Familia (Parte 1)
Era verano en el tranquilo pueblo de Karakura, el mes de Julio transcurría con tranquilidad aquel año, muchas parejas, familias y grupos de amigos disfrutaban de salir a los parques cercanos, caminar por la zona urbana o salir de paseo a las zonas colindantes a Karakura… Un hombre alto, de cabello castaño y piel clara, caminaba tranquilamente por el parque central de Karakura, acompañado de su pequeño y peludo amigo, Gorou; aquel hombre era Sajin Komamura, un shinigami que había comenzado su vida en el mundo material, viviendo al lado de un humano al que le salvo la vida, y que después de pasar por muchas situaciones, ambos eran pareja. Aunque acostumbrarse a la vida en Karakura no fue sencillo en un inicio para Sajin, ya que deseaba pasar desapercibido en un principio, pues aún no se acostumbraba a la apariencia humana que tenía, y seguía pensando que aún vivía bajo la forma animal con la que había vivido largo tiempo; pero pasar desapercibido no le funcionó, ya que los vecinos del lugar se dieron cuenta de su presencia rápidamente, atrayendo su atención por su largo cabello, su estatura y sus ojos que eran de un color lobuno. Pero también, los vecinos se ganaron la confianza de Komamura, al ver que él era alguien respetuoso, atento, amable y que siempre ayudaba a los que lo necesitaran; aunque algunos encontraron un poco raro, que de repente Komamura preguntase por cosas que para los demás eran cotidianas. Y no faltaron algunos curiosos que quisieron saber qué tipo de relación llevaban Sajin y Akio, ya que ambos no eran muy discretos en las noches en que se entregaban a su amor… Pero Komamura se esforzaba en aprender del mundo material para vivir con tranquilidad en él, además, sabía que Akio también daba su máximo esfuerzo para aprender todo lo relacionado a ser un shinigami, casi todas las noches, Akio y Komamura salían como shinigamis a los alrededores de Karakura para entrenar en la técnica de la espada, y el arte de los kidos; Komamura estaba sorprendido la rapidez con la que Akio dominaba su reiatsu.
Antes de encontrarse paseando con Gorou, Sajin había acompañado a Akio al centro comercial donde éste trabajaba, ya que, por fin, el joven humano podía dedicarse de tiempo completo a ser escritor, después de que, días antes, había recibido una llamada de la editorial que lo publicaba, por lo que Akio había decidido que por fin renunciaría a su trabajo en el centro comercial; mientras esperaba a que su joven pareja terminara sus asuntos, Sajin había llevado a Gorou de paseo por los alrededores.
- Ya han pasado dos horas ¿Crees que Akio habrá terminado con todo?
Komamura miraba la pantalla del celular que Akio le había regalado, aunque había que decir que Sajin no se acostumbraba a aquel aparato, pero no negaba que era útil. Gorou ladró emocionado y comenzó a jalarse de la correa, indicando que quería ir a donde el joven Akio.
- Si Akio ha terminado, aun nos dará tiempo para poder ir a comer.
… Akio terminaba de firmar sus papeles de renuncia y también de recoger su ultimo cheque del pago; el joven hubiera terminado antes de arreglar aquello, pero había querido pasar un tiempo más con sus compañeros y amigos, pues no olvidaba lo mucho que le habían ayudado al comenzar su vida en Karakura.
Todos le habían deseado lo mejor, y todos, incluido su jefe, esperaban que Akio siguiera creciendo como escritor.
Al salir del centro comercial, Akio miró con alegría que Sajin y Gorou llegaban justo a tiempo para recibirlo.
- ¿todo salió bien? – Preguntó Komamura.
- Si Sajin, ya quedo todo arreglado. Aunque ¿Sabes? Sentiré raro ya no tener que venir a trabajar en las tardes-noches.
- Pero este cambio es para algo mejor – Repuso Komamura, dándole un rápido beso en la frente a su amado.
Ambos caminaron alegremente hasta un pequeño restaurante de Yakiniku que había en la zona, y que, para suerte de ellos, aceptaba mascotas. La pareja escogió una mesa algo distanciados de los demás clientes, ordenaron una orden grande de carne para asar, así como algo de ensalada y arroz.
- Habrá que comer bien para tener energía esta noche.
