aunque fuera un idiota"
—¡Hola! ¡Me llamo Sara bienvenido al mundo digimon! Esta es Kiara — dijo con efusividad y sonriendo
—No me interesa— corto el chico con sequedad
—Ah muy bien pues quédate aquí solo, vámonos Kiara— dijo Sara con indignación ya se lo tenía dicho Nana, no merece la pena ser amable con todo el mundo
Un brazo la detuvo y la pego a su cuerpo, ella se quedó embobada mirando sus ojos pero al momento sacudió la cabeza como volviendo a la realidad y se soltó de su agarre.
—Vale, perdona me llamo Yamato Ishida— dijo Matt se notaba que le costaba pedir disculpas y mas a aquella chica que le recordaba un poco a la gritona de Mimi— ¿Sabes dónde está Gabumon?
—Hay muchos Gabumons en esta Isla pero si te refieres al único que digievoluaciona Si, si sé donde está- dijo Sara sonriendo
—Bien pues llevame—dijo Matt cortante sin pedirlo por favor
-"buff yupii que bien me lo voy a pasar"penso Sara con ironía mientras seguía a aquel chico tan idiota.
Al poco rato de andar por el bosque, un buen humorado Tai, delante de Nana, no dejaba de silbar, reír y hablar consigo mismo mientras no cesaba de tocar un digivice como el de la chica. A la morena le fastidiaba mucho que su arco se hubiese partido, pero ya lo repondría. Cheshire por su parte miraba al chico, sorprendido por la facilidad con la que se adaptaba a aquello. Si el chico no fuese tan alto, hubiera apostado que estaba dentro de aquel grupo al que ayudaron hacía unos... siete años, diciéndole a Pixiemon su localización, o despistando en un par de ocasiones a los seguidores de digimons non-gratos.
Nana suspiró mientras continuaba empujando a aquel chico por el sendero del bosque multicolor.
"¿No se va a callar nunca?" pensó. Al parecer el lugar de donde venía toda esta gente, incluida Sarah y tal vez ella misma, todos eran activos y extraños. Por eso desconfiaba tanto de la gente que venía de ese mundo extraño. Hacía siete años había admirado a aquellos chicos. Ahora para ella no eran más que eso: extraños. Y los extraños podían hacer daño, como ese que se había declarado rey del digimundo.
Estaban llegando, la chica, sin miramientos, se colocó delante de Tai y le miró a los ojos, centrando toda su furia en un solo punto. Esperaba que el chico estallase o algo así.
—Ahora, no hagas estupideces.—le advirtió la chica, en tono peligroso.—O te las verás conmigo, y va enserio—le aseguró con un tono tenebroso y frío.
El chico rezaba por que agumon, SU agumón, estuviese por allá. Y ella rezaba porque Sara supiese algo del extraño chico. Al llegar a la aldea, un montón de digimon distintos se les quedaron mirando. Algunos murmuraban, pero a Nana no le importaba lo que dijesen: Tai era su prisionero.
Le llevó hasta las inmediaciones de la cueva, su refugio, un poco más lejos de la aldea, y dejó que el chico se sentase en una piedra, que utilizaba Kiara normalmente. El chico resopló e intentó quitarse la cuerda. A Nana no le dio pena, pero si tenía un digivice no podía ser más peligroso que el misterioso hombre que gobernaba. Se acercó a él.
—Escapa y mueres—le advirtió ella. Últimamente el bosque era hostil con todo el mundo, incluida ella misma, justo desde el momento en que se acabó la paz en aquel lugar. No es que no estuviesen sin guerras, pero alguien gobernaba, y a Nana y a Sarah no les gustaba aquello.
La chica le soltó y se sentó en una piedra cerca de el, mirándole fríamente.—Hace por lo menos siete años que no veo a gente como tú por aquí—explicó, con tranquilidad.
Entonces el chico cayó en la cuenta. Si él había vuelto... ¿El resto también? Se giró y miró a la chica a los ojos, como ella hacía unos instantes.
