¡Hola a todos! Luego de centenares sin aparecerme en Fan Fiction he vuelto con un poco más de tiempo libre para dedicarle a esta página. Hoy presento un nuevo desafío literario que tengo para compartir con ustedes. Entre las opciones que tenía para volver a mi repertorio literario se me ocurrió regresar a este bello fandom, y más aún que estamos ansiosos por la llegada de la película, pensar que hace años era nada más que una fantasía.

Yo soy Ground Spirit Minerva, y probablemente me conozcan por los fan fictions de "Ni la muerte nos podrá separar" y "La prueba entre el odio y el amor". Les recomiendo leer este último, es un solo capítulo ya que es un one-shot y es una reflexión de Arnold respecto a lo ocurrido en la película habiéndomelo basado en un fotograma que estaba "oculto" en la película, para aquellos que se quedaron un tanto desconcertados con el final de la película les vendrá bien leerlo.

También he escrito otros fan fictions pero me vi forzada de borrarlos por no poder actualizarlos adecuadamente. Hoy en día regreso con la idea de poder escribir un fan fiction y mantener la constancia de actualizarlo debidamente, además de regresar a tener el nivel literario que solía tener hace años, con el tiempo he perdido un poco de práctica y creo que debería volver a estas redes para entrenarme.

Disclaimer: Los personajes de Hey Arnold le pertenecen a Craig Bartlett.

Ahora partiendo del nuevo relato, la idea la había tenido hace bastantes años pero no fue hasta ahora que comencé a elaborarla, por lo que acá presento el primer capítulo.

ADVERTENCIA – Rate M

*Contenido sexual:

*Temáticas adultas:

*Ruptura total de tradiciones: este fan fiction habla mucho de la idea de perder la virginidad antes del matrimonio

*Capítulos extensos

*Temporalidad lenta del relato: esto quiere decir que los sucesos ocurren lentamente, no se impacienten por llegar a lo que quieren leer porque no llegarán nunca.

*85% texto 15% diálogo: para mí es mucho más importante describir la situación y la psiquis del personaje que lo que está conversando con el otro o consigo mismo. Si no te gusta esta dinámica entonces mejor no leas este fic.

Y por último y no menos importante, como soy ilustradora preparé una hoja de referencia con los diseños de algunos de los personajes, al menos de la mayoría de los que aparecen en este primer capítulo, para ver la imagen copien el link de abajo, ábranlo en su navegador, agrégenle un http al inicio y un net entre el punto y la barra luego de donde dice deviantart y antes del 54e0, bórrenle los espacios y una vez esto queda solo presionar Enter.

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¡Ahora sí empecemos!


Capítulo 1: Pre-reacción

¡Es increíble! A veces la vida puede darnos exuberantes. ¡Inesperables sorpresas! Pero nuestros ojos nos engañan, las apariencias lo hacen todo el tiempo. Precisamente es esa la razón por la cual muchas veces pensamos que los acontecimientos suceden de un "cierto modo" y resulta que no es así, sino todo lo contrario. Es el poder de la ironía, del futuro incierto y ¡La atacante sorpresa!

Pero así es la vida ¿verdad? Y nuestra vida cambia con el entorno… ¡Como la gratificante primavera! La época de los cambios, de los florecimientos, del renacimiento de los entes. ¡Abramos nuestras puertas a la vida! ¡Abramos aquella ventana y salgamos de ese espacio frío! ¡A uno abierto! ¡Luminoso! ¡Libre! ¡Y de fabulosa beldad! Corramos por aquellos espacios abiertos, libres para que podamos explorar al máximo nuestras vivencias. ¡Vivamos al máximo esta hermosa primavera!

¡Maldita y estúpida temporada de despertares! Mucho polen volando por los cielos, que provocan alergias y erupciones por aquí y por allá ¡y muchos insectos molestos a punto de atornillarnos las neuronas! Y por sobre todo… ¡el despertar de rebeldes hormonas irracionales! Esta es la mejor temporada para andar ciegos por torpes necesidades… para despedir completamente tus neuronas, para hacer antes de pensar.

¿Por qué la adolescencia también es así? ¡Ah claro! Porque es aquella edad donde los chicos no son niños, pero tampoco adultos. Ya no les importan los juegos, no les interesan los juguetes… ejem… bueno, cierta clase de "juguetes", pero no les interesan. Y no son adultos porque aún no están lo suficiente grandes y maduros para tomar sus propias decisiones, por el contrario creen que sí lo están, y piensan que pueden hacer lo que se les plazca sin escuchar a las autoridades, ya sean padres, o mismo docentes… ¡son un caso perdido! ¡Pero es tan bella esa edad! ¿no es cierto? No hay época de mayor libertad que en la pubertad… y más allá del estúpido verso con rima que acabo de inventar, esto es lo que precisamente se hacía énfasis en la preparatoria pública de la ciudad de Hilwood.

En el mundo de la educación y nivel medio, sabemos lo difícil que es encajar en un grupo determinado, y más aún es difícil, ser el centro de atención… aunque sea por unos minutos. Más que nada sabemos lo difícil que es entrar en el grupo medianamente "popular" como para lograr enfocar ciertas miradas en tu figura, para que al menos tengas la atención y dedicación de estos hacia tu persona.

Precisamente hoy era aquellos días de suerte en donde quien menos lo piensas era el centro de atención de su grupo. Phoebe Hayerdahl tenía alrededor de ella a todas sus compañeras de curso formando una concentrada ronda, estando todas ubicadas en el patio de la escuela, en horario de recreo, sobre un pastizal verde de primavera, estando la oriental al centro de todas ellas sentadas a su alrededor teniendo la mirada sobre ella. Se remitían todo tipo de mensajes entre ellas, pero Phoebe era quien estaba liderando el asunto de la conversación, ella era la principal protagonista.

– ¡No puedo creerlo Phoebe! ¿Es en serio? –

Rhonda Wellington Lloyd, la más popular del curso del primer año de preparatoria, maravillada de lo que estaba presenciando. Bueno… ella y todas las demás que estaban allí, prestando gran atención a su compañera de sangre semi-oriental. A decir verdad, ella y todas habían cambiado mucho ¡pues todas ellas ya cruzaban los 15 años! Ya muchas de ellas estaban empezando a interesarse por convertirse en "mujeres". Precisamente esto era lo que le llamaban a cierto acontecimiento que Phoebe les estaba contando a todas sus compañeras.

– ¡Es imposible! – exclamó Sheena con emoción – ¡estás mintiendo! –

Sí, exactamente… Phoebe Hayerdahl había sido de las primeras personas dentro del curso en afrontar el difícil pero gratificante paso de la vida, de acontecer la primera experiencia sexual junto a su novio Gerald Johanssen, con quien llevaba exactamente 4 años de novios. Y era todo un orgullo para ella, pues venían intentándolo por años y años, a sabiendas que los dos no habían tenido una experiencia previa, les había resultado muy difícil. Tras duros años de intentarlo, los nervios de los dos inexpertos, la búsqueda de los momentos apropiados para ejercitar el acto, como también el GRAN problema que todas las mujeres debían hacerle frente… el del dolor de la primera vez. Una pesada carga que no hacía más que complicar las cosas, aquella molesta barrera, que quién sabe por qué la habrán creado. Sea como sea… esa era una de las grandes razones por la cual Gerald y Phoebe habían estado peleando por progresar aquella experiencia, muchas dolencias, desilusiones, separaciones y sufrimientos ocasionados por el fracaso a cada momento que se llevaba a cabo aquella actividad. Pero eso ya era cosa del pasado, finalmente… luego de tanto tiempo intentando e intentando, con mucha paciencia, mucho cariño que ellos y nada más que ellos se tenían por ser una pareja tan unida, lo lograron, encontraron juntos aquella felicidad que buscaban, que los terminara de unir, y de forzar aquel inquebrantable lazo en el que ellos estaban alienados. ¡Qué bella pareja de enamorados he de decir!

– Pero… ¿cómo pasó Phoebe? – preguntó Helga Geraldine Pataki sorprendida intentando ocultar cierta emoción que sentía por dentro cuando solo demostraba sorpresa e impaciencia – ¡Cuéntanos! –

Phoebe llevó a posicionar sus dedos de forma reflejada y simétrica moviéndolos apenas jugueteando con ellos, aunque este gesto "aparentemente inocente" venía acompañada de una contradictoria sonrisa confiada por parte de la oriental.

– Bueno sin ir a detalles demasiado explícitos, digamos que nos relajamos apropiadamente y entre los dos pudimos lograrlo, y si necesitan un consejo; es ese chicas… – dijo mientras aún mantenía las manos en aquella posición y luego cerró pausadamente sus ojos diciendo suavemente– …reciprocidad. –

Sí, un consejo muy útil, aunque era un tanto difícil de tomar, de analizar… ¿Cómo se debía actuar para llegar a eso? Incluso en esa tan comprometedora situación… bueno no por nada Phoebe y Gerald llevaron tanto tiempo intentándolo sin lograrlo, seguramente su problema habría de estar allí… y precisamente fue cuando una chica de aquel grupo explicó más claramente a lo que se refería la oriental.

– Muy cierto. Si tú no das lo mismo por Gerald, ni Gerald da lo mismo por ti es imposible que pudieran progresar. – respondió Lila Sawyer en su habitual tono dulce.

Fue dicha respuesta lo que ocasionó que el resto de las chicas que conformaban aquel grupo miraran hacia Lila un poco confundidas, mientras Phoebe asentía constantemente con la cabeza.

– De eso es lo que estoy hablando Lila. – fue lo que respondió esta con una sonrisa.

No podía decirse que el resto de las chicas se sintieran del todo comprendidas por el comentario de Phoebe o de Lila, pero era evidente el por qué no se comprendía aún, y era más que obvio… falta de experiencia en el tema, y no solo en el tema, lo que también se ignoraba, es que la reciprocidad era una de las cosas más importantes en el funcionamiento de una relación en pareja… y eso era algo bastante poco accesible para las personas inmaduras que rondaban en aquella escuela, pensando en sus propios intereses y necesidades, o aún mismo, siendo capaces de ver únicamente sus propios gestos hacia la persona que aman cuando no pueden ver los ajenos. ¡La reciprocidad demandaba a que los sentimientos de los dos individuos fueran igual de correspondidos! Y tomando en cuenta dicho punto… no habían muchos que tenían esa fortuna… triste pero verdadero.

– ¿Y no nos vas a contar nada más? –

La del comentario fue Nadine, quien evidentemente no era la única que compartía dicha emoción, todas… o bueno casi todas querían conocer los detalles de la 'primera vez de Phoebe Hayerdahl'… guau, sonando así parecía de película.

Aunque el comentario de Nadine no fue perfectamente recibido por el centro de atención, Phoebe pensaba que era mejor guardar esos detalles para ella, ya que eran temas un tanto sensibles y fuertes para compartirlo con cualquier persona, pero obvio… ¿Qué les iba a importar eso a sus compañeras? Aunque habían algunos casos que no mostraban esta insistencia de saber, Lila era una porque su prudencia y buena educación aceptaba de que Phoebe prefiriera no seguir más con el asunto… y la otra era Helga, quien en definitiva quería quedarse con la versión contada de Phoebe por ser su mejor amiga, a quien seguro a ella sí le contaría, no al resto de las bobaliconas de su curso.

Podría ser que la noticia de esta experiencia sexual era una novedad y un cambio brutal en los alumnos de la preparatoria de Hilwood, pero hay cosas que no cambian sin importar los años pasen.

Phoebe quien era ahora el centro de atención, ya pasaba por los 15 años como el resto de sus compañeras, a contrario de sus épocas de la infancia había cambiado sus lentes utilizando un modelo más fino que consistían en unos cristales con forma de trapezoides bordeados de color celeste, como ella solía usar. Su cabello había crecido hasta la zona de sus costillas y solía llevar detrás de su cabeza sujetando rodete de su cabello unos palillos orientales para sujetar su cabello, un regalo por parte de su novio, siempre lo traía cada vez que salía de su casa. Luego de unos años de su infancia había decidido adoptar como su vestuario remeras chinas, las cuales eran ajustadas al cuerpo y marcaban claramente su silueta hasta la altura de su cintura, por debajo solía utilizar pantalones hasta por debajo de sus rodillas y unos sencillos zapatos sin cordeles.

A pesar de esta ropa tan ajustada pudiera parecer un tanto comprometedora, había que reconocer que Phoebe no era de las chicas más desarrolladas de su curso, por el contrario, fisiológicamente se veía muy pequeña y hasta petisa, era una de las más bajas de su curso. Pero a pesar de lo pequeñita no había que confiarse, pues podía ser muy temeraria, pues actualmente se encontraba en el club de Artes Marciales de su escuela y era una de las mejores alumnas, actualmente estaba estudiando Dim Mak o también llamado Karate Jitsu, conocido un arte marcial especializado en atacar a puntos de presión en el cuerpo para imposibilitar cualquier movimiento al oponente. Por si esto fuera poco, Phoebe seguía siendo una alumna ejemplar en una y cada una de las materias de la escuela, bueno al menos en la mayoría, después de todo Helga seguía teniendo una notable superioridad en Literatura.

A pesar de todo, la oriental ya estaba decidida que su carrera universitaria estaría dedicada a la Informática, ya que había desarrollado bastante intelecto con las computadoras y sabía la enorme salida laboral que podía generar eso ¿Qué mejor que dicha carrera para seguir escalando niveles? Después de todo Phoebe tenía eso… hambre de ambición por sus logros y sus metas.

Por otro lado… estaba Rhonda, bueno ella se había convertido claramente en una diva de pasarela con los años. A primera vista se podía ver su esbelta y perfectamente cuidada silueta, teniendo un físico desarrollado pero bastante equilibrado, como por un decir ante sus atributos "ni mucho, ni poco".

