¡Hola a tods! Aquí traigo un nuevo drabble sobre mi segunda pareja favorita, el ItaDei. Sí, sé que es muy corto, bastante flojo y chorra, pero prometo escribir algo más largo para la próxima vez :) Este "mini fic" se lo dedico especialmente a Deikan ^^ Al resto, espero que os guste.
Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Mashashi Kishimoto (Ainss lo que haria con los Uchihas si fuesen míos... xD).
Observado
Abrió los ojos con pesadez y, como hacía cada mañana, llevó su brazo al lado de la cama en el que debería estar descansando su pareja, pero hoy no había nadie. Las sábanas estaban frías, signo de que Deidara llevaba bastante tiempo levantado. Se giró hacia la puerta que estaba entreabierta y no pudo evitar quedarse quieto de la impresión al ver lo que allí había. Un mechón rubio y un ojo azul intenso se dejaban ver por un hueco de la puerta, como si estuvieran espiándole. El menor, al ver que el Uchiha se había dado cuenta de dónde estaba escondido, desapareció corriendo. Itachi, aún sorprendido, se levantó de la cama, se colocó unos pantalones y fue hacia la cocina a desayunar algo.
Mientras bebía un café bien cargado notó cómo, desde la distancia, le miraban fijamente otra vez y eso le hacía sentirse algo incómodo, aunque no lo iba a demostrar abiertamente. Volvió a mirar hacia la puerta y ahí estaba otra vez el mechón rubio y el curioso ojo azulado de su novio.
- Deidara, ¿qué haces? –preguntó con intriga.
El artista desapareció de nuevo y se escuchó cómo la puerta de su estudio se cerraba de un portazo. Itachi no entendía nada. Fregó su taza y se dirigió hacía allí con paso firme y, por qué no, curioso. Debía reconocer que el rubio llevaba unos días la mar de raro. Se le quedaba mirando largos ratos, como estudiando su rostro, analizándolo con todo detalle y cuando le preguntaba, el menor no decía nada. Algo se traía entre manos y temía que ese "algo" no fuese nada bueno. Pero lo de esta mañana ya rozaba lo extraño. Llegó a la puerta cerrada y dio unos suaves golpes.
- Sé que estás ahí. Te he visto.
Nadie contesó.
- Deidara, si no abres echaré la puerta abajo –advirtió. Se le estaba agotando la paciencia.
- Vaaaaaale –al fin respondió el rubio, desde el otro lado, dándose por vencido.
La puerta se abrió despacio y el artista se asomó con algo de miedo por lo que se avecinaba. Iba vestido con su ropa de trabajo: una bata blanca llena de restos de yeso y pintura. Se echó a un lado para que Itachi entrara en el pequeño cuarto y viera lo que estaba haciendo. Había llegado la hora de que lo descubriera todo por el bien de su persona y de sus utensilios artísticos. El mayor fue hacia el final de la estancia y Deidara le señaló un lienzo a medio terminar. Itachi se quedó sin habla.
- Esto era lo que estaba haciendo –señaló el cuadro.
El mayor no podía hablar. No se esperaba que lo que traía su novio entre manos era un retrato de los dos juntos. En ese momento cayó en la cuenta de que lo que estaba haciendo su chico era mirar sus rasgos para poder representarlos con la mayor fiabilidad posible en el lienzo. Aún sin habla, se acercó a su chico, le abrazó por la cintura y le besó la frente con ternura. El menor devolvió el abrazo, agradecido.
- Es genial, en serio. Me gustaría mucho verlo terminado.
- ¿De verdad? –preguntó esperanzado.
- Claro –sonrió- Pero podrías haberme pedido que posara para ti en lugar de estar espiándome. Pensaba que habías hecho algo y no me lo querías decir.
Deidara se sonrojó.
- Era una sorpresa.
- Vaya si lo ha sido.
Ambos chicos rieron e Itachi le alzó el rostro a Deidara para poder besarle con una dulzura y un agradecimiento a los que el menor no se podía resistir.
¡Gracias por leer! :D
