Hola, pues ojala gusten estas historia que surgieron entre chocolates y un rato de ocio, gracias.
nota;los personajes de mi historia son propiedad de Masami Kurumada y los utilizo sin lucro..
Te conocí...Marín y Aioria.
Esa tarde tal como cualquiera donde la gente corría desesperada por no ser alcanzado por viciosos y las madres de Rodorio consiguiendo alimento para sus hijos, nada inesperado parecía sucedería con este santo de Athena.
El tiempo escuchando las maldiciones en nombre de su familia, no era nada comparado con la soledad que llevaba en su corazón. Las tardes las había pasado con dolor y miedo, hasta que sus hermanos se le había y sus ocurrencias eran un consuelo, después de lo sucedido con su hermano y el rechazo o burlas de los que ahí habitaban, tener a un amigo era lo único esperanzador.
El sol llegaba a cada recinto, y ahí sentado en los escalones de Leo, mirando al vacio, el quinto caballero, sentía como el calor de aquel astro tocaba su piel y ligeramente sonreía ante el silencio, pues pocos momentos le hacían sentir tan relajado.
Sin notar la mirada de su amigo que tenia rato observándolo, el escorpión, hizo su aparición ante aquel mutismo.
-Amigo, ¿porque esa cara, otra vez triste?-
-Lo siento Milo, sabes, es lo de siempre, este silencio que esta aquí, y que no lo calla nada-
-Es por tu hermano... pues al menos tú tuviste uno, yo no conocí a nadie de mi familia-
-Si pero mejor no recordar, si todo mundo lo llama traidor y lo es-
-Pero no pienses en eso, vamos entonces a entrenar y en la tarde comemos algo en las afueras de este lugar, ¿Me acompañas?-
-Vamos entonces, me ayudara a distraerme-termino el castaño.
El camino parecía que no tenía fin, había sido una mañana agotadora, hasta la garganta estaba seca de tanto entrenar por lo que de regreso a sus recintos, el sol podía distraer los sentidos de ambos caballeros y cansar la vista, por lo que al mirar a su amigo cansado no vio cuando una chica se le aproximaba con gran velocidad por descuido.
Estaba totalmente lastimada, sus puños estaban llenos de sangre e impotencia al no poder sostenerse y si rostro no hubiera estado descubierto, podrían verse las lágrimas y el sudor corriendo su piel, juntó con sus ropas bañadas en sangre.
-Cuidado-grito el escorpión ante la proximidad de la chica.
El cayó justo con ella, trato de protegerle del azote contra el suelo y esa fue la primera vez que rozo su piel y sintió su abrazo.
-¿Esta bien,le puedo ayudar?-pregunto el chico con timidez.
-Vaya Aioria, las chicas caen a tus brazos, que maravilla-dijo el de la octava casa ante el incidente.
-No puedo respirar, voy a morir-contesto débilmente la dama sujeta al cuerpo del caballero
Fue cuando la fina silueta de un personaje conocido reclamaba a la dama.
-Ella es mía, así que apártate caballero-comento la amazona de cobra a Aioros.
-Vamos levántate o entonces te ira peor tonta, hazlo-
-¿Estas bien? Creo que es mejor que no continúes-pregunto el angustiado caballero ante el semblante de la chica pelirroja en sus brazos ,aun en el suelo.
-Por su puesto que no esta bien, esta bañada en sangre,Shaina hoy si que te excediste-comento el escorpión ante las manchas de sangre que reflejaba la ropa.
-No se metan, esto es entre amazonas, caballero a un lado-hablaba el coraje en la garganta de la cobra.
-Si pero esta chica esta sangrando, llevemosla a otro lugar para que se recupere-
-Es lo mejor ,Shina no te opongas, porque si esa si le diremos al Maestro para que detenga tu masacre-comento Milo ante el desconcierto.
La peli verde estaba llena de ira, y contuvo sus ansias por terminar con la amazona de Águila debido a que las órdenes venían a cargo de superiores, observando desaparecer la silueta de los tres y esperando la resignación.
El felino tomo en sus brazos a la chica y decidió llevarla a su Santuario, no pensaba en ese momento en las consecuencias que podía tener al permanecer una amazona con un caballero pero lo único que importaba eran las heridas de la dama.
-Ahora si estamos en problemas Aioria ¿Que hacemos con ella?-
-No te preocupes, veremos que pasa..Hasta entonces la dejare en mi recinto si no Shina la matara –decía mientras observaba con tristeza la figura de la chica.
En el camino pudo sentir su respirar cansado, ella paso una mano justo al pecho del chico pues era reconfortante, tanto el ,preocupado, recargaba su barbilla en su cabello.