Su cabello había crecido hasta la altura de su cintura y siempre se lo veía brilloso y bien cuidado, Rhonda era como esas modelos que aparecían en las publicidades de productos para el cabello, y por supuesto estaba muy orgullosa de serlo, porque si eso fuera poco, también solía portar maquillaje que reflejaba su perfecto y cuidado rostro. Sus gustos por el rojo y el negro no habían cambiado para nada, y actualmente seguía usando una blusa roja y unos pantalones negros, pero esta blusa era sutilmente escotada y ajustada al cuerpo, lo mismo que sus pantalones acampanados hasta la altura de sus tobillos, con un cinturón negro de hebilla plateada, y acompañando con unas sandalias de plataforma… aunque algo era raro en esto ¿Para qué demonios eran las plataformas? Suficiente con que Rhonda era ya bastante alta, aún incluso más que varios de sus compañeros de clase… bueno salvo de uno al cual viene fijándose en unos meses. También solía portar unos aretes plateados de forma ovalada que hacían juego con su ropa, habían sido obsequio de su primer novio el cual ya estaba lejos de la vida de Rhonda y en otra escuela, sin embargo a pesar de la ruptura y separación por algún motivo los seguía utilizando y por supuesto no menos importante, pulseras y sus uñas pintadas de rojo, Rhonda jamás saldría de su casa sin su manicura hecha.

Rhonda conformaba un grupo de chicas actualizadas en la moda, siendo ella la presidenta del mismo, tomando a Nadine como su vice aún en contra de su propia voluntad, a pesar de que Nadine tuviese otros intereses, ella debía ser su leal seguidora ¡Porque Rhonda lo dice y debía ser así!

Y ya que hablaba de Nadine, ella también sufrió sus cambios, por supuesto seguía teniendo un fanatismo y obsesión por los insectos, y estaba ya decidida al igual que Phoebe en una carrera universitaria, probablemente Nadine en un futuro se convertiría en la mejor entomóloga del distrito, pues su pasión por los insectos yacían desde la niñez.

Ahora solía peinar con unas pequeñas trenzas que se amoldaban en todo su cabello, las cuales dichas pequeñas trenzas estaban adornadas con bandas elásticas de distintos colores, y al igual que su mejor amiga, también solía acostumbrarse a maquillarse, aunque con colores mucho más tenues que los llamativos que usaba Rhonda. Claramente, su indumentaria también sufrió un claro cambio, pues Rhonda se involucró mucho en el cambio de vestuario de la rubia, ahora usaba un strapless turquesa y una falda negra hasta la altura de sus rodillas, además de usar las mismas y tontas sandalias con plataformas que usaba Rhonda, aunque tenían menos altura que las de la morena. Por su ropa ajustada también podía verse que Nadine se había desarrollado satisfactoriamente, teniendo una proporción equilibrada, aunque claro, no tan llamativa como la de Rhonda, teniendo atributos más desapercibidos que los de la Lloyd.

Si así Phoebe no era la ejemplar en todas las materias del curso, Nadine era bastante buena en Biología, por obvias razones, eran raras las ocasiones en las cuales se reunían para estudiar para los exámenes de esta molesta materia.

Por otra parte, Sheena era ahora una activista que realizaba marchas y manifestaciones en la escuela, normalmente intentaban evitarla lo más posible de todas esas movidas que normalmente no llevaban a "nada". A decir verdad, era un milagro que ahora formara parte de la conversación del tema de la intimidad de Phoebe… sin embargo eso no la quitaba de ser mujer y de tener sentimientos y además de pasar por esta enorme curiosidad de 'ser mujer', si se entiende el sentido de la palabra que no es la misma mencionada con anterioridad.

A simple vista se la llegaba a ver como un clásico estereotipo de hippie, aunque a palabras de Rhonda "una hippie con estilo", ya que si se denominaba en algún arquetipo de moda exacto, podría decirse de que Sheena adopto la moda del hippie chic. Su cabello había crecido hasta por debajo de sus glúteos siendo del grupo la chica con el cabello más largo llevaba además las mechas de los cabellos del costado de su cabeza atadas a unas trenzas atadas dejando el resto de su cabello libre y suelto. Llevaba sobre su cabeza una pequeña bandita color verde, clásica que usaban los de su tipo, por arriba solía usar una blusa blanca que le permitía llevar sus hombros al descubierto, teniendo unas cortas mangas que caían hasta la mitad de su antebrazo, para variar la blusa era corta llevando a descubrir un poco el estómago de la chica. También portaba una larga falda verde acompañada de unas botas de gamuza.

Seguía siendo una de las chicas más altas de su curso, y a pesar de la indumentaria tan liviana que llevaba, ella era posiblemente la de físico menos desarrollado del grupo, Sheena además era la más delgada de su curso, por lo que claramente de alguna u otra forma no terminaba siendo un enfoque o punto de atención para los chicos, tristemente. Sin embargo, para Sheena era un alivio pues en ese tipo de situaciones realmente no sabía qué hacer.

¿Quién más se encontraba ahí? ¡Ah sí! Lila Sawyer… ella estaba allí, aunque particularmente ella era la más respetuosa dentro de la conversación sin preguntar detalles explícitos del acontecimiento de Phoebe y Gerald. No había duda de que Lila seguía siendo la misma chica dulce y educada de siempre, su rojizo cabello ahora estaba mucho más expuesto, solía llevarlo casi suelto, y digo casi porque tenía un listón verde amarrado a casi la mitad de las puntas que caían de la altura de su cabeza, llegando este listón hasta la altura de sus omóplatos aproximadamente, le daban un aspecto delicado que resaltaba su bello rostro pecoso de muñeca de porcelana y sus encantadores ojos.

Ni siquiera había cambiado un poco su manera tan apacible de hablar, sonando sus 'tan, pero tan' de forma tan pero tan recurrente en ella, si Helga tenía que iniciar sus imitaciones con el resto de sus compañeros de curso no podían faltar esas tres identitarias palabras en la imitación de Lila Sawyer. Ahora solía utilizar una musculosa verde de tirantes que marcaba su silueta y una corta falda tableada escocesa en tonos verdes, además de unos delicados zapatos de gamuza con suela alta.

La verdad que le daban un aspecto muy cuidado y delicado, pues ella también al igual que Rhonda se había desarrollado gratamente aunque sus atributos eran un tanto más delicados y menos desarrollados que los de la Lloyd dándole más aspecto de niña pequeña si se ponían en comparación a las dos. A pesar de todo, Lila era una de las chicas más lindas de su curso junto con Rhonda, y probablemente de las más populares entre los chicos por eso, sin embargo Lila jamás ha aceptado ninguna cita con ninguno de sus pretendientes… bueno siempre se supo de que ella tenía gustos… bastante raros, aún nadie comprendía esas tendencias de ella.

Y nuevamente, ya que mencioné a Helga Geraldine Pataki, estaba allí pensando en cómo iría a preguntarle uno y cada uno de los detalles a Phoebe… tenía sus fuertes y contundentes motivos para hacerlo. ¡Y más le vale que le oyera! Después de todo Helga seguía siendo la chica mandona e imperiosa que se conocía desde sus épocas del preescolar, aunque a contrario de años de su infancia, ya no tenía tantos desquites de bullying a sus compañeros… o sobre todo a cierto compañero al cual desde que tiene memoria siempre lo atormentaba para tener su atención. De alguna u otra forma, más allá de la maduración de la rubia, sabía que esos métodos infantiles ya no tenían el mismo efecto y consecuencia que en épocas atrás, por lo que debía medirse un poco más ante sus actos.

También por supuesto había cambiado algunas costumbres… entre ellas fue su vestimenta, adoraba su vestido rosa pero debía aceptar que ya no estaba en edad de vestirse así como lo hacía en la primaria, aunque sí solía utilizar prendas rosas pues era característico e identificable con ella. Hoy en día Helga, portaba una larga y holgada playera negra, aunque no era tan holgada cuando buscabas observar la complexión física de la rubia, la playera llegaba a caer hasta un poco más arriba de la mitad de sus glúteos. También portaba consigo unos jeans azules que caían hasta la altura de sus tobillos dejando estos al descubierto, siendo estos un tanto sueltos también llegando hasta la altura superior de sus tobillos dejándolos al descubierto, también traía unas zapatillas, pero de color negro. Por último y no menos importante, llevaba dos accesorios característicos que jamás salía sin ellos, uno de ellos era una boina con visera rosada, la misma se encontraba por el lado de atrás y por supuesto un listón rosado atado a su abdomen a modo de cinturón de sus pantalones permaneciendo el nudo a un costado de su cuerpo y dejando caer el resto por el costado. Era este mismo listón, el mismo que había cumplido el rol del moño rosa que usaba de pequeña, jamás se iba a separar de ese lazo.

Años previos Helga solía llevar este moño oculto bajo la gorra, sin embargo una ocasión por consejo de una de sus compañeras le dijo que podría utilizar ese lazo como cinturón, por lo que Helga consideró que sería un buen método de llevarlo sin tener que ocultarlo y sin que tenga que pasar vergüenza, aunque la ocasión que llevó esta innovación por primera vez Helga recibió algunas burlas por parte de Rhonda por su cambio por su percepción de sentido de la moda, por supuesto eso nunca terminó bien, pero luego fue historia pasada y fue algo normal y recurrente. A pesar de todo, Helga seguía peinando sus dos coletas como en su infancia, aunque ahora las llevaba un poco más abajo que en épocas de su niñez, aparte también notándose en esto de que su cabello había crecido unos centímetros, aunque no demasiado, aunque lo que sí habría crecido por parte del cabello de la rubia, era un voluminoso fleco que adornaba su frente y además cubría la unión de su uniceja, la cual seguía igual que en su niñez, Helga había reflexionado de que dicho rasgo era parte de sí misma y lo aceptaba sin problemas, aunque no fuera de lo más estético, de cualquier u otra forma ella no era la única con ese tipo de factor genético.

Si anteriormente se llegó a decir que la playera de Helga no llegaba a verse del todo holgada era porque desafortunadamente para la Pataki, ella tenía probablemente el privilegio o la desgracia de ser la segunda chica con los senos más grandes de todo su curso, y años atrás habiendo sido la primera. No fue fácil para Helga aceptar este tipo de situación… verdaderamente Helga no estaba orgullosa de eso, por el contrario, no podía ser más vergonzoso, por sobre todo porque ella misma había visto que sus atributos delanteros resultaron ser más grandes que los de su hermana Olga cuando tenía su misma edad ¡¿De dónde sacó tanta…!? ¡Argh! Eran esos momentos en los cuales odiaba a la genética con toda su existencia, porque no solo le trajo esos problemas y peleas con su autoestima, sino que varias ocasiones fue víctima de miradas indecorosas… ha dado unas cuantas palizas a los pervertidos y a causa de eso ganado unas cuantas suspensiones, pero prefería tener cientos de castigos antes que dejar que esos marranos se detuvieran a mirarla precisamente allí.

Aún así… ¿Y quién dijo que esas eran las únicas chicas dentro del grupo de conversación protagonizada por Phoebe Hayerdahl? ¡Por supuesto que habían más! Todas ellas integrantes de la preparatoria como de la secundaria y primaria en tiempos posteriores al cuarto grado. Allí estaban las cuatro adheridas…

– De verdad te felicito Phoebe, es un maravilloso avance y te tengo una sana envidia… me hubiese gustado haber logrado lo mismo con mi ex. – dijo una intentando interceptar la preguntar de Nadine.

Fue lo que dijo ella… Lindsay Huberman, compañera integrante del octavo grado, de descendencia judía, pertenece al grupo social de Rhonda y Nadine, aunque solía tener una actitud más explayada que la primera mencionada y se relacionaba abiertamente en varios grupos sociales sin importar demasiado sus intereses o enfoques. Si bien no era una diva de moda, pero cuidaba su imagen más delicadamente de lo que lo hacía Nadine.

Conocida por traer siempre alguna prenda de color violeta o lila, sus colores favoritos, precisamente ahora mismo vestía con una blusa de botones color violeta con mangas cortas, además de unos pantalones acampanados similares a los de Rhonda, pero de color lila, y unas sandalias idénticas ¿Acaso no dije que era compañera de Rhonda? No era extraño que cada tanto tuviesen alguna prenda en común. Su cabello era largo y castaño, llegando hasta la altura de su cintura, sin embargo solo Rhonda y Nadine llegaron a verla con el cabello suelto ya que siempre lo trae atado a un rodete y unas pequeñas mechas que caían del costado de su cabeza cubriendo con sutileza sus orejas. Al igual que Rhonda y Nadine tenía la costumbre de maquillarse teniendo un nivel intermedio entre las dos mencionadas.

Al igual que sus amigas tenía la fortuna de tener un físico privilegiado y bien cuidado, sinuoso pero sin caer en lo escandaloso o demasiado explícito. Era conocida en la escuela por formar parte junto con Lila en el club de porristas de la preparatoria en cada uno de los partidos que se realizaban en algunos clubs de deportes. Como había mencionado la misma chica, aún en medio de sus amistades, tuvo el acontecimiento de tener una pareja, aunque a contrario de Rhonda, este mismo se encontraba aún en curso en la escuela.

– Te felicito Phoebe – dijo otra voz con una sonrisa tenue aunque con un tono de voz algo neutro.

– Gracias. – respondió la oriental un poquito más seria pero sonriente igual, llegando a notarse también se reojo la mirada seria de Helga sobre esta persona nueva.

Molly Keynes, ingresante de octavo grado junto con su hermano mellizo, conocida por estar siempre acompañada de Sheena o Lila, eran sus mejores amigas, aunque mayoritariamente lo pasaba más con la primer mencionada. Muchacha de tez morena y cabello negro peinado con una gran trenza que caía hasta su cintura y la misma atada a una liga color verde azulada, del mismo tono que traía en su saco de mangas largas, por debajo llevaba una blusa rosada y unos jeans azules, además de unas zapatillas negras. De mirada auto confiada y bastante segura de sí misma, aunque mayoritariamente pasara por desapercibida todo el tiempo, pues tampoco tenía un físico demasiado llamativo aunque tampoco parecía estar realmente mal con su cuerpo.

Phoebe reconocía no tener de la mejor simpatía con esta chica pues más de una vez ha demostrado tener interés en su novio Gerald, otro de los motivos por los cuales llegó a tener discusiones y peleas con él aparte del asunto sexual. A pesar de estos problemas, Gerald y Phoebe jamás dejaron que Molly se interpusiera, además que el hermano de esta había intentado detener la locura de Molly. Ya había pasado un tiempo que la morena había desistido a Johanssen, por lo que Phoebe y Molly ya se llevaban un poco mejor que tiempo atrás, de cualquier u otra forma Helga admitía no soportarla por todos los problemas que le había causado a su amiga.

Conocida por ser una fabulosa cantante de baladas, tenía mucho talento para poder afinar su voz y que sonara desde profunda hasta lo más alto, por lo que en ocasiones ha sido envidia de muchas chicas y tenido algunos pretendientes varones por eso, por lo que en varios casos era alguien de no fiar.

– Espero que haya sido para bien – dijo otra chica.

