DISCLAIMER: Los personajes de Dragon Ball pertenecen a Akira Toriyama, solo los he tomado prestados un rato para hacer este fanfiction.
Notas de la autora: Esta historia se me ocurrió después de leer el fic de saiyayin seductor. La idea de una Chichi agobiada por la falta de destreza marital de su esposo, así como de un Goku más sensual me movió el piso, de inmediato imaginé que habría escrito yo con una premisa semejante y de pronto bum nació este bebé que están a punto de leer.
Bien, quiero aclarar que, aunque la idea surgió a partir de la lectura de otro fic, el tema no es el mismo, como se darán cuenta. También que originalmente esta historia iba a ser un one-shot, pero cuando empecé a escribirla noté que me estaba alargando demasiado, así que escribiré los capítulos que sean necesarios para desarrollar la trama hasta que quede satisfecha.
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Goku devoraba la comida frente a él como era su costumbre, mientras su esposa lo miraba severamente, el saiyayin estaba tan ocupado comiendo que no se percató de la furia que brillaba en los ojos de la mujer. No fue sino hasta que terminó de engullir todo a su alrededor, que sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al ver la mirada de Chichi clavada en él.
- Estuvo delicioso -exclamó el guerrero, levantándose de la mesa- Ahora iré a entrenar.
- No des un paso más Goku -soltó la morena autoritariamente.
- ¿Eh?... ¿Sucede algo? -preguntó confundido, al ver la expresión de reclamo de su mujer.
- Volviste a olvidarlo.
La respuesta de su mujer no le dijo nada, por su cara entendía que estaba molesta, pero no sabía porque, así que lo único que se le ocurrió al saiyayin fue repasar los acontecimientos anteriores para encontrar la fuente del problema, tras hacerlo concluyó que seguía igual, sin idea de lo que pasaba, por lo que decidió acudir a la estrategia que siempre le resultaba.
- Lo siento -dijo lo más sinceramente que le fue posible.
Chichi lo miró con fastidio, se cruzó de brazos y cerró los ojos.
- Comprendo que tienes que entrenar para acabar con los androides, pero al menos podrías recordar nuestro aniversario.
- Con que era eso -soltó Goku sin pensarlo.
- ¿Te disculpaste sin siquiera saber por qué?... Eres incorregible y un mal esposo -lo reprendió su mujer.
- En verdad lo siento Chichi, no soy muy bueno recordando fechas, además aun no logro comprender bien cómo funciona esto del matrimonio -admitió él.
- ¡Pero si ya llevamos años juntos Goku! -reprochó ella.
- Lo sé -respondió el guerrero colocando su mano detrás de su nuca nerviosamente- pero a mí nunca me explicaron cómo debía comportarme para ser un buen esposo, lo único que pensaba cuando nos casamos es que el matrimonio se trataba de comida.
Ante este argumento, la morena no pudo rebatir nada, Goku siempre había sido un hombre ingenuo, al que tenía que explicarle las cosas como a un niño, desde el día de su boda hasta hoy, ella fue quien le había enseñado todo lo que implicaba estar casados. El problema, es que Chichi ya estaba cansada de dirigirlo todo el tiempo, y de decirle lo que tenía o no que hacer. Resignada a tener que darle una nueva lección, la mujer comenzó a enumerarle las cosas que un buen esposo debía hacer.
Goku escuchó a su mujer atentamente. Cuando ella terminó su discurso y le preguntó si ya había entendido, el trató de recrear la interminable lista de Chichi. La morena giró los ojos con fastidio al darse cuenta que su marido no recordaba bien lo que acababa de decirle, como era posible que ese hombre fuera un genio para el combate pero un tonto en su matrimonio. Fue entonces cuando la mujer tuvo una revelación, debía explicarle al guerrero lo que ella esperaba, en términos que fuera capaz de comprender.
- Mira Goku -comenzó diciendo- Ser un buen esposo es como aprender una técnica de combate -al ver el interés en el rostro de su marido, la mujer sonrió satisfecha por la analogía que había hecho- Al principio es algo que no dominas bien, pero que puedes perfeccionar si lo practicas constantemente.
- Entiendo, para lograrlo debo mejorar mis técnicas de pelea -respondió aquel.
- No puedes mejorar algo que no tienes -señaló la morena visiblemente decepcionada, ante la limitada capacidad de entendimiento que poseía su marido.
Pasaron varios minutos del más absoluto silencio, Goku miró a su esposa, quien había pasado de verse enojada a triste, y por alguna razón el saiyayin le temía más a la tristeza de su mujer que a su ira, así que pensó en cómo solucionar la situación para que todo volviera a la normalidad, y él pudiera continuar su entrenamiento de siempre.
- Ya sé -soltó Goku emocionado mientras se golpeaba la mano izquierda con el puño derecho- Si no tengo esa técnica, debo aprenderla, pero solo es posible aprender algo nuevo cuando alguien te enseña. Iré a buscar al maestro Roshi y le pediré que me entrene para ser un buen esposo.