—¿Qué ha ocurrido desde hace siete años?—preguntó, seriamente, cosa rara en el. La chica pareció pensarlo.
—¡Oye! ¿Por qué me pides ayuda si es como si te supieras el camino? — Decía Sara mientras andaba detrás de Matt incapaz de seguirle el paso
—Puro instinto— dijo Matt sin siquiera mirarla todavia no sabia si era fiar no la iba a contar quien era.
—¿No eres una persona muy habladora verdad? — Preguntó Sara más para si misma que para Matt
El la miró de reojo en realidad ella no tenía la culpa de su mal humor pero ya había pasado por aquello una vez, y aunque conoció a unas personas bastante importantes para el, no le apetecía repetir la experiencia, el debería estar ahora mismo dando conciertos por todo el mundo y atendiendo las necesidades de sus fans.
—Sencillamente no me apetece hablar contigo—dijo Matt
—Pues a mi si me apetece hablar contigo ¿Cómo has llegado aquí?¿ Eres amigo de los otros chicos? —Dijo Sara
— ¡¿El resto está aquí? —preguntó con ansia Matt
Sara le miró fijamente era la primera vez desde que él había llegado que demostraba que algo le importaba
—A ver, a lo largo del día han estado cayendo luces con símbolos, mi amiga Nana me contó que la última vez que pasó esto fue hace 7 años- dijo Sara pensativa
—¿Por favor me puedes decir que símbolos eran? —Preguntó Matt con paciencia
—mm pues un sol, un corazón, una cruz, una lagrima, una estrella, unos círculos unidos, una medalla y el ying yang que ha sido el último en caer que ha sido el tuyo
—Si, son ellos— dijo Matt— ¡vamos hay que darse prisa!
Sara le seguía, sabía perfectamente quien era, no sabía porque no se lo había querido contar pero él era uno de los elegidos, ella solo llevaba 2 años en aquel mundo pero Nana había estado la ultima vez y le conto que aquellos niños habían salvado todo… pero si ellos habían vuelto ¿Significaba eso que estaban otra vez seres oscuros intentando destruir el mundo digital? Miró a kiara, era su única familia junto con Nana no quería perderlas. Sara salió corriendo hacia el campamento ya que estaba al lado pasando por delante de Matt, este la miro asombrado pero la siguió sin preguntar.
—¡NANAAAAA! ¡NANAAAAA! — gritaba Sara con voz chillona buscando a Nana —TRAIGO VISITAA.
—No grites estoy aquí ¿Visita? Bueno pues ya somos dos —dijo Nana señalando la cueva donde había dejado atado a Tai con una sonrisa divertida en la boca.
-¡AHHHHHH!- Un chico gritaba al verse envuelto en aquel remolino multicolor, esto le pasaba por quejarse de que su vida era pura rutina, calló como en una especia de selva que no reconocía… Bueno tampoco es que hubiera estado nunca en una selva.
-"Me lo tengo merecido por bocazas" Se levantó del suelo sacuediendose el polvo de la ropa
–"Que asco"
—¿Qué clase de Digimon eres tu? — Pregunto a sus pies un bicho amarillo con un cuerno
—¿Digi qué? — Pregunto Devon confundido
—Digimon… ¿Pero si no eres un digimon que eres? — pregunto aquella extraña cosa
—Pues yo soy Dan—dijo él.
—Mmm no sé lo que es un Dan— dijo Tsunomon pensativo
—No soy un Dan me llamo Dan pero soy un ser humano —dijo exasperado de repente algo brillante empezó a relucir en su mano… cuando la abrió vio como un tipo de dispositivo
—Me parece que eres un elegido —dijo aquella extraña cosa— ven sigueme
—Qué remedio… - dijo dan siguiendo a aquella pelotita amarilla.