- ¿Entrenaremos de nuevo? – Preguntó Akio – ya van muchas noches que nos la pasamos entrenando.
- No te quejabas esta mañana – Repuso Komamura, con un tono burlón – Te despertaste con mucha energía.
Akio se sonrojo en ese momento.
- Bueno, tú no te levantaste de forma muy tranquila que digamos tampoco.
Komamura solo sonrió, pero también se sonrojó un poco.
- Por cierto ¿Cómo empezaste a trabajar en el centro comercial? – Preguntó repentinamente Komamura.
- Después de que hui de mi casa, comencé de ayudante en una pequeña tienda de la zona, el dueño era ya algo mayor pero respetuoso, aunque exigente en cuanto a la limpieza, lamentablemente solo podía estar medio tiempo en el lugar por lo que no me pagaban mucho. Pero dos meses después vi el anuncio de tiempo completo para el centro comercial, así que ahí fue cuando decidí cambiar de lugar de trabajo – Terminó de relatar Akio.
A Sajin le gustaba escuchar las historias de la vida de Akio, con eso lo iba conociendo más y más, claro que él también compartía lo que había vivido con el joven, pero siempre compartían de poco en poco.
Al terminar de comer, la pareja se dirigió a la estación del tren más cercana, Sajin usó el arte de su kido para llevar a Gorou sin que la gente lo pudiese ver, y así abordar el tren con su pequeño amigo. El trayecto hasta la editorial fue rápido y sin contratiempos. Komamura había deshecho el kido de Gorou, para que éste fuera caminando desde la estación del tren hasta la editorial; como no era la primera vez que Akio y Komamura llevaban a su pequeño amigo, por lo que les daban permiso de que el perrito jugara en los jardines del lugar… Al principio, Sajin y Akio estaban un poco nerviosos, pero sus nervios se calmaron cuando el editor que supervisaba el libro de Akio, le informó con gusto, que, gracias a que el libro "La vida como un dragón" empezaba a ganar fama; Akio sería presentado oficialmente como escritor del año en la convención de literatura que se llevaría a cabo en Sapporo, en la región de Hokkaido, pero no solo eso, como Komamura había sido quien había dibujado la portada que llevaba el libro, le pidieron que ayudase a ilustrar a los demás personajes del libro, así como algunas escenas que fueran las más importantes de la historia. Tanto Akio como Komamura, pasaron una hora y media hablando sobre el evento, así como de algunos bocetos de los personajes, cuando la pareja salió del lugar, estaba atardeciendo… El viaje en el tren de regreso fue más tranquilo, Gorou iba bajo el efecto del kido de nuevo, dormía en las piernas de Komamura, otro que decidió tomar una pequeña siesta, fue Akio, quien se había recargado en Komamura. Sajin al verle, le rodeó con su brazo y le alborotó el cabello al joven.
Akio abrió los ojos, no se encontraba en el tren, Sajin y Gorou tampoco estaban; se encontraba en lo que parecía una extensa y verde pradera, no muy lejos, se veía un bosque frondoso. El joven no se sorprendió, no era la primera vez que se encontraba en aquel lugar, era la representación de su mundo interior, al menos así lo había explicado Sajin, la primera vez que Akio compartió su experiencia con él.
- Ojalá, esta vez pueda ver a mi zampakutou – Akio comenzó a caminar por aquella pradera.
El viento soplaba suavemente, conforme Akio se acercaba a la orilla del bosque comenzaba a escuchar lo que parecía alguien caminando por el lugar, aparte de él.
- ¡¿Quién está ahí?! – Akio gritó, pero no hubo respuesta.
Todo quedo en silencio repentinamente. Akio se adentró en lo que era el bosque, no tardó mucho hasta que el joven vislumbro un claro, donde había una piedra, y sobre ella, una criatura que parecía un tigre, pero era el tigre más extraño que Akio hubiese visto, el pelaje era azulado oscuro, pero se notaban las rayas del tigre, sobre su cabeza, crecían un par de cuernos, no muy largos ni ostentosos, y sus patas, eran como las pesuñas de un alce.
Aquella criatura, como estaba acostada, se levantó, sacudiéndose pesadamente, miró de inmediato hacia donde estaba Akio.
