TRES SON MULTITUD

Por Cris Snape


Disclaimer: El Potterverso es de Rowling.

Para FannyLu


Lily

24 de Diciembre de 2022

Querido Diario:

Al fin es Navidad. Hemos llegado a casa de los abuelos hace un rato y me siento fenomenal. Atrás han quedado los exámenes y los compañeros idiotas y tengo por delante quince días de absoluta diversión. Tú ya sabes que me gusta mucho Hogwarts, pero las vacaciones son lo mejor y tengo planes.

Plan número 1: No hacer nada. Puede parecer un poco aburrido, pero no hacer nada mola mucho si te has pasado los últimos tres meses estudiando sin parar y esclavizada por un atajo de profesores exigentes y muy mandones. Durante los próximos días dormiré hasta tarde y me escaquearé de cualquier actividad que implique estudiar, cocinar o limpiar.

Plan número 2: Comer hasta ponerme como una vaca. ¿A quién le importa mantener la línea si está de por medio la comida de la abuela Molly? Los banquetes de Hogwarts no están nada mal, lo reconozco, pero es que la abuela es el mago Merlín de la cocina, la mejor de todo el mundo haciendo pastel de carne y tarta de manzana.

Plan número 3: Ver mucha magitelevisión, el mejor invento muggle de la historia y finalmente adaptado por unos cuantos brujos de inteligencia superior para el mundo mágico. La verdad, no sé cómo no se les ocurrió antes, con lo genial que es. Veré todas las repeticiones de mis programas favoritos, ésos que no puedo ver cuando estoy en Hogwarts, y a lo mejor me engancho a alguna telenovela. Pero no se lo digas a nadie, Diario. No me gustaría que la gente se piense cosas que no son.

Y básicamente eso es todo. Seguro que a estas alturas te crees que soy una perezosa y no negaré que estás en lo cierto, pero te aseguro que también sacaré tiempo para ir al Callejón Diagon, pasear por el Valle de Godric y quedar con las amigas y todo eso. Además, seguro que alguna noche de éstas las primas y yo hacemos una fiesta de pijamas y te aseguro, Diario, que va a ser ÉPICA. Sí, con mayúsculas y en negrita.

Te preguntarás por qué estoy tan convencida del éxito aplastante de la futura fiesta. Pues bien, Diario, te lo diré por ser tú. Resulta que ahora que ya tengo quince años, las primas Victoire y Molly, que son las mayores y las que dirigen el cotarro, han decidido que ya puedo beber alcohol. ¡Yo! Igual no lo ves tan especial porque ya te he hablado de un par de borracheras y tal, pero será la primera vez que lo haga con las primas.

¿Sabes que cuando Victoire bebe más de la cuenta suelta muchas barbaridades por la boquita? Estoy segura de que hará más de un comentario sobre lo suyo con Teddy y sospecho que puedo aprender mucho de ella. Pero mucho, mucho. ¡Ay, Diario! ¡Qué Victoire se emborrache! Molly me da igual porque borracha y todo es tan seria y mandona como siempre, y Rose tampoco me importa porque es una sosa y una empollona y no creo que tenga nada interesante que decir, pero Victoire… ¡Porfiiii!

Apuesto a que censuras mi comportamiento, Diario. Claro, estás acostumbrado a que te escriba tonterías típicas de niñas, pero es que ya no soy una niña. ¡Tengo quince años! Parece mentira. ¿No crees? Todos se piensan que sigo siendo una mocosa, sobre todo los pesados de James y Albus, pero voy a demostrarles que he crecido y que puedo hacer lo que yo quiera. Aunque, pensándolo bien, siempre he hecho un poco lo que he querido.

¡En fin! Ya ves lo prometedor que se presenta el panorama. Y eso que no he hablado de los regalos. Por eso me gustan tanto las Navidades. La familia, la comida, las vacaciones y los regalos. Cuento con el Jersey Weasley, pero a ver si alguien se apiada de mí y me hace llegar esa pulserita que tanto me gusta. ¡Ay!