– No te preocupes Rebecca, me siento muy satisfecha física y mentalmente. – dijo Phoebe con mucha confianza olvidándose un poco de la presencia de Molly.

Rebecca Bliss. ¡Un momento! ¿Qué ese apellido no era de…? ¡Por supuesto que sí! Esta chica reconocida por ser pariente de la Doctora Bliss, la conocida psicóloga de niños. Aunque no era su hija, sino que se trataba de su sobrina. Mujer no aparentemente, sino que era más grande, ya que llevaba un año de retraso, habiendo repetido de curso una sola vez, ya habiendo llegado a los 16 años a contrario de sus demás compañeras por lo que era una de las más grandes, por otro lado había sido ingresante en ese mismo año de preparatoria.

Conocida por su fuerte temperamento y su muy particular forma de peinar, vestirse y maquillarse, aunque muy a contrario de Rhonda y su ejército, esta chica adoptaba modas mucho más explícitas… era muy normal ver a esta chica con peinados rebeldes, ropa con varias combinaciones de colores, accesorios de calaveras o murciélagos, así como también estampados de lunares o rayas en sus calcetas o aguantes. ¡Ni qué decir de su cabello! No solo se lo peinaba de forma llamativa, sino que solía teñírselo muy esporádicamente a veces dos, tres o hasta incluso cuatro combinaciones.

Solía cambiar mucho su aspecto cada tanto, actualmente se la veía peinar con dos coletas altas y cortas con algunas mechas alborotadas, viéndose también dos mechas cayendo de la ubicación de su flequillo hasta por debajo de sus ojos, su cabello estaba negro y tenía algunas mechas color rojo y blanco. Su mirada, demandante, dura y profunda, igual a la de su tía era adornada por una sombra de ojos color roja pintada por encima de ellos hasta a mitad de camino de sus cejas, lo mismo con un tenue rubor y sus labios coloreados, la mitad superior de negro y la mitad inferior de roja.

Además de sus collares, aretes y pulseras de colores y accesorios de calaveras o incluso sus cortos guantes de cuero negro, llevaba una musculosa negra con el estampado de una calavera con ojos en X bordeada solo en líneas de color púrpura, unos pantalones de estampado escocés color rojo y algunos detalles en negro y amarillo, y ni qué decir de sus botines góticos y la cadena que usaba colgando del costado izquierdo de sus pantalones, y por supuesto finalmente, sus piercings en la nariz, orejas y ombligo todos ellos eran negros siendo de titanio.

Había que admitir que el aspecto de la muchacha era demasiado llamativo y en ocasiones criticado por el grupo de divas liderado por Rhonda aunque eso fue pasando a medida se dieron cuenta de que a pesar de la moda diversa, era una moda respetada. Rebecca era conocida por ser probablemente la chica con el mayor intelecto creativo en las artes visuales, si Helga era buena en la Literatura, Rebecca lo podía ser en el Dibujo o mismo en la Indumentaria, ya que ella misma ha hecho algunos cambios de imagen a muchas de sus compañeras pudiendo sacar el jugo y potencial a la imagen de todas ellas, entre ellas Helga, siendo la responsable de aconsejarle lo del listón rosa. Decía querer dedicarse al arte o incluso a tatuar en un futuro aunque todas decían que debía seguir la carrera de psicóloga pues era muy buena para hacer análisis en los comportamientos de sus compañeros.

A pesar de todo, su personalidad era muy diferente de Rhonda o cualquier aficionada de moda, por el contrario, era una chica bastante seria y algo ruda, pues perdía la paciencia con facilidad si llegaban a molestarla, algunas llegaron a observar que su comportamiento era muy similar a la de la Gran Patty, con quien se llevaba bastante bien por cierto. De aspecto algo temerario, no solo por su forma de vestir o de ser, sino también por su complexión, la chica no era precisamente demasiado delgada, aunque no llegaba a la obesidad, sin embargo se la veía algo más ancha y grande que el resto de sus compañeras, teniendo una complexión parecida a la misma Patty.

Si anteriormente llegué a mencionar que Helga era segunda chica del curso con los senos más grandes, es porque Rebecca tenía ese primer lugar, aunque era algo de esperarse a causa de su fisiología. Otro detalle destacado era que entre el grupo de chicas, antes del debut de Phoebe ella era la única que había tenido una experiencia sexual, aunque nadie sabe realmente la historia de eso, jamás ha querido contarla.

Sin embargo, Rebecca tenía algo que se diferenciaba completamente del resto de sus compañeras, y no precisamente por la ropa o su tendencia de moda tan particular, sino porque era la única chica con gustos sentimentales un tanto… diferentes. Sí, Rebecca Bliss era lesbiana, demostró varias veces no tener interés en ninguno de sus compañeros, ni siquiera de los más apuestos y por lo general no se lleva muy bien con ellos salvo alguno que otro caso excepcional. Esto en un inicio le ha traído problemas, burlas y serias discriminaciones, pero cuando se percataron de que no había que discriminar a alguien por sus gustos por más diferentes que fuesen, sin embargo muchos siguen viéndola como alguien rara, más aún, Rebecca ha tenido el infortunio de una ocasión confesársele a una chica de su curso aunque esta otra en un inicio no reaccionó muy bien terminó por rechazarla amablemente y quedar como amigas.

Y ya que hablaba de sus amigas, Rebecca no era si bien el ser más social en la escuela, pero cada tanto se juntaba con Phoebe, Helga y Patty, pero siempre se la veía junto a la última compañera aún no mencionada dentro de este grupo de curiosas.

– Awww ¡No sabes cuánto me alegro por ti y por Gerald! Espero que puedan seguir así por mucho más tiempo. – dijo una voz algo débil y dulce.

Si Rebecca era la dura en aquel grupo, entonces esta última chica era todo lo contrario. Melody Lockhorn, ingresante también del año de preparatoria y conocida por ser la única chica de toda la escuela que padece de albinismo, y de niveles severos. Cabello blanco como la nieve, piel blanca como tiza y ojos rojos, aunque estos normalmente siempre los cubría con lentes de sol cada vez que la muchacha salía a un espacio exterior, también siempre se la llegaba a ver con una sombrilla encima para que los rayos del mismo no golpearan sobre ella, como lo hacía ahora mismo teniendo ambas cosas, también solía llevar consigo varios envases de protector solar de factores bastante altos.

Probablemente era la chica más identificable en toda la escuela, nadie más tenía el cabello blanco que no fuera algún adulto o anciano que estuviese en la escuela, además tenía la particular de usar ropa únicamente de color negra, y siempre holgada, por lo que tampoco se conoce muy bien cómo es su verdadera complexión física. Ahora mismo llevaba una playera de mangas largas y unos pantalones colgados de varios bolsillos, unas zapatillas negras y un gorro de lana del mismo color, por lo general siempre daba un aspecto de una chica dark. Solía traer siempre el cabello suelto y algo desarreglado, ya que al ser bastante débil le era difícil peinarse sin que terminara perdiendo el cabello por lo que lo traía bastante revuelto, también daba a notar su flequillo largo que dejaba a cubrir su frente y un poco sus ojos, notándose más este detalle cuando no llevaba los lentes de sol puestos.

Ella debía ser al menos la chica más extraña de toda la escuela, sin mencionar que era profundamente tímida, aún mucho más de lo que llegó a ser Helga en sus épocas de preescolar, era común encontrarla tan temerosa, dubitativa e insegura y debido a eso era que Rebecca la cuidaba como si fuera una niña pequeña, pues Melody era muy sensible y había sido inevitable ser víctima de miradas negativas o de burlas o incluso de comentarios hirientes en los momentos que inició la cursada en la preparatoria.

Ya además de su curiosa y extraña familia, compuesta por su padre, un artista muy pobre, y su cuervo mascota al cual crió desde que este era muy pequeño y cayó de su nido… no habían detalles de su madre, pero se rumoreaba de que se había suicidado. Sus amistades rondaban principalmente en Rebecca y varias veces se juntaba con Phoebe y Helga, pues ellas fueron de las pocas que no le han hecho burla por su condición, por el contrario han demostrado bastante solidaridad de ayudarla en su difícil vida y condición física como genética.

– ¡Muchas gracias Melody! De verdad muy bonitas tus palabras, yo también lo espero. – dijo Phoebe con una sonrisa que no pudo borrar fácilmente y luego dijo volteando hacia las chicas – de verdad valoro mucho su apoyo chicas, y me gustaría contarles al menos para poder ayudarlas cuando sea su momento pero… hay cosas que quedan entre Gerald y yo, por la integridad de la pareja. –

Se notaba como hacían unos comentarios y murmullos de afirmación seguido de asentimientos con la cabeza comprendiendo la decisión de Phoebe de mantener los asuntos del tema bajo su propia privacidad, sobre todo por la integridad no solo de la pareja, sino también por Gerald, quien también había acordado no divulgar detalles demasiado explícitos del encuentro con Phoebe a sus amigos.

¡Pues porque claro! La misma situación entre las chicas en el patio de la escuela, estaba ocurriendo exactamente lo mismo con los varones del curso de primero de preparatoria a otro lado más lejos del grupo de chicas, los chicos se encontraban cerca de una mesa de campo que era utilizada para la hora del almuerzo en días soleados, siempre estaba la opción de comer afuera o permanecer en el comedor. Allí se encontraban los varones del curso, Gerald Johanssen liderando la conversación sentado sobre la banqueta de campo al lado de su mejor amigo Arnold Shortman, mientras que el resto de los chicos estaban sentados en el césped mirando directamente al par, aunque mucho más al moreno, quien al igual que con su novia, él era el protagonista de la conversación.

– Fue… increíble ¡Me sentí realizado! –

Fue lo que dijo este con una inmensa sonrisa acompañada empáticamente por la de su mejor amigo así como del asombro de los demás. Gerald también había sufrido sus cambios físicos con los años, se había vuelto uno de los chicos más altos del curso. Formaba parte del equipo de Basketball junto con Stinky por lo que sus atuendos solían ser bastante asemejados con la indumentaria de los basquetbolistas.

En ese mismo momento llevaba una musculosa holgada color roja con detalles negros que caían hasta por debajo de sus glúteos, unos jeans cortos que caían hasta por debajo de sus rodillas, llegando a ver el resto de sus piernas descubiertas, así mismo como la vista de sus zapatillas deportivas especiales para el basketball. Su cabello estaba más corto que en los períodos de la primaria, llegando a tenerlo por la mitad de corto que en aquellos tiempos, además le habían crecido unas patillas al costado de su rostro que acompañaban con una pequeña barba que se ubicaba al centro de esta, siendo bastante corta e ilustrando una forma cuadrada en la misma.

Gerald se había convertido en uno de los chicos más codiciados en la escuela, aunque claro no estaba entre los más solicitados por las chicas, pero sí era muy popular y aclamado, aún más de lo que era Arnold. Esto condujo algunos problemas e inseguridades en Phoebe, sobre todo mayormente con la intervención de Molly, sin embargo jamás dejaron que eso interviniera en su noviazgo, afortunadamente.

Como en sus épocas de niño seguía teniendo una afición por las leyendas urbanas y él era el principal en contarlas de tal forma que todos, aunque también seguía siendo bueno para contar cualquier historia… incluso en ese mismo momento, contando la experiencia con su novia sin entrar en detalles burdos.

Arnold observaba a su mejor amigo con una sonrisa satisfecha, feliz por él… sabía lo que había estado pasando y lo difícil que fue dar ese paso, más allá de lo que significara entrar en aquella zona de despedir a la virginidad, estaba feliz por él y su relación con Phoebe.

Arnold no había sufrido demasiados cambios físicos a lo largo de los años, aunque sí se lo notaba más desarrollado y formado que en sus épocas infantes, desde que su tez estaba levemente más bronceada por el sol caribeño de San Lorenzo a donde ha podido ver a sus padres luego de varios años, llevaba consigo algunas pulseras y collares con motivos de la tribu de Ojos Verdes y por supuesto aún sin importar los años sigue portando su gorra celeste que fue obsequio de sus padres.

Su indumentaria también había cambiado, ahora llevaba unos pantalones negros con algunas tiras y bolsillos, los mismos llegaban a ilustrar la silueta de sus piernas, además de que estos caían casi al suelo cubriendo sus zapatillas rojas. Por arriba llevaba una camisa a cuadros roja que normalmente siempre llevaba las mangas fruncidas hasta por detrás de los codos, así como también tenía por lo menos tres botones superiores desabrochados dejando a ver con claridad la clavícula y apertura del pecho del rubio. Esto descolocaba bastante a cierta rubia que tenía una gran devoción hacia él. ¡¿Quién se pensaba que era ese estúpido Cabeza de Balón para andar mostrando piel por ahí como si fuera su casa?! Pero no lo negaba… a Helga le gustaba mucho eso.

Arnold por su parte como se había mencionado antes, logró hacer contacto con sus padres luego que estos aparecieron cuando este y su curso estaban en el quinto grado. Por razones importantes Miles y Stella seguían permaneciendo en San Lorenzo y Arnold viajó hasta allá quedando un par de años con sus padres, estando ausente aproximadamente por 3 años y luego volver a Hilwood.

Dicho antes, Arnold no tenía la popularidad y aclamación de su mejor amigo frente al sexo opuesto, sin embargo tenía alguna que otra pretendiente por allí que ponía sus ojos en él. Ya hacía tiempo que el rubio había intentado congeniar con alguna chica de la escuela, pero sin realmente conseguir demasiado éxito, no pasaba mucho más que unos minutos de conversación en donde la chica terminara por mostrarse demasiado interesada o superficial con él sin realmente importarle lo que estaba pensando… sin mencionar que cada vez que Helga se daba a enterar de estos hechos hacía hasta lo imposible por sacar a todas esas zorras del medio. Arnold llegó a tener dos relaciones cortas las cuales no duraron ni más de una semana… angustiosamente para él.

Y aún más lamentable para Arnold, sus pretendientes no lo buscaban realmente por un motivo sentimental, sino más bien por interés físico… se notaba que esas mismas chicas actuaban de la misma forma con otros chicos apuestos por lo que Arnold ha puesto en conclusión que esas chicas no son para él… graciosamente lo terminó por comprender cuando Helga se lo dijo una ocasión que tuvo oportunidad. Definitivamente Arnold no era el chico con la mejor de las suertes en ese tema, aunque claro, por fortuna no era el único.

