Huuuuuuuuuuuuuuuuuuuuum... ¡Aquí yo con otro UA! XD ... O es el primero o.o? No ¬¬ Es el segundo en publicar y joder prometo publicar pronto mis demás ficts qe wooo se qe no tendrán mínimo éxito siquiera xDD. Pues cosa, así es la vida de gay y ¿qué se le va a hacer? XDD. La parejita la inventamos Moly y yo en un RPG, y aunq la pareja es surrealista, rara e IMPOSIBLE, qedan bien cute .

Lágrimas de Nieve.

Por: Rin Inove.

Inicio:

05/02/08

11:30 pm.

Advertencia- Yaoi, UA. No lemmon (A menos qe esto se me salga de control 0.0).

Disclaimer- Pues nada, aclarar qe los personajes de Masashi no son míos, porq son de Masashi nwn.

Prólogo.

Esta es la historia de un muchacho de 14 años que vive sólo con su padre, que sufre de la falta de una madre y que tiene prohibido todo acercamiento con las demás personas. De alguien que nunca sale solo, que nunca va a la escuela normal sino a la abierta, de alguien que no conoce lo que es un amigo de verdad, o el amor de verdad. De un chico muy inteligente y sobreprotegido, que no lleva una vida estable, siempre viajando de aquí para allá. De un jovencito hijo de un empresario que cree que está trastornado mentalmente y que necesita estar aislado de lo más lejos posible. De alguien que tiene un vacío emocional que no sabe cómo curar.

Esta es la historia de un niño de 11 años que vive con su madre, de un chico muy bien educado y que no goza de haber conocido nunca a su padre, ni tener algún recuerdo suyo. De un jovencito que es el niño modelo en todos los sentidos. De un muchachito que lleva una vida estable y tranquila, con una madre con un trabajo estable como Psiquiatra en una ciudad grande. De un chico común que asiste a la escuela, que tiene el promedio más alto, que no le falta nada económicamente hablando, que lleva una vida simplemente PER-FEC-TA... A excepción de tener una parte de sí vacía y que no encuentra como llenar.

Esta es la historia de dos personas que jamás pensaron verse, y que menos creyeron terminar unidas por dos lazos y para siempre. De dos personas que estaban incompletas en los mismos sentidos, reprimidos en las mismas emociones, pero separados por una enfermedad aparente. De dos jóvenes que se encontraron en el momento justo de sus vidas de la manera en que menos pensaron hallarse y que viven un amor prohibido y mal visto ante todos. Un amor que no tiene posibilidades, pero que, a pesar de todo, van a luchar hasta lo imposible para lograr estar juntos.

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—Hijo, levántate.

Las cortinas de la habitación se abrieron dejando ver el cielo a temprana hora de la mañana, aún muy oscuro por la temprana hora que era. La voz femenina volvió a sonar varias veces más diciendo exactamente las mismas palabras una y otra vez, así llegando a cansar al aludido, que yacía recostado sobre una cama, y escondido bajo un montón de sábanas blancas. Éste mismo se giró sobre la cama, dejando ver apenas una parte de su espalda, cubierta con un suéter gris, y sus largos mechones lacios y negros de cabello.

—Hijo... Recuerda que para tener un gran día...

—...Hay que empezarlo temprano y de buen humor.-Interrumpió, destapándose de las cobijas y levantándose de la cama.

La mujer le sonrió y le dio una toalla en la mano. El muchacho miró extrañado a la toalla, y luego a la mujer, además con una expresión de sueño.

—¿Y esto para qué es, Okaa-San?

—¿Para qué más? Métete a bañar.

El muchacho hizo una expresión de desgana pero accedió. Se puso de pié y caminó hasta una puerta blanca, la abrió y entro ahí, al cuarto de baño. Lo primero que hizo al entrar fue mirarse en un espejo y notar lo fatal que se veía, despeinado, con los ojos rojizos y los labios pálidos, aún más pálidos que su misma piel, cosa que era bastante. (N/A: Bueno... Esq así me veo iio cuando me levanto XD)

Abrió la llave de la regadera y dejo que corriera un momento el agua hasta que esta estuviera tibia y pasó a desvestirse. Se metió a la regadera y dejó caer el agua por toda la espalda, cosa que lo estremeció un poco. Pero a la vez se sentía bien, cerró los ojos y se quedó así un rato, hasta que el sonido de unos golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos.

—¡Haku¿por qué tardas tanto, he¡Apúrate!

De nuevo la voz femenina y aguda de su madre lo llamaba...

Siempre tenía que llegar impecable, serio, con una sonrisa cálida, buenos modales y a tiempo a todos lados para mantener esa imagen que las demás personas tenían de él y de su madre desde hace tiempo.

