Hola guapas y guapos, gracias por entrar aquí; hoy les traigo un pequeño one shot, idea loca que llegó a mi mente hace una semana atrás, y que al final decidí desarrollar. Espero que les guste.
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Como siempre agradezco a todas las personas que leen mis historias y dejan reviews, a las que marcan mis historias o a mí como favorita y/o siguiendo, y a las que simplemente leen. Para todos ustedes, gracias totales, me inspiran de cierto modo a continuar.
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One shot dedicado a todas las lindas personas que me dejaron un review en mi última actualización: andreina. salomon, Velmon, Roronoa Saki, MarFer Hatake, Lirio-Shikatema y Yi Jie-san. Muchas gracias por comentar, les mando un gran beso.
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Disclaimer: Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia es mía y la publico sin ánimos de lucro.
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Entender a una mujer problemática… Imposible
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La miré pecaminosamente de pies a cabeza y le sonreí.
—No me mires así, Shikamaru —espetó incómoda mi mujer, mirándome de reojo, a su vez que acarreaba unas bolsas que en la tarde había dejado en la entrada de la habitación.
—¿Así cómo, mujer? —inquirí, sabiendo muy bien que esa pregunta la iba a incomodar.
Sus mejillas se tiñeron de color carmín.
—Como si… como si fuera un pedazo de carne que sólo quieres engullir —acotó mirando para cualquier parte, y enseguida se volteó para guardar las bolsas dentro del armario.
A mí me pareció adorable su reacción.
—Pero, mujer, como quieres que no te mire así, si caminas de un lado a otro con ese pijama que deja muy poco a la imaginación —hablé sin filtro, captando completamente su atención.
Ella giró sobre sus talones, y me regaló una bella sonrisa.
—Es lindo ¿cierto? —acotó haciendo un intento de modelar su diminuta prenda, pese a que el rubor aún adornaba sus mejillas.
La admiré fascinado, sin embargo, mi lado animal habló por mí.
—Digamos que… cumple con el objetivo de «calentar». —recalqué la última palabra, sonriendo lascivamente al final.
Ella frunció el entrecejo y me miró desaprobatoriamente.
—Shikamaru, no seas tan básico, me esmeré mucho en escoger tanto lencería como ropa de dormir bonita para que tú me digas sólo eso.
—Mujer, sólo estoy siendo sincero —me defendí con el primer argumento lógico que encontré—. El objetivo de ese trozo de tela es sólo deleitar mis sentidos. Ustedes, las mujeres lo tienen muy claro, por eso escogen esas diminutas prendas con el fin de encender nuestra libido.
El sonrojo de mi mujer aumentó, supongo que fue debido a que me encontró la razón.
—Temari, por qué mejor no vienes a dormir —dulcifiqué mi voz. No tenía intenciones de discutir con ella, ya que sólo hace cuatro días nos habíamos casados, y aún estábamos disfrutando nuestro viaje de luna de miel.
—¿A dormir?, eso es lo que menos quieres hacer tú —acotó con sorna, mi problemática.
Yo simplemente le sonreí de medio lado.
—Me expresé mal, mujer, sólo ven acostarte —golpeé un par de veces la cama con la palma de mi mano, cosa que a ella le causó gracia.
Ella se acercó lentamente y se metió entre las cobijas, sin embargo, mantuvo la distancia, quedando al otro extremo de la cama.
Cruzó los brazos.
—¿Estás enojada conmigo? —pregunté curioso, no podía molestase por algo tan simple como un cruce de palabras ¿o sí?
—Sólo estoy algo molesta —acotó mirando al techo.
Su actitud me dejó entrever que más que molesta estaba algo... ¿sentida?, pero… ¿qué cosa tan terrible pude haber dicho para que se sintiera?
Comencé a analizar cada una de las palabras que expuse en los últimos cinco minutos. Pueda que sea un genio para ciertas cosas, pero saber que fue exactamente lo que la puso así es... complejo.
—Mendokusai.
Dejé de observar su bello perfil, y bajé lentamente mi mirada por su pijama hasta llegar a su cintura, ya que el resto estaba cubierto con la sábana.
Chasqueé la lengua.
—Es una tontera, no pudo haberse sentido por eso, pero… pero quien entiende a las mujeres —pensé sin dejar de mirarla. — Los otros días nunca se molestó cuando… —me detuve en seco —, nunca se molestó porque no se dio la ocasión.
Carraspeé para aclarar mi garganta.
—Temari —susurré acercándome hasta ella. Coloqué mi mano derecha en la parte superior de su brazo, y apoyé mi cabeza en su hombro—. Sé que a veces digo cosas sin pensar, pero mi capacidad de raciocinio se detiene cuando estoy junto a ti, sobre todo si estás vestida con esa prenda tan diminuta que resalta toda tu figura.
Sentí su mirada aguamarina sobre mí.