Estoy segura de que nada ni nadie estropeará estas fiestas. Ya tendrás noticias mías.

Un fuerte beso, mi querido Diario.


—¿Qué estás haciendo James?

El aludido levanta la cabeza y mira a su hermana. Lily tiene los ojos entornados y los brazos cruzados y parece genuinamente sorprendida.

—Estudio.

—¿Por qué?

—Pues porque tengo un examen complicadísimo y no quiero suspender.

—Pero si estamos de vacaciones.

—Ya, pero estudiar para ser pocionista no es igual que estar en Hogwarts.

Lily agita la cabeza presa de una profunda consternación. No es que piense que su hermano es una decepción, pero siempre imaginó que seguiría los pasos de papá y se convertiría en auror. Para sorpresa de todos, decidió que quería dedicar el resto de su vida a preparar mejunjes asquerosos y ahí está ahora, con la cabeza enterrada entre libros y estudiando durante la Navidad. Cosa que a ella se le antoja totalmente antinatural.

—¿Todavía quieres entrar en esa cosa de las pociones?

—Se llama Sociedad Británica de Amigos de las Pociones. Y sí, quiero entrar.

—Allí sólo hay un montón de vejestorios, James. No te pega nada.

—No te preocupes por eso, hermanita. Seguramente no me admitan hasta que yo sea un vejestorio también. Por el momento me conformo con que me acepten en el laboratorio de pociones de San Mungo.

Lily descruza los brazos y coloca una mano sobre el hombro del joven.

—No te lo tomes a mal, pero eres muy raro.

—Sí, ya —James, lejos de molestarse, se pone a reír—. Aprenderé a vivir con eso. Y papá también.

—Pobre papá. Has sido muy desconsiderado con él, Jamie.

El que acaba de hablar es Albus. Atrás han quedado los tiempos durante los cuales el hermano mayor sólo necesitaba mencionar a Slytherin para hacer llorar al hermano menor. Ahora los piques entre ellos suelen estar muy igualados y Lily reconoce que se lo pasa pipa viéndolos discutir. A veces puede parecer que se dicen barbaridades, pero la sangre nunca llega al río.

—No me llames Jamie, Albie.

—Si en el fondo te gusta, no lo niegues.

Albus le revuelve el pelo, algo que molesta sobremanera a James y que le hace soltar un gruñido. Mira a sus hermanos con los ojos entornados y coloca ambas manos sobre su libro de Pociones de Extraordinaria Dificultad.

—¿Por qué no sois niños buenos y me dejáis estudiar en paz?

—¡Qué responsable te has vuelto, Jamie! Rose estaría orgullosa de ti.

—Hablo en serio, Albus. Tengo mucho trabajo por delante y esta tarde quisiera jugar al quidditch con vosotros.

Todo parece indicar que el mediano de los Potter seguirá molestando al primogénito un poco más, pero finalmente se ríe y alza las manos.

—Vale, tío. Esperaré a Scorpius en otro lado.

Lily se dispone a acusarle de cobardía por rendirse tan pronto, pero Albus ya se está yendo y ella se ha quedado un pelín paralizada. ¿Ha dicho Scorpius? Eso no puede ser. ¡De ninguna manera!

—¡Albus! —Grita antes de salir tras él. James niega con la cabeza, sabedor de la tirria que su dulce hermanita le tiene a Malfoy, y sigue a lo suyo. Lily, por su parte, insiste—. ¡Albus Severus!

—¡Vaya! —Finalmente el chico se detiene—. Debo haber hecho algo muy malo para que me llames por mi nombre completo.

—¿Qué significa que vas a esperar a Scorpius en otro lado?

—A ti te gusta preguntar lo obvio, ¿no?

—¡Albus!

