I'm sorry

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Desde una temprana edad se supo que el destino que la vida le deparaba sería brillante. No había duda de ello, solo bastaba con mirarlo o intercambiar un par de frases cordiales con él para saber que aquello era algo irrefutable, una ley de vida.

Nadie podía negar lo hábil, ingenioso y apasionado que era en lo que hacía, además de poseer una belleza inaudita y una simpática personalidad que encandilaba a todos y todas. Las personas que lo conocían y formaban parte de su vida decían que era una persona con cualidades extraordinarias, un prodigio, alguien que representaba muy bien la definición de perfección.

Sin embargo, la realidad era muy diferente a cómo la pintaban.

Víctor Nikiforov era un desastre andante.

Fuera del ámbito laboral y social, la vida de Víctor era una completa calamidad, algo que no tenía pies ni cabeza y que se encargaba de ocultar bajo la fachada de una sonrisa despreocupada. La gente creia en lo que veía y ella veía a un hombre dichoso con una vida llena de éxitos. Qué equivocados estaban.

Porque tan pronto se descubrió el futuro prometedor que tendría, también se hizo notable su ineptitud e incapacidad para realizar las tareas más simples, siendo esto solo del conocimiento de las personas más cercanas a su círculo íntimo: su familia.

La cantidad de veces que dijo esas palabras en un intento de arreglar un acto de necedad propio fueron incontables, perdía la cuenta de solo pensarlo. No obstante, no importaba cuán vehementemente hubiera insistido en ser escuchado, el resultado que obtenía siempre era el mismo.

Miradas que expresaban decepción y palabras que dejaban huellas en el alma.

-El daño hecho está, tus palabras no solucionarán nada.

Entonces...

-Lo siento.

En cuanto las palabras abandonan los labios ajenos, un inminente silencio se produce en el ambiente, pero poco dura porque es roto por un sollozo contenido. Sin previo aviso se ve envuelto en un cálido contacto cuando un par de brazos se aferran a su ser y un ligero peso se instala sobre su pecho.

-Lo siento, Víctor.

... ¿Qué debería hacer?

Víctor puede recordar la infinidad de veces que pronunció esas mismas palabras, sus padres nunca creyeron en sus disculpas, siempre lo acusaron de ser un vil mentiroso y un bueno para nada. Ahora esas mismas palabras que nunca tuvieron valor son para él.

-Víctor, perdóname.

Su mente parece salir de su corto trance cuando su nombre es pronunciado, volviendo al presente, regresando a la realidad, una que preferiría ignorar. Su cuerpo se mantiene sin efectuar acción alguna.

El agarre en su abrigo se hace más fuerte y una tibia humedad se siente en la tela de su camisa.

Yuuri está llorando.

Nunca fue bueno consolando a los demás. A pesar de su encantadora personalidad, es pésimo dando consejos o animando a alguien, esa nunca fue su especialidad. Lo único que puede hacer es llevar sus propios brazos alrededor del vulnerable hombre que llora sobre su pecho.

Por ahora, no daría su respuesta.


N. A: Lo que haya hecho Yuuri se lo dejo a su imaginación :'D

Gracias por leer *inserte corazón*