En el recinto de Leo ,el castaño la llevo a su cama y lentamente la deposito ante la mirada incomoda de Milo, que nunca había visto actuar así al caballero de Leo, siempre se mostraba distante ante situaciones tales como las vividas, pero sin duda esta vez era diferente.
-Lo mejor es que me vaya, no veremos mañana ,cuídala hasta entonces-musito el escorpión seriamente, pues sabia perfectamente cuando era el momento ideal para bromas y esta no era la ocasión.
-Gracias Milo, nos vemos pronto-asintió el de Leo en forma de despedida.
Podía escuchar los jadeos de dolor de la chica y observar el dolor que sentía en cada parte. Llevó rápidamente algunos paños húmedos y limpios sus heridas, sintiendo su sufrimiento de tal manera que era como si lo viviera el mismo. Rozó su herida pronunciada en el brazo tratándose de acercar y ella reacciono apretando su brazo hasta marcar los dedos en la piel, su cuerpo fue llenado de nerviosismo, y no era porque nunca hubiera estado con damas, pero ella en particular tenia algo especial para hacerlo actuar así.
-Tranquila, ya paso lo peor, déjame ayudarte-
Al escucharle entre sueños, esa voz tan confiable y tierna la vez, decidió no oponer resistencia la chica, pues ella no estaba en condiciones de exigir algo.
La miro, estaba tan indefensa, esa criatura, parec ia estar sola, sola, tanto como el.
¿Por qué tanto daño a esa chica? podía notar que su cuerpo y cabello no era de un natal del lugar, era extranjera, y debía serlo, jamás vio tanta belleza aun con el rostro cubierto, en sus alrededores.
Por fin el templo de Leo se vestía de gala, no estaba solo. Coloco una frazada en su cuerpo y decidió observarla toda la noche por si se sentía peor. Podía pasar el tiempo haciéndolo, pero es cierto que la ansiedad por tener visitas, era demasiada, por lo que se levantaba algunos minutos para arreglar el Templo y buscar algo para ofrecer al amanecer.
Así fue la primera noche que Marín paso en Leo, nada romántico y planeado, pero así fue.
El día hacia su aparición junto con varios sentimientos que desconocía el caballero, la ternura y compasión. Ella respiraba lentamente, y por fin miro a su alrededor. No sabia como había llegado a aquel lugar solo recordaba que la tarde anterior, Shina había llegado furiosa después de visitar a Arles, pero sin duda, tenia que agradecer que estaba viva.
-Hola, me llamo Aioria y ¿tu?pasate la noche aquí porque estabas muy herida, así que no te asustes-comento un chico con cabellos dorados, ojos esmeraldas cautivadores y una especie de charola de barro con fruta que inspiraba un cosmos calido.
-Lo siento, no quise causarte molestias, y gracias por haberme salvado la vida-
-¿Como te llamas?-
-Me llamo Marín y soy un intento de amazona ¿No crees? –rio la chica rompiendo el silencio
-Me haces reir, ¿Y de donde eres?, no pareces de aquí-
-Soy de Japon, no tengo familia, ni dueño pero es mi destino estar aquí y no tengo opción-
-Bueno entonces déjame ayudarte a salir con vida del Santuario-
-¿Seria posible?, te lo agradecería infinitamente, pero ahora tengo que volver con las demás amazonas, aún tengo cuentas pendientes que saldar-se levanto con dificultad de aquella cama, deteniéndose entre cada espasmo de dolor, aunque su voluntad le obligaba a continuar.
-¿Tan pronto?, aun no estas recuperada y ya prepare el desayuno, no puedes irte así -la tomo delicadamente de la mano y miro fijamente esa fina mascara que le impedía conocer el pasado de la chica, y al tocarla sintió que parte de ella se había quedado en el.
-Tengo que irme, gracias Aioria, te debo mucho, espero que pueda contar contigo desde ahora-continuo la chica su camino dificultándose al caminar.
-Cuenta con ello...-miro la fortaleza que emanaba la chica impidiendo que la detuviera ante su partida.
Ella marcho de aquel templo, agradeciendo a su nuevo amigo lo que había hecho por él, mientras él observo su silueta desaparecer en el fuego del sol, sus cabellos brillaban a la par que eran expuestos al viento y ese fue el inicio de muchas tardes en compañía de la amazona de Águila, fue el comienzo de su historia y el final de la soledad del caballero de Leo.
CONTINUARA...
Espero no se lleven la decepción y les haya gustado y me llene de inspiración para dejarles mas miel por aquí gracias...