—Mira, Lily. Cuánto antes te hagas a la idea mejor para ti —Albus adquiere esa pose tan típica de él que significa que no piensa discutir porque tiene las cosas muy claras—. Scorpius va a pasar un par de días con nosotros. Le he pedido permiso a papá, a mamá y a los abuelos y han dicho que sí. Punto.

No puede ser. Scorpius Malfoy no. Es su peor pesadilla, el único que podría chafarle sus espléndidos planes de vacaciones.

—Pero si es Navidad.

—Pues por eso. El abuelo de Scorpius está muy enfermo y en su casa no van a celebrar las fiestas, así que lo he invitado aquí.

—¿Y por qué no se queda con su abuelo, si tan mal está?

—Es una larga historia, niña. No lo entenderías.

—¡Albus!

—¡Lily! ¡Deja de gritar!

La abuela acaba de asomar la cabeza a través de la puerta de la cocina. Siempre ha tenido un radar para detectar riñas entre primos o hermanos y siempre ha sabido muy bien cómo ponerles fin. Albus se ríe, burlón, y Lily aprieta los puños con furia. Odia sentirse tan impotente. Odia que las cosas no salgan como ella quiere.

Odia a Scorpius Malfoy.


4 de Septiembre de 2018

Querido Diario.

Hoy he tenido un mal día. Me lo he pasado bien en clase y mis amigas y yo hemos ido de excursión cerca del Bosque Prohibido y hemos visto unos bichos asquerosos que son amigos de Hagrid (Hagrid tiene amigos muy raros, ya sabes). Hasta ahí me lo he pasado bien, pero cuando volvíamos al castillo me he encontrado con Albus y con ese amigo suyo de Slytherin y ha sido…

¡PUAJ!

Se llama Scorpius Malfoy y es asqueroso. Es feo y presumido y va por ahí creyéndose mejor que todo el mundo cuando todos saben que su abuelo es un mortífago que está en Azkaban por matar a un montón de personas cuando la guerra. ¿Cómo puede ser bueno si su abuelo es así de malo?

Se hizo amigo de Albus el año pasado y a mamá y a papá no les gustó mucho al principio, hasta que Albus les dijo que Scorpius es guay y que no se parece a su abuelo y no sé qué más. ¡Bah! A lo mejor podría haberme creído lo que dijo mi hermano porque es muy listo, pero ahora que conozco a Scorpius es…

¡PUAJ!

Albus nos preguntó que de dónde veníamos y cuando contestamos Scorpius se rió como si fuésemos niñas tontas. ¡El sí que es un idiota! Me cae fatal y nos ha estropeado el día.

Que sepas que desde ya lo odio un montón.

A ti no, Diario. Tú eres muy guay.


Lily necesita desahogarse con alguien, pero no sabe qué pasa con los miembros de su familia porque a todos parece caerles bien ese maldito cretino de Scorpius Malfoy. Antes James solía seguirle la corriente, pero desde que es un adulto que se autocalifica como serio y responsable, no hay manera de conseguir que se ponga de su parte. Suele decir que Malfoy es un buen chaval porque desde que lo conoce no ha cometido ninguna maldad ni nada que se le asemeje, pero es que James está tan ciego. ¡Todos están tan ciegos, joder!

Sólo Lily sabe cómo es realmente Malfoy porque lo tiene bien estudiado. Sabe perfectamente cuándo llega al Gran Comedor, qué come y a qué dedica el tiempo que no pasa en clase, en la biblioteca o en su sala común. Sabe que le gusta tocar el piano y que dibuja bien y que a veces el flequillo le crece demasiado y le molesta un montón, haciéndole parpadear todo el rato. Conoce a sus amigos y a sus enemigos, sabe que su asignatura favorita es Cuidado de Criaturas Mágicas y que se pone furioso cada vez que alguien le llama hijo de mortífago.

