Aclaracion: los personajes no me pertencen, salvo algunos. el resto son de Stephanie meyer. al igual que crepusculo y el resto de la saga.
yo solo aclaro que la loca idea es mia.
Una vida planeada, Una vida acabada.
Edward POV
(Chicago, 1918)
No sé como describirlo, hasta hace no más de 6 meses, solo pensaba en cumplir la edad suficiente para enlistarme en el ejercito, y ser un gran soldado. Y hoy todo es distinto por culpa de ella, aun no sé cómo me siento cuando estoy a su lado y aunque sé que mi mamá está muy feliz porque eso deja a un lado mis antiguos planes, me gustaría que ella me dijera con un punto de vista –algo más sensato– que es lo que puedo estar sintiendo por aquella hermosa chica con la mirada más preciosa con la que me puedo llegar a topar en mi vida.
Le he estado dando vueltas al asunto pero todavía no se, solo una mirada de aquellos hermosos ojos color chocolate es suficiente para hacerme perder la cabeza.
–Edward, ¿En que estas pensando?
Me saco de mis pensamientos con su dulce voz.
–He… Nada, solo pensaba que esto no es muy común.
– ¿Esto? ¿Ah que te refieres? Sinceramente no te entiendo.
–Si a esto, a que estemos solos en un parque.
–Yo no le veo nada de malo… somos solo amigos… o ¿no?
Esa última frase me hizo sentir un gran dolor en mi interior, "solo amigos", eso era para ella y ahora lo entendía, ella no era para mí solo mi amiga, yo la quería como algo más.
–Si tienes razón.
–Claro que la tengo, ¿se te olvida que soy muy intuitiva?
–No, no se me olvida– ¿cómo se me va a olvidar si últimamente no te saco de mi mente ni un momento? Termine en mis pensamientos.
Los días pasaron yo pensando muy bien la forma en la que iba a actuar.
Lo tenía muy claro, primero le confesaría mi amor a ella, y si lo tomaba bien, o mejor dicho me correspondía, hablaría con su padre, me casaría con ella, tendría una familia y seriamos muy felices, ya me imaginaba como seria nuestra vida juntos. Era un poco fantasioso lo sé, pero no lo podía evitar ella sacaba con solo una mirada o con solo una palabra de su melodiosa voz, sueños, fantasías y muchas otras sensaciones que nunca llegue a pensar que iba a sentir.
Era un hermoso día de verano en chicago yo estaba empeñado en que las cosas sucedieran hoy, aunque mi madre estaba un poco reservada con el hecho de estaba cayendo una gran epidemia a la que estaban llamando Gripa Española, no le puse mucho cuidado a aquello, hasta que mi padre comenzara con los síntomas, después le seguiría mi madre, y justamente el día en el que le declararía mi amor a ella, a mi me comenzaron los síntomas, nos llevaron rápidamente al hospital, ya ahí empezó mi calvario.
Los primeros días de mi enfermedad no fueron tan duros, ya que ella estaba ahí con migo, pero mientras la enfermedad de mis padres, y la mía propia, fue empeorando, se tuvo que alejar de nosotros, si no se quería enfermar también. En el hospital, conocimos a un medico llamado Carlisle Cullen, con el cual mi madre se llevo bastante bien mientras estuvimos ahí.
Al principio pensé que mis padres y yo saldríamos de esa terrible enfermedad, que me recuperaría que podría tener una buena carrera como soldado o con cualquier otra profesión, no importaba que hiciera para ganarme la vida, mientras, mi vida estuviera al lado de ella, y más importante aun una bella familia con la que hasta ahora consideraba el amor de mi vida.
Todo empeoro cuando mi padre se puso cada vez más grave a tal punto que murió, ahí empecé a ver que lo que deseaba no era ni tan fácil de cumplir, ni mucho menos, probable.
Con el pasar del tiempo fui yo el que empeoro, mi madre también estaba grave –aunque no tanto como yo–, pero aun así velaba por mí y me animaba a seguir adelante, como si la que fuera a morir aquel mismo día fuera ella y no yo, como seguramente pronosticaban todos los doctores del hospital. Hablo un largo rato con el doctor, hasta que se desmayo y no pude volver a contemplar esos hermosos ojos verdes que yo había heredado de ella, porque después del desmayo jamás volvió a despertar, murió y ni siquiera tuve tiempo de despedirme de ella –dejando de un lado a Bell–, la mujer a la que más quería en este mundo.
Fue una terrible noche de verano cuando si tener que estar muy pendiente en lo que pasaba a mí alrededor –a causa de la alta fiebre–, mi familia, se fue, la perdí y yo no pude hacer nada. Ya sin más, me di cuenta que todos los planes que había hecho solo una semana atrás, ya no tenían fundamento; ya que en ellos estaba mi madre, mi padre y Bell, y que hasta ese momento estaba completamente convencido que no volvería a ver –y no sé como sucedió pero fue cierto.
Sin ser más me perdí en mis pensamiento y lo último que recuerdo son unos ojos –color oro–, y una voz suave y melodiosa –muy extraños y desconocidos para mí–, diciéndome que todo acabaría pronto, que no tenía nada que temer.
