Hasta que ella duerma

Por Katsumi Kurosawa

Capítulo 1

El tío

Estas ahí parado como si la brisa del mar te impidiera caminar y tratando de que la imagen de la casa de playa no te hechice en toda su magnífica expresión.

La esperas.

Lo sabes…

Sólo por ella es que estás ahí, esperando verla una vez más y acariciar sus mechones dorados que se perfuman delicadamente y fascinan tus sentidos dejándote como un idiota de momento a otro.

Reaccionas. Haz descubierto que volvías a pensar en ella, tus piernas han vuelto a temblar y te has sentido como un adolescente que mira a su amor secreto.

Te rascas la cabeza. Suspiras y sonríes como es tu costumbre.

Das el paso para acercarte a la casa y miras la puerta como pensando "¿Será realmente buena idea que haya venido hoy?"

Alguien se adelanta a tu mano apunto de golpear la puerta puesto que esta se abre y te deja idiota con el puño levantado y la cara sorprendida.

Ahí está ella… ataviada con aquel hermoso vestido vino con lo botones sueltos de la parte superior, con el cual la conociste hace cuatro años, el cual le quitaste a besos y le juraste que tu amor sería eterno.

Es ella… es Anna…

Tu Anna.

Su cabello rubio se mueve al ritmo de tu corazón al igual que la poderosa brisa del mar.

Sus labios levemente coloreados de gloss rosa se separan lentamente para pronunciar con debilidad tu nombre…

—Yoh… —sus ojos se han dilatado mientras que la expresión de antes de verte se ha tornado espesa como si no hubiera una emoción clara—. Hola…

Sin embargo antes que puedas decir una sola palabra, un niño corre a la chica, abrazándose de sus muslos y la ve sonriente.

—Hana, se cuidadoso que tenemos visita… —ella lo levanta en sus brazos y le acomoda un mechón de cabello.

Notas que el pequeño no tendrá más de cuatro años, que sus cabellos rubios son como los de su madre… y que tiene rasgos muy tuyos.

— ¿Quién es él?—pregunta Hana mirándote con interés—. Se parece mucho a Papá…

Un nudo se forma en tu garganta impidiendo el paso de tu respiración y sientes como tus piernas cosquillean amenazando con debilitarse y dejarte caer.

"¿Será posible?" piensas con las manos temblorosas sin quitar la vista del pequeño quien te mira con la misma curiosidad.

Lo repites en tu cabeza unas mil veces antes de darle el toque final a tu conclusión gritando que eres padre y la felicidad te invade esbozando una sonrisa…

Pero… ¿Por qué ella no te lo dijo?

—Yoh… ¡viniste!

Esa voz ha interrumpido tus pensamientos.

Él aparece tras ella. Aquel que tiene tu mismo rostro, aquel que cuando niños llamabas hermano.

El niño le pide un abrazo…

"Papá" lo llama, y tu mundo se desvanece al igual que la autenticidad de tu sonrisa.

Hao te ve. Te invita a pasar a la casa mientras Anna mantiene el perfil frío que siempre conociste.

—La fiesta será un éxito… cuando te invité creí que no vendrías… mucho menos me imaginé que vendrías un día antes—le oyes comentar mientras tus movimientos parecen de los de una persona ausente— Anna llamó a Ren y a Horo quienes a su vez prometieron avisarle a Jun y a Pilika… yo te llamé y a Manta. Espero que nadie falte aunque el que siempre falta eres tú…

Apenas y lo escuchas. Te has sentado en el silloncito rojo de la sala y miras como a cambiado la casa de playa en cuatro años.

Tu hermano está algo cambiado también. Su arrogancia se ha disminuido haciéndolo ver más elegante.

Pero sigue teniendo ese porte atlético de siempre y su cabello largo, atado en una coleta debido al calor del verano.

Sin embargo tú… tú sigues siendo ligeramente flacucho y tu actitud despreocupada sigue ahí… ¿Es que acaso todos han avanzado menos tú?

Sonríes. Sabes que no has querido volver porque Anna está ahí y no has podido hacer nada por ser el príncipe que ella quería que fueras…

Tú —te dice el pequeño Hana después de bajarse de los brazos de Anna—. Te pareces mucho a papá —murmura altanero haciendo un puchero puesto que nadie le dice lo que pasa.

—Soy el hermano de Hao —le sonríes—. Así que soy tu tío…

Anna te mira. Lo sabes porque nunca te pudiste resistir a su mirada penetrante mucho menos al color de sus ojos.

Aprietas el puño. Darías el mundo porque Hana fuera tu hijo…

El pequeño estira los brazos hacia ti como pidiéndote un abrazo mientras se mantiene ceñudo con mordiendo su labio inferior en forma de puchero.