¡Oh, sí! Lo conoce muy bien y no va a dejarse engañar por su fachada de falsa amabilidad. ¡Ni hablar! Es tan arrogante, tan presumido y tan orgulloso que dan ganas de vomitar y Lily se niega a aceptar que vaya a pasar las fiestas más importantes del año en su casa. Vale, no puede hacer nada por evitarlo, pero se encargará de dejar bien claro que no va a tolerar el boicot de Malfoy. Es más lista que él y se lo va a demostrar. Va a ganar esa batalla. Aunque Scorpius no sepa aún que están en guerra, ella vencerá.

—Lily. ¿Te pasa algo?

Es Victoire, tan guapa y rubia como siempre. De pequeña, Lily le tenía un pelín de envidia porque es la más hermosa entre todas las primas, pero con la edad ha ido superándolo porque, ante todo, la bruja es muy guay. Reconoce eso sí que estuvo un poco celosa cuando empezó a salir con Teddy porque, ¿quién no querría ser la novia del chico más genial del universo? Teddy es todo lo contrario que Malfoy. ¡Vaya que sí!

—No. ¿Por qué?

—Digamos que tienes esa cara.

—¿Qué cara?

—La que pones justo antes de matar una cucaracha. La cara de psicópata.

Victoire le arranca una carcajada. Lily reconoce que le hacía falta porque cuando está de mal humor se pone roja y jodidamente fea. Pero es que es Malfoy, demonios.

—Ahora en serio, primita —La bruja se sienta a su lado y le pasa una mano por los hombros—. ¿Estás bien?

—Ss… —Está a punto de mentir, pero no puede y se muerde el labio inferior—. No.

—¿Por qué? No habrás sacado malas notas y la tía Ginny te ha echado la bronca.

—¡Qué va! He aprobado todas.

—¿Entonces? No deberías tener esa cara en Navidad. Cuando sonríes estás mucho más guapa.

—Vale —No le queda más remedio que confesar. Si su prima fuera una auror, se le darían genial los interrogatorios—. Scorpius Malfoy va a venir a pasar unos días a La Madriguera.

—¡Ah, así que es eso! Debí suponerlo.

—Es que no sé qué pinta aquí.

—Rose y Albus lo han invitado. Son amigos y Scorpius está pasando por un mal momento.

—¿Y qué? Es un idiota, un prepotente, un chulo, un…

—Vale, Lily. Ya lo he entendido.

—No. Sí conocieras a ese imbécil sabrías de qué estoy hablando.

Victoire alza las cejas y echa una miradita a su alrededor antes de seguir hablando. Parece indecisa, lo cual es muy raro en ella porque la prima es toda una mujer y siempre ha sido muy decidida y valiente. Toda una Weasley y una Gryffindor de pro.

—Quiero hacerte una pregunta y espero que no te lo tomes a mal.

—¿Qué?

—¿A ti te gusta Scorpius?

El horror se hace presente en su rostro justo antes de dar un salto de espanto y encarar a semejante blasfema.

—¡No! ¡Qué asco!

—No me mires así y siéntate. ¡Ven!

Victoire está siendo condescendiente. ¡Con ella! Lily supone que si le hace caso seguramente recibirá un par de buenos consejos, pero está demasiado horrorizada como para seguir escuchando tonterías. Así pues, aprieta los puños y da una patada en el suelo justo antes de salir disparada rumbo a ninguna parte.

—¿Qué os pasa a todos? ¡Estáis locos!

Lily está tan furiosa que no se pone el abrigo antes de salir a la calle. Su prima agita la cabeza y prácticamente ronronea cuando unos brazos masculinos la rodean desde atrás. Reconoce la colonia de Teddy y no tarda en vislumbrar el brillo de su pelo azul eléctrico.

—¿Qué le pasa a la fierecilla?

—No la llames así, hombre.

—Es la verdad. Lily siempre ha tenido mucho genio.

Teddy le da un beso suave y breve en los labios y se sienta a su lado. Tiene toda la pinta de tener ganas de hacerse unos arrumacos, pero tendrá que aguantarse porque a Victoire le daría vergüenza que los abuelos la vieran de esa guisa.

—Me temo que está enamorada.

