Disclaimer: No tengo una mente tan brillante como para crear Death Note.
Comentarios: Es cortito, pero me encanta.
Peticiones: Por cada review que dejas, una chocolatina cae en manos de Mello. Hacerle feliz, sólo cuesta un review.
EL ABRAZO DEL DESPUÉS.
- ¿Ya se ha ido? – cuestionó, sin levantar siquiera la mirada de su consola.
- ¿Por qué no has ido a despedirle? – le echó en cara el chico que acababa de entrar en la habitación, y que ahora se disponía a abrir una tableta de chocolate.
- Ya me despedí de él en el comedor – contestó simplemente.
- No le veremos hasta mitad de verano, deberías haber ido a despedirte en condiciones. – le reprochó.
Mello odiaba esa actitud pasiva que tenía Matt respecto a L, no entendía como el muchacho no esperaba con ilusión las visitas de L, o como contestaba desganadamente cuando hablaba por teléfono con él, o como no iba a despedirle con un abrazo como hacían todos. Le desquiciaba su pasividad respecto a casi todo, así como no soportaba que le prestase más atención a esa dichosa máquina que a él. Que pasasen de él le ponía de los nervios, y ya iba a darle un golpe en la cabeza para que le prestase atención, cuando el pelirrojo levantó la mirada apagando a su vez la consola, como si esperase el momento oportuno para hacerlo. Mello bufó y se dirigió hacia el pequeño sillón de uno de los rincones de la habitación, donde dio otro bocado a su chocolate para tranquilizarse.
Matt se quedó mirándole, siempre que L se marchaba de Wammy's House para iniciar una nueva investigación, Mello actuaba de la misma forma. Aunque no lo dijese en voz alta, Matt sabía que en cada despedida, Mello esperaba ilusionado a que L le tendiese la mano y le propusiese irse con él a resolver casos. Pero ese momento nunca llegaba y eso deprimía al muchacho, quien se sentaba en ese sillón con postura desganada y comenzaba a comer chocolate como si su vida dependiese de ello, mientras su mirada se quedaba perdida en un punto cualquiera de la habitación. Si Matt no bajaba a despedirse de L, era simplemente porque sabía que Mello luego no le dejaría estar con él, y se sumergiría en la depresión.
- ¿Sabes?… no soporto que L nos trate igual a Near y a mí – dijo Mello, pero por supuesto, él ya lo sabía. Matt parpadeó lentamente, y siguió contemplándole. – si no hace distinciones es porque no sabe a quien elegir de los dos, me gustaría que nos tratase de forma diferente.
- Pero tú no soportarías ver como L trata diferente a Near de ti – le dijo Matt, revelando uno de los mayores miedos que el chico rubio tenía, pero que nunca se había atrevido a decir en voz alta.
Matt entendía perfectamente como se sentía Mello, porque él mismo se sentía así, y el punto en común era Near, ese niño albino introvertido que se pasaba horas y horas absorto con sus juguetes y puzzles. Cada vez que Matt veía como Mello iba a buscarle, ya fuese para molestarle, reprocharle, o intentar que se involucrase con los demás niños, a Matt le daba un vuelco el corazón y no podía evitar sentirse abandonado. Justo como se sentía su amigo cuando L se marchaba sin él.
Mello se abrazó a sí mismo y ocultó la cabeza entre sus brazos, sin soltar el chocolate. Esa era la señal para que Matt se levantase y le rodease con sus brazos. Al principio, Mello forcejeaba y le apartaba bruscamente, pero con el tiempo se había acostumbrado a esos abrazos que su amigo sólo guardaba para él. Porque él era una de las pocas personas que sabían mirar en su interior y darle lo que necesitaba en el momento preciso.
18/01/08
Nyx.
