Lo sé, lo séeee. Fui mala, malísima y no merezco vuestras collejas. Snif. Pero estuve estudiando para una asignatura (examen en 3 dias buuuh) y mi madre me dejó sin pc hasta hace poco como recompensa a mi oooh gran esfuerzo como estudiante responsable (traducción/ no pegar ni chapa).
Adu, no me mates. Sigo escribiendo Pure Blood, sólo que como ando que sí que no con dos opciones que afectan a los siguientes caps...pues me estoy tomando mi tiempo (aunque no llevo mucho, sólo he podido pensarlo, porque el pc lleva conmigo escasos 2 días). He leido todas las historias, y ufff me ha quedado tiempo a escribir algo más de PB y esto, que espero os guste, porque...digamos que creando creando a un pj...me di cuenta de que siendo para mí mi favorito en PB no se le daba todo el protagonismo que merece (por ahora), así que decidí orientar una historia aparte con ella, algo que se me ocurrió un día de aburrimiento delante de unos apuntes (uno de tantos días....xD) y buenu, espero que me perdonéis, Arthe, Adu, por publicar esto antes que la continuación, que prometo será enseguida.
Un besito a las dos ^^ No me odieeeeissss
P.D.: Dioooox, dime ke eric esta bueno, dimelo dimeloooo. No admito un no como respuesta.... ¬¬'''
P.D.2: el primer dialogo de mis dioses con su hijo, Aduuu, casi lloré de la emoción del momento ;O;
1.
3:00 am. El empedrado camino de Road Shire se abría bajo nuestros pies, con el indiscutible sonido de los coches en una calle paralela más iluminada. Aunque, viéndolo objetivamente, cualquiera de las calles de Norfolk era más acogedora que el páramo desnudo de casas malpintadas que confeccionaba nuestra ruta. Los portales eran estrechos y sobrecogedores y los pocos comercios abiertos parecían temer encender alguna luz que pudiese romper aquel halo de misterio que envolvía Road Shire. Y como cualquier ciudad del reino unido, la lluvia caía a cántaros sobre nuestras cabezas, dándonos un aire de absurda mendicidad. Respiré a exabruptos, notando cada punta de mi cabello gotear a pesar de la capucha, antes de exhalar un hondo gruñido.
- ¿deseas tú algo?-. Taladré con la mirada a mi interlocutor, cuyos ojos parecían desprender un millar de carcajadas al ver mi aspecto desaliñado a causa del mal tiempo. Su piel morena parecía fundirse con la oscuridad reinante, dando a su sonrisa una brillantez sobrecogedora bajo las luces del único comercio abierto en Road Shire, Krembys. Mi escrutinio volvió a provocarle una sonrisa, antes de continuar su charla con el vendedor, un tipo de aspecto enjuto y desdichado, asomada la nariz por una estrecha mirilla de la puerta. No me cabía duda de que no habría asomado ninguna otra porción de piel aunque la compra hubiera sido normal, y eso no me alivió en absoluto. Volví a mirar a ambos lados de la calle, intentando disimular mi nerviosismo a medida que la presión de su brazo se aligeraba de mis caderas, permitiéndome una ligera separación de mi acompañante.
- Que sean dos frascos de cero positivo. – Le oí decir- Añádalo a mi cuenta-
Arrugué la nariz al ver cómo de la mirilla aparecían dos frascos polvorientos llenos de una substancia rojiza muy familiar. Aparté la mirada, pero no lo suficientemente rápido como para que él no la viera. Tendió los dos recipientes hacia mí, señalando mi bolso con la mirada en una maniobra que a pesar de mis temblores pude identificar. Guardé con mucho cuidado la compra en mi bolso, antes de notar la presencia de su mano una vez más en mi cadera, estrechándome contra él ante el silencioso escrutinio del vendedor. Al cabo de unos segundos, la mirilla volvía a cerrarse, y con ella todas mis expectativas de cambiar de opinión al respecto.
