Sirius y Narcisa jamás fueron los primos más unidos del mundo, pero ellos simplemente no podían apartar sus manos el uno del otro ni evitar esos roces no tan infantiles en las cenas familiares.

Pareja: Sirius Black y Narcisa Black

Este fic participa en el Reto #29 de 'Llega el Kinktober' del foro 'Hogwarts A través de los Años'

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Sirius siempre había sentido algo por Narcissa, aunque nunca supo ponerle un nombre exacto al sentimiento.

Cuando eran niños él sólo podía pensar en molestar a su prima, ella era tan adorable cuando se enojaba con él y empezaba con su berrinche por que Sirius había jalado sus trenzas, por qué Sirius había dañado sus muñecas, porque había jalado su falda y la había hecho caer, etc... Conforme crecieron Sirius dejó de jalar sus coletas para empezar a tocar su espalda de formas provocativas, hacer comentarios fogosos sobre ella y ser demasiado cariñoso con su prima.

Narcissa se molestaba con él, claro que lo hacía, ella siempre hacía una pataleta cuando Sirius la molestaba y con el paso del tiempo hacía un pataleta porque él no bajaba más su mano, porque él no le prestaba atención y finalmente porque siempre se desviaba a su mejilla cuando el beso claramente debió haber sido en sus labios.

Ellos eran extraños, no podían tener conversaciones civilizadas y ni siquiera compartían gustos similares pero ambos no podían evitar mirarse más de la cuenta, ni escabullirse en medio de las reuniones familiares a la habitación de Sirius. Él no podía evitar arrancar la ropa de su prima favorita apenas entraba a la habitación y ella no podía evitar colar sus manos bajo la camiseta del chico, el besaba su cuello, sus pechos y siempre se detenía en su vientre.

Ella no podía evitar colar sus manos en la camisa de él, luego llevarlas hasta límite de los pantalones y jugar con la siempre presente erección de su primo sobre la tela.

Ellos jamás habían pasado esos límites.

Al menos no hasta aquella noche donde él había decidido irse y ella fue comprometida con Lucius Malfoy.

Sirius no aguantaría un segundo más en aquella casa siquiera por ella, fue lo primero que noto Narcissa después del anuncio de su madre sobre su compromiso con Malfoy. Ella no conoció bien al chico, había ido dos años arriba que ella en Hogwarts y nunca fue santo se su devoción, ella siempre tuvo la pequeña esperanza de que como sus tíos a ella la decidieran comprometer con alguno de sus primos.

Cuando su madre lo había dicho Sirius la había vuelto a mirar sorprendido y dolido, luego la conversación había empezado a tornarse incómoda para ella pues sus padres querían saber todo sobre la guerra y Bellatrix con gusto hablaba de sus hazañas en las filas del Lord, miro a Sirius y no pudo evitar notar cómo el parecía querer salir corriendo, cosa que hizo apenas tuvo oportunidad, ella se quedó un tiempo más por las apariencias, y cuando por fin escapó de su hermana mayor subió las escaleras a la habitación de su primo.

Cuando entró lo primero que vio fue a Sirius empacando sus pertenencias, tirando todo al baúl cómo si el mundo se fuese a acabar.

–Tu habitación tiene demasiado rojo, ¿como logras siquiera dormir con tal color predominando? – lo único que pudo decir fue aquello.

–El rojo es un buen color Cissy, siempre le da un mejor ambiente a las cosas –. La respuesta fue automática, él siempre fue así, capaz de contestar al segundo con un comentario que la haciendo sonreír – ¿Sabes? Guarde la estúpida esperanza de que nos comprometieran, con Andy repudiada y Bella con el loco Lestrange llegue a pensar en un 'nosotros', ¿estúpido verdad?

Ella quiso decirle que guardaba la misma esperanza que él, si bien no se podrían soportar mucho tiempo sentían algo el uno por el otro y eso bastaba, pero no pudo responder porque él se tiro hacia ella para besarla cómo nunca antes lo había hecho, y como nunca lo volvería a hacer.

