Estúpida camilla, estúpido suero, estúpido doctor, estúpido hospital, pero lo más importante, estúpida enfermedad. Estos eran los pensamientos que vagaban en la cabeza de aquella rubia, la cual se encontraba recostada en una camilla de hospital. Sabía muy bien que algo no estaba bien, se había sentido terrible, llevaba dos días ahí internada, solo había visto a sus padres un par de veces y la última no fue muy agradable ya que su madre no dejaba de llorar y su padre se veía totalmente deprimido.
Agitó su cabeza intentando alejar aquellos recuerdos que lo único que hacían era llenar su mente con pensamientos horribles, intentó mirar por la ventana, aunque no había mucho que ver, solo edificios y nada más, extrañaba la ventana de su habitación desde la cual podía observar a cierto chico castaño, ambos ya habían crecido y "madurado", ella aún tenía esa loca obsesión (que era como ella lo llamaba) por aquel chico ya no tan pequeño y regordete.
Empezó a recordar todo, desde que lo conoció, hasta aquellos besos que la hacían crear falsas ilusiones, por desgracia una parte de ella sabía que eso jamás sucedería ya que más que amistad, ellos tenían una enemistad y ella sabía muy bien que los enemigos jamás se quedan juntos.
De la nada la puerta de su habitación se abrió de golpe dejando ver una chica rubia que parecía ser mayor a la rubia que yacía en la camilla, al verla ahí de pie frente a ella con una mirada de preocupación fue cuando entendió que realmente algo estaba muy mal.
-Si tú estás aquí… yo debo estar muy mal- le dijo Kendall a la rubia que estaba frente a ella.
La chica sonrió de medio lado, sabía que explicarle aquella situación a su hermana menor sería muy difícil –Algo así- dijo con voz apagada mientras se acercaba a un banco que estaba al lado de la camilla.
Ambas se miraron sin decir palabra alguna, Kendall esperaba a que su hermana hablara y esta pensaba en una forma de explicarle todo a Kendall de una manera sutil y con tacto.
Cuando había encontrado las palabras adecuadas para hablar con Kendall, al abrir la boca lo que escuchó no era exactamente su voz.
-Linnie… solo dime que tengo- preguntó un poco fastidiada y choqueada Kendall.
-Sabes que odio que me interrumpan- dijo la chica con el ceño fruncido.
-Y yo odio que no me sean sinceros- dijo una Kendall muy molesta, suspiró para intentar calmarse, se sentía desesperada –solo dilo de una vez- dijo cabizbaja.
Linnie intentaba entender a su hermana, por lo que sabía llevaba alrededor de dos días ahí sin que alguien le dijera una sola palabra de lo que sucedía, eso debía ser desesperante, dio un gran suspiro y miró a su hermana a los ojos.
-Kendall… quiero que sepas que lo que estoy a punto de decir no es nada fácil…mis padres no sabían cómo explicarlo, por eso estoy aquí… -suspiró –Como habrás notado, no estás aquí por una simple fiebre –Kendall asintió- esto es más grave … Kendall… tu…- por alguna razón sentía un nudo en la garganta terrible, se armó de valor e intentó seguir –Kendall… tu… tienes leucemia aguda en fase terminal- dijo intentando reprimir algunas lágrimas que querían escapar de sus ojos.
Kendall al escuchar aquello abrió sus ojos de la impresión –pe… pero tiene cura… ¿no es así?- dijo un poco preocupada la chica.
-Sí y no- dijo Linnie con la mirada clavada en el suelo –La leucemia tiene cura si es detectada a tiempo pero tu…- suspiró –Este no es tu caso- una lagrima rodó por su mejilla –la leucemia aguda avanza muy rápido y la tuya se encuentra ya en fase terminal… ya no hay vuelta atrás Kendall- cuando terminó de explica tapó su rostro con sus manos tratando de que su hermana no la viera en ese estado.
Kendall trataba de asimilar aquello, sabía que no había una cura, lo único que le esperaban eran los cálidos brazos de la muerte -¿Cuánto tiempo me queda?- preguntó con una media sonrisa.
