Disclaimer: Ninguno de los personajes de Naruto me pertenece.

1/15 --Número de capítulo en relación al total de capítulos que tiene la historia.

Bueno, acá estoy con un nuevo fic (esta vez un ShikaIno para los amantes de la pareja) que espero les guste. Si leyeron alguno de mis fics sabrán, y si no con más razón lo aclaro; que yo actualizo cada noche. Todos los días subo un nuevo capítulo, sin excepción y es una promesa que cumplo. Sé que a veces la hora puede cambiar pero es es inevitable y por eso pido perdón. Voy a intentar ser lo más constante posible para disfrute de ustedes. No se ustedes pero a mi me desespera empezar a leer un fic y que me guste y después tener que esperar meses para leer la continuación y como a MI no me gusta esperar (P si, si soy impaciente) YO no los voy a hacer esperar a ustedes. Espero que les guste esta nueva historia y sepan que toda crítica u opinión sobre el fic es bien recibida. De hecho me encantaría que me hagan saber lo que les parece así que no duden. Desde ya ¡Gracias por leer!. Ah, y una última cosita (para los que me lo dijeron, gracias) noten que cambié la forma de los diálogos ) Espero que ya no sea tan tedioso (sin los Ino: , Shikamaru: ). Gracias otra vez y ya no los entretengo más. ¡Saluditos!


Sentimientos silentes

I

"Añoranzas de un tiempo pasado"

Con parsimonia dejó sus párpados elevarse descubriendo detrás un par de profundas orbes celestinas, el sol comenzaba a filtrarse por las finas ranuras de la persiana de su cuarto entibiando su rostro y perturbando su descanso. Sus delicadas facciones se fruncieron en un inútil intento de alejar la luz de los ojos y cansada se giró dándole la espalda a la ventana. Miró el reloj junto a su cama; 7:30, aún no se levantaría. Sabía exactamente que día era pues cada semana lo esperaba con ansias.

—Martes.

El mullido colchón acogía su delicado cuerpo mientras ella recostada sobre uno de sus costados permitía a su mente volar y regresar a aquellos preciados momentos donde se recordaba alegre y feliz. Últimamente la nostalgia parecía invadirla a menudo, cuando menos lo esperaba aquel penoso sentimiento la asaltaba por sorpresa forzándola a dejar caer alguna que otro lágrima de cristal.

Todo había cambiado demasiado y quizá en muy poco tiempo (o al menos eso pensaba ella). Ahora el número 10 no era más que una abstracción matemática y la palabra equipo se había desvanecido en el lento paso de los años, sus amigos que tanto añoraba tenían cada uno su vida, sus misiones propias (las cuales rara vez coincidían con las de ella) e Ino no lograba evitar sentirse triste. Pero entonces podía permitirse días como estos, furtivos escapes al pasado, para sentirse feliz otra vez. Ninguno de ellos había olvidado las promesas que le habían hecho a Asuma en su lecho de muerte y por eso habían decidido seguir viéndose al menos dos veces a la semana, una para almorzar juntos y otra para entrenar (como en los viejos tiempos). Decidieron también visitar juntos la tumba de su sensei una vez al año y ayudar, de vez en cuando, a Kurenai con su pequeño hijo, de no más de dos años, que llevaba al igual que su padre el nombre: Asuma.

Ahora Chouji tenía 18 años y, al igual que ella, era Chunin. Había mejorado notablemente como shinobi y últimamente era más requerido para todo tipo de misiones. Por su lado Shikamaru, con 17 (al igual que Ino), ya se había convertido en Jounin y era solicitado por su inteligencia y capacidad estratégica para las más importantes misiones de la aldea, sin mencionar que sus habilidades lo habían llevado a convertirse en un líder indiscutible. Por lo que les dejaba, a los tres, poco tiempo para compartir juntos.

El paso del tiempo le había enseñado demasiado, había sido forzada a madurar en poco tiempo y a temprana edad. Tras la muerte de Asuma su perspectiva de la vida había cambiado, había probado esa frío sentimiento que lleva a un shinobi a matar por venganza y había comprendido que el amor era mucho más que aquello que Ino aseguraba sentir por Sasuke. Lo había comprendido tras la partida del moreno, cuando la vio a Sakura, fue allí que no pudo evitar sentirse egoísta. Los llantos de la que una vez había sido su mejor amiga le llegaron a lo más profundo del corazón desgarrándolo y haciéndole comprender lo que era realmente importante para ella; no Sasuke sino Sakura y sus amigos.

—Amigos —sí, ellos eran por quienes se había convertido en ninja. Era por aquellos que amaba que había seguido aquel camino, sólo para protegerlos.

Se giró en la cama una vez más para volver a quedar frente al reloj colocado en la mesita de noche; las 10. Sí, a veces perdía la noción del tiempo pero no podía evitar recordar aquellos momentos con sus amigos que la habían hecho tan feliz como tampoco podía evitar preguntarse que sería de ella y de la vida que había elegido. Por que todos sabemos e Ino no era la excepción que, aunque no lo queramos, el mundo no se detiene por nosotros y la vida continúa de una forma u otra.

