-Frustrado-

Yagami Light quería más que nunca volver a dormir en su cama, solo. Ahora que L. ya no insistía en andar atado a su muñeca, puesto que su nuevo hobby consistía en pasar el resto de la eternidad acostado en un ataúd de cedro, en teoría debería tener todo resuelto. Pero no.

-¡Near! Te digo que conmigo basta.-Mello (para Misa, el hijo adoptivo de Ryuuzaki) empuja al mencionado (que en la versión recitada a la novia de Yagami Light por esos tres monstruos, vendría a ser lo mismo que el anterior).

-Las instrucciones del verdadero L. dictaban que debíamos trabajar juntos para derrotar a Kira, Mello.-El mencionado anteriormente, sentado en la cama junto a Yagami Light/Kira, mirándolo significativamente. Eso, mientras sostenía en el aire dos robots de juguete, con los cuales parecía dialogar en silencio. Algo que irritaba particularmente a nuestro héroe preferido, puesto que el muchacho ya no estaba en edad de semejantes pasatiempos.

-No puedes quedarte mientras le someto sexualmente. Ni siquiera sabes qué demonios tienes entre las piernas¿Verdad? Detestaría ser yo quien te enseñara eso y más.-La voz de ese chiquillo asusta de pervertida y púber, pero sería una advertencia a tener en cuenta, de no ser porque…

-No vamos a tener sexo, mocoso.-Light intenta mantener la calma en el tono, pero no puede con la indignación. Como si un L. no fuera suficiente (y demasiado) para el mundo, resulta que el hombre raro había ido por ahí, juntando críos extravagantes y huérfanos para que siguieran eliminando el crimen después de su muerte. Y ahora, se habían aparecido en morada, con la intención de desenmascararlo como Kira.