Había sobrevivido a Los Lannister, a las intrigas de los Tyrell por hacerse con Invernalia, a las intrigas de Baleish para dividir a su familia todavía más de lo que ya estaba, también sobrevivió al terrible trauma que fue el ver a ser Ilyn Payne decapitar a su padre frente al septo de Baelor. La pregunta radicaba en lo siguiente, ¿Cómo haría para sobrevivir a lo que se le venía encima?
Muchas veces se enamoró de las personas equivocadas Jofrey fue su primera equivocación solo se fijó en la superficie y no en el interior, después llegaron sus sueños con Loras Tyrell y luego con Willas Tyrell, de allí llegaba Tyrion Lannister y de él Harold Hardyng. Para que ahora llegara Jon, el maldito bastardo de su tía Lyanna renacía del mundo de los muertos; para poner lo poco bueno que quedaba de su vida maltrecha de cabeza. Todo por un sentimiento estúpido que nada bueno le traía como el amor.
A esas alturas del juego Sansa se sabía perdidamente enamorada de Jon Stark, Targaryen, Nieve o lo que fuera, lo único de lo que tenía plena noción era que Jon no le era indiferente le gustaba su cuerpo atlético. La manera en que se movía cuando entrenaba con Tormund, su sonrisa, el brillo de sus ojos violetas, su cabello negro rizado del color de la noche en fin Jon se había vuelto para ella una versión mejorada de Loras Tyrell.
La muchacha suspiró mientras contemplaba embelesada la imagen de ella que le regresaba el espejo; siguió jugueteando con aquel frasco de perfume de menta con extracto de aceite de limón hasta que los toquidos provenientes del otro lado de la puerta. Le hicieron salir de sus infantiles cavilaciones. La puerta estaba abierta, pero siempre le gustó hacer esperar a los sirvientes e inclusive sus padres tenían que esperar a que ella le diera el antojo de abrir. Empero eso no servía con la chiquilla pretenciosa e insoportable, que era Lyanna Mormont. Esa osa pobretona lengua larga que últimamente se tomaba más atribuciones de las que realmente le correspondía.
—Lady Stark.—La muchachita al menos tenía la amabilidad de inclinar la cabecilla delante de ella, Sansa por su parte se sentía hervir por dentro.—Su majestad espera a por usted en el salón del trono.
Era sabido que Daenerys estaría allí siempre a un lado de Jon indicandole todo el tiempo que todos los miembros de la dinastía dragón se sentían atraídos siempre. Sansa se mordió el labio inferior, no soportaba verlos juntos de hecho odiaba verlos juntos.
—Dígale al rey del norte de mi parte que tengo dolores de cabeza y no quiero bajar.
Antes de que la muchachita replicara algo, Sansa se levantó de la silla que estaba frente al peinador caminó unos cuantos pasos cerrandole la puerta a Lyanna Mormont en la cara. Cuando ella decía que no, era un simple no. A eso debía acostumbrarse Lyanna Mormont.
Acto seguido volvió a lo suyo, iba a ocupar de nuevo su asiento frente al peinador de haber recordado afortunadamente que tenía unas telas nuevas regalo de ser Harrold hacía unos cuántos meses. Como ella fuera diestra en el arte del bordado simplemente sacó el cajón de telas. Seleccionó una tela en color azul rey con bordados de hilos dorados en el centro y en las orillas. Cogió un maniquí, unas tijeras y puso uno de sus vestidos en el centro de la cama poniéndose a cortar la tela lentamente.
Por ahí decían que bordar o coser ayudaban a calmar la mente al menos en ella no surtía el efecto deseado. Pero si ayudaba a que el día se pasara más rápido para que llegara el día siguiente.
[...]
Se encontraban todos, o bueno casi todos reunidos en la sala del trono las últimas batallas contra los caminantes blancos no eran del todo buenas para ellos en la que recientemente habían librado caía un dragón y además caía con él el muro, Gracias a que el rey de la noche lograba conseguir un dragón de hielo tras la muerte de Vyserion.
Daenerys aún se encontraba afligida por la muerte de uno de sus hijos, pero en los norteños el terror y la desesperanza comenzaban a hacer estragos.
—¿En dónde está lady Sansa?
La voz joven y fuerte del recién nombrado rey del norte se hizo sonar por el lugar. Jon se pocisionaba a un lado de la madre de Dragones que permanecía rígida como una piedra frente a los demás señores norteños.
—Lady Sansa ha manifestado otro dolor de cabeza.-Jon se llevó una mano a las sienes—Ha dicho que no participará en la reunión que se llevará hoy.
