De nuevo he vuelto con un Sasuhina xD, esta historia contara con 5 capítulos, no creo que más.
Esta basada en una canción que la verdad me hizo acordar de la pareja así qeu la escribí.
Espero sea de su agrado y la sigan hasta su final.
Disfruten la lectura….
.
.
.
.
.
.
.
.
.
—Aprende de tus errores Hinata— su voz sonaba dura, perforaba el corazón de esa chica como si fuera la daga envenenada con la que Julieta murió.
— ¡Ya por favor!— de su garganta salió como un grito desgarrador. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, sus puños cerrados de impotencia y su corazón con ganas de morir para no sentir.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Primer capitulo:
.
.
.
.
Sola y con miedo
.
.
.
.
.
.
.
Hinata no sabia por que siempre le pasaba lo mismo, su padre tan concentrado en sus problemas de trabajo que a duras penas y sabia que ella existía. Su hermana menos metida en su mundo que solo consistía de amigos y moda, mientras que a ella la hacia a un lado para así poder dejarle espacio a esos desconocidos que apenas y conocía.
La calle a la escuela parecía demasiado solitaria, a pesar de que estaba llena de estudiantes que se dirigían a sus clases, para ella era como ir sola, ya que para todos era más que invisible.
Con pesadez entre a la escuela y se dirigió a su salón de clases, solo contaba con un amigo, y este no iría por que sus padres decidieron cambiarse de ciudad. De ahora en adelante estaría sola en su casa, su escuela y sobre todo en su vida.
Un nudo se formo en su garganta, odiaba admitirlo, pero no quería estar sola, deseaba tener a alguien que notara su presencia, que al menos la tomara en cuenta y la hiciera sentir…viva.
Tenía 16 años y aun parecía una niña a la cual dejaron jugando sola en el parque. Tenia dinero, clase, elegancia, belleza, pero le faltaba algo a su vida, algo que la hacia sentirse como una mosca pegada en una pared negra que nadie veía.
Las clases comenzaron y parecía que el tiempo se detenía haciendo cada vez más pesado el aire y el ambiente a su alrededor.
—Ya pueden salir— después de eso el profesor salió del salón y la mayoría de los alumnos salió tras él.
Hinata en cambio prefirió hacer tiempo al guardar sus utilices para no salir a un receso en el cual, nadie la esperaba, y en el cual no tenia absolutamente nada que hacer más que sentarse bajo un árbol a ver como todos se divertían.
— ¿No saldrás hoy Hinata?— ese rubio que le robaba el aliento desde pequeña estaba parado frente a ella, mirándola con esos ojos azules que la hacia soñar y por momentos hacerla sentir especial.
—Y-yo— su timidez la hacia tartamudear mientras sus mejillas se teñían se un tono rojizo que contrastaba con su blanca piel.
—Vamos Naruto, apúrate— Una peli rosa lo llamo desde el marco de la puerta, mientras sus ojos color esmeralda le recriminaban por dejarla ahí parada y sola.
—Ya voy Sakura— antes de que Hinata pudiera contestarle, él salió corriendo para poder estar al lado de esa chica de cabello rosa.
El sonrojo en las mejillas de Hinata fue desapareciendo poco a poco mientras los miraba alejarse juntos y sonriendo, mientras Sakura de vez en cuando golpeaba a Naruto por alguna estupidez que él de decía.
—Hoy no saldré Naruto Kun— como un susurro fue como le contesto al rubio que por supuesto él ya no escucho.
Dirigió su mirada al frente, donde solo se encontró con el pizarrón en blanco y nada más. Un suspiro se escapo de su garganta, tenia miedo, y no quería sentirlo, pero tenía miedo a estar siempre sola o ser una chica sola sin nadie que pudiera entenderla y mucho menos amarla.
Después de unos minutos, se decidió por salir al final de cuentas al receso que todos los demás esperaban ansiosos para poder estar con sus amigos y sobre todo descansar de las fastidiosas clases y maestros.
