Disclaimer: Los personajes son propiedad de Stephenie Meyer, la historia es de mi creación y queda absolutamente prohibida su adaptación o traducción, parcial o completa.
-.-. Beteado por BaisersArdents .-.-
Nota: Este es un capítulo-introducción. La verdadera extensión de estos irá aumentando gradualmente :)
Capítulo 1:
Sigo pensando que quedarme en Phoenix fue lo mejor. Mi mamá pasa la mayoría del tiempo conmigo, y cuando su novio, Phil, sale de gira, ella va con él. No me molesta quedarme sola en casa, porque me gusta tener privacidad de vez en cuando.
Sin embargo, aún me pregunto qué habría ocurrido si me hubiera mudado con Charlie a Forks. Aunque no es que le dé demasiadas vueltas al asunto, solo es curiosidad. A pesar de eso, no puedo evitar pensar en qué tan diferentes serían las cosas. ¿Tendría algún nuevo amigo? ¿Habría conocido a alguien importante? Qué se yo.
Quizás las cosas hoy serían muy diferentes. Aunque la perspectiva de qué tan diferentes puedan ser me pone tan nerviosa, que siempre termino queriendo pensar en otros asuntos.
Ahora bien, preocupándome de lo inmediato, ¿debería sentirme feliz? Nunca le entendí el chiste por alegrarte al terminar la secundaria, porque ahí empieza todo el jaleo de la universidad, y el futuro, y entonces, ¡pum! ¡Bienvenido al mundo de los grandes!
Entonces, todos mis miedos comienzan a materializarse. Porque me asusta el hecho de que mi vida acabe en la miseria. O que todos los planes y anhelos que alguna vez tuve se vayan al bote de la basura. ¡He terminado el instituto de una vez por todas, y no me siento en nada diferente!
Lo único que me distraía del tema —un poquito—, era el paseo de curso que tendríamos los chicos del taller de lenguaje.
Era una ironía, dado que me iría a la universidad de Seattle a estudiar. Así que no tengo idea en qué podría beneficiarme vacacionar en la zona donde voy a vivir en los próximos cinco años. Iríamos todos juntos, pero en vez de regresar a Phoenix, yo me quedaría allí en mi nueva casa. No me gusta mucho el clima de por allá y sus alrededores, siempre he creído que es una lata querer salir a calar en sol y terminar empapada en agua. Aunque, me gusta la universidad de allí. Creo que tienen buenos programas, y sólo sería por un tiempo hasta que termine la carrera y pueda irme a Chicago o a Nueva York. La segunda opción era más factible si pensaba convertirme en escritora.
No me agradaba salir de paseo con un grupo de estudiantes —mi primera opción habría sido evitarlo—, pero dado que Robin, mi amiga, va a ir, no podría ser tan malo. Ella había llegado al instituto en Phoenix para completar el último año ahí, y se había mudado desde California. En muchos aspectos tenía afinidades conmigo, así que la consideraba realmente agradable. Me habría dado pena dejarla sola entre el grupo, porque era tan mala como yo para hacer amigos. En el mundo de los prejuicios, ella parecería a simple vista, nada más que una chiquilla cualquiera, como yo. Ella con su rostro alargado, pómulos sin resaltar, y con dos ojos pequeños que parecen canicas grises. Un poco más rellenita que yo, pero aún así en forma. Con los labios finos y su cabello pelirrojo que cae hasta unos diez centímetros después de los hombros.
Por otro lado, mi mamá me decía que estudiara leyes. Yo nunca le vi el chiste a aprenderse trescientas páginas de memoria. Jamás me he considerado una amante de la historia, porque siento que en el juego entra más memorizar que aprender. Lo mío era la rama del lenguaje. ¡Y estaba ansiosa por irme a estudiar los clásicos!
Iríamos con el curso a mirar algunos museos y uno que otro paseo marítimo. Luego de que Robin y los chicos se fueran, iría a pasarme por Forks unos días. Le haría un poco de compañía a Charlie y en verdad sería genial visitar la zona, porque si no me equivoco la última vez que fui, fue a los catorce en las vacaciones de verano.
Llevaba poco tiempo de graduada, y el verano recién comenzaba. Esperaba poder agarrar algún buen empleo para no aburrirme, y a la vez, juntar un poco de dinero. No tenía intenciones de andarle pidiendo a Charlie o a Reneé, porque no me hacía gracia el ser mayor de edad y que tuvieran que mantenerme, me parecía humillante. Quizá soy algo anticuada, o simplemente disfruto la independencia. Una de dos.
Tomé mis maletas y las agrupé en una esquinilla vacía. Todo en mi habitación estaba empacado, incluso mi cama y mis muebles. Todo lo que tenía me serviría para mi nuevo hogar en Seattle.
La idea no me entusiasmaba demasiado, pero ya no había vuelta atrás. El hecho de haberme graduado con honores, hizo que mi admisión en la universidad fuera rápida. No le di muchas vueltas al asunto de quienes serían mis compañeros de curso, ¿para qué? Si tenía algo de suerte, serían más o menos de mi perfil y si las cosas iban bien, ¿quién sabe si hago algún amigo nuevo? Bah, quizá mis expectativas son demasiado amplias, pero no sacaba nada con preocuparme. O buscarle el lado oscuro al tema. Lo hecho, hecho está.
Tomé un sorbito de mi Coca-cola y registré mi bolso de mano, por si llevaba mi móvil, mi IPod, y algo para leer.