Lo rodeas de la cintura y lo levantas.

Él, confianzudo, recuesta su diminuta cabeza en tu hombro derecho y te dice que tiene sueño.

Tu corazón late con dureza cuando lo ves tallarse los ojos y bostezar como cuando eras niño. Tus manos cosquillean mientras que la emoción te embarga sin razón aparente.

"La sangre llama" piensas con crueldad porque sabes que eres su tío.

Suspiras.

Colocas al niño que se ha quedado profundamente dormido en la cuna que has hecho con los brazos.

Lo ves.

Sabes que tiene tu nariz.

Sabes que tiene la boca de Anna.

Sabes que tiene tus ojos…

Acaricias su cabello recordando con tristeza, casi decepción, que Hao es igual a ti.

Levantas la vista y ves como tu hermano lava platos mientras que Anna prepara la cena. La rabia te consume cuando Hao acaricia de momento a otro la cintura de la mujer que amas con cierta delicadeza y ella lo mira seria, sin abofetearlo como solía hacerlo.

Hay algo entre ellos; te dicta tu conciencia mientras regresas la vista al pequeño que se ha robado tu corazón.

Nunca creí que tuvieras ese don con los niños —la voz de Anna te saca del trance.

Te ha servido un refresco de sandía y lo deja en la mesa frente a ti, junto con el suyo.

Yo nunca creí que pudieras tener un hijo de Hao —musitas entre indiferente, sonriente y rencoroso.

Ella titubea, luego se ríe como nerviosa y se sonroja en lo que vuelve a calmarse mirando a otro lado.

Logras soltar una mano y la alargas para alcanzar el refresco y llevártelo a la boca como por inercia.

La miras; está seria de nuevo y como siempre. Sabes que no ha cambiado su mal carácter aunque la impresión de la risa anterior no diga mucho.

Te sientes atraído a su boca y tentado a besarla…

Pero abandonas la idea y sólo la miras con gesto de reproche. Ella te ve, levanta una ceja y adopta la misma mirada de reproche más una pizca ácida de rencor.

Sí. Le reprochas haberse metido con Hao poco después de que le juraras que te convertirías en lo que ella quería.

Sin embargo ella te reprochaba no haber regresado aunque tú no sabías del niño ni de su relación con Hao y porque aun no eres lo que esperaba.

Jaque mate.

Alguien toca la puerta.

Hao corre a abrir porque seguramente sabe quien es.

La pequeña Opacho abraza a Hao con alegría y tras ella viene Manta.

Todos te saludan. Manta te ve entre preocupado y asustado por tener a Hana en tus brazos.

Intuyes que él ya lo sabía y por supuesto, no te lo había dicho.

Entre el ruido, el pequeño rubio se despierta. Todos lo ven expectantes de su reacción puesto que el niño es poseedor de una gracia sobrenatural.

— ¡PAPÁ! —le grita a Manta y se avienta a abrazarlo en lo que todos se ríen.

Te quedas estático… ¿No se supone que el padre de Hana es Hao?

—Mira —y te señala como si fueras su diversión—. Es como papá pero dice que es mi tío…

Todos se ríen, excepto Anna quien se oculta de ti. Lo sabes porque está parada justo de tras de Hao.

Pero justo antes de que el niño siga haciendo sus curiosas caritas, alguien más toca la puerta.

— ¡Papá! —vuelve a gritar Hana cuando la puerta se abre.

Tras la puerta saluda sonriente Horokeu Usui y lo invitan a pasar.

—Ya te he dicho que a él no lo llames papá… —Anna ha tomado a su hijo por la cintura y lo levanta con suavidad.

—Pero también me cuida —sus ojitos tiernos la hacen sonreír.

—Pero Horo es más bien como el perro… ¿También te cuida no?

Todos se ríe menos el aludido puesto que se ha puesto rojo y la vena del coraje salta en su cabeza mientras grita "¡HEY!"

Ves la escena con una extraña sensación. ¿Por qué todos eran sus padres?

—Es hora de cenar —y todos se sientan en la mesa en lo que Anna y Opacho se ayudan a servir.

—Tío… tío… es hora de cenar —Hana ha capturado tu dedo índice con su manita y te jala con una sonrisa.

¿Tío? ¿Y por qué tío?

—Voy —te levantas y él aparentemente te lleva de la mano.

Te ríes. Le has dicho que eres su tío ¿Qué esperabas?

Ahora irán todos a cenar mientras te quedas con la duda del origen de Hana…

Continuará

Notas del autor.

Muy bien, pruebo un fic en segunda persona. No se aburran!

HANA! KAWAII!

Ciao

Que los ilumine la eterna luz!