Él era un alumno modelo en su escuela; Tenía un historial impecable, las calificaciones más altas, todos los maestros lo adoraban y él los procuraba mucho. Nunca hacía desorden y estaba calmado siempre.

Y como imagen de hijo ni hablar; Era el hijo perfecto. Toda la gente que lo conocía o que alguna vez lo había visto eso pensaba. Él obedecía a su madre en todo y cuando ella lo pedía sin reprochar, oponerse o hacer un gesto de mala gana. Siempre con la ropa impecable y el cabello acomodado, las manos juntas y hacia delante al caminar erguido, siempre con una media sonrisa cálida y una mirada de paz en sus ojos. Era el comportamiento que toda madre deseaba en su hijo, y él la tenía. Todos lo consideraban así y estaban felices y conformes con él, todos menos él.

Sentía que su vida era superficial y sin sentido, tanto en la escuela como en su casa. Su madre era muy exigente con el pero lo quería mucho, aunque no lo demostrara, era así, después de todo no le podía reclamar nada nunca, porque jamás la desobedecía. Y justo era eso lo que lo tenía inconforme. Era horrible parecer siempre un muñequito de porcelana serio, sonriente y educado que no tenia pensamiento, voz o voto, como si su opinión no importara nunca.

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Beep... Beep... Beep...

El agudo e irritante sonido de el despertador se apoderaba del cuarto.

Beep... Beep... Beep...

Pasaron unos minutos y el infernal sonido no se callaba.

Beep... Beep... Beep...

Ese ruidito terminó por hartarle al joven pelirrojo que estaba durmiendo en un sillón. Estiró la mano y apagó al fin ese ruido tan molesto, miró la hora y era lo suficientemente temprano.

¿Temprano para qué?

No tenía que ir a ningún lado ni llegar temprano a alguna parte ni nada por el estilo.

Pero aún así había que levantarse para que el día rindiera más. ¿Y rindiera para qué? Si igualmente iba a estar todo el día encerrado en su casa, limitándose a mirar por la ventada de el apartamento a las personas que pasaran, y esa era su vida social.

¿Qué haría hoy? Lo de siempre; Se levantaría, se bañaría, daría los buenos días a su padre, iba a desayunar, a estudiar un rato, leer, mirar pasar a la gente, si le daba tiempo, cosa que iba a pasar, dibujaría algo que le pareciera interesante o cautivador, volvería a comer algo, diría 'Buenas noches' y a dormir.

Que interesante¿No?.

Estaría solo casi todo el día, sólo tenía a su padre y él trabajaba todo el día, hasta había días en que no llegaba a dormir, sin avisar, claro.

Aún, a veces, recuerda a su madre cuando se pone a descansar, cosa que es muy triste. Los recuerdos abundan en su mente, y a veces hacen que deje caer una lágrima, un sollozo de tristeza...

Y la idea de ir a una escuela no era algo que le arrebatara el sueño ni que le emocionara, pero no conocía a nadie ni a nada y esa quizás era una buena opción.

Pero claro, había un problema... Su padre.

Él creía que desde que su esposa murió... Bueno, cuando su esposa murió su hijo lo presenció y era aún pequeño, y desde ese entonces, piensa que tiene un trastorno psicológico dañino hacia si mismo y para con los demás... Cree que su hijo se está.. Volviendo loco.

Cosa que no es verdad, pero el cree que sí, por eso le prohíbe todo contacto con la humanidad y el exterior.

Se acercó un poco al escritorio donde se encontraba su padre y lo saludó.

—Buenos días.

Una mirada de reojo fue su respuesta.

—¿A dónde vas a salir hoy?

—¿La palabra "Trabajo" te recuerda algo?

Con eso había dicho suficiente, no estaba de humor ni para verle y así estaría por el resto del día. El humor de su padre no era muy estable desde antes, y los últimos años había empeorado todo. Quizás no quería que su padre se fuera de la casa de mal humor y aunque sabía que si le volvía a decir algo explotaría, pero tenía que preguntar algo, intentar que se le bajara el humorcito que traía.

—¿Cómo estás?

El aludido bajó la mirada, puso las manos sobre el escritorio y se levantó de golpe. Se volvió a su hijo y lo miró fijamente con una mirada de pocos amigos.

—¿Qué quieres ahora, Juugo? Habla ya, que me tengo que ir.

—No, ya nada...

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Dos vidas opuestas y distintas, ambas con un mismo vacío que se hacía presente a diario y a cada momento, y que ninguno podía reconocer de donde provenía.

Vacío, vértigo, ansia, soledad...

Tristeza, dolor, inseguridad, desesperación...

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YAY!! Hasta aquí el prólogo o introducción, w/e. Es corto, y espero que haya quedado bien . Prometo que los siguientes serán más largos ;D. Hasta el segundo epi!! Review:D.