—¿Te ayudo, Bells? —Phil apareció en la puerta, con una sonrisa tímida en el rostro. Cuando asentí, me ayudó con dos maletas, mientras yo bajaba con la restante. Lo que quedaba de mis cosas se irían en avión dentro de un par de días y yo podría recibirlas allá más tarde.
Al bajar las escaleras, Reneé me miraba tristemente. Tomó mi mano y la apretó fuerte. Luego, mientras me abrazaba, besó mi mejilla sonoramente y nos reímos. Yo no era muy de demostraciones afectivas, pero esto era distinto, porque en dos horas, ya no vería a mi madre en un tiempo.Y eso me ponía triste.
Subimos mis cosas al maletero y me despedí visualmente de la casa que me había visto crecer luego de que mi madre huyó de Forks. Extrañaría la amplia fachada y el porche. Sobre todo el asiento que se columpiaba, donde me había sentado a leer en tantas ocasiones. Extrañaría el clima.
Gemí.
Al llegar al aeropuerto, Robin estaba sola leyendo. Phil, Reneé y yo nos quedamos con ella conversando. Las lágrimas no faltaron. Reneé estaba poniéndose muy sensible.
Poco a poco fueron llegando mis compañeros, quienes iban solo con una maleta y un bolsito. Yo era la única que estaba realmente cargada. Cuando llegó nuestro profesor, el Señor Lee, nos sacamos una foto grupal en la puerta de embarque.
El Señor Lee tenía más o menos veinticinco años, recién egresado de pedagogía en inglés, y es uno de los profesores más simpáticos que he tenido. Enseña bastante bien. Mis compañeras suelen babear un poco, dado que es bastante atractivo. Alto, delgado, ojos verdes y con el cabello de un color castaño oscuro, casi negro.
Cuando porfin fue el momento de partir, asomé mi cabeza por la ventana del avión. Robin me tocó el hombro, llamándome. Nos pusimos los cinturones y miramos la pantallita con las instrucciones de seguridad. Ahí, mi amiga habló:
—¿Sabes, Bells? Creo que las cosas van a cambiar con este viaje.
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EDWARD POV
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—¡Edward! —chilló mi duende personal. Rodé los ojos.
—¿Qué quieres, Alice?
—Te traigo más información sobre las universidades.
Puse los ojos en blanco. Los asuntos universitarios estaban comenzando a estresarme.
Ahora que habíamos terminado la secundaria, teníamos excusa para irnos de Forks. Se suponía que Carlisle buscaría empleo por aquí cerca. Nos quedaríamos en las afueras de Seattle para poder estudiar, y Carlisle trabajaría en el hospital. Luego de que completáramos nuestros estudios podríamos mudarnos a Denali. Una vez más.
Estábamos en la sala de estar, todos en torno a nuestra mesita de centro, sentados en el suelo. Esme y Carlisle andaban fuera, viendo el tema de la mudanza y la casa que ocuparíamos, además del hospital al que Carlisle llegaría a trabajar en Septiembre.
Yo aún no sabía cual era la siguiente carrera que iba a completar, mientras que Alice entraría nuevamente a diseño, Rosalie a leyes, Emmett a alguna ingeniería relacionada con informática, y Jasper entraría por primera vez a medicina. Bloqueé los pensamientos de mis hermanos, quienes sopesaban las posibilidades que yo tenía. Era como tener cinco cerebros en vez de uno.
Deberías estudiar medicina, Edward. Quizás completes alguna otra especialidad.
—Descártalo, Alice —repliqué a su pensamiento, que se escapó sin querer.
Yo no quería estudiar algo que requiera de mucho esfuerzo cerebral, por lo que descarté medicina. ¿Para qué querría estudiar eso? Ya había completado la carrera en varias ocasiones y no era mi intención hacerlo de nuevo. Además, tenía especialidades. A lo largo de mi vida, ya tenía el título de Abogado, Dermatólogo, Kinesiólogo, y Traumatólogo. Y, como mis hermanos ya habían decidido, querían ayudarme en mi decisión. Revisamos muchos folletos, todos de la universidad de Seattle.
Luego me dejaron solo, para que pudiera decidir por mí mismo. Emmett y Jasper se pusieron a jugar videojuegos y las chicas estaban arriba haciendo no sé qué cosa.
—Eres tan complicado, Edward —susurró Emmett—. ¿Porqué simplemente no escoges algo y ya?
Y tenía razón. Solo sería una pequeña fracción de mi eterna vida la que ocuparía en estudiar lo que fuera a escoger ahora. Cinco o seis años no serían comparación con lo que viviría.
Luego de un rato, había tomado mi decisión. Boté los folletos de las demás carreras y me aferré al folleto de literatura.
Nota de la autora: ¡Sean todos bienvenidos/as! Bueno, este es mi primer fic, y sí, estoy algo asustada ahora, pero espero de corazón que les guste la historia. Respecto de las actualizaciones no losé, quizás semanalmente, dependiendo de como me torture la escuela lol.
Cualquier duda que tengan sobre la historia pueden enviarla a mi tumblr o twitter. Si prefieren por MP o por Review -no olviden que si no tienen cuenta de fanfiction, pueden dejarme su correo electrónico separado por espacios para que yo pueda responder a ellos, si no, ¡ni modo!-. Los links de ambas cuentas están en mi perfil. Pásense por allí.
Un abrazo enorme a Cata por betearme el capítulo ;)
Yyyyy, nos leemos en la próxima. Regálenme un review :3
Besos vampíricos,
Vale