Matt soltó una carcajada al ver a Tai, sentado en una piedra y atado con un tipo de collar a la roca en la cual se sentaba. Matt literalmente se tiró al suelo y se sujetó el estómago, era demasiado incluso para él. Sarah estaba un poco alucinada, era la primera vez que veía reír al chico rubio y no le desagradaba demasiado ese hecho. Tai le miraba con mirada asesina, una de esas que solo podían decir "Matt, te voy a matar si sigues riendo".
Sarah se cruzó de brazos y con su sonrisa divertida miró a Nana, antes de decir lo que se le pasaba por la cabeza.
—¿Es tu nuevo juguete?—preguntó, enarcando una ceja. Tai levantó la cabeza en dirección a ella, entornando los ojos, fastidiado. Se llevó la mano al cuello y estiró del collar, no se desataba ni aunque el chico quisiese hacerlo.
Nana negó con la cabeza, pero inmediatamente bajó de su posición privilegiada subida a un saliente en la roca, bastante alto, y aterrizando agachada enfrente de ellos. Los dos chicos se quedaron boquiabiertos, ciertamente las de su instituto, las que hacían de animadoras, envidiarían a la chica acrobática de la trenza, recordaban que Sarah la había llamado Nana.
—No, no es mi nuevo juguete, es MI prisionero—soltó, haciendo énfasis en el "mi" y sin dejar de sonreír cínicamente.
A Matt le entró un nuevo ataque de risa, solo contenido cuando decidió que debía presentarse delante de la chica de la trenza. Nana ya no parecía tan borde como antes, pero sin duda a Matt le gustaba la sonrisa de ella, esa sonrisa que decía "si te acercas, mueres" y le caía bien aunque no hubiesen hablado aún. Se levantó y le tendió la mano a la chica.
—Yamato Ishida—dijo solamente. Nana desconfió, pero una mirada demasiado severa por parte de Sarah, hizo que se le quitasen las ganas de ser borde con el chico. Algo le decía que podían llegar a ser amigos. Nana sacudió su mano en la del chico.
—Nana.—dijo solamente. Tai no iba a preguntar su apellido, Sarah ya sabía que Nana no recordaba nada antes de los siete años. Y Matt era demasiado "Matt" como para preguntar algo que realmente no importaba.—Debería decir que estoy encantada de conocerte, pero aún no te conozco, así que lo diré cuando realmente sepa que estoy encantada de haberlo hecho—soltó la chica, como si nada. Kiara y Cheshire se reían como posesos, realmente sabían lo sincera que era la chica de la trenza. Señaló a Tai—¿Le conoces?
Matt se limitó a asentir. Sarah mientras miraba la desconfianza de su colega con absoluta diversión, algo le decía que se iban a divertir a lo grande.
—Si, le conozco... y créeme que no necesitas mantenerlo atado, si hay comida tendrás a Tai aunque no le quieras por aquí.—puntualizó Matt—Además, es un vago y no va a echar a correr por el digimundo.
Nana enarcó una ceja, tal vez luego les preguntaría "quienes" eran exactamente, aunque le recordaban a los niños elegidos de hacía unos años, no estaba segura de que fuesen ellos. Sarah no lo sabía, pero últimamente en el digimundo habían cambiado cosas, las misiones de exploración eran más frecuentes y Nana sabía que la paz era fingida.
Sarah le guiñó un ojo a Nana, y miró a Tai, diciéndole algo. Pero Nana era obstinada y negó. Ante la mirada de presión de Sarah, rodó los ojos y tomó un puñal que llevaba oculto en el cinto. Se giró hacia Tai y levantó el cuchillo. El chico gritó e intentó alejarse, todo lo que pudo, estampando su espalda en la pared.
—¡No te acerques!—suplicó, gritando. Matt había vuelto a reírse, y Sarah continuaba maravillada. "Que risa más perfecta" pensaba. "Sh! Sarah! No pienses esoo!"
—¡Estate quieto, cojones!—gritó la chica, dándole un puñetazo y noqueándole. La chica entonces, con Tai aturdido, llevó el cuchillo a la garganta de el, pero no le cortó. La cuerda cayó al suelo, la chica se guardó de nuevo la navaja y fue hasta cheshire y kiara.—Anda, id a vigilar afuera... no quiero ver a ningún Sukamon por aquí cerca—les susurró, y ellos dos se fueron hacia afuera.