—¿Enamorada? ¡Pero si es una niña!

—No seas peor que el tío Harry, ¿quieres? Ya tiene quince años y es perfectamente normal que le gusten los chicos.

—Vale —Teddy parece un poco consternado—. ¿Y quién es el afortunado?

—Me temo que eso no te lo puedo decir porque Lily no es consciente de lo que siente.

El chico guarda silencio y finamente la abraza e intenta darle un morreo. Victoire se resiste al principio, pero finalmente baja la guardia un instante porque si no Teddy no se rendirá.

—A las tías a veces no hay quién os entienda.

Victoire se echa a reír y aunque Teddy la distrae durante buena parte del día, no puedo dejar de pensar en Lily y en sus sentimientos. Pobrecita de su prima. Tanto genio y tanta ingenuidad juntas no pueden ser una buena combinación.


14 de Febrero de 2021

Querido Diario:

Me da igual lo que digan los demás: San Valentín no es una cursilada. Vale que hubiera molado mucho más poder ir a Hogsmeade con algún chico, pero visitar el pueblo con las chicas ha sido muy divertido y nos ha gustado un montón la decoración del pueblo y todo lo que han hecho en el castillo.

Ya sabes que ir a Hogsmeade siempre es genial, pero la visita de este año estaba siendo fabulosa. Ni siquiera me importó encontrarme con ese cretino de Malfoy. ¿Sabes que tiene novia? Bueno, igual te lo he dicho un par de veces, pero es que flipo porque ya lleva con ella desde Navidad y es raro que esa clase de chicos se tomen los noviazgos en serio.

La cuestión es que lo hemos visto en el Salón del Té de Madame Pudipie. ¡A Malfoy con Ginger Davis!, la Ravenclaw más tonta que ha estado en Hogwarts, nada más y nada menos. Por lo visto a los chicos le gusta mucho, supongo que porque es rubia y tiene las tetas gordas porque por lo demás es tan sosa que da pena. Apuesto a que deja que Malfoy le meta mano como le venga en gana, porque no me explico qué ha visto en ella, la verdad.

No es que crea que Malfoy se merece algo mejor, porque de hecho también es raro que Ginger se fijara en él con lo feo que es. Además, su padre se está quedando calvo y todos sabemos que la calvicie se hereda. ¿Quién querría estar con un calvo? Bueno, mi abuelo es calvo, pero es que es viejo… ¡Bah! Ya me entiendes.

La cuestión es que Malfoy estaba ridículo, rodeado de tantas cosas horteras y tomando el té con esa tetona descerebrada. Supongo que debía estar pensando en enrollarse con ella porque no paraba de sonreír. Tiene unos dientes muy bonitos. ¡Joder! ¿Qué estoy escribiendo?

Hubiera estado muy guay que terminaran el té tirándose los trastos a la cabeza, pero en vez de eso se han besado. ¡No veas qué asco! Seguro que a Ginger le huele el aliento.

Me voy, Diario. Las chicas y yo vamos a atiborrarnos a dulces hasta la medianoche.

Un beso.


Sólo tres personas son lo suficientemente estúpidas como para estudiar durante las Navidades. James, con esa tontería suya de hacerse pocionista cuando debería ser auror. La prima Molly, obsesionada desde la cuna con la disciplina académica. Y Rose, por supuesto, perfeccionista y empollona como ella sola.

A Lily le cae bien la prima Rose. Tiene un carácter tranquilo y reflexivo que invita a la calma a todos cuanto la rodean y siempre está dispuesta a echarle una mano a todo el mundo. El tío Ron siempre dice que tiene un corazón tan grande que no le cabe en el pecho, igualito al de la tía Hermione, y todos en la familia reconocen que ha heredado de su madre la determinación y las ganas de aprender. Lamentablemente, no es tan brillante como su progenitora y, aunque se esfuerza, nunca ha podido ser la mejor estudiante de su curso. De hecho, se llevó un buen disgusto cuando no fue nombrada Premio Anual.