Chichi abrió los ojos desmesuradamente al imaginarse las perversiones que su inocente Goku podría aprender de ese viejo ladino, estaba por gritarle que era un tonto, cuando reflexionó que en el fondo la esencia de su idea había sido asimilada por el saiyayin. Si él no actuaba como un buen esposo era porque no sabía cómo hacerlo, pero con el entrenamiento y la guía adecuada podía convertirse en uno.
- Ese anciano no es una buena opción, así que ni siquiera lo pienses -dijo a su marido.
- Puedo preguntarle a Piccolo -ofreció Goku.
- Descartado, es un rebelde y carece de habilidad para interactuar socialmente, igual que tú -mencionó la morena tras unos segundos.
- Mmhhh iré a ver a Krilin entonces.
- No, desde que lo conocemos solo ha tenido una novia, así que no tiene la experiencia en el tema -expresó Chichi después de pensarlo-Además, tiene mal gusto en mujeres -añadió al recordar a la descerebrada peliazul que se atrevió a llamarle abuela.
- También está Ten Shin Han.
- Creo que él se siente más a gusto en compañía de Chaoz -respondió su esposa recordando la relación tan estrecha que parecían tener aquellos dos.
- Solo queda Yamcha -dijo Goku esperando por el veredicto de su mujer.
Chichi recordó la ocasión en que conoció a Yamcha por primera vez. Ella seguía asustada por el dinosaurio que trató de atacarla, por lo que en cuanto vio al joven le lanzó un rayo, como respuesta él la dejó inconsciente de un golpe, pero después cuando recobró el conocimiento, el muchacho se comportó muy galante, hasta le dijo que se había enamorado de ella y luego huyó, era muy tímido en ese entonces.
- Déjame pensarlo -respondió Chichi aún sonrojada por aquel recuerdo- De todos los guerreros que conoces, Yamcha es el único que ha mantenido una relación estable, es atento, y siempre ha tratado muy bien a Bulma.
- Entonces ya está, iré a buscarlo de inmediato -exclamó victorioso Goku deseoso de terminar con ese problema.
La mujer detuvo a su esposo, necesitaba dejarle claro lo que tenía que hacer y asegurarse de que lo comprendiera bien antes de irse.
- Cuando veas a Yamcha le dirás que quieres saber cómo puedes ser un buen esposo -Goku asintió- Y qué esperas que él te entrene para comportarte adecuadamente y tener un matrimonio feliz, ¿Entendiste bien? -el guerrero volvió a asentir- Esta es una situación importante Goku, no quiero que regreses a casa hasta que aprendas lo que te he pedido...
-Pero Chichi, debo entrenar para derrotar a los androides -se quejó Goku, al darse cuenta que esto le llevaría más tiempo de lo planeado.
-Si no lo haces, no te cocinaré de nuevo -amenazó la mujer provocando el más profundo de los temores en el guerrero.
"Tendré que aprender rápido", pensó Goku mientras ponía sus dedos en su frente y localizaba el ki de su amigo. Unos segundos más tarde el guerrero apareció frente a Yamcha.
- Hola Goku -saludó el hombre de la cicatriz en la cara- Tiempo sin verte.
- Hola Yamcha -respondió él con su alegría de siempre.
- ¿Qué te trae por aquí?
- Bueno yo... -Goku se rascó la frente pensando en cómo podía explicarle su petición.
- No me digas que los androides ya aparecieron -exclamó Yamcha angustiado al ver su expresión preocupada.
- No, no es eso -se apresuró a aclarar el guerrero- Vine a pedirte que me entrenes.
- ¿Entrenarte yo a ti? -preguntó su amigo lanzando una carcajada- Pero si tú eres el más fuerte de todos Goku.
- Eso es verdad, pero no quiero que me entrenes para ser más fuerte si no para, para... ¿cómo dijo Chichi?... ah sí, que me entrenes para comportarme como un buen esposo y hacerla feliz.
Yamcha miró a su amigo con expresión confundida, antes de apresurarse a responder quiso indagar más.
- ¿Y por qué crees que yo puedo ayudarte con eso?
- Bueno, Chichi dijo que debía aprender la técnica de combate de un buen esposo -trató de explicar Goku- Y que tú eras el más adecuado para enseñarme.
- ¿Yo?
- Claro, ella dice que el maestro Roshi es muy anciano, Piccolo es un rebelde, Krilin no tiene experiencia con las mujeres y Ten Shin Han pasa mucho tiempo con Chaoz. En cambio tú, siempre has sabido tratar muy bien a Bulma.
- Ya veo -exclamó Yamcha sonrojado, creyendo haber entendido a que "técnica" se refería Chichi. Se enorgulleció al creer que Bulma le había contado a la morena, sobre su desempeño como amante, y claro, era por eso que la esposa de su amigo lo consideró el más calificado para esa labor.
- ¿Me entrenarás? -preguntó Goku ilusionado.