Sarah fue hasta un rincón oscuro de la cueva y pronto volvió, con un cuenco lleno de agua. Se lo tendió a Tai, quien gustoso aceptó en seguida. Entonces Tai, mirando de reojo a Nana, cauteloso, preguntó lo que nadie le había contestado aún.
—¿Qué ha ocurrido desde hace siete años?
Los dos chicos estaban atentos esperando a que alguna de ellas empezara a contar lo sucedido, aunque Tai miraba a las dos Matt ignoraba completamente a Sara y solo miraba a Nana. Sara estaba que se subía por las paredes ¿Por qué hacía eso?
—Bien lo contaré yo, ya que llevo aquí desde la última vez que estuvisteis vosotros aquí…— dijo Nana al ver que Sara no tenia intención de hablar.
—¡Eso es imposible! Hace 7 años que volvimos a la tierra — Solto Tai interrumpiendo a Nana— de ser así aquí deberían haber pasado muchísimos mas años y tu no podrías seguir viva! ¡Una vez estuve 3 horas en la tierra y aquí habían pasado 3 meses!
Matt le pego una colleja a Tai para que se callase este se cruzo de brazos indignado y Sara soltaba una risita, obviamente Nana no había terminado con su historia y por su cara no estaba muy contenta de que Tai la hubiera interrumpido. " ¿Este chico no tiene educación o qué?" Pensó Nana rodado los ojos.
—Bueno si nadie más piensa interrumpirme— Dijo Nana mirando a Tai-— continuaré, en estos últimos 7 años han pasado varias cosas, la primera el tiempo corre a la MISMA velocidad que en la tierra— dijo recalcando la palabra misma— la segunda al suceder esto muchas especies digimons están desapareciendo y tercera y más importante algunas clases de digimons llevan una especie de collares negros y no son capaces de quitárselos no ha tenido ningún efecto relevante en ellos pero están asustados.
—Increíble, pero ¿Cómo es que no te vimos la ultima vez? Nos recorrimos la isla de punta a punta— Preguntó Matt con curiosidad
—Eso es privado— contesto Nana
Tai miró a Sara esa chica llevaba todo el rato moviéndose de un lado para otro haciendo cosas entre ellas eran muy diferentes le recordaban a Matt y a él.
—Y ¿tú? ¿Cómo llegaste tu aquí? —Pregunto Tai ya que parecía que Matt no tenía intenciones de preguntarle—¿También llevas aquí 7 años?
Ninguno excepto Nana notó que Matt estaba también interesado.
—Pues no… Yo llevo aquí 2 años, yo estaba en casa y el ordenador empezó a brillar y bueno aquí estoy…- Dijo Sara distraída mientras jugaba con Kiara sin dar más detalles.
—¡Nana! ¡Sara! Un gabumon viene en compañía de un chico y se dirigen hacia aquí —decía el agumon de Nana.
Los sentidos de ambas chicas se dispararon. Si bien Sarah no llevaba los diez años que Nana llevaba allá, también sabía perfectamente lo que representaba un chico, podía ser enemigo. Nana sin pensarlo, con el cuchillo en la mano, y las rayas aún pintadas en las mejillas, echó a correr hacia arriba y se encaramó a uno de los árboles multicolores mientras Sarah empujaba a Matt y a Tai para que se ocultaran en uno de los múltiples escondites. Luego Sarah fue hacia el exterior de la cueva y tensó un par de cables, no tenía sentido activar todos los dispositivos trampa, porque si no eran enemigos... no serían necesarios.
