En fin, como ya supondréis, no tengo los derechos de autor de Mai Hime. Escribo sólo por diversión (espero que no sólo mía), así que, por favor, que nadie me denuncie por usar a estas adorables princesas

Prólogo

- ¡Gōko! ¡Cinco luces! ¡He ganado! – dijo alegremente Keitii a su oponente.

- Bueno, eso ha sido suerte...- respondió Sho con mala cara.

- Entonces, ya sabes lo que tienes que hacer... – dijo Keitii con una sonrisa.

- Sí, bueno... aquí está la firma... – dijo Sho con reluctancia.

Keitii Kuga, un simple labrador, había conseguido que su familia se emparentara con la gran familia Fujino. Sin embargo, había ciertas dificultades. Él había tenido sólo hijos, ninguna hija, que pudiera desposar al único hijo de Sho. Así pues, sus familias quedarían emparentadas, gracias a la debilidad de Sho por el juego, cuando sus primeros descendientes de la misma generación pudieran casarse. Entonces la familia Kuga heredaría la mitad de la gran fortuna de la familia Fujino. Keitii no podía estar más que satisfecho. Sin embargo, el destino quiso siempre que los descendientes de ambas familias fueran siempre del mismo sexo.

Varias generaciones más tarde, Akio Kuga veía con interés las noticias en su televisión. Después de mucho debate, en Japón se aprobó la ley de matrimonio homosexual. Mientras oía lo que decía el presentador, pensaba en el viejo manuscrito que había ido pasando de generación en generación, de primogénito a primogénito, con la esperanza de alguna vez hincarle el diente a la fortuna Fujino. Lo leyó y releyó, y vio que lo que la naturaleza no le había dado (un primogénito que desposara a la hija de Hiroshi Fujino), se lo había dado la corriente liberal que recorría el mundo en el siglo XXI. En el texto decía que "cuando pudieran casarse", no cuando fueran de sexo distinto. Así pues, se dirigió hacia el bufete de un amigo suyo con dicho documento, con idea de darle la noticia a su futuro consuegro.