Llegamos al hotel en pocos minutos. La única prueba de su existencia era un cartel parpadeante de letras verdosas, que señalaba la enorme puerta de entrada del resto de la pared negruzca. Debían haber pasado años de intentos sin éxito de librar al hotel de aquella espesa capa de polvo, antes de que el dueño decidiera al fin instalar el cartel indicativo. Y por lo visto, no había sido tan buena idea. A mi lado, una voz gruñó "aligera, ese resplandor me está matando". He de decir que al principio creí que era verdad y corrí pies en polvorosa a abrirle la puerta, mas su carcajada al entrar me confirmó que hasta el tenía sentido del humor en circunstancias como ésta. Pese al ridículo, conseguí recoger algo de compostura y me planté a su lado delante del mostrador. Allí la conversación era más normal de lo que habría esperado, sin preguntas, sólo una entrega de llaves mohosas y la recomendación de que no entrara a la habitación el servicio de limpieza. El hombre rollizo asintió a cada frase antes de rellenar un minúsculo informe y pedir mi firma como parte de la transacción. Garabateé algo incomprensible y volví a mi lugar de silencioso escrutinio mientras él recogía el justificante.
- vamos subiendo- susurró a escasos centímetros de mis labios.
Abrió la puerta. Nuestra habitación constaba de lo típico: dos camas de metro noventa, un escritorio de color caoba, un armario y un baño. Alguien había desenchufado el televisor de su atillo, regalándome una fabulosa vista de los cables sueltos. Aparte del hombre que me acompañaba, todo a mi alrededor era de lo más normal. Cuando deparé mi vista de nuevo en él, se hallaba agachado en frente del minibar, colocando los frascos a un lado de un par de botellas de coca cola. Tras esa maniobra, volvió a cerrar el minibar, regalándome una de sus sonrisas socarronas.
- ¿algún problema?-
- creía que conmigo estarías saciado. No necesitabas comprar más sangre- contesté, arrugando la nariz como muestra de vergüenza. Me quité la chaqueta y me senté en la cama, dejando que se distrajera unos minutos con el top que cubría escasamente mi cuerpo de cintura para arriba. No lo había escogido al azar: había pasado horas discurriendo frente al armario que atuendo luciría mejor mi cuello ante un ser mitológico. Parecía haber dado en el clavo, pues él necesitó dos minutos más de silencio antes de contestar, incapaz de disimular una sonrisa maquiavélica al contemplarme.
- No es para mi, sino para ti- admitió, sentándose a mi lado. Sentí su mano acariciar la piel de mi hombro, pero no se la aparté. Estaba segura de que jamás podría ganarle empleando toda mi fuerza, así que simplemente le dejé hacer, mientras sus palabras se transformaban en un siseo encandilador.- Cuando te despiertes, tendrás tanta sed que esos frascos te sabrán a gloria. No raciones, bébetelos enteros. Nosotros no bebemos tanto como dicen las películas, un mordisco absorbe una cantidad líquida de unos 15 cl y eso nos mantiene en plena forma hasta la siguiente semana, quizás más, aunque no es bueno descuidarse-
Sus dedos empezaron a trazar ligeros círculos en la palma de mi mano, relajándome por completo. Quizás estuviese usando sus poderes para tranquilizarme antes del gran mordisco, cosa que me aterraría en cuanto le viera, pero a esas alturas lo único que podía pensar es en lo bien que estaba en aquel preciso instante, suspirando ante sus caricias más que ensayadas.
- debo decir que es una de las pocas veces que voy a disfrutar haciendo mi trabajo- musitó en mi oído, con unas finas notas de ironía en su voz.- Ni te imaginas la de gente que nos adora, humanos que pagan auténticas fortunas por una conversión como la tuya, y cada uno más horrible que el anterior o con tantos problemas que se me hace imposible no matarlo. Pero… ¿por qué querrías ser tú alguien como nosotros?-. Mi corazón latió abruptamente, devolviéndome a la realidad.
"Siempre tuyo".
- sólo hazlo-
- como desees- contestó, su rostro en frente mío, sus colmillos replegados ante mi expresión de asombro. Ladeé la cabeza hacia el lado derecho y sentí su aliento acercarse sin dilación al punto donde mi arteria martilleaba contra mi piel.
¿Qué pasa? ¿No sabíais que lo mio son los caps cortos? XDDDD
Ya ya, tranquiiii, hay segundo cap :P
Sao