- Lo haré -respondió orgullosamente Yamcha- Te contaré todos los secretos que se para complacer a una mujer y hacerla feliz.
El ex-ladrón del desierto estaba por empezar a impartir su magistral cátedra, cuando el teléfono de su apartamento sonó, con un gesto le indicó a Goku que esperara mientras él contestaba. Una voz infantil al otro lado de la línea, preguntó por el saiyayin, Yamcha respondió que estaba junto a él, acto seguido escuchó la voz de la esposa de su amigo.
- Solo quería corroborar que estuviera contigo, y que no se hubiera escapado a entrenar -dijo la morena.
- No te preocupes, aquí esta, todavía no comenzamos con... ejem... la explicación de la técnica -exclamó él algo avergonzado.
- Sabía que nos ayudarías -respondió la mujer emocionada- De todos sus amigos tú eres él único que comprende como cortejar a una mujer, como ser galante y tratarla bien. Confío en que le enseñes a Goku a ser un buen esposo -añadió la mujer sin entender la risa nerviosa de su interlocutor.
- ¿Hay algo en especial que te gustaría que Goku aprendiera? -preguntó el pícaramente.
- Bueno, ya que lo dices, hoy es nuestro aniversario y Goku lo olvidó, no esperaba que me comprara un obsequio, pero sí que al menos lo recordara al ver el banquete especial que le preparé, así que me gustaría que hicieras hincapié en lo importante que es estar al tanto de las fechas especiales, también me encantaría que le ayudaras a quitarse su obsesión por entrenar tanto para que pasara más tiempo en la casa con Gohan y conmigo, y si me llevara flores de vez en cuando sin ningún motivo, sería un lindo detalle...
Yamcha suspiró mientras seguía escuchando el millar de cosas que contenía la lista de Chichi. Debió habérselo imaginado desde un inicio, Goku era un tonto que no se había explicado bien, ya decía él que esa mujer era demasiado recatada para pedir semejante cosa, pero en el fondo, la ilusión de creerse útil lo llevó a malinterpretar las cosas.
- Pongámonos a trabajar -dijo Yamcha decepcionado, tras colgar el teléfono.
La siguiente hora, el beisbolista trató de enseñarle al saiyayin a comportarse como un buen esposo, pero este no parecía aprender nada. Lo único que pasaba por la mente de Yamcha era buscar la forma de deshacerse de su recién adquirido aprendiz, de ninguna manera iba a lidiar con la ira de Chichi cuando el cabezota de Goku metiera la pata, además, enseñarle de golpe tantos trucos a un perro viejo y despistado era una pérdida de tiempo segura.
- Vaya Yamcha, Chichi tenía razón, sabes mucho de esto -lo halagó su amigo.
- Ja, ja, gracias -respondió aquel con aire de suficiencia- En realidad Goku, no es difícil relacionarte con las mujeres, solo debes poner atención a lo que te dicen, ese es el secreto del éxito. Ahora, si me disculpas iré a tomar un poco de aire.
El hombre abandonó la habitación, necesitaba recuperar un poco de su paciencia, antes de seguir con sus lecciones. Goku se volvió a mirar al pequeño gato flotante que hasta ese momento había estado silencioso.
- Creo que no estoy aprendiendo muy bien -exclamó el saiyayin visiblemente preocupado- Y si no lo hago, Chichi me castigará -añadió cabizbajo.
- Bueno a Yamcha le costó bastante tiempo superar su miedo a las chicas -explicó Puar- Creo que aprender cómo tratarlas es algo que lleva demasiado tiempo.
- Pero yo debo seguir entrenando -protestó Goku.
Puar nunca había visto al guerrero tan agobiado, ni siquiera cuando se enfrentaba a un rival poderoso, preocupado se volvió hacia el balcón donde Yamcha hacía respiraciones para tranquilizarse, era obvio que ambos necesitaban de su ayuda.
- No te preocupes, con la práctica lo dominarás. Cuando Yamcha empezó a salir con Bulma, tampoco sabía bien cómo actuar, pero ella le fue enseñando y todo lo que aprendió en ese momento ahora le funciona muy bien -dijo intentando animarlo.
- Ya veo -respondió el saiyayin, sintiendo que todo en su cabeza cobraba sentido.
- Verás que tú también puedes -lo alentó el gato de la voz aniñada- No te rindas.
- No lo haré, hablaré con ella, y así no moriré de hambre -exclamó el guerrero con una determinación nunca antes vista- Puar, tengo que irme, dale las gracias a Yamcha por todo, adiós.
El pequeño gato agitó su mano en señal de despedida. Unos minutos después Yamcha entró al departamento.
- ¿Adonde fue Goku?.
- No tengo idea -respondió Puar aún confundido- Pero creo que ya te libraste de él.
- Bien -murmuró el guerrero suspirando aliviado- Espero que con lo que le enseñé sea suficiente, y no regrese por aquí en mucho tiempo.