Sin ganas de ver a nadie, ni hablar se dirigió al árbol al que siempre iba cuando se sentía sola, la mayoría del tiempo estaba en la escuela, y al tener excelentes calificaciones los maestros la dejaban salir de clases y así ella podía ir a refugiarse a ese lugar.
Se sentó bajo la sombra del árbol mientras se abrazo de sus rodillas y apoyo su cabeza en ellas. Lo malo de la soledad es que te hace pensar en todo aquello que te atormenta o no te deja dormir, y para Hinata eso era el mismo miedo a esa cruel compañía que siempre tenía… la soledad.
Las lágrimas se acumulaban en sus ojos luchando por salir, mientras se veía a ella misma bajo ese árbol sola y tan patética que solo lograba que su autoestima cayera más y más.
Antes de esas lagrimas salieran de sus ojos se paro de un solo salto y corrió a cualquier lugar que la pudiera ayudar a ya no sentirse así, aunque ni ella misma sabia cual seria ese lugar que buscaba.
Cuando sus piernas dejaron de responderle fue cuando sintió el fuerte golpe de su cuerpo contra el duro suelo bajo ella. Acababa de tropezar con una piedra y terminado en el suelo, eso la hizo reaccionar de donde acaba de llegar.
Con su mirada identifico aquel sitio en el que ahora estaba en el suelo y con su rodilla derecha algo roja y con señales de sangre en ella. Estaba en el jardín trasero de la escuela, aquel al que nadie iba por estar demasiado lejos de todos los lugares que a los chicos les interesaba.
Ni siquiera las parejas iban ahí, por temor a que algún espíritu los asustara, ya que según muchos de ellos, si no es que todos creían que ese lugar tenia una maldición y en el había un sinfín de espíritus y esas cosas.
Por un lado eso asustaba un poco a Hinata, pero por el otro, saber que algún espíritu o alma estaba ahí, la hacia sentirse de una forma muy extraña que estaba acompañada.
Se sentó en el mismo lugar en el cual había caído, mientras se miraba esa rodilla lastimada, era verdad que le dolía, pero también había otra sensación en ella, una que la hacia sentirse observada.
Mira a su alrededor solo para percatarse de que no había nadie, tal vez su subconsciente la traicionaba y la hacia creer que había fantasmas en ese lugar. Suspiro antes de sacar un pequeño pañuelo de una de calcetas y limpiar su herida, se sentía observada si, pero a la vez también se sentía algo acompañada y eso si le gustaba un poco, sentía que alguien más estaña ahí junto a ella.
Después de quedarse un rato en esa misma posición, se puso al fin de pie, ese lugar era solitario y algo sombrío, pero la hacia sentirse bien, la hacia sentirse cómoda y hasta en compañía de algo, o alguien que no conocía.
Para su desgracia la hora de volver había llegado, así que a paso lento se dirigió d nuevo a su realidad, una en la que nadie la tomaba en cuenta y en donde no existía para nadie más que no fuera ella misma o sus maestros que siempre la alagaban por sus notas escolares.
Mientras iba caminado se topo con un chico de piel blanca y cabello tan negro como sus mismos ojos que al parecer estaba descansando en una de las bancas que ahí se encontraba. Nunca lo había visto antes, pero por lo que pudo notar, era de los chicos a los que la vida le importaba poco.
Volvió su vista a su camino y sin prestarle más atención lo dejo atrás para volver a su salón.
Cuando llego a el, lo primero que vio fue a ese chico rubio de sonrisa embriagadora sonriéndole a la chica de cabello rosa. Algo en su interior se quebró al ver esa escena, pero más aun al ver como estaban tomados de la mano y ella con un leve sonrojo en sus mejillas.
Con un paso lento y con miedo, fue a dar a su lugar, mientras sus oídos captaban unas palabras que jamás quiso escuchar en su vida.
—Así que ya son Novios— Una chica rubio los señalaba a ambos mientras una sonrisa se instalaba en sus labios.
—Así es dattebayo— la sonrisa de Naruto era más radiante de lo que siempre lo es, tal vez seria por la felicidad que tenia, o solo era porque al menos para él, su sueño había sido cumplido al estar con esa persona a la cual quiere.
