Recuperarte.
Nos ubicamos tres años después del torneo de shamanes, Hao había regresado y estaba más furioso que nunca.
En ese despoblado desierto se encontraban los amigos de Yoh, Anna Y los secuaces de Hao Asakura.
Las espadas crujían poderosas una contra otra los demás miraban con expectativa, no podían hacer nada estaban muy cansados, muy heridos, prácticamente acabados.
-No permitiré que nos hagas más daño Hao.- El pelilargo rio con cinismo
-Jajaja ¿Y dime que vas hacer hermanito?
-¿por qué nos tienes tanto odio?-
-Tienes a lo que más deseo en el mundo, lo único que he querido en la vida, y al final de este día me pertenecerá.- el menor de los Asakura sabía a qué se refería perfectamente y no lo permitiría. Eso jamás.
Pero no contaba con el plan detallado de su hermano mayor y recibieron una emboscada por un ejército de sus aliados.
Todos sus amigos y prometida quedaron inconscientes por el salvaje ataque propinado por la gente de Hao.
-Pelea limpio Hao.- gritó el castaño al ver dicho acto de crueldad. Su hermano sonrió
-En la guerra y el amor.- dijo mientras sus secuaces recibían la señal para atacar a Yoh y Hao se acercaba a los amigos inconscientes del menor
-Nooooooo. Hao aléjate de ellos.
-Tranquilízate Yoh, no es mi intención ejecutar a ninguna de estas basuras.- Decía mientras su mirada se iluminaba pues había encontrado su objetivo. Una hermosa rubia desmayada e inconsciente.
-NO, Hao por favor no.- gritaba el menor mientras era sujetado y retenido por una gran cantidad de shamanes.- por favor déjala en paz, no la toques, ella no te ha hecho nada DÉJALA.- decía mientras observaba como el pelilargo tomaba a la rubia entre sus brazos y acariciaba sus dorados cabellos.
Una enorme energía fue expulsada del cuerpo del menor más eso no fue suficiente para liberarse de todos sus enemigos. Y vio como lentamente su gemelo se alejaba con su prometida en brazos y abordaba el espíritu de fuego. Dejaron a Yoh caer lo cual lo extraño en sobremanera.
-No pienso matarte hermanito, tampoco eres de mi interés, lo que siempre he querido ya es mío.
-Mátame Hao, si te la llevaras mátame aquí o te prometo que te encontraré, no importa lo que tenga que hacerte maldito hijo de perra, te encontraré y te mataré.- gritaba mientras lo miraba desde el suelo completamente herido incapaz de moverse mientras lloraba por perder al amor de su vida. - te recuperare Annita, lo prometo ANNITA, MI ANNITA .- gritó hasta no poder más y caer inconsciente.
El shaman de fuego estaba infinitamente feliz. Por fin tenía en sus brazos a la hermosa rubia que le quitaba el sueño, finalmente era suya y nadie se la iba a quitar.
Llego al enorme castillo abandonado en el que se hospedaba desde hace ya bastante tiempo y la dejó en una de las habitaciones más altas y sobre una cama pequeña en la que podría descansar hasta despertar y dar la bienvenida a su nueva vida.
A mitad del desierto ya había caído la noche e Yoh y los demás estaban alrededor de una pequeña fogata totalmente serios.
-Yoh amigo, cuanto lo siento- dijo el pequeño Manta
-no digas eso Manta, la encontraremos no importa el tiempo que nos tome, todos estamos contigo Yoh. No te abandonaremos.- hablo seriamente el chino. El castaño estaba ebrio de ira en su mente solo era una cosa constante, encontraría al maldito que se llevó a su prometida y matarlo.
En lo alto de una de las habitaciones de un castillo abandonado se encontraba una hermosa rubia que poco a poco iba recuperando la conciencia, cuando recordó lo último que había pasado abrió los ojos de golpe y se sentó rápidamente en la pequeña cama. Estaba confundida ¿dónde estaba? Sus dudas no duraron mucho.
-vaya la rubia ya despertó.- la Itako volteó rápidamente para Ver al trío de la flor custodiando su entrada.- llama al jefe
-¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? - dijo la chica completamente a la defensiva
-Eso no nos corresponde rubia.