Lily sabe que la prima Rose se siente bastante frustrada muy a menudo. A su supuesto fracaso escolar hay que añadir que está un poco acomplejada al haber heredado el físico redondeado de la abuela Molly. De hecho, de todas las nietas es la que más se parece a ella. Si fuera un poco más pelirroja y no tuviera los ojos azules de papá, serían casi idénticas. En todo menos en el carácter porque si la abuela es todo nervio, Rose es dulzura.

Pese a que Lily no acostumbra a hacerle reproches, convencida como está de que cualquier palabra subida de tono podría herirla sobremanera, ese día no puede contenerse porque le han jodido las Navidades y necesita desahogarse. Sabe que si le reclama a Albus él no le hará el menor caso, pero su prima le dará una respuesta medianamente razonable.

Rose está sentada en el porche, envuelta en una manta y con una taza de té caliente entre las manos. Ha dejado el libro de Transformaciones sobre la mesa y observa cómo nieva protegida por un suave hechizo calorífico que le recuerda a Lily que ha sido tan estúpida como para salir a la calle sin un abrigo.

—¿Qué haces, Rose? —Pregunta a modo de cortesía, aunque se muere de ganas por ir al grano.

—Estudio.

No le dice que está loca. La mira con los ojos entornados y no puede más.

—¿Es verdad que Albus y tú habéis invitado a Scorpius a pasar la Navidad aquí?

—Sí.

—Pues yo no quiero que venga.

Rose gira la cabeza y la mira fijamente. Lily no espera verla tan enfadada. ¡Si ni siquiera ha subido el tono de voz!

—¿Por qué no maduras de una vez?

—¿Qué?

—Pues que no haces más que repetir que ya no eres una niña, pero te comportas como tal.

Vale. Si la menor de los Potter pensaba que la compañía de su prima serenaría su impetuoso carácter, se hace evidente que estaba muy equivocada porque Rose está consiguiendo, por primera vez en toda su vida, ponerla de mal humor.

—¿Qué tiene eso que ver con Scorpius?

—Todo. No sé por qué le tienes tanta manía porque él no te ha hecho nada. Es un buen tipo y estás empecinada en tratarlo como si siguieras teniendo once años.

—No es de la familia y no lo quiero aquí.

—Es nuestro amigo. Lo está pasando muy mal y Albus y yo queremos ayudarle. Si no entiendes eso, pues peor para ti.

Lily siente cómo le tiembla el labio inferior. Eso sólo le pasa cuando tiene ganas de llorar o está muy enfadada. Ese día de los horrores le ocurre lo segundo.

—¡Va a fastidiar la Navidad!

—No. Tú lo harás si sigues portándote como una niña consentida.

La respuesta de Lily muere entre sus labios porque la puerta del jardín acaba de abrirse. Albus sale al exterior, bien abrigado y sonriente, y su hermana es consciente del calor que tiene en esos momentos pese a las bajas temperaturas.

Todo el mundo está loco menos ella. Odia a todo el mundo porque son un atajo de inútiles.

—Scorpius ya está aquí.

Justo después de que Albus hable, Malfoy aparece. Sonríe el muy cretino, sin duda celebrando que puede fastidiar a la desafortunada Lily Potter.

—¡Scorpius! —Rose se levanta y le da dos besos en las mejillas—. Pensaba que te habías echado para atrás.

—Ojalá lo hubiera hecho —Escupe Lily, logrando que sus tres acompañantes la miren.

—Yo también me alegro de verte, Lily.

—Potter para ti.

Lily siente la imperiosa necesidad de desaparecer. Odia a Malfoy con su pelo despeinado, su túnica verde botella y su jersey gris a juego con los ojos. Tendría que haberse quedado en su casa. Maldito idiota.

