Ésta es una traducción del relato original en inglés "Who Needs Friends" de la autora camnz, de quien tengo autorización para realizarla. Para cualquier otra petición de una traducción de un relato del inglés al español, por favor, comunicádmelo enviándome un mensaje privado o un review. Si sois autores decídmelo simplemente y si deseáis que contacte con otro autor que escriba en inglés, igualmente. Muchas gracias por la lectura, os dejo que disfrutéis con la obra:

AtElectricChapel

Disclaimer:

Ni yo ni la autora original de éste fanfic realizamos ningún escrito con ánimo de lucrarnos a costa de infligir los derechos de autor de Harry Potter que corresponden a su autora, J.K. Rowling y, en caso de las películas, a Warner Bros Entertainment Inc.

"¿QUIÉN NECESITA AMIGOS?

CAPÍTULO 1

Hermione conoció a Blaise en el trabajo. Obviamente, lo había visto en el colegio, pero nunca le había conocido de verdad. De hecho ni siquiera podía recordar el haber hablado con él, o haberse fijado especialmente. Pero en cuanto entró en la oficina, desde luego que se fijó. Era increíblemente atractivo. De tez oscura, encantador, e impecablemente trajeado.

No era algo que a ella le importara normalmente, pero el conjunto hizo revolotear mariposas en su estómago. La sorprendió al principio.

Él era un asesor legal. El tipo de rico de antigua familia.

Hermione era administradora legal, un trabajo bastante más emocionante que el nombre del título.

Su trabajo era gestionar y promulgar las nuevas leyes, al mismo tiempo que las viejas.

Una posición que la permitía seleccionar muchas de las leyes más arcaicas y obsoletas para que el Wizengamot deliberase las mismas. Había conseguido la retracción de leyes gravemente injustas.

El trabajo no estaba extraordinariamente bien pagado, peor ella tenía la oportunidad de mejorar la sociedad y a todos los miembros que la conformaban.

Harry y Ron también trabajaban en el Ministerio, a tan sólo una planta, en el departamento de Aurores.

Dados sus trabajos (tan dispares) apenas se cruzaban, pero los tres salían juntos como tenían por costumbre. De hecho, muchos de los Gryffindor aún seguían saliendo los fines de semana de bares por el Callejón Diagon.

Aún quedaba rastro de las divisiones del mundo mágico, algo menos, pero ahí quedaban. En la sociedad mágica no era correcto mencionar a ésta clase de gente, pero había sido tarea difícil eliminarlos. Aunque se hubieran hecho grandes avances: las antiguas familias simpatizantes de Voldemort habían sido fuertemente censurados y la gran mayoría de los Mortífagos (ya perturbados) arrestados en Azkaban por el resto de sus días. Los más listos, los cuerdos, siempre encontraban maneras de evitarlo. Mostraban remordimientos y suplicaban. Ésos quedaban, literalmente libres de castigo, cual fuera su crimen.

Esto desesperaba a Hermione. Pero la trayectoria social mejoraba, así que merecía la pena el esfuerzo de tratar de integrarles.

Por ejemplo, intentarlo con Blaise no había sido difícil. Era encantador, listo e innegablemente sexy. Y estaba claro que no la odiaba. Hermione había estado demasiado distraída para darse cuenta de que él acudía a su oficina más de lo estrictamente necesario.

Y entonces un día él la pidió salir a tomar el almuerzo. Hermione aceptó. Después de todo tan solo era un almuerzo, la gente almuerza todos los días. Pero tras ése almuerzo, fue la invitación a cenar un viernes. Se avergonzaba a sí misma de lo encantada que estaba sólo por haber sido invitada por él. Anteriormente había flirteado de éste modo con Oliver Wood, pero aquello no funcionó.

LA cena fue estupenda, en el mejor restaurante al que ella había ido en todo el mundo mágico. Había ido a restaurantes elegantes antes, –con sus padres, claro, y en el mundo muggle-.

Durante la cena, Hermione se encandiló con los dedos de Blaise. Largos. Tenía unas manos muy bonitas. Acompañadas de una increíblemente sexy sonrisa también.

Se acostó con el en la segunda cita. Ella no podía esperar, no le veía la utilidad de hacerse la remilgada: ella lo deseaba, él la deseaba y el sexo era magnífico.

Desde entonces habían empezado a almorzar todos los días. A pasar el fin de semana juntos en su piso.

Harry y Ron no se tomaron a la tremenda que ella saliera con un Slytherin; aceptaban que, si ella tenía que salir con uno, al menos que saliera con el mejor. Aunque estuvieran silenciosos y reservados cuando ella invitó a Blaise a salir todos juntos un viernes noche.

-¿Estás segura de esto, Mione?- Preguntó Ron mientras Hermione y él esperaban a que prepararan sus bebidas en la barra.- te recuerdo que en él colegio él antes muerto que dejarse ver con alguien que no fuera sangre limpia y estuviera sana como una manzana.

-Él ya no es así- Dijo Hermione.- Y si alguna vez lo fue realmente, no es como si no lo conociéramos. Y es una buena señal que la gente como él salga con gente como yo. Y, ¿quién puede echarle la culpa? Soy lista, guapa e impresionante, no te atrevas a discutir conmigo.

-Ni se me ocurriría. Eres una discutidora profesional, no puedo llevarte la contraria en tus argumentos, pero no quiero que te haga daño. Ésos cabrones lo hicieron lo mejor que pudieron en el colegio.

-Ésos fueron Malfoy y sus matones, y Blaise no tiene nada que ver con Malfoy.

-Podrías haber escogido mejor.-Dijo Ron.