Hasta el momento no lo había notado pero su soñoliento rostro se había tornado ahora en una leve mueca de tristeza.

—¡No! —se dijo incorporándose y apartando las sábanas de su cuerpo para poder finalmente salir de la cama—. No debo estar triste… no hoy —forzó una sonrisa frente al espejo hasta que ésta se volvió sincera—. Hoy veré a Chouji y a Shikamaru. Hoy es nuestro día como el antiguo equipo 10, no lo arruinaré con mis propias preocupaciones egoístas.

E intentando obviar los angustiosos pensamientos que minutos atrás la habían consumido comenzó a vestirse y prepararse para la llegada de sus amigos. No quería hacerlos esperar.

Shikamaru contempló despreocupado la habitación, junto a él se encontraba su amigo de la infancia, ambos impacientes por la aparición de su amiga.

—¡Chouji! —exclamó algo fastidiado mas no con el muchacho a su lado sino con cierta muchacha rubia que aún no aparecía. Hacía ya quince minutos desde que habían llegado y ahora se encontraban en el vestíbulo de la casa de ella, esperándola—. ¿Por qué le dijiste que vendríamos a buscarla? Sabes como tarda en arreglarse… —le sonrió a su amigo, aquello era una verdad indiscutible pero él tenía fe en que ella no se demoraría demasiado— Lo sé, espero que no tarde demasiado.

Miró de reojo a su amigo, sabía que Chouji extrañaba sus reuniones pues él mismo lo hacía. Suspiró cansino llevando sus manos a la cabeza en señal de exasperación— ¡Qué mujer problemática!. —ignorando la risa de su amigo frente a la frecuente calificación de él hacia Ino volvió la vista hacia las escaleras como esperando que con la mirada fuera capaz de hacerla aparece.

—¡Tengo hambre! —bramó algo impaciente mientras rodeaba con los brazos su estómago intentando contener los gruñidos que su vientre emitía exigiendo comida ¿Por qué demonios se estaba demorando tanto?

Shikamaru no pudo evitar sonreír, nada había cambiado —¿Ves?. Te dije que esperarla era problemático, ahora tendremos que quedarnos aquí hasta que Ino esté lista.

—Oh… —dijo bajando la mirada decepcionado— No creo que pueda esperar tanto.

Se acercó más a su amigo y suavemente palmeó el hombro de Chouji intentando animarlo— Lo sé —la expresión de decepción en el robusto muchacho se acrecentó aún más y Shikamaru sintió no tener otra opción más que confortarlo—. No te preocupes, no creo que demore mucho más.

—Eso espero —murmuró por lo bajo, su estómago aún demandante protestaba por la falta de comida.

Pero otros quince minutos habían acontecido y la rubia aún no daba señales de aparecer, mucho menos pronto, y aquello empezaba a impacientar a ambos. Shikamaru apoyó su espalda contra la pared y volvió a dirigir su mirada aburrida hacia su amigo que parecía estar a punto de enloquecer si no comía pronto.

—Qué problemático.

—¿Qué demonios puedes estar haciendo para demorar tanto? Shikamaru ve a buscarla.

—¿Qué? ¿Por qué yo? Mira si se está cambiando o algo, no puedo entrar así porque sí en su cuarto.

—¡Oh! Pero quiero comer.

El moreno simplemente negó con la cabeza y continuó observando distraído al vacío mientras Chouji murmuraba algo inentendible por lo bajo, por el tono en su voz Shikamaru podía ver que su amigo estaba molesto, después de todo nadie, sin excepción, dejaba a Chouji sin almuerzo.

Y ahora otros quince minutos se habían ido sin la presencia de la rubia, haciendo ya 45 largos y aburridos minutos de espera.

—Qué aburrido —exclamó el Nara en un largo y tendido bostezo.

—Tengo hambre —repetía incansable, entonces algo en la esquina del vestíbulo, junto a la puerta, llamó su atención.

—¿Qué haces? —observaba como su amigo se desplazaba del lugar en el que ambos se encontraban hacia uno de los rincones de la habitación.

—Shikamaru, seguro que Ino tiene algo de comer aquí —dijo señalando el bolso ahora en sus manos.

—No Chouji.

Pero el muchacho no lo oía, simplemente contemplaba las cosas de su amiga como si hubiera encontrado alguna especie de tesoro invaluable.

—Nos matará —exclamó completamente rendido, sabía que Ino se enfadaría con ellos por revisar su bolso pero a decir verdad se sentía muy perezoso como para intentar detenerlo. Además sabía que no había forma de hacerlo, cuando se trataba de comida Chouji simplemente dejaba de responder.

Y sin prestar demasiada atención a lo que su robusto amigo hacía volvió a recostarse sobre la pared considerando todo aquello una pérdida de tiempo y contemplando la posibilidad de estar en aquel momento observando las nubes en vez de estar esperando a Ino. Entonces la voz de su amigo lo sacó de su ensimismamiento, giró su rostro para observar a su amigo, el muchacho se encontraba de espaldas a él con el bolso aún en manos.