Está tan enfadada que ha vuelto a ponerse roja y jodidamente fea. Encuentra a un montón de gente que se ríe y a la que no le importa tener al enemigo viviendo bajo su mismo techo y por un instante quiere maldecirlos a todos para que espabilen. Comprende que lo que realmente necesita es estar un rato a solas, así que sube de dos en dos las escaleras de La Madriguera y se encierra en su cuarto, bloqueando la puerta con magia y todo.

Se arroja sobre la cama y ahoga un grito hundiendo la cabeza en la almohada. No le gusta sentirse así, pero esa situación de mierda la supera y podría tirarse de los pelos de ser necesario.

Y todo por culpa de Scorpius Malfoy.


24 de Diciembre de 2022

Querido Diario:

Antes estaba equivocada. Sí que había alguien capaz de joderme las vacaciones: Malfoy.

Es odioso.


Abandona el dormitorio una hora después, pero sólo porque mamá la amenaza con arrancarle las orejas de cuajo si no deja de comportarse como un ser antisocial. Al menos le queda el consuelo de no encontrarse con Malfoy cuando entra a la cocina dispuesta a ayudar a la abuela Molly a preparar galletas de jengibre. Molly y Dominique también están allí y a Lily le alegra ver a su primo. Desde que se marchó a estudiar canto a Austria apenas se ven y hay que decir que se ha convertido en un chaval muy majo. Y sereno. Está segura de que él jamás la sacaría de quicio como ya había hecho la prima Rose.

—Lily, querida —La abuela Molly le entrega un delantal en cuanto la ve aparecer—. ¿Sabías ya que Dominique va a dar un recital en Viena el día veintiocho de diciembre?

—No. ¡Qué guay, primo!

—Es una buena o… oportunidad —De un tiempo a esta parte, Dominique tartamudea mucho menos—. Estoy un poco nervioso.

—Seguro que lo haces genial —Molly le da un codazo amistoso entre las costillas.

—Eso espero. He ensayado un montón.

—¡Diantres! —La abuela gira sobre sí misma, exaltada—. Tengo que ir a por… ¡Hum! Sí, a por un poco de esto y… ¡Ahora vengo, niños! Seguid amasando.

Ninguno de los tres chicos tiene la menor idea de lo que le pasa, pero no hacen preguntas mientras la mujer abandona la cocina precipitadamente. Lily empieza a sentirse mucho más calmada que un rato antes y se dice que Molly y Dominique son muy buena compañía. Seguro que no traen invitados indeseables ni le preguntan tonterías.

—¿Sabías, prima, que Dominique aquí donde lo ves, tan modosito él, se ha echado novia?

—¡Molly!

La aludida se ríe con malicia, sin importarle ni un ápice que el muchacho se haya puesto más rojo que la grana. ¡Pobre Dominique! Siempre tan reservado y vergonzoso.

—¿Qué? ¿Acaso no es verdad?

—No hace falta que… que se lo digas a… todo el mundo.

—Lily no es todo el mundo. Y nos guardará el secreto. ¿Verdad que sí?

—Sólo si me decís quién es la afortunada.

—¡Pero si no la conoces! —Protesta Dominique.

—Se llama Katrina y es una bailarina rusa guapísima.

—Seguro que es una chica genial —Lily procura sonar dulce y su primo deja de estar tan colorado. Molly, que seguía riéndose, se queda seria de repente, con los ojos fijos en la ventana—. ¡Joder! Por lo visto no eres el único que ha encontrado a su media naranja, primo.

—¿Por qué?

—Mira a Rose.

Algo le dice a Lily que se quede donde está, pero no puede resistirse a la tentación. Deja el recipiente repleto de claras de huevo sobre la mesa y se da media vuelta para mirar por la ventana y allí están aquellos dos, besándose como si no hubiera un mañana.

A Lily le sorprende sentir cómo el corazón se le rompe en mil pedazos porque en teoría no soporta a ese cretino, pero se acaba de dar cuenta de que Victoire tenía razón.

Scorpius Malfoy le gusta. Scorpius Malfoy está besando a Rose. Nada tiene sentido.