Me separé de ella y me senté en la cama para jalar hacia atrás la sábana que cubría su curvilíneo cuerpo.
—Te ves muy hermosa, mujer —musité ascendiendo mi mirada desde la punta de sus pies hasta llegar a su bello rostro.
Me regaló una hermosa sonrisa, adornada de un leve rubor en sus mejillas.
—No me equivoqué era eso —pensé mientras le sonreí como idiota, pero no podía sonreírle de otra forma, ya que siempre al admirarla terminaba completamente embobado—, sólo quería que apreciara su pijama y que la piropeara, pero… ella sabe que yo la encuentro hermosa con lo que se ponga, aunque los otros días tampoco mostró interés en querer mostrarme ni una prenda. Bueno, quién entiende a las mujeres.
—¿Te gusta? —inquirió coqueta, mirando y tocando la tela que la cubría. A los pocos segundos, alzó el rostro, su sonrojo aún se mantenía.
—Me encanta, mujer, te ves deliciosa —no pude evitar decir eso, ya que la lascivia me salía por los poros, sin embargo, ella no lo tomó mal.
—Traje varios pijamas de este estilo —espetó con algo de vergüenza—. Las chicas me ayudaron a escogerlos, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad de estrenar ninguno.
Imposible que lo hiciera, si cada vez que llegábamos a nuestra habitación, nunca dejé que se cambiase la ropa. Mi ansiedad por quitársela era mucho más grande.
—Pues desde hoy comenzarás a usarlos, para así darte el visto bueno —susurré acercándome más a ella.
Deslicé mi mano derecha sobre la tela que cubría su curvilíneo cuerpo, comenzando desde sus senos hasta llegar a sus muslos.
Introduje mi mano debajo de su prenda, y con delicadeza acaricié su ingle.
—Shikamaru, hoy cambiarás la táctica, la atacarás lentamente y con ternura, ya que te ha mostrado esa faceta vergonzosa que tanto te gusta —pensé, mientras la miraba con deseo—. No debes actuar como un bruto toda la vida, demuéstrale que no eres tan básico.
—Me gusta la idea —acotó sonriente, y luego se mordió el labio inferior.
Ese simple gesto encendió mi libido a mil, sin embargo, me pude controlar.
Me abalancé sobre ella con sutileza, muy al contrario de los otros días, donde me lanzaba como lobo hambriento a comer su presa. Atrapé su boca suavemente, y lentamente la besé.
Ella respondió mi beso con calma, sin embargo, a los pocos segundos, ese ritmo la desesperó.
La ansiedad apareció.
Comenzó a besarme con desesperación, como si de eso dependiera su vida. Yo le respondí con la misma pasión, aunque no entendía el porqué de tan repentino cambio, por lo que no intenté hacer ni un movimiento más.
Gran error.
De un momento a otro, ella me giró bruscamente quedando sentada sobre mí como hembra dominante.
—Se supone que mi pijama te calienta, ¿entonces por qué de repente actúas con tanta sutileza?
Sus palabras me dejaron de una pieza.
—No te entiendo, mujer, te juro que trato de entenderte, pero no puedo —espeté tratando abrir mi mente para comprender lo incomprensible. —No sé lo que quieres; primero me das a entender una cosa, pero luego resulta que es lo contrario. Explícate.
Ella se ofuscó y frunció el ceño.
—No quiero que me entiendas, Shikamaru, sólo quiero… sólo quiero que me ames como siempre —gran revelación, abrí mis ojos como plato. Ella prosiguió—. Medio bruto, desaforado, sin tacto, apasion…
No la dejé terminar de hablar, ¿para qué?, simplemente la jalé hacia mí y la besé con arrebato, para luego girar su cuerpo y quedar encima de ella.
—No tendré compasión de ti, mujer, aunque ruegues y chilles que te deje tranquila —sentencié en un tono pecaminoso, logrando que sus ojos brillaran expectantes.
Me sonrió con lascivia.
Era más fácil hacer lo que ella me pedía a gritos, que entender el porqué, hace un rato atrás, me recriminó y se molestó conmigo. Por eso dicen que a las mujeres hay que quererlas, no entenderlas.
—Kamisama, entender a una mujer problemática… Imposible.
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FIN
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Gracias por leer, espero que les haya gustado.
Cualquier cosa que quieran decirme, pueden hacerlo a través de un review, me encanta leerlos y responderlos. Recuerden que los reviews siempre motivan al escritor (yo los amo).
Más rato responderé los reviews pendientes, disculpen la demora.
Disculpen también las posibles faltas de ortografías, apenas tenga tiempo las corregiré.
Se acaba el mes y no he hecho nada de lo que prometí jajajaja. Me esmeraré para terminar el capítulo final de Problemática Rivalidad Profesional. Las otras actualizaciones quedarán para el mes de Abril.
Que tengan un buen inicio de semana. Les mando un fuerte abrazo.
