No hace mucho tiempo, en el Oeste, se desató una gran y sangrienta Guerra entre el Pueblo Gerudo - liderado por el joven Ganondorf- y las tropas del reino de Hylure. Se dice que el ideal del rey Gerudo era obtener la Trifuerza, mas sus propósitos son desconocidos, pero lo que sí se sabe es que a pesar del valor y la fuerza de las tropas de Hylure, Ganondorf se hizo con la Trifuerza del poder; desequilibrando la paz del mundo, haciendo aparecer mounstros por todas partes y dando inicio a una nueva historia, un nuevo capítulo de la reencarnación sin fin, una nueva aventura que los elegidos del destino deberán vivir.
Las diosas convocan a sus Elegidos, para restaurar la paz en el reino.
¿Atenderás a su llamado?
CAPITULO 1: La última mañana
Eran las 9 en punto y el castillo ya estaba en movimiento, excepto una habitación. La de la Princesa Zelda; No era nada de qué alarmarse, ya que a pesar de ser una dama alegre y entusiasta, solía dormir hasta tarde.
Pero esta vez no se saldría con las suyas, ya que Impa- su institutriz- Le obligaría a levantarse más temprano, cada día un poco más. Tenía que formar hábito, después de todo, una Reina no puede presentarse al desayuno al medio día; como solía hacerlo la princesa.
-Mi señora, es hora de despertar- dijo, tocando la puerta. Impa solía ser bastante formal, pero también se enojaba muy fácil.
-Nehhhh- se escuchó desde el otro lado, estaba claro que la chica no tenía la más mínima gana de levantarse.- es muy temprano… ¡cinco minutos!-
-Lo siento Princesa, pero ayer me ha dicho lo mismo y ha prometido que hoy se levantará cinco minutos más temprano.- Contesto la Mujer Sheika – Una princesa nunca rompe su palabra.
Zelda suspiró, no le quedaba otro remedio que despedirse de su cama y empezar el día.
-Pasa-
Impa abrió la puerta, su expresión era seria pero serena. Zelda siempre había visto cierta ferocidad en los ojos rojos de su institutriz, que más bien, sentía como la hermana mayor que nunca tuvo. De hecho eran un poco similares, de test clara, pero no pálida y pelo rubio, el punto es que la Sheika era mucho más alta de lo que ella alguna vez sería.
-Y…. ¿has pensado en lo que te dije?- los ojos azules de la princesa estaban inquietos, nerviosos, pero con un brillo de esperanza. Lo que le había pedido no era menor, pero era el sueño de su vida. La expresión de Impa se endureció un poco, esto no era nada bueno.
-Lo lamento Majestad, pero no puedo dejarla ir… Es muy peligroso- La Princesa bajó la mirada, desalentada… no era la primera vez que recibía un "no" por respuesta.
-y…. ¿y si vas conmigo? –
- La decisión sigue siendo no. Aunque soy la única calificada para protegerla, no arriesgaría su seguridad a menos que el riesgo sea cero- Impa se arrodilló enfrente de Zelda, tomándole los hombros.- por favor entienda que lo hago por su bien, le prometo que algún día le mostraré cada rincón de Hylure.
-¿hasta el más pequeño bosque?-
-si-
-¿hasta la más grande montaña?-
-si-
-¿cada rincón de la ciudadela?-
-si-
La princesa sonrío complacida, si había alguien en quien podía confiar, ese era Impa. Pero la incertidumbre del "algún día" le agobiaba, quería al menos conocer la ciudadela como la palma de su mano. ¿Qué clase de gobernante no conoce su reino?
-¿Cuándo crees que sea ese día? Realmente quiero conocer el mercado, la plaza. Quiero ver con mis propios ojos y no con historias, lo que hay más allá de las paredes del palacio-
- Lo que tiene que ser, será...a su tiempo y en su momento, solo confíe y espere con paciencia...- sentenció Impa, sus palabras eran ciertas, pero no eran muy alentadoras.
-¡Es que ya no quiero esperar más! ¿Cómo se supone que los gobierne, si no los conozco en absoluto? ¡Sería un pésimo líder!- exclamó algo alterada la Princesa, tenía el ceño fruncido, los brazos cruzados y un poco sonrojadas las mejillas debido al enojo, mas con el cabello enmarañado y la pijama, no había quien le tomara en serio.
Impa sonrío de un solo lado, Zelda seguía siendo una niña a sus ojos después de todo… ya estaba acostumbrada a este comportamiento algo infantil. – Sus argumentos son sólidos y su determinación indudable… dudo que sería un mal líder.- y agregó- pero…. Me temo que no puedo evitar sonreír ante la escena de una niña en pijama reclamando su libertad, cuando todavía no se puede librar de sus sabanas.-
-Ya no soy una niña…. Hace bastante que he cumplido los 16- digo algo molesta Zelda. No le gustaba cuando la gente hacía referencia a su altura o a su edad. – Tú y Link siempre me tratan como una niña. ¡Y eso que Link es con suerte un año mayor!-
-Tal vez si maduraras un poco, la gente dejaría de tratarte como una niña- Dijo la mujer de los ojos rojos, irguiéndose y extendiéndole la mano a la princesa. Zelda suspiró. –Lo sé…. Pero es que algunas veces me aterra el mundo de los adultos, siempre tan aburrido y monótono.-
-Es por eso que necesito que madure, para que traigas un poco de color a ese mundo. No le pido que sea seria todo el tiempo, usted todavía es demasiado joven para eso. Solo deje atrás las niñerías. Como por ejemplo…. – y desvió la vista hacia un peluche de una extraña ave carmesí.- eso.
-¿QUÉ? ¿MI PELUCHE? ¡NO!- dijo, tomándolo y apretándolo contra su cuerpo- ¡de ninguna manera! ¡Lo tengo desde que era niña!-
-ese es el problema… Dejarlo encima de su cama está bien, pero dormir con el... perdóneme, pero me parece un poco… infantil.-
-supongo que tienes razón… ya no dormiré con el….- de la nada, su expresión se tornó seria.- ¿pero prometes no enviarlo a la basura?
-prometido- La princesa dejó a un lado el muñeco, tomo la mano de su institutriz y se incorporó.
-Vaya rápido princesa, o si no el agua se enfriará- Zelda asintió, quería terminar la mañana lo más rápido posible, tenía unos planes muy importantes y necesitaba convencer a alguien para que le apoyara al realizarlos… Iba a ser un poco difícil, ya que esa persona ya tenía su propia opinión al respecto, pero se las arreglaría para convencerle… a pesar de su determinación, Zelda no podía evitar sentirse mal por Impa, quien había confiado en ella y que solo le deseaba lo mejor. Pero necesitaba hacerlo, era crucial…
CAPITULO 2: ¿Irías conmigo?