– De verdad te felicito Gerald, me alegro mucho por los dos, espero que sigan así. – fue lo que dijo este muy animado.

– ¡Gracias Arnie! –

Fue lo que Gerald respondió para llevar su mano derecha cerca de la de Arnold para hacer su reconocido saludo de pulgares, ese mismo que ya hacían desde preescolar, jamás lo habían dejado y seguramente seguiría siendo así hasta que los dos amigos fueran unos ancianos.

– ¡Esa fue sin duda la historia más asombrosa que he escuchado! –

Fue lo que exclamó Stinky Peterson, precisamente quien fue mencionado antes y se encontraba en la conversación, dicho antes, formaba parte del club de basketball junto con Gerald.

Físicamente había sufrido algunos cambios, aunque seguía siendo de los más altos y delgados de su curso, solía llevar una playera negra con un estampado en tipografía blanca contundente una frase que decía "Dear Math, I'm Not Your Therapist. Solve Your Own Problems", traducido como "Queridas matemáticas, no soy un terapeuta, resuelve tus propios problemas", a pesar del inteligente chiste de esta playera Stinky no era de formular esas frases con tal… sabiduría. Traía también unos pantalones holgados que caían hasta el suelo con una cadena adornada que colgaba desde el extremo y unas zapatillas deportivas. Para hacer mayor ornamentación en su imagen adoptaba el uso de muñequeras y guantes sin dedos negros en sus respectivas manos, dándole una imagen algo ruda, aunque al cruzar palabras con él era en lo último que se pensaba de Stinky Peterson.

Al igual que Arnold no había tenido alguna oportunidad o fortuna con alguna chica, sin embargo no dejaba que eso lo atormentara, pues no formaba parte de sus intereses más grandes, por el momento.

– Te felicito Gerald, de verdad, mis mejores bendiciones para ti y Phoebe. – fue lo que dijo Eugene Horowitz con mucho entusiasmo y optimismo.

– ¡Así se hace hermano! ¡Eres todo un ganador! – exclamó Harold Berman con bastante entusiasmo.

– ¡Bien hecho viejo! – fue lo que dijo Sid con el mismo entusiasmo de Harold haciendo dos pistolas con los dedos señalando directamente al moreno.

– ¡Gracias muchachos! – agradeció Gerald alzando un pulgar.

Sí, ellos tres también se encontraban ahí, habiendo pasado por los cambios de la pubertad. Primeramente, Eugene Horowitz, conocido por ser ese chico molestamente optimista que vivía con la más enorme mala suerte que podrías cruzar, desde pequeño que se andaba cayendo y accidentando por donde se le diera el paso… y hasta hoy en día siguió siendo así, no había cambiado nada.

Lo que sí había cambiado de él fue su manera de experimentar la vida en cuanto a su situación sentimental… si ya había una lesbiana en el curso, no podía faltar un gay… y Eugene era ese gay. Ya había pasado que desde muy pequeño solía sentirse muy incómodo cerca de las chicas y hasta había llegado a decirle a Curly lo lindo que se veía con un vestido cuando este se disfrazó de la Novia Fantasma… era increíble que nadie se percatara de ese detalle… alguna vez Helga llegó a hacer un comentario despectivo al respecto y no mucho después de ello Eugene admitió tener preferencia por los hombres.

El impacto por esta noticia no se hizo esperar… los primeros meses esto generó que algunos chicos se alejaran de él por temor, pero luego supieron aceptarlo como algo normal y que no debían avergonzarse… después de todo Eugene había dado un paso muy difícil y aceptar ese tipo de realidad y rebelarla a sus compañeros y maestros era un avance importante. Desafortunadamente, hubo alguien que se vio realmente muy afectada por este cambio en la orientación sexual del pelirrojo, y esa era Sheena… si bien jamás llegó la oportunidad para la chica hippie de enamorarse profundamente del chico pecoso de mala fortuna pero sí había sido algo difícil para llevar el aceptar, por fortuna ahora Sheena y Eugene son muy buenos amigos… incluso Sheena tuvo el valor de decirle a Eugene que estaba interesada en él, Eugene en lugar de atemorizarse lo tomó con confianza y hasta terminaron riendo por esto.

Otra amiga que tenía un vínculo bastante fuerte era Rebecca… después de todo ambos eran homosexuales, y probablemente Eugene era el único chico confiable para la muchacha, era una amistad particular, un vínculo extraño… curioso desde muchos sentidos.

Por supuesto que Eugene también había sufrido sus cambios físicos, su cabello rizado ahora se notaba esponjado como un pequeño peinado afro. Había adoptado ortodoncia debido a sus constantes accidentes muchas veces sus dientes no terminaron pasando por la mejor situación y algunos se le torcieron por lo que comenzó a adoptar esta innovación. Fisiológicamente era un poco más alto y delgado que cuando niño, dándole un aspecto de pequeño nerd. Respecto a su indumentaria adoptaba una camisa blanca de mangas largas, unos pantalones de vestir azules y zapatos formales. Bastante formal para un chico mala suerte como él… aunque Eugene siempre ha dado una imagen curiosa.

Harold Berman también estaba allí, quien ahora se lo veía un poco más delgado que cuando era más pequeño, sin embargo seguía teniendo problemas de peso, además que realmente no era su mayor preocupación el cuidar su físico, el cual seguía siendo robusto y corpulento, además de alto.

¿Para qué hacerlo si después de todo Harold ya tenía a alguien que le interesaba y aceptaba por cómo era? Bueno… quizás no tan así… más bien era una historia un tanto complicada. Harold ya llevaba dos años de una relación bastante arbitraria y contradictoria con la misma Patty Smith de tercer y último año de preparatoria, y digo arbitraria porque vivían peleándose cada 2x3 y siempre por culpa de alguna estupidez de Harold… ¡Ya se había perdido la cuenta de las ocasiones que se peleaban y regresaban! Aunque no había ruptura de por medio muchos a veces pensaban que esa relación estaba dada por terminada… de cualquier u otra forma ambos se amaban y querían mucho, pero como punto negativo no permitía ningún avance… y era por eso que Gerald estaba siendo el protagonista de tal acontecimiento íntimo con su pareja, y no Harold por ejemplo.

Físicamente no había cambiado demasiado, aparte de su sobrepeso su cabello había crecido, aunque casi no se notaba pues porque lo llevaba rasurado y además llevaba una gorra negra con visera sobre su cabeza por lo que cubría sus cabellos completamente… no bastaba igual su cabeza hueca para que el cabello se asomara y se denotara en la barbilla del chico una barba rasurada… ya saben, la barba de una semana. ¿Cómo Patty no terminaba lastimándose cada vez que lo besaba? Bueno… dudas que uno jamás resuelve.

Sus atuendos eran sencillos, partía desde una playera blanca que normalmente la llevaba debajo de buzo azul de cordeles y capucha además de unos jeans holgados parecidos a los de Stinky y unas zapatillas deportivas. Junto con Patty eran los más destacados del club de football, aunque entre los dos Patty tenía mejor destreza… y es que con ella no debía bajarse la guardia para nada, Harold no podía estar más orgulloso de su chica… aunque otras veces estaba replicando por su superioridad por sus constantes y vuelteras peleas.

Otro de los que estaban allí era Sid, quien en la actualidad había cambiado un poco sus relaciones sociales habituales. Seguía teniendo una relación bastante fraternal con Gerald aunque claro que no llegaba al nivel que ocupaba Arnold, aunque si bien cambió un tanto su relación con Harold y Stinky… con quienes solía juntarse mucho en la infancia.

Hoy en día Sid solía permanecer más del lado de uno de los chicos nuevos que llegaron a ingresar con el cuerpo de estudiantes de su curso. Vínculos van y vínculos vienen, las personas cambian, sin embargo eso no significaba que Sid dejó su amistad con Harold y Stinky… solo estaban un poco más distanciados, era todo.

Al igual que Helga y Arnold, no se separó de su gorra verde, aún seguía usándola como en su niñez llevando su visera detrás, aunque su cabello si había crecido hasta la altura de sus axilas y solía llevarlo atado con una banda elástica. Reemplazó su vieja chamarra por un chaleco negro el cual lo acompañaba con una playera verde y unos jeans azules desgastados y unos borcegos negros. Había acostumbrado a usar muñequeras y pulseras de púas y tachas y cinturones del mismo diseño, adoptando una imagen más ruda aunque principalmente influenciado por su nuevo amigo con quien compartía un hobbie, el skateboarding.

A contrario de unos cuantos, Sid había tenido una novia dentro de su curso, la cual era nada más y nada menos que Lindsay, sin embargo la relación no había durado más de nueve meses y desde allí no ha habido señal alguna de que pudieran regresar, sin embargo algunos decían que habían algunas miradas fuertes y profundas entre los dos y cierta atracción prohibida que los sometía.

– Me sorprende la paciencia y dedicación que le pusieron los dos y por cómo nos contaste le has puesto a la situación Gerald, espero que tú y Phoebe sigan por más tiempo. – fue lo que dijo Lorenzo con una notable sonrisa.

– ¡Muchas gracias viejo! – nuevamente agradeció Gerald sintiéndose un poco más halagado incluso llegando a sonrojarse muy tenuemente de pensar dicho comentario con más profundidad.

¡Ah pero para romper el romanticismo y la cursilada ya había alguien!

– ¡Ya era hora que alguien se revelara en esta bola de virgos! ¡Jajajajaja! – fue lo que dijo a risotadas Thaddeus Gammelthorpe, alias Curly.

Comentario no bien visto por la mayoría, quienes miraban un tanto amargadamente al pequeño demente, otros en cambio parecían muy divertidos por el comentario… uno de ellos Brainy, que sólo rio silenciosamente.

Trío curioso de estar allí, por un lado Lorenzo, aquel chico ricachón que entró en el cuarto grado al curso y era reconocido por ser tan serio en cada uno de sus compromisos programados y de alguna manera siempre terminaba reprimiendo sus placeres infantes por sus responsabilidades. Probablemente uno de los pocos chicos con la mejor disciplina y estabilidad mental en ese grupo de hormonas alborotadas y neuronas despedidas, si bien disfrutaba de la vida pero su notable responsabilidad se daba a demostrar siempre. Lorenzo estaba entrenándose para ser un exitoso empresario realizando cursos y algunas labores adicionales como actividad extra curricular escolar… de esa forma lo enviarían a la mejor universidad, ya saben… las personas de mucho dinero siempre lo pueden todo ¿no?

Y su seriedad no era para menos, Lorenzo era de los pocos en la escuela que adoptaba la costumbre de ir de traje, siempre llevaba un traje gris con una camisa negra, zapatos formales y una corbata azul consigo, su cabello lo llevaba peinado formalmente hacia atrás con gel fijador pareciendo un empresario joven, y sin falta su portafolio donde llevaba todos sus apuntes. Algunos no sabían si verlo como un buen ejemplo de niño responsable y modelo a seguir, o como una pobre víctima del sistema represor que nos condiciona… la mayoría veía este último y decían que Lorenzo estaba echando su juventud por la basura, por sobre todo porque muchas veces se lo veía un tanto solo en sus negocios.

Era triste pero Lorenzo no tenía mejores amigos y si no se encontraba solo como la mayoría de las veces era al lado de Brainy, ocasionalmente, o de alguno de los chicos nuevos. Si bien tiene una amistad consolidada y fuerte con Rhonda, después de todo tanto Lorenzo como Rhonda provienen de familias ricas, y los padres de la Lloyd como los de Lorenzo afiliaban sus empresas laboralmente, por lo que hubo un tiempo en donde la reunión de ambas familias era muy recurrente, lo mismo con sus hijos. Los padres de ambos jóvenes siempre consideraron que sería muy provechoso que Lorenzo y Rhonda se casaran en un futuro no muy lejano… aunque esto no había sido bien visto por ninguno de los pretendientes de Rhonda, por decir que Curly no lo soporta, además Lorenzo reconocía de que prefería tener a Rhonda de amiga, y Rhonda compartía la opinión de Lorenzo, realmente ellos no eran muy compatibles por más que sus padres quisieran otra cosa.

Sobre Curly… ¡Ay por favor pero este sujeto era imposible! El enano Thaddeus Gammelthorpe seguía siendo el pequeño demente desde primaria, quizás ahora me atrevería a decir que está mucho peor y sus tendencias o comentarios rayan en la insanidad. ¡Como lo estaba haciendo en ese momento frente a Gerald y los demás!

Seguía utilizando los mismos lentes que cuando pequeño, pero su cabello ahora estaba un poco más largo y completamente revuelto pareciendo un rebelde suelto que escapó de un loquero, además de unas claras patillas creciendo a los costados de su rostro. Físicamente se veía apenas más alto que antes, pero en cuanto a complexión seguía casi igual que de niño.

Por si fuera más loco, el pequeñajo había adoptado atuendos militares, ahora mismo llevaba una musculosa negra y unos pantalones camuflados, y claro borcegos militares, además de una muñequera en el brazo izquierdo y una chapita militar colgada de su cuello. ¿Por qué repentinamente esas tendencias extrañas en el pequeño loco? Bueno había que aceptar que muchos militares salían locos luego de sus experiencias en la guerra, pero Curly tenía ese afán de querer alguna vez llegar a niveles ridículos de dañar a su entorno, ni qué decir de su ridículo fanatismo por las películas de terror, de invasión zombie o cine gore de clase B… aunque claro, sin ir a exageraciones, alguno que otro compartía sus raros gustos, aunque Curly tenía… un fanatismo ridículo por esos géneros. ¡Maldito sádico! ¡Mejor tenerlo lejos!

Y pensar que la pobre de Rhonda debía intentar soportarlo y alejarlo de ella cada instante, ahora con mayor razón, ese chico era un verdadero problema, hay algunos que ni siquiera entendían qué hacía en la escuela.

Y Brainy… Brainy seguía siendo un misterio sin resolver. Aún desde preescolar casi nadie conoce cómo suena su voz porque Brainy… no habla, la verdad es que lo hacía, pero muy mínimamente. Siempre era común escucharlo jadear pero en el momento que tuviese que decir alguna palabra se le llegaba a oír raras veces, y por lo general no era muy hablador, de por sí no lo era, aunque siempre se encontraba ahí, participando de alguna conversación, y observando y observando, guardándose cualquier comentario para su misteriosa cabeza.