Nana saltaba de árbol en árbol, cosa no muy difícil para ella, hasta que los vio. Era un Gabumon, cierto, y un chico. Seguramente Sarah hubiese dicho un "¡Qué mono!" pero no Nana, Nana en realidad desconocía por completo a los chicos de esa edad, por que el único contacto con un chico fue hace siete años, los niños elegidos, y en realidad no había contactado con ellos. Ahora estaban Tai y Matt, pero aunque Nana no les consideraba una amenaza, no se sentía atraída por ellos, si bien sentía curiosidad al ver a Matt, que se parecía tanto a ella en cuanto a personalidad se refería. Se agarró fuertemente a una rama y se descolgó hasta quedar frente a gabumon y el chico. Era moreno, de ojos negros y tez morena.
En cuanto la chica se descolgó, él soltó una exclamación ahogada. El gabumon a su lado abrió los ojos de par en par también. Agumón llegó en breve y se puso al lado de Nana, mirando a los desconocidos. Para Nana, cualquiera podía representar un peligro.
—Vuestros nombres.—pidió la chica, fríamente, sin soltar el cuchillo.
Dan se sorprendió de sobremanera, esa chica debía tener solamente catorce años y al parecer sabía perfectamente qué hacía. Y el andaba perdido como un pingüino en el desierto. Había pasado de estar "en la tierra" a "joder, donde coño estoy?" Y una cría le mirada desafiante.
Se señaló a sí mismo—Dan Lawliet—dijo solamente, tragando saliva, algo le decía que mejor no meterse con ella.
Agumón miró al gabumón y sopesó las probabilidades. No ojos rojos, no mirada asesina, no sangre en los dientes o en las garras. No amenaza.
—¡Seguidnos!—exclamó agumón y comenzó a Andar. nana se puso a la cola, vigilando bien. Se sabía en el pueblo que eran buenas con los digimon que requiriesen ayuda o amparo, pero esto era demasiado extraño. Al llegar a la entrada de la cueva, a Sarah no le dio tiempo a avisarles, y en breve Dan, Gabumon y Agumon estaban colgando de una red en lo alto.
Nana había esquivado aquello, pero les ignoró y se metió adentro de la cueva, dejando claro que ella "pasaba" de interrogar a nadie más. Sarah suspiró, cogió su cuchillo y cortó la cuerda, cayendo los tres al suelo.
—Muy bien, ahora me vais a decir quiénes sois y de dónde venís...—dijo Sarah, firmemente. Cheshire inclinó la cabeza hacia Gabumon.—y por qué estáis aquí
—yo de ti le contaría, Sarah es muy eficaz.
Dan suspiró y comenzó a hablar aunque le fastidiaba hablar, porque generalmente era un chico callado.
—Dan Lawliet, no sé qué hago aquí, porque yo estaba en la tierra, pero ahora este bicho me ha dicho no se qué de ser el elegido de algo...
Sarah asintió, se levantó y comenzó a andar hacia la cueva.—¿A qué esperáis?—preguntó, ellos no representaban peligro alguno. Dentro de la cueva el panorama era algo extraño.
Nana había decidido que esa noche no la iban a pasar en la cueva, quién sabía por que. Pero Sarah hacía tiempo que había dejado de replicar, sabía que la morena era una buena superviviente y que, aunque era un poco fría, con ella no lo era. Sabía que todo tenía una razón, e intuía que en este caso era que no le gustaba tener a tanta gente en la cueva.
Nana cargó un par de armas en el cinto y llamó a Cheshire. Miró severa a Tai y le indicó que saliese de allá.
Dan no sabía que clase de psicópatas eran esos, que iban con cuchillos, animales parlantes y extraños... era demasiado incluso para un friki de los que el conocía de su mundo.
El camino no fue largo gracias a Sarah, que sabía por donde ir exactamente. Le habían perdido la vista a Nana y agumón, seguro que se habían adelantado por sitios más cortos y peligrosos para tantear. Pero igualmente la chica del pelo negro no podía apartar la vista de Matt, se le veía tranquilo después de comprobar que ése no era su gabumón.