- Por fin, ya era hora de que nos viéramos de frente ¿No te parece? – La voz de aquel ser era suave y profunda.
- ¿Tu eres…?
Antes de que Akio pudiese hablar con aquel extraño ser, todo se puso oscuro.
Akio abría los ojos perezosamente, inmediatamente se dio cuenta de que Komamura lo llevaba cargando en su espalda, había anochecido por completo y estaban cerca de llegar a su departamento.
- Parece que dormiste bien, ¿Algún sueño interesante? – Preguntó Komamura.
- Perdón, no esperaba dormirme ahorita – Se disculpó Akio – Pero creo que ya estoy por conocer el nombre de mi zampakutou.
- ¡Vaya! Mi pequeño Akio sí que está creciendo bastante rápido – Komamura sonó sorprendido, pero a la vez orgulloso.
- Bueno, es que eh tenido un gran maestro.
Sajin continuó caminando, con Gorou a su lado y cargando a Akio. Al llegar al departamento, Akio se bajó de la espalda de Sajin, el shinigami se dirigió a cocinar una cena rápida para todos, mientras, Akio se dirigió al altar donde guardaba la foto de su madre; mientras Sajin cocinaba, escuchaba como el joven relataba lo bien que le había ido aquel día.
Gorou, Akio y Sajin cenaron tranquilamente, al terminar con la cena, Gorou se dispuso a dormir con calma en su cama; Akio y Sajin tomaron una rápida ducha para refrescarse, ya en la habitación que compartían, se desvistieron, colocándose la ropa de dormir, aunque realmente no iban a dormir en ese momento.
- ¿Listo para ir a entrenar?
- Sabes que siempre estoy listo.
En el instante que ambos iban a desprenderse de su cuerpo material, para hacerse shinigamis, ambos oyeron el timbre de la entrada. Aquello les extrañó un poco a ambos, pues al mirar el reloj de la mesita de noche, se dieron cuenta que ya era algo tarde como para que recibieran visitas.
El timbre volvió a sonar y esta vez, tocaron la puerta con algo de fuerza e insistencia; Akio y Sajin se dirigieron a la puerta, cuando el joven se fijó por el ojo mágico de la puerta, se semblante palideció un poco; Sajin estuvo a punto de preguntar qué pasaba, pero en ese instante, Akio abrió la puerta… Dos mujeres, ambas casi de la misma estatura, pero de diferente edad, estaban en la entrada con un semblante serio, ambas vestían de traje, e iban muy bien peinadas para ser de noche; Sajin se percató que el aroma humano que desprendían aquellas personas era similar al de su Akio.
- Hermanas… – Akio estaba serio – ¿Qué hacen aquí?
- Vaya, se ve que no has cambiado mucho, ¿podemos pasar?
Akio y Sajin despejaron la entrada, las hermanas de Akio entraron en el departamento, Gorou se había despertado y no tardó en acercarse a las recién llegadas quienes no se molestaron por la curiosidad que mostraba el can. Akio aún estaba nervioso por aquella repentina llegada de sus familiares.
- ¿Vas a presentarnos? – Una de las hermanas de Akio habló. Mirando a Sajin, quien estaba al lado de Akio.
- Si, perdónenme… Sajin, te presentó a mis hermanas mayores, Kuniko y Tetsuko… Kuniko, Tetsuko, les presentó a Sajin Komamura, él es mi pareja…
Kuniko y Tetsuko mostraron sorpresa ante lo último que había dicho su hermano, pero mostraron cortesía saludando con una inclinación, a la que Sajin respondió de igual manera muy cortes. Kuniko era de rostro alargado y test más clara, su cabello era completamente negro, Tetsuko por su parte, era de rostro ovalado más llenito, y un test algo acanelado.
- Traeré un poco de té – Dijo Komamura, mientras las invitadas tomaban asiento en el sofá. Akio aún permanecía de pie.
- Se ve que te ha ido bien – Dijo de repente Tetsuko – Ya pareja de alguien, ¿Quién lo diría?, y aparte, ya eres escritor ¿no?
Komamura llegó en ese momento con una jarra de té y algunas tazas, también sirvió un poco de un pay de queso con fresas que él y Akio habían hecho un par de días atrás.
- Muchas gracias – Repusieron Kuniko y Tetsuko al mismo tiempo que Sajin servía el té.
