Introducción.

-El digo, no...?- Asuka apenas podía creerlo, Shinji simplemente había negado una orden de ella.

Asuka estaba bastante confundida, ya que por primera vez Ikari Shinji aquel chico que ella consideraba débil y torpe, le había negado algo. -Que acabas de decir?- Digo Asuka tratando de no golpear a Shinji como solía hacerlo.

-Que no hare la comida, estoy ocupado! déjame de fastidiar Sohryu!-

-Como me dijiste?- Pregunto Asuka un tanto molesta, mientras trataba de impedir que Shinji se fuera.

-Acaso estas sorda? Acabo de decir que no hare la comida Sohryu y si tienes tanta hambre prepárate tu algo, porque yo no soy tu sirviente!- Shinji hablaba con bastante seguridad pero algo era notable y era que su actitud al decir todo eso no era propia de él.

-Por qué actúas así? Acaso te hice algo?- Pregunto Asuka la cual seguía sin entender la razón por la que Shinji había cambiado tanto.

En ese momento Shinji dejo salir una risa un tanto extraña, pero tal vez el hecho que más perturbo a Asuka, fue la mirada que Shinji había hecho, la cual era claramente igual al frio y cruel Comandante de NERV, Gendo Ikari. -Hacerme algo?...preguntas jajajaja!- Shinji estaba hablando con una actitud déspota y bastante hiriente. -Tu? la toda poderosa y grandísima Asuka Langley Sohryu! De ninguna manera jajaja!- En ese momento Shinji luego de decir eso, simplemente entro a su habitación.

Si bien la actitud de Shinji sorprendía a Asuka, ella de algún modo sentía además del odio, una gran cantidad de dolor por parte de Shinji.

-Shinji...- Susurro en silencio mientras una ligera lagrima salía de sus ojos. ~Que...fue lo que hice?~ Pensaba mientras seguía sin poder creer la actitud de Ikari.

Dentro Shinji se hundía más y más en el recién odio que estaba cultivando hacia Asuka, pero era cierto que aun con un odio tan profundo dentro muy dentro de él, dolor era lo que lo atormentaba. Y fue así que en todo ese odio y dolor Shinji digo. -Te...odio...Asuka...- Y esto lo hacía mientras sus ojos mostraban una furia y rabia bastante grande, pero lo que aún no cuadraba era que a pesar de todo ese odio, sus ojos estaban dejando salir lagrimas tan pesadas las cuales mostraban cuanto dolor y tristeza tenía en su interior.