-Tan sólo estamos saliendo, divirtiéndonos.- Respondió.- Y me está tratando muy bien, no soy idiota, Ron, ¿cuánto tiempo crees que aguantaría a alguien que no me tratara al menos amigablemente?

-¿Y que hay de Wood? Los dos parecíais congeniar y él es un jugador profesional de Quidditch. Las chicas besan el suelo por donde él pisa.

-Pues verás, yo no soy ninguna lameculos y no hacíamos tan buena pareja. No salió como yo esperaba y sencillamente, Blaise apareció y de momento funciona. Nos gusta estar el uno con él otro, no es como si nos fuéramos a casar.

-Pues creo que Harry se lo está pensando- Comentó ron, casi conspirativo.- Espero que no lo haga, Katie está empezando a lanzarme ésa mirada, ya sabes, la de "estoy esperando que me digas algo, venga". ¿A qué tantas prisas? Tú no te las das. Ojalá hubiera más chicas como tú.

-Empollona sabelotodo con tendencia a patear toda ley hecha por el hombre.

-Excepto por ése detalle.

-A veces me pregunto si hay algo de mí que realmente te guste.

-Eres mi mejor amiga.- Dijo Ron.- No eres perfecta, nadie lo es, además, aparentemente, tienes un gusto atroz para los hombres.

-¿Quién tiene mal gusto para los hombres?- Preguntó Ginny así como entraba en le bar.

-Hermione.- Respondió Ron.

-No es cierto.

-Veamos… ¿alto, moreno y atractivo?- Dijo Ginny señalando con la cabeza a Blaise, que estaba sentado hablando con Lavender Brown.

-¿Cuánto tiempo crees que emplea un tío como él frente al espejo? Tendrías que luchar con él por el baño todas las mañanas. Aunque algo está claro, seguramente tú no gastas mucho tiempo mirándote como él. No parece tu tipo, ni tú el suyo.

Hermione miró a Ginny pidiéndola ayuda, sospechando que Ron no tenía ni idea de todas las maneras en las que la estaba insultando.

-Mírale- Continuaba.- ¿Quién lleva ropa como ésa? Alguien ha debido pasarse horas haciendo las costuras de ésos pantalones.

-Ha estado en el trabajo.- Le defendió Hermione.- Él es abogado, los abogados necesitan un aspecto profesional.

-Ron solo está celoso porque no podría parecerse a él ni aunque lo intentara.- Dijo Ginny.- Apuesto a que la ropa ele queda aún mejor cuando se la estás quitando.

Hermione ahogó un grito y le dirigió a Ginny un golpe en la mano por ser tan franca.

Pero era verdad, si él estaba increíble de alguna manera, ésa era cuando estaba desnudo. Hermione no pudo evitar reír.

-Pervertida.- Dijo Ginny con una sonrisa cómplice.

-Me niego a formar parte de ésta conversación.- Dijo Ron cogiendo su bebida y lanzándoles una mirada cargada de odio mientras volvía a la mesa.

-Es guapísimo.- Dijo Ginny. Hermione se sonrojó un poco, simplemente asintiendo para secundar a Ginny.

-Tengo que llevar a alguien.- Dijo Blaise mientras se estiraba en la cama la mañana siguiente.- De no hacerlo las esposas de los compañeros se pasarán todo el año sugiriéndome citas y no pienso dejar que vuelva a pasar otro año más.

-Pobrecito mío. ¿De veras ésas madrazas están detrás de ti en todo lo que haces?

-Creo que he sido presentado a cada mujer soltera que haya pasado alguna vez por la oficina. No aceptaré un no por respuesta, vendrás conmigo incluso aunque tenga que chantajearte.

-Y ¿con qué me chantajearías?

-¿Qué hay de éstos hoyuelos justo encima de ese alegre y pequeño trasero que tienes?- Dijo mientras trazaba el sitio mencionado.-…¿O esa marquita de nacimiento en el muslo interior?

-No te atreverías

-Soy un hombre desesperado.- Dijo con la sonrisa más sexy de todo su repertorio. La del tipo que no admite resistencia.

-Está bien.- Dijo con fingida resignación.- Iré.

-Entonces por supuesto tendré que demostrarte mi gratitud.- Dijo mientras la colocaba debajo de sí mismo.- Quizá empezando ahora.- Lo dijo y la besó. Habían estado juntos lo suficiente como para que sus besos y caricias resultaran tan cómodas, tan correctas y tan, tan excitantes.

Blaise se quedó el fin de semana entero, y cabe decir que para poco abandonó la cama. Excepto para comer (e incluso eso lo hacía bastante excitante). Una semana de ensoñaciones y anticipación. No pudo evitar sonreír. Se preguntó su no podría hacer nada para que ésa semana se repitiera toda su vida.

Ella iba a ir a una cena de trabajo de la empresa de Blaise la próxima semana. Tendría que encontrar tiempo para comprar algo apropiado para la ocasión. Ella no tenía nada especialmente comprado para aquel tipo de ocasiones. Tenía algunas prendas que había llevado para todas las celebraciones tras la caída de Voldemort como componente del "Trío de Oro". Pero habían pasado cinco años desde entonces, y las cosas habían cambiado. Y con ellas, sus gustos.

Las cosas habían sido tan duras y sombrías entonces. Era sorprendente cómo de diferente era todo ahora. Ella no podía hacerse a la idea de una vida mejor que la que estaba llevando ahora. Un trabajo excitante (aunque no exactamente lucrativo), un hogar acogedor para ella sola y un hombre encantador al que adoraba. Lo cierto es que todo había salido mejor de lo que se esperaba.