Lo raro era que nadie se preguntara el por qué era así… bueno solo había un chico que lo cuestionaba todo el tiempo y lo extorsionaba pues no se llevaban del todo bien, aunque Brainy intentaba no expresar ningún descontento ni nada parecido, sin duda alguna era muy introvertido para andar pensando en los problemas sociales de cada uno… pero a pesar, eran esos problemas sociales de los cuales estaba completamente al tanto.

No era para menos si desde tan joven ya había estado cerca de Helga Pataki por cada manifiesto romántico que ella tenía ocultando y expresando a escondidas de toda la escuela, menos de Brainy… que siempre aparecía en los lugares menos pensados… y por alguna extraña razón el chico parecía estar al tanto de todos los rollos sociales de su curso y entendía qué tipo de situación sentimental pasaba cada uno.

Nadie más que aquella persona que lo odiaba se daba cuenta de que Brainy era posiblemente uno de los chicos más perspicaces e inteligentes de su escuela, sabía perfectamente qué buscaba cada quién y quién lo iba a lograr y quién no, pero por supuesto él se mantiene al margen como el chico callado y misterioso, menos riesgos para él.

Por ese motivo tampoco tenía demasiadas relaciones, sin embargo llegaba a hablar muy raras veces con Lorenzo y alguna que otra chica o chico de su curso, sin embargo era normal que alguien se olvidara como sonaba la voz de Brainy.

Al igual que Curly su cabello estaba revuelto y alborotado y sus lentes, los cuales ahora eran cuadrados a contrario de los de su infancia, solía vestir con chalecos de lana verde con motivos de rombos de color granate, camisa blanca de mangas cortas y pantalones hasta la altura de las rodillas marrones, además de zapatillas y calcetines, otro que le daba un aspecto de nerd, intentando pasar totalmente por desapercibido de su entorno.

– Emmm… – interrumpió uno que se encontraba ahí y dijo – Me alegro muchísimo por ambos Gerald, pero más por ti, sé que es raro que yo te diga esto pero es la verdad. –

– Gracias viejo. – sonrió Gerald.

El primero que había hablado era nada más ni nada menos que Erick Keynes, el muy mencionado hermano mellizo de Molly con la cual ingresó a la escuela en el octavo grado, pretendiente de Gerald. Era bastante raro, Erick se hacía cargo de los errores de su hermana y de que no debía involucrarse en la relación de Gerald y Phoebe, incluso muchas veces Erick ayudó a Gerald a eludir a su hermana de la presencia de este, a pesar de que otras ocasiones admitió que sería divertido tenerlo como su "cuñado".

Muchacho de piel morena y cabello negro, por supuesto, después de todo era el mellizo de Molly y por supuesto se parecían físicamente. Solía adaptar playeras de mangas cortas y por debajo usaba una de manga larga, la primer mencionada que utilizaba era de color celeste mientras que la otra era blanca, adherido a eso utilizaba unos holgados jeans azules y unas zapatillas deportivas, se notaba de su barbilla unos cortos pelillos saliendo de ella.

Si su hermana era una buena cantante, él era un fabuloso baterista, estaba dentro del Club de Música, de vez en cuando solía ir a casa de Arnold a escuchar música y compartir gustos musicales, lo mismo con Gerald en ocasiones que se unía… afortunadamente a contrario de la impulsiva de Molly, Erick parecía mucho más agradable y confiable.

– Es un… gran avance, felicitaciones Gerald. – dijo otro que estaba allí siendo además visto de reojo por algunos no de muy buena forma.

– Ah gracias Milton. – respondió el moreno con una sonrisa inexistente.

Milton Glaser, nuevo alumno que había ingresado en el séptimo grado. Si anteriormente se decía que Eugene y Brainy tenían un aspecto de nerd, entonces es porque no conocían a Milton. El chico probablemente se haya convertido en el más grande fenómeno de la escuela después de Melody… bueno no tanto, pero sí lo era del curso, quitando a la albina por supuesto.

Desde su aspecto extravagante como su cabello negro cortado en forma de tazón, utilizaba unos enormes lentes negros de cristal redondo que tenían más aumento que las lupas que utilizaba Nadine para investigar a los insectos del patio, y que por si fuera poco hacía que sus ojos se vieran más grandes de lo que ya eran pareciendo una especie de cachorro indefenso… fabuloso blanco para los abusivos.

Extremadamente inseguro y además con una desorientación de moda ridículamente notoria, o eso decía Rhonda, el chico usaba camisas blancas de mangas cortas además de pantalones marrones hasta la altura de las rodillas y desde el ombligo, viéndose la camisa metida adentro de estos así como un cinturón negro que sobresalía alrededor de estos, zapatillas y calcetines estirados hasta la altura de las rodillas y claro un pequeño moño alrededor del cuello, por si eso no lo hacía verse más ridículo. Si Curly era el fenómeno tenían que ver a Milton primero antes de meditarlo.

El chico no solo era nerd por aspecto, sino también por su intelecto, el chico vivía para estudiar y era un excelente alumno, lo que le ha llevado a participar junto con Phoebe en algunos eventos de intelectuales y compartido algunos proyectos… si Molly era un problema para Phoebe por cómo esta se involucraba con Gerald, entonces pasaba algo muy similar con Milton. Aunque Milton era mucho más respetuoso y medido que Molly, Gerald muchas veces admitió con molestia de que no lo quería cerca de Phoebe, fueron esos momentos en los cuales Arnold tuvo que intervenir para que no se hiciera una masacre… otros chicos en cambio esperaban que eso ocurriera y que Gerald le diera una paliza a la rata de biblioteca.

A pesar de todo Milton tenía su grupo de amigos, a veces hablaba con Brainy o con Eugene, tenía buena relación con Melody y Lila y por supuesto también Phoebe. A pesar de todo, no tenía mucha suerte en lo social.

– ¡Qué felicitación más cálida fenómeno! – dijo otro que estaba allí en un tono notablemente sarcástico y amargado.

– ¡Y-yo estoy siendo sincero! – exclamó Milton en su defensa muy asustado viendo al otro chico con temor.

La discusión parecía prolongarse hasta que Brainy comenzó a reírse por la situación hasta que ese mismo chico que había dicho el primer comentario lo miró con cara de pocos amigos y le dice:

– ¡Y tú! ¿Qué es tan gracioso? ¡Recuerda que estoy vigilándote! – fue lo que exclamó este hacia Brainy haciendo que este se contuviera con asombro y dejara de reír.

Raynard Windsträke, chico de muy mal genio y bastante desagradable para una gran mayoría. Ingresante desde el noveno grado, además de ser un alumno que había llegado a la escuela por un intercambio desde Alemania, era también conocido por ser el amigo de Sid y la razón por la cual este se había alejado de Harold y Stinky. Era ese mismo chico con el que compartían el hobbie del skateboarding, también pudiendo dominar el snow y el surf… pues ¡gran cosa! Un tarado que sabía pararse sobre una tabla y moverse.

Muchacho de cabellera rubia, un tanto revuelta pero rasurada en la mitad inferior de su cabeza, semblante serio y molesto la mayor parte del tiempo, además de la presencia de sus piercings en sus orejas o incluso su lengua, buzo color violeta y pantalones holgados verdes y zapatillas deportivas y claro, su inseparable skate permaneciendo con él la mayor parte del tiempo, o de última su reproductor mp4 o ambos.

Para muchos no era muy agradable, claro excepto para Sid y algunos otros pocos, pero los motivos se daban a que realmente no era bien visto en el grupo de compañeros por su adicción a las drogas, por lo que siempre se sentían bastante incómodos con él, sobre todo Lindsay… de alguna u otra forma algunos pensaban que la relación de ella y Sid terminó debido a la mala influencia que generaba Raynard para con los demás.

Otro de los detalles más polémicos de Raynard, es que según él, tenía la particular habilidad de ver auras, así como presencias fantasmales, de por sí podía ver que muchas otras personas normales no pueden, lo que le permitía incluso al leer el aura de alguien conocer su interior antes de cruzar una palabra a partir del color que desprendía esta. No era extraño que nadie o muy pocos no creyeran esto, después de todo si se drogaba podía ver cualquier cosa inusual, ese chico muchas veces daba risa.

Aunque había otro dato inquietante que contraponía esta postura de muchos, y era de que por algún muy extraño motivo… Raynard tenía una fuertísima desconfianza con Brainy. Si anteriormente mencioné que nadie se percataba del halo de misterio que dejaba Brainy y de lo perspicaz que era él salvo por una persona que no le solía agradar, entonces Raynard era esa persona. La razón era clara, Raynard ya había visto el aura de Brainy, y se daba cuenta de que no era lo que aparentaba… aunque había otro motivo, mucho más contundente del por qué esta relación tan volátil entre ellos dos… y este era… una chica.

Y sí… sé lo que están pensando, y la respuesta es clara. Raynard había estado haciendo hasta lo imposible por salir con Helga Pataki, pero claramente desde que tiene memoria que lo ha rechazado, no había que ser un genio para saber que esto pasaría. Desde el primer momento que Raynard vio a Helga admitió estar deslumbrado por el aura feroz que desprendía ella, aunque claro, nadie entiende realmente lo que este chico vio ni nadie lo entenderá… o quizás Brainy sí… y eso era lo que desesperaba a Raynard sobre todo. Sobre todo porque él sabía la admiración que tenía Brainy hacia Helga, y eso lo molestaba, lo enfurecía… y no faltaba que a cada momento como este mismo instante lo amenazara por alguna pequeñez.

Lo extraño de esto era: y si a Raynard le molestaba tanto Brainy ¿Qué pasaba con Arnold? Era muy raro… porque por alguna razón Raynard desconfiaba más de Brainy que del mismo Arnold. Por otro lado, el Cabeza de Balón reconocía no tener mucho que opinar respecto a la situación de rechazo entre Helga y Raynard, aunque en parte se alegraba de que Helga no anduviese con él, no le parecía la mejor influencia para ella… después de todo Arnold seguía siendo un tierno y se seguía preocupando por Helga. Lo que no se daba cuenta Arnold era ¿Por qué el odio de Raynard hacia Brainy? Y no solo Arnold… todos se lo preguntaban… menos Helga claro.

– ¿Qué pasa Raynard? ¿Tan pronto te agarró lo urgido por tu fracaso con Pataki? –

Había preguntado el último que se encontraba allí en un tono burlón, logrando que algunos se rieran por su comentario.

Raynard escuchó tal comentario y vio al chico con expresión molesta y hostil respondiéndole:

– ¡Deja de meterte en asuntos que no te conciernen niño bonito! ¡Tampoco te atrevas a ponerle un solo dedo a Helga! –

– Ah bueno porque pareces muy seguro de que te hará caso esta vez. – fue lo que le contestó nuevamente, muy burlón.

– Muchachos, por favor, no discutan… no queremos una pelea. –

Fue lo que Arnold había dicho para calmar las aguas en ese momento, logrando que Raynard y el otro muchacho lo miraran, el primer mencionado con una expresión agria, y el otro mucho más sereno y confiado.

– Calma Arnold, todo está bien. – fue lo que respondió el último con una sonrisa confiada y guiñando el ojo.

Arnold no supo cómo tomar dicho gesto, ni tampoco sabía cómo tomar los gestos de este muchacho… por otro lado se veía a un Eugene algo bobo y suspirando muy levemente mientras veía a este último chico.

Varick Lewis, el último de los compañeros hombres de los nuevos alumnos del curso de primero de preparatoria y había ingresado ese mismo año. Reconocido por ser el más alto de su curso, una inmensa estatura de dos metros, aunque eso era lo de menos, el chico era por lejos, si no era el más popular, era de por seguro el más atractivo, no del curso, sino de toda la escuela.

Cabellera rojiza, claramente teñida, originalmente su cabello era negro, pero siempre se lo teñía de rojo brillante, era corta y alborotada dándole un aspecto rebelde. Sus facciones bastante masculinas y perfeccionadas, así como su mirada de ojos oscuros llenos de seguridad y confianza en sí mismo, y una sonrisa que parecía ser imposible de quitarle, y ni mencionar aparte del piercing que adornaba su ceja izquierda, la cicatriz que atravesaba diagonalmente en su ojo derecho le daban un aspecto varonil, rudo y muy masculino, aunque aparentemente nadie ha logrado saber cómo fue que se la hizo, pero eso no importaba, le quedaba de maravillas esa cicatriz.

Y su complexión… se notaba un trabajado y musculado torso además de sus fuertes brazos y piernas tonificadas por claro trabajo físico. Solía adoptar ropajes acromáticos, en esos momentos utilizaba una musculosa negra que ajustaba a su torso por si quedaban dudas de que lo tenía perfectamente trabajado, además unos pantalones grises oscuros que tenía varios bolsillos aparte de llevar una cadena plateada a un costado y colgando de estos, y unas zapatillas deportivas que eran ideales para deportes como atletismo.

Según por lo que se sabía, Varick había sido destituido de una escuela militar, aunque todo había sido maniobra de él, debido a que quería estudiar en una escuela normal como muchos niños, por lo que eso daba a entender la condición física que tenía, dicho dato hizo llamar la atención de Curly pensando que podría ser un buen amigo suyo… aunque realmente no lo fue tan así, y no solo con Curly, sino con varios.

Varick probablemente el chico que generaba mayor cantidad de reacciones en toda la escuela, o lo odiaban o lo amaban… pero jamás había un término medio sobre él. Algunos decían que era una clase de ser infernal seductor, o un depredador sexual disfrazado de chico popular, o un íncubo… ya saben, esos demonios que roban energía mediante el sexo, porque claramente Varick lo que tenía de virgen lo tenía de feo. Ya había sido centro de varios apodos, entre ellos el más popular como "El chico del Pastel", no era raro que unas cuantas personas dijeran que Varick al graduarse de la preparatoria sería como esos streapers que salen del pastel completamente desnudos en las fiestas de solteros.

Otro de los motivos por los cuales lo trataban como ser infernal era por su extraña tendencia a la piromanía… siempre era común verlo jugar con su encendedor rozando su dedo sobre el fuego o acercándose a cualquier incendio con emoción, bueno después de todo estaba loco también.

Desde que muchísimas chicas estaban interesadas en él, muchos chicos lo odiaban por involucrarse con sus chicas, aunque por supuesto varios chicos homosexuales estaban detrás de él, Eugene uno de ellos, y por si esto fuera poco, Varick era consciente de todos sus pretendientes y parecía disfrutar de tener a tantas personas a su disposición… y si piensan que esto era molesto, esperen a saber qué pasaba por la cabeza del pelirrojo. Varick mismo reconocía que no era necesario hacerse notar hacia los demás dando a mencionar sus atributos positivos o su belleza física cuando ya habían otros que se lo mencionaban. ¡Ya tenía a sus borregos alimentándole el ego a ese idiota!