—¿Crees que Ino esté enferma?

—¿Qué? —preguntó entre sorprendido y confundido—. ¿Por qué lo dices?

—Por esto.

El moreno contempló por una décima de segundos lo que su amigo sostenía en la mano derecha, era un blister en el cual se observaban diminutas pastillas de color blanco, a excepción de cuatro que eran de un color diferente. Había 28 en total.

Estiró el brazo y se las arrebató para observarlas detenidamente unos segundos más. Negó con la cabeza, a veces su amigo podía ser demasiado inocente dado que aquello evidentemente eran pastillas anticonceptivas.

—No. No te preocupes por esto —agregó entregándoselas de regreso a Chouji quien al momento las volvió a guardar en el bolso aún entre sus manos—. Mejor no le digamos nada o sabrá que estuviste hurgando entre sus cosas y definitivamente nos matará.

—Tienes razón —volvió a dejar las cosas de la muchacha en el rincón donde las había encontrado y volviéndose hacia su amigo suspiró—. Aún así tengo hambre.

Pero al no oír respuesta alguna por parte de su amigo se giró a verlo, Shikamaru parecía más distraído de lo normal pues al parecer no había notado que le estaba hablando y mucho menos mirándolo.

—¿Sucede algo?.

El muchacho aún seguía ensimismado, recostado perezosamente sobre la pared, con sus brazos cruzados y los ojos cerrados. Chouji empezaba a impacientarse.

—¿Shikamaru?.

Pero entonces la conversación, o más bien monólogo por parte de Akimichi, se vio interrumpida por la aparición de una muchacha rubia. Vestía sus ropas usuales y en su rostro portaba una gran y amplia sonrisa.

—¡Hola! —exclamó alegre haciendo ondear su larga cabellera rubia, ahora recogida en una cola—. Perdonen la demora.

—¿Demora? Ino hace 45 minutos que te estamos esperando. Tengo hambre ¿Sabes?—volvió a repetir.

—Lo siento ­—volvió a disculparse con sus amigos, realmente estaba muy feliz de verlos y nada ni nadie podría borrar aquella sonrisa.

Y dando un paso hacia delante rodeó a cada uno con un brazo uniéndolos en un afectuoso abrazo. Ambos, tanto Chouji como Shikamaru se sorprendieron.

—¿Por qué nos abrazaste? —cuestionó Chouji.

—Por nada ¿Qué? ¿Acaso necesito una razón para hacerlo?

Chouji sonrió al recordar la charla que había tenido con su amiga la última semana ya que, a diferencia de Shikamaru, ellos dos si tenían algo más de tiempo para compartir juntos.

—Shikamaru ¿Por qué me miras así? —pero el muchacho parecía hacer caso omiso a los llamamientos de sus amigos.

Por momentos solía confundirse y pensar que todo seguía igual, que todo acontecía como siempre lo había sido. Como si Asuma nunca hubiera muerto y ellos aún seguían en sus tempranos 12 años disfrutando de la inocencia y libertad que aquella edad precoz les ofrecía. Pero ahora sentía que los años le estaban pasando por encima sin siquiera él advertirlo y había sido justamente el descubrimiento de minutos atrás el que se había encargado de mostrarle la realidad tal y como era; irreversible e irremediable.

Y tenía que admitirlo.

No, definitivamente ya no eran más niños y aquel cambio Shikamaru acababa de comprobarlo con Ino. Ahora la niña fastidiosa, ruidosa, egoísta y mandona que una vez había sido parecía haberse desvanecido con el tiempo. Obviamente aún conservaba esas características con que el Nara la identificaba pero el paso de los años la habían moldeado de forma distinta y ahora ella ya no era más una pequeña niña sino una bien formada mujer.

Pero le parecía difícil hacerlo ya que ni siquiera era capaz de mirar a su amiga como una mujer, con todo lo que ello implicaba. Y es que le parecía inconcebible pensarla e imaginarla como objeto de deseo de alguien (no porque ella fuera fea porque definitivamente no lo era) sino porque aún no parecía poder sacar de su cabeza la imagen de la pequeña Ino con la que alguna vez había compartido su infancia.

Pero las pastillas anticonceptivas lo forzaban a tener que borrar aquel perfil inocente que Shikamaru aún conservaba de su amiga. Lo único que podía preguntarse ahora era ¿Con quien?

—¿Shikamaru?.

—Lo siento ¿Dijiste algo?.

—¡Mira que eres distraído te hablaba! —le espetó furiosa al sentirse completamente ignorada, después de todo Ino odiaba no ser el centro de atención de alguien y sus amigos lo sabían perfectamente por lo que la llevaba a pensar que el Nara lo estaba haciendo a propósito—. ¡Deja de soñar despierto y respóndeme cuando te hablo!. ­—El moreno la observaba agobiado cubriendo sus oídos con las manos para evitar oír los chillidos histéricos de su amiga.

—¡Qué problemático! —bufó mientras continuaba intentando hacer caso omiso a los reproches sin sentido de la rubia. Quizá, después de todo las cosas no habían cambiado tanto.