Siempre cuentan la historia de cómo les rompen el corazón , de cómo se deprimen y después el mismo idiota les repara el corazón y se quedan con y son felices, al menos esas son las mayoría de las cosas que he apreciado a lo largo de mi existencia, no puedo decir vida, puesto que hace muchos años deje de tener vida, bueno una vida como mortal, por que sigo existiendo con la única diferencia que nadie puede verme, ningún humano ni un sobrenatural , porque si lo sobrenatural existe solo que lo esconden atraves de los mitos. Al igual muchos con los que convivo en este sitio dicen que yo hace mucho debí haber despegado y obtenido mis alas o mi paz pero no la tuve, ni la tendría al menos eso es lo que yo pienso.

Aunque si tengo un motivo para seguir aquí vagando entre los humanos sin ser vista, mi motivo tenia nombre, Diego, era por el que seguía aquí, no sabía que había pasado con él, ni siquiera sabía si él estaba enterado de mi muerte, la última vez que nos habíamos visto él había roto conmigo, deje escapar un suspiro y me senté en una banca del parque total nadie podía verme o sentirme así que era como si no hubiera nadie, además en el sitio donde estaba era donde había estado la última vez horas antes de morir.

-Sabía que te encontraría aquí…-di un leve brinco al escuchar la voz de Annie, a unos metros más allá de donde me encontraba.

- Annie- dije con una leve sonrisa volteándome a observarla-¿has obtenido algo?

-Lo he hecho, Bree, encontré la información que necesitamos.

-¿Enserio?- me levante de un brinco de la banca y corrí hasta ponerme a su lado-¿Dónde? ¿Qué encontraste?

-Se dónde se encuentra Diego…