Desde la llegada de Daenerys, Sansa llevaba sin aparecerse por las reuniones casi siete veces. No entendía bien a bien lo que pasaba lo que si pensaba que debía hacer era hablar con ella. Como miembro de la familia Stark, era su deber estar presente en las reuniones compartiendo ideas, ayudando a trazar planes para vencer al enemigo.
Sin más ceremonial abandonó la sala dando grandes zancadas con Tormund Matagigantes pisándole los talones intentando en vano calmarle. En tanto en la sala los señores del norte volvían a los murmullos.
Pasando rápidamente los pasillos de Invernalia a grandes pasos, se topaba con los criados que comenzaban a hacer sus labores diarias, cada uno de ellos en medida que iba avanzando desplegaba una reverencia ante su rey. Y él les respondía con una breve inclinación de cabeza.
—¿No crees que debas mantener la calma Jon?—Tormund marchaba a buen paso junto a él, a pesar de que Jon caminaba muy aprisa, para el salvaje pelirrojo no era prácticamente nada.—Si la muchacha no quiere…
—¿Desde cuándo te has vuelto condescendiente?—Interrumpió el rey del norte de manera seca.—Desde que Daenerys llegó a Invernalia ella no hace más que encerrarse en sus habitaciones y cartearse con Harrold Hardyng.
No se había dado cuenta, pero pronunció el nombre del heredero del valle con cierto odio. Estaba en deuda con el valle porque gracias a Sansa pudo derrotar a los Bolton y con ellos a Stannis pero hasta ahí, llegaban las relaciones. Le convenía mantener buenas relaciones con los halcones; pero temía que Sansa; así como los usó para deshacerse de los enemigos de la casa Stark, los usara para deshacerse de él con el tiempo.
No le gustaba pensar así de Sansa,pero era lo menos que podía hacer después de enterarse de la manera tan férrea en la que su prima defendió a Meñique; luego de que Bran usando sus poderes descrubriera la manera tan infame en la que Pyter traicionó a su padre en Desembarco del rey. Después de jurar que lo protegería de los Lannister.
Sansa abogó por él alegando que durante el tiempo en que gobernó Cersei Lannister, la mantuvo protegida en el Valle haciéndola pasar por su bastarda; quizás habría matado a su padre sí. Pero a los ojos de Sansa, Meñique había lavado la ofensa hecha a la persona de Ned Stark cuidando de un miembro de la manada.
Ahora Peytr Baeleish estaba fuera de su alcance, Sansa se aseguró de enviarlo de regreso al Valle antes de su regreso para protegerlo de un nuevo juicio. ¿Qué tanto habría aprendido Sansa del creador del juego de tronos? Ésa era la pregunta que le rondaba la cabeza.
En Desembarco, su prima se rodeó de personas como Tyrion, Tiwyn y Cersei Lannister además de gentes como Olenna y Margaery Tyrell, seguro que había aprendido grandes cosas de todos y cada uno de ellos. Buenos jugadores del juego de tronos en su momento.
Al llegar a la puerta de las habitaciones de Sansa no se detuvo a tocar, simplemente le ordenó a Tormund tumbarla el salvaje hizo lo que le ordenaron; unos cuantos pasos dados hacia atrás y después una simple patada bien dada logró que la puerta se abriera de par en par.
Jon vio a Sansa sentada delante de un Maniquí, cortaba la tela siguiendo la moldura de otro de sus vestidos.
—¿Por qué has osado faltar nuevamente a las juntas de consejo?
Jon la vio ponerse en pie delicada y elegantemente, no cabría dua de que si se lo proponía sería una gran dama un día.
—No he tenido ganas de asistir—La vio encogerse de hombros, ello fue lo que le hizo hervir más en rabia. Últimamente todo lo que hacía Sansa le provocaba cierta furia, cosa que ni sabía porqué.—Además supongo que no necesitas de mi ayuda. Tienes muchos amigos que pueden ayudarte: Bran con sus visiones, Daenerys Targaryen con sus dragones, los salvajes, Arya con su experiencia con espadas, Brienne ¿En qué te puedo servir yo Jon?
El rey del norte apretó los puños fuertemente la furia era evidente pero la de lady Sansa crecía al mismo ritmo, a ese punto lo que quedaba de la familia Stark estaba reunida, desde Arya, Brandon en su silla de ruedas, y Rickon junto a Osha observando temeroso la situación Sansa estaba consciente de que hacía enfurecer más a Jon pero no le importaba. Seguía tan impasible como hasta el principio, hacía mucho tiempo que había dejado de tener miedo por cosas triviales. Ya que conocía las causas del verdadero temor, la furia de Jon Stark le tenía sin cuidado.