Siempre habían puesto algunos límites, ellos empezaron cuando Sirius tenía catorce y ella dieciséis, al principio solo eran besos y toques, luego procedieron a ponerse creativos y usar la boca para más que besarse, más nunca pudieron romper esa última barrera entre ellos. Ninguno era virgen por lo cuál con una facilidad absurda Sirius había logrado subirla en la cómoda de la habitación mientras la larga túnica ascendía por sus piernas, ella había roto la camisa de él segundos después de empezado el beso para explorar la piel morena del chico.

Cuando la falda estuvo totalmente arriba él se separo para mirarla a la cara.

–¿Porque Malfoy, Cissy?

En los ojos grises se puede ver tristeza y dolor, son los ojos de alguien que ha perdido algo.

–Ni siquiera sabía que era mi prometido hasta que madre lo anunció en la cena

Los ojos azules de ella se muestran tan inseguros y atemorizados, los ojos de alguien que no sabe que sigue en su vida.

Y cuando las miradas chocan entre ellas, se dan cuenta de que ese algo era más grande de lo que querían admitir. Ellos siempre se habían atraído como un par de imanes desde niños, cuando estaban en la misma habitación solo eran ellos dos y nadie más, al principio solo se podían molestar entre ellos pero luego había nacido algo más. De adolescentes se sedujeron hasta que perdieron el control de todo aquello y no pudieron dar vuelta atrás.

La chispa entre ellos había nacido de la atracción que sentían, del amor a lo prohibido y lo incorrecto.

Él entra en ella de un golpe no es lindo ni suave, puede notar el dolor en él, ella tampoco es gentil muerde su hombro y clava sus uñas en la espalda del chico, cuando terminan se toman un tiempo y lo vuelven a hacer, esta vez tan suave y lento que tienen tiempo para mirarse a los ojos y dejar escapar todas sus emociones por ellos cuando terminan solo pueden permanecer quietos, abrazados el uno al otro sin querer salir de aquella fantasía que se han montado en la habitación al fondo del pasillo de la casa de los Black.

Aquella noche después de desatar aquella pasión que guardaban desde hace años, se miraron por última vez tratando de guardar aquel momento en sus memorias para siempre.

–El rojo es un buen color.

–Yo diría que es el nuestro Cissy ya sabes, pasión, atracción y– titubea mientras piensa si debe decirlo. – amor.

Un último beso y ella sale de la habitación sin decir nada, Sirius solo puede sentirse patético y tan estúpido, y mientras acomoda su ropa en el baúl no puede evitar el dolor que a cada segundo crece en su pecho.

Narcissa baja la escalera de forma lenta sin evitar preguntarse si hacia lo correcto en dejar a Sirius, porque después de aquello ya no sólo era algo.

Horas después Sirius fue quemado del árbol familiar de los Black y declarado un traidor a la sangre.

Años después cuando él volvió a la habitación que lo vio crecer no pudo evitar llorar al recordar su juventud, y aún más al notar aquel listón rojo en el suelo de su prima favorita. Ese algo seguía sin nombre.

Mira la tumba del hombre al que amo durante casi toda su vida y no puede evitar que las lágrimas caigan. Ella está vestida de rojo, su cabello cae suelto en su espalda y sus ojos azules son los de una persona desolada.

Casi treinta años y ella aún sueña con aquella noche, aún imagina cómo podría haber sido su vida si le hubiese dicho que el rojo era su color y que ella aceptaba cada definición del mismo. Porqué tal vez para él aquel algo nunca tuvo nombre, pero para ella ese algo fue el amor de su vida.

Ella había sido capaz de poner nombre al sentimiento tal vez demasiado tarde.

Dejando aquellas lindas rosas rojas en la tumba, Narcissa Malfoy se alejó en aquella túnica roja del cementerio donde descansaba Sirius Black.

Se supone esto iba de pasión, pero creo que no me salió :(

¡Espero les guste! Es la primera vez que hago algo así, soy realmente mala en esto de los one-shot :(

Al principio quise centrarme en la pasión y atracción del rojo (cómo se nota al principio) y luego me fui por el amor porque simplemente me va más eso, aún así espero que esto sirva para el esto, si no me tiro de un quinto piso (mentira)