-Pero ¿cómo que...?- las chicas salieron de la habitación y la dejaron sola mientras la rubia escuchaba como desde afuera ponían el cerrojo a la habitación, la chica se puso de pie inmediatamente y se asomó por la ventana más cercana. A lo lejos no se podía ver absolutamente nada que no fuera arena y la espesura de la noche, tenía que admitir que estaba asustada.
Estaba ensimismada en sus pensamientos viendo todas las posibles salidas y orando porque alguien pudiera encontrarla, porque su prometido hiciera lo posible por buscarla y llevar la casa, que no se dió cuenta de que alguien abría la puerta lentamente y cuando volteo se llevó la peor sorpresa de su vida Hao Asakura estaba frente a ella.
-ya despertaste Annita, es un gusto ¿te sientes bien?.- preguntó con una hermosa sonrisa.
-¿A dónde me trajiste maldito enfermo?
-pero ¿por qué tanta hostilidad Annita? En ningún momento te he ofendido.- dijo con una linda sonrisa.- tranquila mi intención no es hacerte daño, todo lo contrario te haré muy feliz y en cuanto a mi hermano bueno… Él jamás podrá encontrarte aquí.
-¿de que hablas?
-en que puedes ir haciéndote a la idea de que ahora me perteneces, tranquila es sencillo, de ahora en adelante serás sólo mi mujer.- dijo mientras se acercaba a ella y la acorralaba en la habitación al mismo tiempo que acariciaba una de las mejillas de la chica. La rubia estaba furiosa por el comentario, tanto que le soltó tremenda bofetada.
-estás loco, yo jamás voy a ser tu mujer lo entiendes, jamás te voy a pertenecer, yo creo en él, Yoh va a encontrarme. jamás voy amarte, jamás te voy a querer, me das asco te odio. Jamás serás tan bueno como Yoh. Él siempre será mejor que tú.
Esos comentarios volvieron loco de celos al pelilargo que se cegó por completo de rabia.
-pues si no quieres tendré que obligarte.-dijo mientras la tomaba del brazo con brusquedad y la azotaba contra la pared, la chica estaba bastante asustada no sabía cómo defenderse y trataba de alejarlo de ella.
Todos sus esfuerzos fueron inútiles, su fuerza no podía compararse con la de Hao El chico comenzó a desvestirla a tirones, rompiendo su vestido y su ropa interior.
-No Hao por favor déjame.- decía la rubia mientras lloraba.
-Tendrás que acostumbrarte pues de ahora en adelante serás mi mujer. -La tomo de la muñeca y la arrojó a la cama, la chica se movía inquieta mientras lo veía, el pelilargo se desabrochó el pantalón y bajo la bragueta solo para mostrarle su enorme miembro erecto a la rubia.- será fácil, ya lo verás.
-no, no Hao no, por favor no te lo suplico.- decía mientras gritaba y se movía frenética. El chico la inmovilizó de los brazos y con su cuerpo la presionó a la cama, la rubia abrió desmesuradamente los ojos cuando sintió a Hao entrar de golpe en su interior, el castaño se movía con salvajismo; solo había una palabra para describir lo que la rubia sentía: dolor.
Después de varios minutos el shaman de fuego explotó de placer y salió del interior de la rubia, la chica estaba privada de sufrimiento, no se podía mover de dolor, sólo estaba callada viendo hacia la nada.
Por su parte el castaño no podía estar más feliz, al fin había sido suya, al fin le había ganado a su hermano, la miro con detenimiento, ella era tan hermosa y sensual, detallaba cada curva de su cuerpo y observó las manchas de sangre que quedaron en la cama.
-Bueno ¿no fue tan malo o sí? Acostúmbrate a esto, de ahora en adelante será sencillo, después de todo... Ya no tienes nada que entregarle a mi hermano. - salió triunfal de la habitación con una enorme sonrisa. Dentro, Anna explotó en llanto con las últimas palabras del castaño.
La chica lloró en su cama inconsolable ¿ahora qué haría? Quería morir, quería terminar ahí su sufrimiento y una parte de su ser ya no quería ser encontrada, ¿qué le diría al amor de su vida? No había podido cuidarse, fue vencida por el demonio de su hermano.
-Yoh...- suspiró cansada antes de caer rendida ante el sueño.
CONTINUARA…