Lo que debería tenerle a él con cuidado era conocer la suya, una furia que bueno, básicamente se medía en base a pérdidas. Ya no eran los mismos eso era sabido pero de todos Sansa sentía que era la que más estaba cambiando. Para bien o para mal eso los dioses eran los que tenían la respuesta.
—Regresa a tus labores Jon.—La voz de Sansa era un frío témpano de hielo.—Déjame aquí con mis costuras, sé que allá no te sirvo para nada.
Antes de que ella intentase siquiera darse la media vuelta, un brazo le sostuvo el antebrazo derecho, con fuerza, apretaba los dedos como si quisiera arrancarle el brazo de una vez. Jon notó que cada músculo que apretaba de Sansa se tensaba más. A través del espejo vio a Arya ponerse en primera fila lista para entrar en acción por si algo llegaba a pasar.
—Su-el-ta-me.—Escuchó mascullar a Sansa con los dientes muy apretados.—¡He dicho que me sueltes Jon!
Jon tragó saliva, la ira estaba ganándole pero no podía vencerla tenía que escupir lo que se le estaba atorando en la garganta aunque sabía también que se arrepentiría por ello después.
—No quiero seguir teniendo desconfianza hacia ti Sansa.
Le vio achicar y agrandar los ojos, los labios sensuales y rosados se abrieron para tratar de devolver la ofensa con palabras seguramente más hirientes, empero se cerraron de prisa.
Sansa logró soltarse de su agarre bien ya todo estaba dicho. Había considerado las consecuencias tras su decisión de soltar a Peytr, aún así sabía que no podía dejar que lo enjuiciaran.
—Está bien, en vista de que soy considerada una traidora aquí quizás se me de tiempo de arreglar mis pertenencias y salir de un reino en el que básicamente no tengo ya más cabida.
Jon se quedó estático con aquella iniciativa, no, no era a lo que habría querido llegar pero…
Sansa, ¡Maldita fuera Sansa!
[...]
Arya observaba compungida a las doncellas de Sansa guardando sus vestidos en pesados baúles, pensaba que su decisión de marchar de Invernalia era un tanto precipitada, bueno como últimamente lo era todo.
—¿Porque no tratas de hablar con Jon? Estoy segura de que…
Sansa se dio la media vuelta viendo a su hermana menor con sus ojos azules, aquellos ojos que en ese momento echaban chispas de furia azul zafiro. Inclusive Arya siempre tan intimidante sintió la necesidad de desviar la mirada Jamás había conocido cuál era la nueva naturaleza de Sansa. Pero ya no era la doncella criada para ser dócil. Ambas ya eran dignas hijas de la casa Stark, eso nadie podría objetarlo; ni siquiera Jon.
—¿Piensas ir al Nido de águilas? Sabes que si vas allá, la gente terminará de pensar que eres tan traidora como Meñique.
Sansa soltó un bufido hacía mucho tiempo que aprendía a no tomar en cuenta las opiniones de los otros. Cuando pensaba en sobrevivir por su propia cuenta.
—Sé perfectamente que piensan y qué no piensan de mí Arya. A estas alturas tanto da. Lo único que sé es que no pienso seguirme quedando aquí un minuto más. Jon es un cabezota sé que yo también lo soy pero necesitamos más gente con lo que tenemos sabes que no alcanza para vencerlos.
Arya entonces asintió, el motivo por la partida de Sansa no era precisamente el enojo sino la intención de buscar más brazos allá en donde le fuera posible. Si así era, entonces ella quería hacer su parte.
—Déjame ir contigo entonces, yo podría ayudarte.
Sansa hizo una seña negativa, prefería de momento partir sola a lo mejor el viaje podía ayudarle a ordenar las ideas. Quería pasar una temporada en el nido para olvidarse de sus problemas,respecto a sus sentimientos hacia Jon.
—Prefiero marchar sola Arya.Tú quédate con Jon seguro que le eres de más utilidad aquí que yo misma.
—Lady Sansa.—Una criada le hizo reverencia antes de continuar.—El carruaje está listo, los hombres que han de escoltarla al nido también.
Sansa asintió, permitió que su hermana le colocara la capa de zorro con el emblema de los Stark mientras un par de criados cargaban con sus pertenencias, ella salió tras ellos.