Era un caso bastante hablado en la escuela el tal Varick Lewis… sobre todo porque si Curly no tenía la mejor impresión de él, era porque desde que Varick ingresó a la preparatoria que Rhonda había estado haciendo cualquier cosa para llamar su atención y convertirlo en su novio, a pesar de todo… Varick no era capaz de corresponderle a una de las chicas más populares ¿Por qué debía hacerlo si habían chicas más populares que querían salir con él?

Aunque ese no era ni siquiera el motivo… Varick estaba soltero y parecía disfrutar su soltería viendo cómo todos hablaban de él a sus espaldas o buscaban cualquier cosa para llamar su atención. ¿Será porque acaso… era gay? No… porque así como Varick parecía desviar su atención de las chicas, también lo hacía con los chicos, a ambos géneros los trataba de una forma similar, al final nadie podía entender qué era lo que realmente estaba buscando, ni qué orientación sexual tenía, y eso ponía nerviosos a unos cuantos.

A pesar de todas esas impresiones o revueltas que ha causado, Varick tenía sus acciones positivas… en la primera semana que ingresó a la escuela se había ganado el respeto y admiración de unos cuantos de la escuela, incluso de su curso luego que sujetó al abusón de segundo de preparatoria, Wolfgang, del cuello de su playera hasta levantarlo y partirle el tabique de la nariz con un puñetazo certero luego, ya que el grandulón abusivo había estado golpeando al pobre de Milton, Varick fue en defensa de él, y luego de ello varios felicitaron al pelirrojo, aunque un preceptor lo llegó a ver y le dio una suspensión.

A la vez, Varick era un claro ejemplo de experiencia en muchos ámbitos, tanto en relaciones afectivas como en el mismo tema sexual que se llevaba a cabo en ese momento con los chicos, por lo que no era raro que dejara mencionar algunos consejos para que el encuentro de la pareja funcionara.

De cualquier forma, Varick parecía estar siempre involucrándose socialmente con cualquier persona, no descuidaba ninguna relación y podía ir desde con los más populares hasta los más introvertidos y tener una conversación bastante fluida con todos ellos. Nadie sabía absolutamente nada sobre sus preferencias sexuales o qué tipo de mujeres u hombres le gustaban, aunque no fue hasta hace muy poco que un día Varick admitió frente a sus compañeros que decía gustarle mucho una persona de su mismo curso… sin embargo nadie más pudo sacar más que esa información, ni siquiera una pista, sobre todo porque ni siquiera se sabía si era hombre o mujer o si este dato era cierto.

Lo que era ridículo simple y llanamente era cómo todo el curso comenzaba a sacar sus opiniones de quién pudiera ser esta persona. ¡Estúpido pelirrojo! Si quería andar robando la atención del mundo entonces lo logró, Brainy no era el único misterioso y perspicaz del curso aparentemente… de hecho y para variar, él y Varick se llevaban bastante bien.

Ellos eran todos los del primero de preparatoria, por supuesto compañeros como Peapod, Park, Joey, Robert, Torvald o incluso Iggy se habían mudado de localidad y de escuela, alguno que otro llegaba a tener algún contacto a larga distancia con ellos, sin embargo de cualquier u otra forma no eran contactos con los cuales se tomaban la molestia de seguir prolongando.

Y por cierto… vaya situación tan particular entre ambos grupos de género, ambos hablando de lo mismo, aparte de que habían logrado obtener la atención de todos sus compañeros en ese entonces, no era para menos que las curiosidades se abrieran por este acontecimiento y comenzara a hablarse sobre la posibilidad de llegar a un paso similar, típico de esa bola de hormonas alborotadas que estaban encerrados en esa escuela. ¡Ahora sí que iban a volverse todos locos! Y ya comenzaban las artimañas…

– Tengo que admitir que aunque me haya dolido un poco que Gerald debutara con Phoebe me alegro mucho por ambos. –

Comentario por parte de Molly, que iba caminando por los pasillos de la escuela junto con Lila y Sheena, claro, sus amigas más cercanas, mientras otros compañeros iban pasando por los pasillos aunque no se detenían en ellos.

– Oh Molly, eso es tan pero tan dulce de tu parte, me alegro mucho que lo hayas considerado. – fue el comentario de Lila.

– Es bueno que pienses en la felicidad de Gerald antes que la tuya. – fue la respuesta de Sheena.

– Sí… bueno ¿Qué le haré más que desearles felicidad a ambos? – dijo Molly encogiéndose de hombros y prosiguiendo el paso por el pasillo.

– Es asombroso ver la emoción que demuestran todos con este tema ¿no creen chicas? – preguntó Lila con un poco de asombro y curiosidad.

¿Ven? Se los dije…

– Personalmente, yo preferiría esperar a la persona apropiada para llegar a esa situación. – dijo Sheena un poco insegura y luego sonrió – como lo han hecho Phoebe y Gerald, muchos años de novios funcionan para eso ¿no? –

Molly por su parte solo contestó con una mueca de ligera molestia y un suspiro mientras asentía ligeramente con la cabeza poco convencida… bueno era notable que algo desilusionada estaba por no tener al moreno para ella, pero esas cosas pasaban de todos modos, y realmente ni se sabía qué tan importante era Gerald para Molly…

– Pues yo creo que es lo más apropiado Sheena. – dijo Lila con una sonrisa dulce y luego demuestra una preocupación – …aunque a veces existan tentaciones en nuestros compañeros por la edad. –

– ¡Momentos de confesiones chicas! – exclamó Molly con una sonrisa segura de sí misma y miró hacia la pelirroja primero – Sé honesta con nosotras Lila ¿Con quién quisieras debutar? –

La pregunta tan directa no fue para menos como para que tanto Sheena como Lila se sonrojaran, quedando esta última bastante tensa y respondiendo muy inseguramente.

– Ahm… no lo he pensado, y realmente no estoy segura de querer buscar eso ahora Molly… – dijo muy avergonzada la pecosa.

– ¡Oh vamos Lila! ¡Somos tus amigas! – dijo Molly un tanto insistente y luego se volteó hacia Sheena. – ¿Qué hay de ti Sheena? Porque esa timidez tuya no me la trago. –

Sheena aún mucho más roja de vergüenza de lo que estaba Lila, miró hacia la morena con expresión nerviosa.

– Aaah-ah… yo n-no lo sé… – dijo muy avergonzada tomándose de la falda y arrugándola con sus manos mientras iba echando una mirada cohibida hacia sus pies – ¿Por qué mejor no nos dices tú con quién quieres? Digo… después de Gerald, ya que bueno tú sabes… –

Molly vio a Sheena con una expresión divertida y respondió:

– Bueno ya que Gerald es caso imposible he pensado que quizás Arnold podría ser un buen compañero de noche al menos una ocasión… – dijo llevándose las manos a la cadera – ¿Ustedes qué piensan? –

Tal pregunta hizo generar sorpresa en las dos chicas, Sheena parecía con una sonrisa radiante pero Lila no estaba tan sonriente, más bien parecía… dudosa.

– ¿Arnold? – preguntó Sheena sorprendida y con una sonrisa – Pues es un chico muy lindo, yo si tuviese que elegir a alguien también lo elegiría a él. –

– Pues yo no estaría tan segura… – dijo Lila – Arnold es un muy buen chico, pero no creo que acceda tan fácilmente por quererlo… –

Molly rodó un poco los ojos y rio divertida por el comentario de la pelirroja y respondió a esta.

– ¡Oh vamos Lila! ¿Qué acaso no lo has visto cómo se detiene a mirar a las piernas de las chicas que usan falda? Todos sabemos que Shortman se hace el buen niño pero es tan pervertido como nuestros compañeros de clase. –

Espera un momento ¿¡Qué fue lo que di…!? ¡Bueh ya! Realmente no había que hacer tanta dramatización en algo que era tan LÓGICO. ¿Acaso pensaban que Arnold iba a seguir arriba de ese pedestal de monje para ayudar a los demás? También estaba en una edad difícil, y Arnold era un soñador y un curioso, aún en estos aspectos. Sobre todo y mucho más ahora, luego de la experiencia de su mejor amigo, ahora sí que iba a tener más deseos de llegar a esas "tierras lejanas". A pesar de todo Arnold seguía siendo un buen chico, lamentablemente demasiado bueno, tal vez era por eso que muchas veces se aprovechaban de él, Helga ya se lo había dicho varias veces, aunque ella también se ha aprovechado de él… cariñosamente, pero lo ha hecho. A pesar de todo, Lila tenía razón en algo… Arnold no iría con cualquier chica a probar su primera vez, pero al igual que Varick… tampoco se sabía a ciencia cierta lo que el rubio melenudo estaba buscando.

Precisamente ahí estaba él, conversando con Gerald en el aula que parecía que iban a dar las clases de Historia, mientras los demás compañeros iban entrando al aula a esperar al profesor que fuera a dar la clase. Los dos muy buenos amigos se ubicaron en sus pupitres al fondo de los demás lo suficientemente alejados del escritorio del profesor. Ahora en preparatoria los horarios eran rotativos, por lo que los compañeros tenían sus determinados horarios e iban cambiando, en caso de Gerald y Arnold compartían esta clase de Historia, entre otras materias.

– Ahora sí puedo felicitarte mucho más tranquilamente Gerald. – respondió Arnold – ¿Cómo se sintió Phoebe luego de ello? –

Claro que Arnold manejaba sutilezas, por supuesto que cuando estaban todos allá en el patio habían cosas que no mencionaba, por respeto a la intimidad, y era mucho mejor conversar entre ellos por privado ese asunto.

– Muy bien – dijo el moreno con una sonrisa – cuando habíamos terminado estaba llorando de felicidad por el logro… la verdad que estamos muy felices de que por fin lo pudiéramos hacer. –

– Me alegro mucho de verdad Gerald. – dijo Arnold con una sonrisa.

– ¡Todo gracias a tus consejos y palabras de aliento hermano! – respondió Gerald con una sonrisa mientras hacían su saludo de amigos.

Una vez que bajaron los brazos el moreno volvió a hablar para decirle.

– Tú me ayudaste a no rendirme, y yo ahora tengo que hacer lo mismo por ti. – expresó y luego le dijo con seguridad – Mira Arnie, sé que ya me lo dijiste a mí con Phoebe, pero te lo digo a ti para cuando sea tu momento. Sea con quien sea, debes ser muy gentil con ella, sobre todo si será su primera vez. –

– Tienes razón Gerald, debo serlo, sobre todo porque sé que para ellas es mucho más difícil que para nosotros. – respondió Arnold.

– Y por favor Arnold… – dijo Gerald un poco más serio – Recuerda siempre llevar condón… ni se te ocurra intentarlo sin llevar uno. –

– Es verdad Gerald, tienes mucha razón, no quiero que me expulsen de la escuela por embarazar a una chica… además que eso implicaría hacerme padre antes de tiempo, los míos como mis abuelos seguro no lo verían muy bien a mi edad. –

Fue lo que Arnold dijo con un poco de preocupación aunque con clara seriedad ante el asunto, viéndose a Gerald asintiendo con la cabeza para darle la razón a su amigo y luego decir en un tono un poco más tranquilo y esperanzador.

– Y no te preocupes si al primer intento no sale, ya me viste a mí y a Phoebe y padeciste cada una de mis quejas y tormentos por el asunto… yo sé que lo lograrás. –

– Muchas gracias. –

Fue lo que Arnold respondió hasta que luego se escuchara el ruido de la puerta del aula abrirse y generara que los dos adolescentes cambiaran sus sonrisas a una expresión de total amargura de ver al profesor de Historia llegar y pedir que sacaran los libros y las carpetas para comenzar a trabajar en un aburrido día de clases.

Veamos otro grupo de hormonas alborotadas… como la clase de Educación Física, en el patio interno de la escuela donde se realizaban los partidos de basketball, sin embargo no se trataba del club de este deporte sino de la clase de gimnasia por defecto que tenía cada uno de los alumnos quitando a los clubs extracurriculares.

En esos mismos instantes había un grupo de alumnos haciendo flexiones de brazos, además de trayendo un uniforme de gimnasia que consistía en una playera blanca y unos simples shorts azules, todos eran iguales tanto para chicos como para chicas, sin excepción.

– Uff… ufff… odio esto ¡Es muy cansador! –

Fue lo que dijo un quejoso Harold soportando los ejercicios forzosos de la clase junto con otros alumnos que estaban haciendo lo mismo, aunque al lado del chico de piel rosada se encontraba Varick con una arrogante sonrisa haciendo flexiones con un solo brazo mientras el otro lo mantenía detrás de la cintura, algunas chicas y chicos lo miraban con asombro y admiración… solo había una persona que estaba allí odiando esa llamada de atención del pelirrojo.

– Apena que digas eso Harold, si piensas tener tu experiencia alguna vez con tu novia sabes que para tener sexo debes hacer mucho ejercicio. – dijo muy confiadamente el pelirrojo.

– ¡Debes estar bromeando! – exclamó Harold con total desesperación y luego dijo – ¡No puede ser! Moriré virgen… –

– Eso o lo intentas en serio, no tienes opción. – dijo Varick con mucha confianza mientras luego iba cambiando de brazo para las flexiones.

Pero Harold ya no podía seguir con las flexiones por lo que se terminó sentando en el suelo mientras veía al pelirrojo hacer esos ejercicios tan forzosos con tanta facilidad.

– ¡Varick por favor ayúdame! ¡Dime qué debo hacer para seducir a Patty y llevarla a ese nivel! – suplicó Harold mirando hacia el pelirrojo.

– Bueno… tal vez podría hacerlo… solo deberí… –

Un suspiro de hartazgo se escuchó al otro lado hasta que una voz femenina se desprende de él interrumpiendo a Varick:

– ¿No pudieron elegir un momento mejor para conversar sobre esto? – preguntó esta con un dejo de molestia.

Rebecca estaba ahí, justo al otro lado de Varick haciendo las flexiones de brazos, a contrario del pelirrojo ella los hacía con los dos pero no le costaba, no por nada era algo corpulenta.

Harold había escuchado el comentario de Rebecca, así como Varick igual, ambos chicos se voltearon hacia ella, el primero no viéndole muy alegremente a contrario del segundo.