Carlisle POV
Últimamente los días –o mejor dicho noches– en el hospital habían sido muy difícil la oleada de gripe estaba azotando muy fuertemente a los habitantes de la ciudad, estaba dejando cada vez más muertos y las personas en el hospital no alcanzaban para atener si se puede decir de algún modo bien, a todos los enfermos; desde que llegue, una familia en especial me llamo la atención estaba conformada por Edward y Elizabeth Masen –esta última realmente hermosa tenía el cabello de un extraño color broncíneo, y unos preciosos ojos verdes–, y por su único hijo Edward –quien era muy parecido a su madre, con el mismo tono de cabello y los ojos de ese mismo color verde–, me sentí muy ligado emocionalmente con aquella familia aunque a simple vista se notaba que no iban a poder salvarse.
Un día, después del crepúsculo llegue para relevar a mis colegas que habían intentado hacer hasta lo imposible para salvar a aquellos enfermos, enserio me sentía impotente porque solo podía colaborar en las noches a causa de mi condición. Me dirigí inmediatamente a revisar como seguían Elizabeth y su joven hijo, ya que su esposo no había podido aguantar la terrible enfermedad que los acompaño en su estancia en el hospital.
Como era de suponerse seguían muy graves pero Elizabeth tenía más posibilidades de salvarse que su hijo, aunque eso no le parecía importarle a ella, utilizando todas sus fuerzas cuido a su hijo prácticamente hasta el último minuto.
Me encontraba muy concentrado en mis pensamientos sobre lo que estaba pasando en ese momento en la ciudad, cuando Elizabeth clavo su mirada en mi.
– ¡Sálvelo! – prácticamente me ordeno con su ronca y débil voz.
–Hare cuanto me sea posible– le dije mientras tomaba su mano. Tenía tanta fiebre que probablemente no noto la gelidez antinatural de la mía. Su piel ardía por lo que todo debía parecerle frio al tacto.
–Ha de hacerlo– me apretó tan fuerte la mando, que me hizo preguntar si después de todo sobreviviría a la crisis, sus ojos eran duros como piedras, como esmeraldas–. Debe hacer todo cuanto esté a su mano. Incluso lo que los demás no pueden, eso es lo que debe hacer por mi Edward.
Esas palabras me amedrentaron, por un momento pensé que ella conocía mi secreto, el cual intentaba que siguiera así. Pero ella no corrió con suerte la fiebre la venció, perdió el conocimiento y una hora después falleció.
Durante décadas pensé en crear un nuevo compañero, alguien que pudiera conocerme de verdad, más allá de lo que fingía ser, pero no podía justificarme a mí mismo el hacer a otro lo que me habían hecho a mí.
Era obvio que al agonizante Edward le quedaban muy pocas horas de vida, junto a él yacía su madre, cuyo rostro no conocía la paz ni siquiera en la muerte, al menos no del todo…
Las palabras de Elizabeth aun resonaban en mi cabeza, ¿Cómo podía adivinar lo que yo podía hacer? ¿Querría alguien realmente una cosa así para su hijo?
Mire a Edward, que conservaba la hermosura a pesar de la gravedad de su enfermedad. Había algo puro y bondadoso en su rostro. Era la clase de rostro que me hubiera gustado que tuviera mi hijo…
Después de todos esos años de indecisión actué por puro impulso. Lleve primero el cuerpo de la madre a la morgue; Luego, volví a recogerlo a él. Nadie se dio cuenta de que aun respiraba. La morgue estaba vacía, de vivos, al menos. Lo saque por la puerta trasera y lo lleve por los tejados hasta mi casa.
Realmente no sabía qué hacer, así que opte por imitar las mismas heridas que yo había recibido hacia ya tantos siglos en Londres. Después me sentí culpable por eso, resulto más doloroso y prolongado de lo necesario.
Fueron días duros tanto para él como para mí, no podía creer que todo el dolor que él estaba sintiendo se lo había ocasionado yo. Pero aun así no me arrepentí.
Cuando por fin todo paso, el despertó y me vi en la dura tarea de contarle en qué consistía su nueva vida, aunque me lleve una gran impresión cuando el contestaba a mis preguntas antes de que las formulara en voz alta, fue justo en ese momento cuando descubrí –o mejor dicho descubrimos– que él podía leer la mente. Tras transformarse en vampiro no solo adquirió las mismas habilidades sobrenaturales, como lo son: la fuerza, la velocidad, y unos sentidos mucho más agudizados que cualquier humano, también adquirió un don, el poder de leer cualquier tipo de mentes.
Le explique cuál sería su dieta de ahora en adelante, y pareció entenderla y acatarla. Debo de admitir que hasta ese momento, no tenía ninguna queja, del que ahora se convertiría en mi hijo, y así lo empezaría a ver y a querer por el resto de mi existencia.
Espero que les guste es mi primer fic!
Y no olviden dejar reviews... Para saber q puedo poner en capitulos mas adelante.
Diana