—Vaya frente de marquesina quien lo diría— la chica rubio miro a su amiga sonriendo mientras se acomodaba un poco el Flequillo que dejaba caer al costado de uno de sus ojos.
— ¡Cállate cerda!— con una mirada asesina Sakura miro a su amiga, mientras su puño se alzaba amenazante y con ganas de golpearla si le seguía diciendo por el apodo que tanto odiaba.
—Sentados chicos— el profesor entro al aula e intento poner un poco de orden con todos, pero Hinata estaba tan centrada en las ultimas palabras que su mente proceso que poco le importaba su mundo exterior.
"Así que ya son novios" esa frase le taladraba la mente y el corazón al mismo tiempo que le era imposible siquiera poder reaccionar.
No lloro, no se sonrojo, no hablo, no grito, no se movió, no hizo nada, más que quedarse sentada con la mirada fija al frente y unos ojos llenos de más soledad y vacio que antes.
Sin saber como, ni cuando se encontraba ya en la entrada de su casa. ¿A que hora terminaron las clases?, no le importaba ¿Cómo salió de la escuela? No lo sabia ¿Cómo llegó a su casa? Era en lo que menos pensaba.
Abrió la puerta de su casa y sin mirara a nadie corrió directo a su habitación y se encerró en ella, no quería hablar, ni saber de nadie. Al caer sobre su cama, sus ojos se empañaron de lagrimas mientras un nudo se formaba en su garganta, deseaba llorar hasta quedarse seca de alma.
Sus sollozos eran arrítmicos y pausados, a pesar de lo que sentía, no podía llorar como deseaba, algo en su interior se lo prohibía y no la dejaba desahogarse como deseaba.
"El orgullo Hyuuga" a su mente vinieron las palabras de cada miembro de su familia, las mismas que decían ante cualquier situación. Sabia muy bien que ella no era la típica Hyuuga, y que de echo ni siquiera se consideraba como tal, si no fuera por sus ojos, pero ahora comenzaba a creer que su sangre e instintos actuaban por ella.
"Un Hyuuga no llora" su corazón estaba roto si, pero también su sangre Hyuuga le decía le gritaba que si lloraba y se dejaba caer seria como si ella misma se matara, tal vez el escuchar tantas veces esas mismas frases la hacia no poder llorar.
Por una parte agradecía no llorar como deseaba, pero por otra, sabía que ese sentimiento se quedaría en su corazón y solo lograría atormentarla más y más.
Entre sus pensamientos, dolor y llanto se quedo dormida sin saber más de ella misma.
—Hinata— una voz tras la puerta seguida de pequeños golpes la trajeron de nuevo al mundo. —Hinata— con algo de pesadez abrió sus ojos mientras se sentaba en su cama. — ¿Estas bien pequeña?—
Se tallo un poco sus ojos antes de pararse y abrir la puerta.
—Si nana— de inmediato se giro y volvió a recostarse boca abajo en su cama. —Solo estoy cansada— su voz era igual de suave que siempre, tal vez así nadie la notaria extraña.
—Ya veo— la anciana a la cual Hinata llamaba nana, sabia perfectamente que ella no estaba para nada bien, bastaba ver esa cara para saber que estaba mal. —Te traje la cena— con cuidado coloco una bandeja al lado de un buro de la cama de la chica mientras le dedicaba una sonrisa.
—Gracias nana— trato de corresponderle la sonrisa, con una igual, pero le fui tan difícil que solo una mueca fue lo único que logro trasmitir.
—Descansa mi pequeña, mañana es un nuevo día— ella vio nacer a esa chica, la cargo entre sus brazos cuando lloraba, como diablos quería engañarla a ella.
Con suaves pasos salió de la habitación de Hinata, mientras cerraba la puerta tras de si. Tenia ganas de quedarse con ella y abrazarla para que pudiera sentirse acompañada y querida, pero no lo haría, ella era una chica fuerte aunque nunca lo haya demostrado. Si se dedicaba a consentirla, solo la haría más sumisa y débil, la dejaría caer y levantarse sola, aunque siempre estaría entre las sombras para curarle algunas de sus heridas.