- Cuéntanos, ¿Cómo se conocieron? – Preguntó de repente Kuniko.
- Bueno, me pasaron muchas cosas el año pasado – Repuso Akio – Sajin me salvó un día de un accidente que tuve al salir del trabajo… Después nos encontramos más seguido, comenzamos a salir y al final comenzamos a vivir juntos desde que inició el año.
Kuniko y Tetsuko miraron a su hermano y a Sajin con una mirada analítica y penetrante, Akio comenzó a sentirse muy incómodo, ya que esa mirada le recordaba a su padre. Sajin se dio cuenta de la situación y con una sonrisa amable comenzó a hablar.
- ¿Podemos saber el motivo de su visita? La verdad, nos sorprendió que vinieran a una hora, algo tarde.
- De hecho, habíamos venido antes, pero nos informaron que no se encontraban – Repuso Tetsuko – Pero por lo que hemos venido es algo importante… Akio, padre quiere verte, está internado en el hospital… Él acaba de sufrir una falla renal hace unos días, no se está recuperado como quisiera y, de hecho, él siente que esta por partir…
Tetsuko calló en aquel instante, no tenía que decir más como para entender que era lo que quería decir; Akio bajo la mirada, no esperaba recibir una noticia así.
En aquel instante, Kuniko prosiguió.
- Akio, no pienses que solo padre quiere verte como para aliviar alguna culpa ahora que está en este estado… Él te extraña, desde que te fuiste, se volvió aislado, hablaba o salía muy poco, inclusive dejó de reunirse con sus compañeros de la oficina. Inclusive desde que nuestra madre murió… Él y nosotras esperábamos verte…
- Bueno, es cierto que nunca fui a verla cuando ustedes me llamaron, ni cuando falleció – Akio habló de repente – Y no fue porque no quisiera, fue porque el recuerdo de cuando me fui de casa no deja de hacérseme presente, lo que me dijo aquel sujeto, todo lo que le creí que dijo que yo era… Ustedes deberían recordarlo también, según él, yo solo era un inútil soñador que solo quería seguir una profesión para muertos de hambre ¿no?
- ¡Akio, por favor! ¡Él está reconociendo que hizo mal! – Tetsuko se había puesto de pie – ¡Es nuestro padre!
- ¿Nuestro? – Akio se rio con son de burla – Sera el padre de ustedes, porque yo… Yo no sé si realmente tengo padre… Lamentó que hayan venido hasta aquí.
Tanto Kuniko y Tetsuko se levantaron sin decir más. Sajin, de manera muy cortes, acompañó a ambas a la entrada para despedirlas, Akio levantó todos los platos y tazas para llevarlos al fregadero. Cuando escuchó que la puerta de la entrada se había cerrado, se dirigió a la habitación, entrando a su forma shinigami de inmediato; Komamura lo miraba.
- Será mejor que nos demos prisa, aún tenemos que entrenar – Dijo Akio al ver que Sajin solo lo miraba.
Sajin entró también a su forma shinigami; ambos abandonaron el departamento, la noche parecía tranquila, Sajin y Akio se encargaron de algunas almas que rondaban por el lugar, dándoles el llamado "entierro del alma", con ello los espíritus cruzaban a la sociedad de almas sin problemas y evitaban ser devorados por algún hollow; pero justo al acabar con ello, ambos comenzaron a pelear con sus zampakutous, aunque Akio se estaba esforzando, Sajin se percató que el joven estaba demasiado distraído, supuso de inmediato que Akio se encontraba en conflicto por la repentina visita de sus hermanas y lo que les habían notificado… Ambos regresaron a su departamento casi al amanecer, una vez que estuvieron recostados, Sajin abrazaba a Akio.
- ¿Estas bien? – Preguntó de repente Komamura.
- Si, el entrenamiento no estuvo tan pesado como creí.
- No me refiero a eso.
Akio guardó silencio, esperaba que Sajin no tocara ese tema, no aun al menos.
- Cuando quieras hablar sobre ello, sabes que puedes decírmelo sin miedo – Repuso Sajin al silencio de Akio.
Akio se acurrucó en Sajin, quien lo abrazó aún más. Sajin se fue quedando lentamente dormido; pero Akio, el no lograba conciliar por completo el sueño.
…
