Elsa, pensaba ¿cual seria el momento indicado para decirle?, lo que pasaba era que Hans regresaría nuevamente a Arrendelle para enmendar el daño que había hecho, pero no por su propio pie, por su puesto. El rey de las islas del Sur, había enviado una carta, disculpándose por las acciones malintencionadas del joven principe y había solicitado el permiso de la reina para que Hans regresara, pero no como príncipe, si no como un simple sirviente.

El rey estaba tan apenado por el comportamiento de su infante, que lo entregaba a la corona de Arrendelle, aunque eso solo era una medida para protegerlo de la cárcel o incluso algo peor como la horca. La reina por su parte sabia que la noticia no le caria en gracia a su hermana y por supuesto mucho menos a Kristoff, pero ese seria otro asunto, mientras tanto ella caminaba hacia la habitación de su hermana. Una vez frente a aquella enorme puerta estaba a punto de tocar, pero un pensamiento melancólico tomo control de su mente ¿cuantas veces Anna no hizo lo mismo?, ¿cuantas veces no toco a su puerta sin tener si quiera una respuesta?, estaba dejándose llevar por sus recuerdos, pero sacudio su cabeza para concentrarse en lo que iba a hacer. Con decisión toco la puerta.

-¿Si?-grito Anna desde dentro de aquella habitación

-Anna, soy yo-dijo Elsa esperando la respuesta de su hermana

-Adelante-habló dulcemente la princesa quien estaba abriendo la puerta para que su hermana entrara.

Elsa hizo caso a la petición de su hermana entrando al cuarto, mientras caminaba un papel en el piso llamó su atención, se agacho sin perder su singular elegancia para tomarlo, una sonrisa se dibujo en su rostro al ver de que se trataba.

-Lo acabo de encontrar, pero no recuerdo haberlo hecho, también encontré estas muñecas- El papel era un dibujo de ambas hecho por Anna muchos años atrás.

-Sabes Anna, creo que llegó el día en el cual te explicaré el por que no sabias sobre mis poderes y la razón de nuestro distanciamiento, y ...sobre otro tema-esto ultimo lo dijo dudando, caminó hasta la cama de Anna en la cual se sentó y dio una ligeras palmadas al lado de ella indicándole a su hermana menor que debía sentarse

- Cuando eramos pequeñas tu tenias pleno conocimiento de mis poderes, y solías denominarlos como ''la magia''-no pudo evitar reír levemente al recordar aquello- Siempre que podías me hacías hacerte muñecos de nieve, o querías que hiciera nevar, pero un día muy temprano fuiste a despertarme para hacer un muñeco, claro a escondidas de nuestros padres. Estabas brincando de montículos de nieve, entonces yo resbale y para evitar que cayeras al piso, quise crear un montículo pero termine golpeando tu cabeza con mis poderes. Caíste inconsciente y luego me asuste y llamé a Mamá y a Papá. Ellos nos llevaron con los trols en la espera de que te ayudaran, y si lo hicieron pero hicieron que olvidaras que tengo poderes. Y para evitar que te volviera a hacer daño tuve que alejarme de ti- Anna escuchaba atenta a Elsa

-Yo siempre pensé que me rechazabas, por que no te agradaba-la princesa observaba a su hermana, quien la miraba con ternura

-Estoy en deuda contigo Anna, tu me salvaste de que Hans... me mata-Elsa fue interrumpida por Anna

-No lo digas, eso, todo eso fue culpa mía por no escucharte desde un principio. Realmente no quiero volver a verlo nunca-ante la respuesta de Anna, Elsa dio un largo suspiro, ahora no sabría como darle la noticia, pero debía ser en ese instante, no volvería a guardarle secretos a la única familia que tenia.

-Sobre ese tema, tengo que darte una noticia. El rey de la Islas del Sur envió una carta-guardó silencio intentando ver las reacciones de Anna ante la noticia- Y en castigo por su comportamiento, enviara a Hans nuevamente a Arrendelle-paró al ver la cara de molestia de su hermana

-No quiero ver por aquí al príncipe Hans-se quejó Anna

-No Anna, el ya no es un príncipe, su padre lo enviara a aquí como un simple sirviente. Si yo no hubiera permitido que el viniese lo hubieran condenado a la horca y yo no seré el monstruo que todos esperan-dijo algo severa la reina asombrando a su hermana

-Elsa, realmente tu corazón es más cálido de lo que debiera-dijo con algo de ironía

-Te lo dije, por que de ahora en adelante no quiero que haya secretos entre nosotras y cuando me pidas tu bendición para tu boda con Kristoff, estaré encantada de otorgártela-dijo Elsa levantándose de la cama para salir de la habitación

-Gracias -dijo Anna algo sorprendida, no pensó que Elsa le anticipara aquello

-No hay de que, puedes decirlo a Kristoff de inmediato-dijo la reina retirándose de aquella habitación, una parte de ella se sentía más tranquila al haberle dicho todo aquello a su hermana.

-Si yo hubiera estado a tu lado siempre, como la hermana que debí haber sido, tu no hubieras caído en el juego de Hans, es lo que me hace tan responsable a mi como a el de todo lo que pasó-dijo para si misma la Reina mientras caminaba hacia su estudio para responder inmediatamente la carta del rey de las islas del sur.