Y el claro se abrió justo delante de ellos al apartar una seta enorme. Una fogata comenzaba a prender en medio, y era agumón quien la encendía. No era de extrañar, el digimón escupía fuego mientras palmon, Kiara, con sus dedos extensibles, cogía más madera. Nana tenía ya en su mano una extraña presa, algo parecido a un conejo. Era un digimón desgraciado, uno de esos que alguien, hacía tiempo, había desgraciado. Esa especie de digimon fue antaño de las mas inteligentes. Un desajuste espacio-temporal y... bumba! menos listos que los pollos de la tierra, y mucho más comestibles.
Sara miraba con asco aquella imagen odiaba comer todo aquello…
por eso se había hecho vegetariana.
Estaba sentada mirando al fuego mientras Tai no paraba de hablar y Nana le ignoraba pintando un mapa en el suelo con Cheshire observando y dando su opinión, eran un gran equipo. Una melodía empezó a escucharse de fondo, era una armónica
¿De dónde provendría?
—Es Matt cuando está preocupado toca la armónica— dijo Tai al darse cuenta de cómo Sara buscaba con la mirada quién tocaba.
Se levanto sin decir ni una palabra y se fue siguiendo la triste melodía con curiosidad Kiara había empezado a seguirla pero ella con un gesto la dijo que se quedara.
Tardó solo 3 minutos en llegar hasta un lago y cuando lo hizo se quedo hipnotizada, la imagen era increíble.
Matt con su pelo rubio a la luz de la luna y sus ojos azules parecía un ángel, de repente el paró de tocar no podía parar de mirarle.
—Se que estás ahí, te he oído llegar hace un rato Sara— dijo Matt si mirar en su dirección simplemente tirando piedritas al agua y mirando sus ondas.
—Y ¿Cómo has sabido que era yo y no Nana? ¿Ehh? — pregunto Sara fingiendo indignación y sentándose a su lado
—Ella no se hubiera acercado a ver como toco la armónica, es como yo respeta la privacidad de la gente —dijo Matt con una sonrisa maliciosa en la boca.
—Sigue tocando por favor— dijo Sara mirándole a los ojos e ignorando el comentario de Matt
Él la miró dubitativo un segundo y se llevo la armónica a los labios, 5 minutos después la cabeza de Sara calló sobre su hombro, se había quedado dormida, él la miró y apartó un mechón de pelo de la cara, pero al darse cuenta de lo que hacía retiro la mano con rapidez ¿Qué estupidez estaba haciendo? De todas formas no la aparto siguió tocando la armónica hasta que el también callo dormido con ella apoyada en su pecho
Nana se había quedado también dormida con la condición de que Cheshire se quedara vigilando, no dormía muy bien desde hacía algunos días, las pesadillas duraban toda la noche y eran inquietantes casi podía sentir el dolor y la angustia de ella al despertar.
Nana empezó a revolverse en sueños y Tai la miro con preocupación se acercó a ella corriendo y la movió un poco para intentar despertarla pero ella no reaccionaba, Tai la sujetó entre sus brazos mientras ella se revolvía y las lagrimas caía de sus ojos
-¡No por favor! A Cheshire ¡no!- Gritaba angustiada y en ese momento abrió los ojos y se vio en los brazos de Tai intento levantarse pero él no la dejó
-Tranquila, tranquila no te muevas estoy aquí -dijo Tai mirándola con ternura y limpiándole las lagrimas con sus dedos- No ha pasado nada Cheshire está bien.
Ella estaba estática por primera vez no le molestó aquel chico castaño y gritón él acerco su rostro lentamente al de ella, Nana contuvo el aliento ¿Qué iba a hacer? En ese momento le besó a frente.
-Sigue durmiendo yo velare tu sueño dijo Tai acariciándole el pelo.
No me seáis malos, que yo sé que leéis y no dejáis reviews y si veo que leéis y no dejáis reviews, me ponéis triste T^T
(Y si no dejáis reviews, apuntaré a un lindo gatito en la death note :3)
Nana y la amiga les quieren, si dejáis reviews colgaremos el capítulo 2.