– Nadie dijo que te metieras en la conversación Rebecca ¡Es asunto de hombres! –

¡Ya tenía que venir Harold con su asqueroso machismo! Otra de esas pruebas por las cuales Harold no era ni el más listo y por los motivos por los cuales se peleaba con Patty… ahora mismo estaba faltándole el respeto a una de sus mejores amigas. Podía ser que Patty tuviese paciencia ante la estupidez de Harold, pero créanme que Rebecca no.

– ¿¡Qué fue lo que dijiste bolsa de lípidos!? – replicó la chica con aire hostil.

– ¡Oigan! ¡Oigan! No se peleen. – fue lo que dijo Varick sin quitar su sonrisa y mirando a ambos – ¡Tranquilos! Jaja, puedes meterte en la conversación si gustas Reb. –

– No estaba buscando meterme en su conversación… y ya te he dicho que no me llames Reb. –

Fue la respuesta seca de la chica, dejando a Varick con una torcida y confiada sonrisa apenas revoleando un poco los ojos… parecía tener la sonrisa de 'todo me cae bien' todo el tiempo y sin importar nada. Era tan común que coqueteara con todos cuando les hablara, aunque tenía más que ver con su forma de ser que realmente estar pretendiendo algo, y sobre todo Rebecca era la primera en sospechar mal de sus intenciones, ella era inmune a sus encantos por su lesbianismo por sí decir.

Harold no le mostró la más amistosa de las miradas a Rebecca, podía entender que era amiga de su novia, pero su tratamiento despectivo con la mayoría de los hombres lo ponía bastante nervioso y molesto.

– Varick ¿Qué estabas por decirme antes que Rebecca nos interrumpiera? – preguntó este un tanto insistente y serio mientras Rebecca mostraba una expresión de molestia.

Varick se volteó hacia el chico robusto de piel rosada y respondió sin cambiar su sonrisa mientras aún hacía flexiones.

– Bueno, tú ya tienes algo que te da ventaja a contrario de muchos de aquí, Patty es tu novia, y se corresponden, eso es lo principal por lo que les será mucho más fácil que a otros. Sólo ten confianza y paciencia, encuentren el lugar adecuado y háblenlo antes de proponérselo. –

– Quisiera hacerlo, aunque últimamente está muy ocupada con la preparación de la fiesta de pre-graduación que organizaron los de tercero. – fue lo que dijo Harold cruzándose de brazos y con una expresión agria.

– Oh es verdad… esa fiesta. – fue lo que dijo Varick para ahora poner ambos brazos y luego descansar de las flexiones.

El pelirrojo se sentó de piernas cruzadas logrando que Rebecca terminara por hacer lo mismo pero mirando con seriedad y sin decir absolutamente ni una palabra.

– Fue bastante ingenioso por parte del tercero de preparatoria hacer una fiesta para reunir a toda la escuela para conmemorar su ida a la universidad ¿no crees Reb? – preguntó el pelirrojo con entusiasmo mirando a ambos pero luego volteándose a la chica de tendencias alternativas.

– No me llames así… – volvió a insistir la chica.

– La verdad que sí. – dijo Harold un poco más sonriente e ignorando la tensión entre Varick y Rebecca – De hecho me dijo que lo iban a hacer en ese lugar que queda allá a unas manzanas de la casa de la Alcaldesa. –

– AlternWave. – respondió Rebecca en ese momento con un tono llano y seco.

– Ese. – respondió Harold.

– ¿AlternWave? – preguntó Varick sorprendido y con una sonrisa divertida – ¡En ese lugar hacen lo que quieren! Jajajajajaja. –

– ¿Por qué lo dices? – preguntó Harold un tanto curioso.

– Hay demasiadas libertades incondicionadas en ese lugar… –

Fue la respuesta compleja de Rebecca, dejando a Harold más confundido que antes por lo que la chica miró con cierta molestia y desagrado y Varick por el contrario sólo mostraba una sonrisa divertida del asunto. No fue para mucho más cuando el entrenador de la clase vociferó:

– ¡Lewis ven y prepárate para la pista de obstáculos! – fue lo que dijo este.

Tal orden tan imperativa hizo que el pelirrojo se fue levantando rápidamente de un salto y dijera.

– ¡Voy! – respondió con entusiasmo dejando a Rebecca y Harold solos.

Estos nomás se miraron, callados y desorientados, no era que esos dos se hablaran demasiado…

Un golpe seco se escuchó por los pasillos de la escuela, viéndose a alguien tropezar y caer de cara al suelo, por detrás de varias risotadas burlescas debido a esto. Un bufido se escuchó por parte de la persona que había caído, aunque llegando a incorporarse un tanto dudosa, allí estaba esa persona compuesta de blanco y negro. Melody estaba siendo el blanco de burlas de varias chicas de segundo año, la pobre al no encontrarse con ninguno de sus amigos de confianza terminaba por pasar esto cada vez que llegaba cerca de la clase de Filosofía cada lunes, y era una tortura, no solo por los comentarios despectivos por su condición física tan desfavorable, sino por también los abusos que sufría en el salón de clases, y por si fuera poco, los docentes ni siquiera hacían el menor esfuerzo por defender su integridad… esa era la desventaja en la preparatoria, los horarios rotativos a veces no le favorecían a la albina y a veces no estaba rodeada de las mejores compañías… como ahora mismo.

– ¡Miren nada más quién está aquí! La rata que se escapó del laboratorio. –

Fue lo que dijo una rubia de cabellos cortos, complexión sinuosa, maquillaje notable, además de una despiadada mirada en sus ojos, acompañada de dos compañeras suyas, una de cabello castaño y largo, y otra de rizos negros y piel semi-morena. Las tres estaban viendo a la albina con aires de superioridad y asco a la vez por su apariencia, además de reírse por el comentario despectivo de la rubia.

– ¡Por favor ya déjenme en paz! – fue lo que dijo muy tímidamente la albina, aunque notándose un gran miedo en su mirada.

Las tres abusivas se rieron de ella pues claramente no iban a hacer caso a su petición.

– ¡Ay sí tú qué chiste blanquita! Sabes que aunque no te hablemos no dejarán de molestarte por ser un intento de mimo y con cabello de abuelita. – fue lo que dijo aquella rubia que lideraba ese trío de desgraciadas, haciendo que sus secuaces se rieran ferozmente. – Todos en la escuela piensan que eres rara y por eso no tienes amigos. –

Ante tales comentarios Melody quebró en pedazos, echó su cabeza hacia abajo y de sus ojos rojizos comenzaron a salir grandes y gruesas lágrimas que no pudo contener y comenzó a sollozar intentando hablar.

– N-no no es cierto… yo… yo tengo… tengo… –

No pudo contenerlo, comenzó a llorar débilmente haciendo que las otras tres comenzaran a expulsar escandalosas risotadas de burla, por si fuera poco para aumentar la humillación de la pobre albina ante esa situación, ella era tan pequeña y ellas eran más grandes y más… e incluso mucho más bonitas, ellas tenían razón… era rara, extraña, inusual y le daba miedo a los demás.

– ¡Eres patética! – fue lo que dijo nuevamente aquella rubia abusona.

Y tras esto terminó por empujar a la pobre Melody hasta hacerla caer al suelo y hacerla llorar aún más, dejando que la pobre albina terminara echando todos sus libros y cuadernos al suelo, quedada con una posición de completa derrota ante esas zorras.

– ¿Qué acaso no tienes nada mejor que molestarla? –

Fue lo que dijo una voz masculina que intervino en ese momento, llamando la atención de las abusivas como de Melody a ver quién estaba dándoselas de héroe ahora. Bueno, era una sorpresa, porque el que estaba haciendo esto mismo era el mismo Raynard, Melody estaba mirando al rubio de descendencia alemana con asombro sin poder decirle que por favor no se pusiera en riesgo, pero ya las abusivas estaban contestando por ella.

– ¡Tú no te metas! Esto no es contigo – fue lo que contestó la chica de cabello negro rizado que estaba allí.

– Vete a volar con tus drogas Windsträke ¿Vienes aquí a defender a tu noviecita? ¿O acaso quieres que te hagamos lo mismo que a ella? – fue lo que dijo la rubia en tono denigrante hacia el rubio alemán.

Aquel comentario hizo que Melody echara una mirada hacia abajo y se sonrojara pensando en alguna cosa así, que para colmo no era de lo más beneficioso para ella, el hecho de ser albina hacía que sus sonrojos se notaran mucho más que en una persona normal. A pesar de esto, lágrimas seguían saliéndole de los ojos.

– Ja, ja, ja, sí, sí, sí, muy graciosa. Quiero ver que lo intentes tú payaso. – fue lo que respondió Raynard en ese momento.

Aquel comentario sorprendió al grupo de abusivas, la rubia incluso demostró estar bastante colérica por eso.

– ¿¡Qué fue lo que dijiste!? ¡Retíralo! –

– ¡Lo que oíste cerecita! Así es como te ves, tan falsa con todo ese maquillaje y tu putrefacta aura alimentada por envidia y mediocridad. – fue lo que respondió el rubio en tono despectivo pero muy seguro.

Melody estaba poniéndose muy nerviosa, pues las chicas del segundo año tampoco se veían muy contentas y por el contrario parecía ponerse peor, sobre todo la insultada.

– ¡Eres un…! –

– ¿Y qué me harás? ¿Eh? – preguntó desafiante Raynard.

La rubia estaba a punto de darle un puñetazo a Raynard cuando entonces sus compañeras la detuvieron y se la llevaron llegando a solo escuchar por muy debajo de que no podía andarse arriesgando así con él… Raynard no dejaba de ser un chico peligroso que era víctima de sustancias nocivas.

– Sí, váyanse nomás… cobardes zorras de barrio… – dijo con su habitual mal humor.

Melody que vio todo con asombro pero a la vez susto vio como las abusivas se alejaron de ellos y luego se volteó hacia Raynard cuando este se volteó hacia la albina con una expresión mucho más tranquila y apacible.

– ¿Estás bien? ¿Te molestaron mucho? – preguntó con preocupación.

El chico fue iba encorvándose para agarrar los libros y cuadernos que Melody había tirado al suelo luego que aquella chica le empujó, mientras Melody también se iba poniendo de pie y sacudiendo la ropa muy temerosa pero muy feliz a la vez.

– E-e-estoy bien… gracias Raynard… eres muy amable conmigo, gracias. –

Bien… de acuerdo, tal vez Raynard no era tan mala persona como muchos podrían llegar a pensar en respecto de su extraño hábito con las drogas, supongo que esa era la razón también por las cuales Sid lo defendía como su amigo, y ahora lo había demostrado al defender a Melody de aquellas abusonas había sido muy gentil de su parte.

– No hay de qué, me alegra que estés bien. – dijo amablemente el alemán.

– ¿Sabes? No yo creo que eres mal persona a pesar de lo que dicen muchos de nuestros compañeros. – dijo la albina con una sonrisa dulce.

– Gracias, tú también eres buena onda, pero lamentablemente todos se la dan de despectivos y cerrados dejándose llevar por lo que ven desde fuera – dijo Raynard mientras le iba devolviendo las cosas que había agarrado del suelo.

– Sí… – dijo la albina suspirando un tanto triste y se fue limpiando las lágrimas con la manga de su playera.

Raynard vio este detalle sintiéndose un poco lamentado, pensó en buscar un pañuelo para la pobre chica y se limpiara pero no fue necesario pues ya se había secado el rostro al poco rato.

– A veces quisiera poder ser más fuerte… como Rebecca o Helga… ellas son geniales y tan buenas chicas y siempre me han defendido. – dijo la albina con un suspiro esperanzador.

– Oh sí, Pataki es una muy buena chica. – dijo Raynard con toda seguridad – Tiene un aura deslumbrante. –

Había dicho esto con cierto dejo de ilusión además de una notable sonrisa confiada, viéndose el cómo pensaba en la rubia tan conocida por su impenetrable personalidad.

– La quieres mucho ¿no Raynard? – preguntó Melody con un tono dulce.

El comentario dejó al rubio con la sorpresa y las mejillas un tanto rojas por la pena, cuando entonces se volteó a un lado para intentar decir cualquier cosa desviando el asunto hasta que lo encontró.

– ¡Oh mira allá viene Sid! – exclamó este.

Y evidentemente, ahí venía él y se aproximaba hacia el dúo.

– ¿Qué hay Sid? – saludó Raynard disimulando el momento anterior.

– Hola Sid – saludó Melody.

– Perdón que haya demorado, tenía que acomodar algunas cosas en mi casillero. – dijo el chico de la gorra verde hasta ver a Melody con el rostro algo rojo – ¿Ocurrió algo? –

La pregunta sorprendió bastante a Raynard y Melody por lo que rápidamente respondió el rubio:

– Ah no, nada… descuida, te estábamos esperando. ¡Entremos a clase antes que llegue el profesor! – fue lo que terminó por ordenar el rubio en ese momento.

Y así fue como los tres se metieron en el aula dejando de lado la situación de antes.

– Oh… entonces Gerald les contó a todos ustedes su experiencia con Phoebe ¿no es así? –

La pregunta provino de Rhonda, que se encontraba con Lorenzo en clases de Arte, ambos estaban formando equipo para hacer una escultura de yeso con algunas gubias y cuchillas. Lorenzo estaba con las manos llenas de yeso pues Rhonda no iba a arruinar su perfecta manicura, así que se encargaba de hacer bocetos y tomar medidas para cada una de las partes de la escultura que iba añadiendo Lorenzo.

– Así es – contestó este – Me sorprende la confianza que se hayan tomado para hablar del asunto frente a todos nosotros ¿no crees Rhonda? –

– ¿Verdad? Yo no sé si tendría tanta voluntad como para contárselo a alguien aparte de Lindsay o Nadine que son mis mejores amigas. –

– Sí tienes razón, es un tema algo delicado como para andarlo contando por ahí. – fue lo que respondió el chico millonario.

– ¿Cómo vas con la estructura? – preguntó Rhonda refiriéndose a la escultura.

– Ah voy bien, solo queda moldear un poco aquí hasta que vayamos al siguiente paso. – respondió Lorenzo con una sonrisa.

Rhonda fue anotando algunas cosas en una hoja que tenía suelta mientras iba viendo la escultura de Lorenzo hasta que luego de haber anotado aquellos apuntes se dirige nuevamente al chico millonario y le dice:

– Por cierto ¿Has hablado con Varick? ¿Qué tal se encuentra? – preguntó la Lloyd con una sonrisa algo entusiasta.

