Principalmente quisiera ofrecer una disculpa a todos aquellos que he dejado mal por cuestiones de inconstancia en esto, estos últimos años, no han sido nada buenos para mí en realidad, en todos los sentidos, y por ende no he podido revivir la chispa de seguir escribiendo para ustedes, tanta mierda en mi cabeza y mi alrededor, me tienen un poco podrida, sin embargo, leí algo de lectura picante las últimas semanas, para tratar de revivir, y he encontrado una historia que me atrevo a adaptar para ustedes como ofrenda de paz a mi irresponsabilidad. Espero les gusté, a mi sin duda me ha hecho pensar mucho en estás cosas "picantes" ;)
—( * )—
Ahora bien, lo de los derechos. La trama es completamente propiedad de Caitlyn Willows una mujer con una imaginación desbordante. Lo único que me atribuyo es el trabajo de la adaptación para mantener todo dentro del Universo de Twilight, sin embargo los nombres de los personajes siguen siendo propiedad y atribuidos a Stephanie Meyer. ¡Espero que lo disfruten cariños!
Teacher´s Pet
ADAPTACIÓN.
Capitulo 1.
—Está noche se prevé en la zona de Tahoe una tormenta tardía de primavera. Podrían verse más de quince centímetros de nieve.
Isabella Swan echó otro tronco al fuego. ¿Qué le importaba cuánto nevara? No iba a ir a ninguna parte. Mientras no interfiera con la llegada de su invitado, estaría más que feliz. De hecho, una tormenta de nieve tal vez impediría que él se fuera. Definitivamente le sacaría provecho a su dinero.
—Última hora. Se ha emitido una Alerta Amber(*) a escala nacional…— Bella apagó la radio. La última cosa que quería oír eran malas noticias. Era la semana del profesor, para alejarse de toda la maldad del mundo. Para desinhibirse como si fuera una universitaria desmadrándose y dándose el gusto durante las vacaciones de Primavera. Y eso era exactamente lo que tenía planeado hacer.
Envuelta en su bata azul de seda, Bella fue descalza hacia el baño. Si su hermano se enteraba alguna vez de lo qué estaba haciendo en su cabaña a la orilla del lago, le leería la cartilla… entre otras cosas.
No planeaba que lo averiguara.
Cubrió muy bien sus huellas. Incluso había pagado en efectivo por su capricho. Después de todo, su reputación como profesora quedaría en entredicho si la descubrían.
De todos modos, una mujer se merecía representar sus fantasías más ocultas de vez en cuando. El cielo sabía qué no conseguiría nada de acción de otra forma. Así qué, ¿a quién hacía daño? Respuesta. A nadie.
No es como si lo hiciera siempre. Se lo merecía, maldición. Y había tomado todas las precauciones pertinentes.
Hizo su búsqueda. Comprobó la reputación de la empresa. Él era seguro cien por ciento. Igual qué ella. Por primera vez en su vida adulta, podría tener sexo de verdad sin algo de látex de por medio. Sólo la pulsan y suave carne en su interior. Apenas podía esperar.
Abrió los grifos de la bañera. Nubes de vapor se alzaron alrededor de ella. Roció una cantidad bastante generosa de gotas perfumadas de jazmín en el agua. Faltaban dos horas para qué él llegara. Dos horas de terrible espera. Sus pezones se endurecieron de anticipación. Pronto sus labios estarían en ellos, chupándolos, tirando de ellos hacia su boca… después de rogarle qué le dejara probarlos.
Un estremecimiento le recorrió el cuerpo a Bella. La humedad se reunió entre sus muslos. Su clítoris empezó a latir, exigiendo atención. Sonrió. Por supuesto, cedería. Está semana era para su completo placer.
Dejando caer la bata a sus pies, entró en el agua. Cuando se deslizó dentro de la maravilla líquida, la calidez la abrazó. Se metió una almohada de plástico para el baño, para sostener su cabeza y se estiró lo que su cuerpo permitía. Las ondas del agua la besaron entre los muslos. Tal vez no debería haberse precipitado tanto en llenar la bañera. Pero siempre había un después y un montón de tiempo para bañarse de nuevo.
Alcanzó el aceite de baño del estante detrás de ella y extrajo una buena cantidad sobre sus pechos. El líquido frío le puso los pezones aún más de punta. Cerrando los ojos, se frotó el aceite sobre los pechos, delatándose con la sensación de las diminutas gotas en sus manos.
¿Cómo sería él? Había sido precisa en su pedido, más aún con las instrucciones. Mejor que hiciera bien su parte o…
Aspiró con fuerza apretando los dientes mientras se imaginaba el cuerpo del hombre sin rostro sobre sus manos y rodillas frente a ella. Sí señor, haría lo qué ella le ordenara. Y disfrutaría con cada segundo de ello. Isabella deslizó su mano entre sus piernas. Ahora podía ver su verga… dura, gruesa, vibrando por la liberación qué sólo ella le podría dar… o negar. Su placer, el orgasmo, la primera, segunda y tercera corrida. Hizo un rápido círculo alrededor de su hinchado clítoris.
—Ooh…
Y sí se le ocurría correrse antes de tiempo, ella sabía la manera de devolver su verga a la vida… y mantenerla así.
Se pellizcó el pezón con los dedos mientras con su otra mano se provocaba el orgasmo.
Y la tendría cómo… la de un caballo.
—Ooh…
Y potente. Una bestia capturada por ella.
—Ooh…
Una jodida bestia con la fuerza para romper sus ataduras y penetrarla con su pulsante carne hasta que ella…
—Ahhhh…
Isabella corcoveó al correrse.
No era suficiente. Aunque se obligó a esperar mientras recuperaba la respiración y disfrutaba del baño. La anticipación siempre hacía la corrida más extraordinaria.
Se enjabonó las piernas desde el tobillo hasta la parte superior del muslo, luego lentamente se pasó la cuchilla por cada una. Otro pensamiento travieso le vino a la mente.
¿Por qué no?
Se arrastró hasta el borde de la bañera, extendiendo las piernas bien abiertas. La crema de afeitar salió a chorros sobre sus dedos, muy parecido a la corrida de un hombre. Echó un vistazo hacia abajo. Su "Monte Venus" sobresalía de los pliegues de sus labios.
—Sí. Creo que esto nos va a gustar.
Isabella se pasó la crema sobre el coño. Mordiéndose el labio inferior entre los dientes, pasó la cuchilla por el vello. El corazón le vibraba con cada ligera pasada. Para cuando todo el vello entre sus muslos había desaparecido, la sangre le retumbaba en las orejas. Ahuecó agua entre sus manos y se lavó. El único vello púbico que le quedaba era justo el de encima de su entrepierna. Todo el resto de la suave carne, ahora estaba depilado, enfatizando su estado de excitación.
Bella tiró del tapón con el dedo del pie y luego limpió la bañera. Ahora iría por uno de sus mimos favoritos.
Abriendo el agua una vez más, gateó bajo el grifo, extendió las piernas, y apoyo los pies en el borde. Luego se recostó en la bañera y dejó qué la fuerza del agua la llevara al orgasmo una vez más.