.
.
.
.
.
.
…..
.
.
.
.
.
De nuevo estaba en su salón de clases, con sus compañeros y con la nueva parejita feliz que se había formado.
El rubio y la pelirosa se miraban mientras sus amigos les comentaban algo que a Hinata no le interesaba saber. Con la escena donde los miro darse un beso le basto para no querer saber nada más de esos dos, al menos mientras implicará que fueran novios.
—Chicos— el maestro entro al salón con paso firme y su típica mirada fría y aterradora que todo maestro de aritmética tiene. —Llego un nuevo compañero— dejo caer unos pesados libros sobre el escritorio, mientras hacia una señal para que el nuevo entrara.
Desde que ese chico entro todos enmudecieron, los chicos con mirada fría y hasta algo amenazante, y las chicas con los ojos casi saliendo de sus orbitas mientras sus bocas se abrían y dejaban escurrir su "baba" ante tal chico frente ellas, Mientras que Hinata seguía con la mirada baja, y sin siquiera mirar quien era él que había entrado.
—Preséntate— le ordeno el profesor mientras tomaba su asiento.
—Hmp— ese fue el único sonido que salió de sus labios, ante la orden de su profesor, lo único que hizo fue tomar el asiento libre que estaba al fondo del aula en una esquina.
—Ya me han hablado de ti— el profesor lo miro con desagrado y busco en su lista de alumnos. —Su compañero es Uchiha Sasuke—
— ¿El teme?— Naruto se puso de inmediato de pie mientras miraba a Sasuke — ¡Teme!— el rubio correo hacia él mientras seguía gritando —No te reconocí dattebayo cambiaste mucho—
A como Naruto recordaba a su amigo, este era un chico de piel blanca, y con una complexión delgada, que a decir verdad no sabia por que las chicas lo seguían desde pequeño, si para él era solo un chico "flaco" y paliducho.
Ahora Sasuke, tenía la piel perfectamente bronceada, su cuerpo seguía siendo delgado, pero estaba tan bien formado, seguramente por alguna rutina de ejercicio especial. Un tatuaje de serpiente adornaba su brazo derecho mientras que otro aparecía en un lado de su cuello formando algunas manchas oscuras que a simple vista no formaban nada en especial.
— ¿Cuándo fue que…?— Naruto no pudo terminar su pregunta por que el profesor lo reprendió.
—Vuelva a su lugar señor Uzumaki— su voz daba miedo, y aunque Naruto deseaba ir a saludar a su amigo, en ese momento comprendió que era mejor regresar a su lugar. Total tendría mucho tiempo para poder ir a saludarlo.
Sasuke parecía que miraba a alguien totalmente desconocido para él, ya que ni siquiera se tomo la molestia de mirar al rubio, solo clavo su vista en una de las ventanas y se cruzo de brazos.
Mientras tanto cierta pelirosa no podía apartar su mirada de él, algo en su interior se movió tan fuerte de tan solo verlo que hasta le provoco cierto malestar. Su corazón latía tan fuerte que cada latido le dolía, pero estaba tan feliz de volver a verlo que no pudo evitar como una sonrisa aparecía en sus labios.
Ese chico volvió, volvió a ella, la que siempre lo había amado desde que lo conoció. Ella la que sin duda alguna era el amor de su vida, por un momento creyó que él jamás regresaría, pero ahora él estaba ahí de nuevo.
Solo había un problema…Naruto. No quería hacer sufrir al rubio, pero no dejaría que su amor por Sasuke y el amor que seguramente Sasuke sentía por ella se quedara en el vacio solo por él.
Dirigió su mirada a su ahora novio y algo claro quedo en su mente; ya no lo seria más, ese chico no era para ella, ni ella para él su lugar estaba al lado de Sasuke y así seria.
.
.
.
.
.
.
Continuara…..
Chicas espero les haya gustado, por favor comenten, eso me ayuda a escribir mas rápido, al saber que fue de su agrado.
Saludos y nos vemos en la próxima.