– ¿Varick? – preguntó Lorenzo un poco extrañado.

Estaba algo pensativo mientras moldeaba aquella escultura, sabía a lo que iba Rhonda, y era un poco difícil para él tomar esa postura. Lorenzo y Varick hablaban de vez en cuando, así como Lorenzo tenía pocos amigos, Varick tampoco tenía amigos demasiado unidos a él debido a su extrema popularidad y aclamación no parecía tener preferencias sociales con nadie y los trataba a todos igual de bien.

– No lo sé Rhonda… no he hablado mucho con él, supongo que está bien, en sus cosas como siempre. –

Rhonda no tomó esto como lo mejor y por el contrario dio un seco golpe con un puño a la mesa haciendo que Lorenzo tuviese que sostener la escultura antes que se quebrara y le viera con un poco de susto de tal manera que Rhonda expresara:

– ¡No puedo dejar que siga burlándose de esa forma! ¡Tengo que saber qué es lo que busca él si quiero llegar a él! – fue lo que exclamó la chica con notable molestia.

– Ahm… Rhonda… no lo tomes a mal, pero creo que estás tomándote muy en serio el querer impresionar a Varick… ya sabes que él es un chico muy difícil de llegar no solo por ti, sino para la gran mayoría. –

Fue la respuesta coherente de Lorenzo, pero claro Rhonda estaba convencida de que ella podría sorprenderle y complacerlo, a los chicos guapos como él le gustaba buscar chicas guapas, populares y de gran reputación… chicas como ella claro, pero a pesar de todo Lorenzo tenía razón en que realmente los intereses del pelirrojo son un completo misterio.

– Tú sabes quién es la chica de la que habló la otra vez ¿cierto? Quiero que me lo digas. – insistió Rhonda.

– Rhonda te juro que no lo sé… ni siquiera fue capaz de decírmelo a mí o a Brainy… – respondió temeroso el chico millonario.

– ¡Arghh! –

Fue la exclamación que dejó escapar Rhonda mientras se llevaba las manos a sus cabellos con desesperación y aires de fracaso ¿Era natural que los hombres se hicieran tan difíciles como lo hacía Varick? Bueno no era mito entonces de que todo parecía girar en torno al estúpido pelirrojo. Lorenzo en signo de apoyo le llevó una mano sobre el hombro de Rhonda, claro no sin antes llevar una manta sobre la misma para evitar arruinar la ropa de la diva, sino una catástrofe que se armaba.

– Lo siento mucho Rhonda, ya pasará… –

Fue todo lo que pudo decir Lorenzo para que entonces se escuchara una risotada muy conocida por el aula de Arte.

– JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA –

– ¡Señor Gammelthorpe guarde silencio y corrija su escultura! –

Fue la voz interrumpida por parte de la profesora cuando todos llegaron a ver a Curly en otra mesa riendo como el demente que es, en su pupitre se encontraba Erick con expresión avergonzada y dándose una palmada sobre su rostro para ocultar su vergüenza. Allí mismo se veía una escultura de la misma Rhonda denotando la obsesión del pequeño demente sobre la Lloyd.

– ¡Rhonda primor yo soy mucho mejor que ese egocéntrico de Varick y te lo demuestro esculpiendo tu exuberante belleza en frente de todos! – exclamó el pequeño maníaco.

Las expresiones de Rhonda y Lorenzo fueron tales expresiones de incomodidad tan fuerte, Lorenzo por su lado muy temeroso y Rhonda muy avergonzada y derrotada llevándose las manos hacia la cabeza en signo de derrota mientras unas cuantas risotadas se escuchaban en el fondo.

– ¡Ay por favor! – fue todo lo que pudo decir Rhonda ante la vergonzosa situación.

– ¡Cielos Curly tienes un gran talento te quedó idéntica a Rhonda! –

Comentario de Eugene que se encontraba en otra mesa junto con Stinky que sonreía divertido, así como también se veía otra mesa donde estaban Lindsay, muy preocupada mirando a Rhonda, y a su lado, Brainy riendo delicadamente por la situación divertida… claro todo hasta que la profesora le diera un castigo al desquiciado ese y continuara la clase normalmente.

En otro lado, el grave y melodioso sonido de un violonchelo estaba resonando junto con algunos violines creando un ambiente de sonoridad pacífica y nostálgica, con profundidad se iba prolongando en los tonos más altos e ir descendiendo hasta que comenzaron a poblar las guitarras criollas en la clase de Música, creando una marcha sonora llena de energía expansiva. Grandes variantes de acordes iban resonando en ese instante dando un final apropiado habiendo terminado la clase.

– ¡Excelente chicos! ¡Cada vez mejor! Nos vemos la próxima semana, practiquen en sus casas. – fue lo que terminó por decir para dar por finalizada la clase.

Ante tal señal varios de los que estaban allí comenzaron a levantar sus instrumentos y prepararse para marchar a sus casas pues ya había sido el final del día. Phoebe se encontraba allí guardando su violonchelo y a punto de ponerse de pie de su banca para marcharse cuando una mano la detuvo poniéndose en su hombro para sentarla rápidamente sobre la silla de nuevo y detenerla, lo que hizo que la oriental mirara a la persona que estaba a su lado que no era nadie más que su mejor amiga Helga, quien sostenía una guitarra criolla consigo.

Ya había pasado mucho tiempo que Phoebe había practicado con el chelo y ahora aprovechado para las clases de Música, así como Helga comenzó a practicar guitarra desde hacía unos años, afortunadamente ambas amigas compartían la clase de Música dejando explayar sus gustos y capacidades con la misma.

– ¿Ocurre algo Helga? – preguntó Phoebe un poco curiosa por la actitud de la rubia.

– ¡No te hagas Pheobe! ¡Sabes que quiero conocer todos los detalles de lo ocurrido con el pelos de spaghetti y tú el sábado en la noche! – dijo una muy segura Helga.

El comentario hizo que Phoebe se pusiera roja como un tomate y se tomara de las mejillas para decir lo que pudo en su defensa:

– ¡P-pero Helga! No es fácil para mí… no lo tomes a mal pero es algo entre Gerald y… –

– ¿Acaso ya te olvidaste de todos los consejos que te di cuando estabas desesperada porque no lo lograbas? ¿Es así como me pagas? – replicó.

Phoebe muy apenada bajó la cabeza para responderle como pudo.

– Lo siento Helga… es que es algo penoso… ¿De verdad tengo que contártelo todo? –

– ¡Ni que me cuentes sobre el tamaño de Geraldo! – dijo sarcásticamente.

– ¡Helga! – retó Phoebe estando roja de vergüenza pero también un poco molesta.

– Solo quiero saber qué hicieron y cómo hicieron para… pues… ¡hacerlo! ¿no? – fue la respuesta de Helga tratando de ser lo más sintética posible – Digo… yo también debo saber de esas cosas alguna vez. –

Vaya que era penoso que tuviese que decirle que quería saber detalles porque realmente le interesaban esas cosas… muy en el fondo le interesaba, pero nunca lo admitía y solo actuaba como si fuera cosa de adolescentes lavados de hormonas.

Phoebe suspiró y luego le dijo a Helga:

– Está bien te contaré, pero no aquí, mientras hayamos salido de la escuela y vayamos camino a casa. –

– ¡Perfecto! – exclamó.

Y ahí iban las dos, camino a sus casas pero juntas por las calles de Hilwood mientras Phoebe le contaba con una clara sonrisa en el rostro algunos detalles (claro que no todos) a Helga sobre el acontecimiento íntimo que tuvo con su novio Gerald, dejando a la rubia asombrada.

– Entonces fue como un trabajo en conjunto ¿verdad? Digo, Gerald intentó no rendirse y a la vez estar pendiente de tu bienestar, y tú confiaste en que él no iba a hacerte daño. –

– ¡Así es Helga! – dijo con una sonrisa la pequeña oriental – Y esto entre nosotras, pero ha sido la experiencia más maravillosa que he tenido. – respondió con énfasis y una notable sonrisa – Porque luego de ese gesto supe que Gerald me ama tanto como lo amo a él, y que todo eso que habíamos sufrido anteriormente con el fracaso finalmente se había ido… aparte pude sentir cómo mi cuerpo se relajó y pude estar entregada a él… me sentí… completa. –

De escuchar cada uno de los detalles de la experiencia de Phoebe, Helga la miró con una sonrisa complacida por su amiga, interiormente un poco triste, todo parecía tan increíble ¿Cabría la posibilidad de que alguna vez ella pudiera pasar lo mismo con…?

– No sabes cuánto me alegra oír eso Pheebs, te felicito de nuevo. – dijo y fue aproximándose a ella para darle un cálido abrazo. – Gracias por contarme esto, lo necesitaba… eres una gran amiga. –

– No hay por qué Helga, me alegro haberte ayudado. – dijo correspondiéndole el abrazo.

Luego de poco rato rompieron este llegando hasta la residencia Hayerdahl por lo que se fueron despidiendo.

– Hasta mañana Pheebs. –

– Nos vemos Helga. – dijo Phoebe con una sonrisa y se introdujo en su casa.

Finalmente… Helga quedó sola en las calles, y fue camino a su casa o eso parecía…

Dejaba su mente divagar en una gran nebulosa, bajo lo contado por su mejor amiga, hasta llegar a toparse con cierta casa de huéspedes que conocía muy bien, haciéndole pensar algo… allí estaba Helga, echando una nostálgica mirada hacia el último piso del Sunset Arms a la ventanilla de cierta habitación que conocía bien… dejando escapar algo a su mente… ¿Y si tal vez…?


Y estas fueron 30 páginas de Word en Garamond 12 sin contar la nota de aquí y la de arriba. Pues como dije los capítulos serán largos. Uno de los motivos a causa de esta decisión es no solo para contar derivadas situaciones en distintos puntos de vista y personajes, sino porque este fan fiction ya tiene cantidad de capítulos determinados, les contaré con detalle.

La idea principal de este fan fiction, en base a su título es dividir por capítulo diferentes etapas provenientes del proceso de la combustión, haciendo referencia al símbolo del fuego como una idea de pasión, calor y muy vinculada a la temática principal de este fic. En pocas palabras, las cosas se irán calentando con el pasar del tiempo, y este fan fiction tendrá un total de 9 capítulos nada más, pero como bien saben, serán 9 capítulos de 30 páginas de Word, así que será todo un desafío actualizar.

Y hablando de actualizar, bueno, antes que nada comentaré que me tomaré un tiempo para actualizar los capítulos, actualmente estoy a casi 10 páginas de terminar el segundo, sin embargo eso no quiere decir que actualizaré pronto, pues además a casi mitades del relato puede que tenga que cambiar las referencias de los personajes y considerando la cantidad de días que me tomó hacer ese dibujo, entonces lógicamente estaré demorando con esto. De cualquier u otra forma yo iré adelantando la mayor cantidad de capítulos posible, eso será mejor para ustedes y actualizaré cuando yo lo crea conveniente y haya pasado el suficiente tiempo como para necesitar la actualización de un capítulo más.

Ahora hablando de este capítulo en particular y de su título de "Pre-reacción", a decir verdad este título es un tanto mentiroso en cuanto a la idea de la etapa de la combustión, ya que realmente no hay reacción, pues previo a esto y solo deriva en definir la idea de generar este proceso. Por eso es que en este capítulo no hay mucho que contar, más bien me centré en contar un poco el rumbo que llevaban los personajes hasta ya al final ver cuáles son los enfoques e intereses de cada uno, este capítulo es más un prólogo que el inicio del conflicto, aunque este se puede ver casi al final.

Hablando sobre los personajes, bueno como habrán visto quité a personajes como Iggy y demás personajes secundarios que me han sido de por sí difíciles de manipular por lo que simplemente los quité y añadí algunos OCs. Curiosamente, muchos de estos OCs fueron varios que utilicé en un fanfiction (desgraciadamente eliminado) llamado Trastorno Disociativo, el cual narraba la historia de Helga, como principal, estando casi por finalizar la preparatoria, y a lo largo del relato había rupturas de estructuras del espacio tiempo y se veía a Helga ser prisionera de un Trastorno Disociativo de Identidad (mejor conocido y mal definido por algunos como el trastorno de personalidad doble o personalidad múltiple) del cual nadie sabía cómo se terminó sometiendo a eso, solo se llegó a determinar de que Arnold (quien se encontraba en San Lorenzo a inicios del fic pero luego regresa a Hilwood) había sido el causante de este trastorno en Helga, quien para entonces era su ex novia. Además en este fan fiction Helga estaba en una relación sofocante y mentirosa con Brainy, siendo además acosada por los celos de Raynard. Como dije, en ese fan fiction usé algunos de estos personajes que presenté aquí excepto por Rebecca, Varick y Molly, anteriormente Erick no tenía melliza, hasta que ahora lo decidí para este fic. Un dato curioso de estos OCs, el personaje de Milton Glaser, tiene un nombre inspirado en un artista y diseñador gráfico estado unidense conocido por hacer un afiche de Bob Dylan, aunque realmente la imagen del hombre no tenga nada que ver con la del personaje, pero podría decirse que hice mi versión de Oskar Kokoschka porque me fue inevitable, ya que si no lo saben, el nombre del personaje de Hey Arnold fue inspirado en un pintor de la Sezession Vienesa de fines del siglo XIX junto con varios artistas, uno de ellos Gustav Klimt, si a este lo conocen también saben que es el pintor del cual Lynn Okamoto utilizó como inspiración para el opening y ending del animé de Elfen Lied. Por último, respecto a los OCs, podrán notar que Melody se parece un tanto a Helga por sus facciones, a decir verdad, en el fan fiction de Trastorno Disociativo, Melody era alguien que mantenía una cercanía con Helga que iba más allá de la amistad, podría decirse que de alguna forma tenía una relación bastante importante con ella y estaban un tanto emparentadas, sin embargo en este fan fiction no será así, y sin embargo el diseño de Melody quedó de esta forma.

El próximo capítulo se titulará Ignición, el cual es definido como el inicio de una combustión, por lo que lo que refleja al final de este capítulo se irá prolongando en el próximo capítulo, ustedes podrán sacar sus conclusiones o ideas de aproximadamente lo que puede pasar.

Con esto finalizo esta actualización, espero que puedan dejar reviews, se los contestaré e incluso podré avisarles por respuesta mi situación actual respecto al proceso del fan fiction si falta mucho o poco para la siguiente actualización. ¡Muchos saludos!

Ground Spirit Minerva – Marianela Paula Vázquez