Linnie la miró un poco sorprendida, no se esperaba esa reacción -¿Por qué preguntas eso?- preguntó sin entender, pero al ver a su hermana tan frágil… tan vulnerable… con una pequeña sonrisa vacía en sus labios, sabía que su hermanita era fuerte y no se dejaría caer tan fácil en la depresión, lo más probable es que tenía algo entre manos.
-Es solo que…- suspiró –no quiero pasar mis últimos días en esta habitación de hospital… quiero… hacer algo más antes de "partir"… quiero hacer cosas que antes no había podido hacer o no había tenido el valor de hacer- dijo sin borrar aquella sonrisa de sus labios y con la mirada perdida.
Linnie miró a su hermana y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, su hermana era fuerte, pero, al recordar la pegunta su sonrisa desapareció poco a poco –dos semanas… tal vez menos- dijo recordando las palabras del médico.
Kendall abrió sus ojos de la impresión, se imaginaba que le quedaba poco tiempo pero no se imaginaba que fuese tan poco -¡¿Solo dos semanas?!- preguntó casi gritando.
-O menos- contestó su Linnie con la mirada clavada en su hermana –Ya te había mencionado que la leucemia aguada avanza rápido- dijo con tristeza.
Kendall agachó su cabeza, era muy poco tiempo. Suspiró y alzó la vista, ella no se rendiría tan fácilmente, ella cumpliría su meta, ella era Kendall Perkins y nada evitaría que cumpliera sus objetivos; como solía decir su antiguo enemigo haz todo y luego haz más, ahora aquellas palabras, que antes no entendía, tenían sentido ahora.
Sonrió de lado al recordar aquellas palabras –Entonces debo aprovechar el tiempo que me queda- al decir esto apartó aquellas sabanas que cubrían su cuerpo e intento ponerse de pie, pero sus piernas fallaron un poco, no recordaba sentirse tan débil.
-¡Kendall!- dijo su hermana mientras se acercaba para ayudarla, pero Kendall no la dejó -¿Acaso estás loca o perdiste la cabeza y cordura que te quedaba?- preguntó un poco molesta.
Kendall tenía una sonrisa dibujada en sus labios, aquella que solo mostraba cuando aceptaba un desafío –Hazlo todo y luego haz más- fueron las únicas palabras que salieron de sus labios.
Linnie por su parte solo la observó con una ceja arqueada, poco a poco su hermana se puso de pie, se veía tan fuerte, llena de valor y energía, cualquiera que la mirara ni siquiera pensaría que estuviese tan grave.
-¿Qué es lo que piensas hacer?- preguntó Linnie, ya que lo único que se le venía a la mente eran imágenes de su hermana haciendo alguna locura.
Kendall sonrió al ver la cara de su hermana, se veía bastante preocupada –Tranquila… solo quiero vivir mis últimos días con normalidad- dijo intentando tranquilizar un poco a su hermana –No pienses que me quiero lanzar del pico de la viuda- dijo con una sonrisa divertida.
Linnie negó con la cabeza un poco divertida por la ocurrencia de su hermana -¿Qué tienes planeado?- preguntó mientras se acercaba a Kendall.
-Solo quiero cumplir mi último y más grande deseo- dijo con una tierna sonrisa.
Linnie la miró y no pudo evitar sonreír, se sentía triste por la situación de su hermanita pero estaba dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de cumplir aquello –Prometo que te ayudare a realizar aquello- dijo Linnie si borrar su sonrisa.
Kendall la miró tiernamente, nunca habían tenido una buena relación como hermanas pero a pesar de eso ella siempre había admirado a su hermana y esos últimos días quería demostrarle lo mucho que la quería –Gracias- dijo mientras abrazaba fuertemente a Linnie.
Hola! espero les haya gustado, es la primera vez que escribo sobre esta pareja, pero es que la idea golpeo mi cabeza y no me dejaba dormir tenia que escribirla n.n
Se que no se entiende mucho pero es que es como el prologo de esta locura mía xD
Perdonen las faltas de ortografía terribles Q.Q y si hay palabras que no se entienden muy bien es por culpa de mi teclado que me ha estado fallando, se ha puesto rebelde u.u bueno sin mas me despido y espero lo disfruten bye suerte! n.n
