Suspiros Celestiales, a NG Evangelion fanfiction

Disclaimer: Ni Neo Genesis Evnagelion, ni sus personajes me pertenecen, el unico fin de este escrito es entretener al lector o lectora.

Aleksast: 2010

Kaworu Nagisa & Shinji Ikari

Clasif: +16, Yaoi, Shounen Ai y Hurt/Comfort

1.- ¿Puedo acercarme a ti?

Shinji, el ser más enigmático que haya conocido en los pocos días que llevo aquí en Tokio 3. Timido, Temeroso, muy Tolerante, y a veces Tiernamente Tonto. Habían acabado con el decimosexto angel y los humanos vivían a la vispera de la llegada del numero diecisiete. Yo llegué con la puerta de SEELE y siendo un extraño en NERV, al no tener precedentes en el historial, me parecía razonable, no justo, el que medio mundo me viera como si fuere un bicho raro. Sé vivir con ello... Shinji, ese niño con tantas cualidades y complejo de sufrimiento emocional, había desistido a la tutoría de la señorita Katsuragi, y recuerdo esa vez que estaba en el pasillo tras las puertas de la lanzadera.

- Shinji amigo, ¿aguardabas aquí por mi? - pregunté distrayendolo de su habitual proceder de oir musica y tener una mirada baja.

- Kaworu... no, yo... estaba por ir a darme un baño, siempre me doy una ducha después de las pruebas – mencionó el pelinegro.

Sí, ese fue el primer contacto con el niño de Gendo Ikari... siento que pasé más allá de lo que tenía comprendido como amor... ese día dije las cosas pensando en algo más superfluo y no tan denso como es el amor, cosa que sentiría días después de que nos fueramos a vivir a mi morada... esta es mi historia.

Era tarde en Tokio 3, Shinji y yo veníamos de hacer las pruebas de sincronizacion, algo que para la teniente Misato ya parecía tanto innecesario como irrelevante, la alacena, gracias a mi aferrada idea de comprar cuanto pueda para no tener que salir en la semana, estaba a tope, podíamos preparar cuanto deseabamos, pero eso se lo dejaba a Ikari, nunca aprendí a cocinar de tan buena manera, no tengo el sazón, es todo. Prosiguiendo con mi camino al vestidor, fui con pasos trnaquilos mientras daba una olfateada al aroma proveniente de la cocina. Me desvestí para ponerme ropas casuales, una camiseta de manga larga, un pantalón deportivo, y sólo eso, adoraba andar descalzo en el suave y liso piso de madera barnizada que tenía este apartamento. Antes de salir de aquél pequeño cuarto, sentí la curiosidad de oler la ropa de Shinji... por impulso o no sé por qué, tomé una camisa de él y aspiré su aroma con profundidad, hasta llenar mis pulmones de su fragancia... en eso una imagen vino a mi mente, tenía los ojos cerrados así que probablemente eso facilitó tal suceso, estaba imaginandome a Ikari... desnudo. Así es, sin prenda alguna, pensamiento que duró no más de dos segundos, corto pero profundo... no tenía en aquel entonces tantos prejuicios como para saber que me provocó tal visión, salí sin más de aquel vestidor, con una sonrisa en los labios, cuando Shinji, que ya había terminado de hacer la cena, se sirvió a cuestionarme...

- ¿A qué se debe esa sonrisa tuya, Kaworu? - preguntó con cierta timidez.

- Ah... he pensado en tí, y de una u otra manera me ha sido satisfactorio ese lapsus de atención a tí... - mencioné despreocupado, no me interesaría mucho su reacción...

- ¿Has pensado en mi? - me preguntó como acto reflejo, para alguien más hubiera sido merecedor de una bofetada tremenda, para mí, un gusto continuar una curiosa charla.

- Así es, ¿se te hace anormal que piense en ti siendo la persona con quien más tiempo paso? - pregunté atento a las expresiones que mi respuesta pudiera generar en el tercer niño.

- Ah, no, para nada... - dijo casi tartamudeando, y un rubor llenó sus mejillas con un tenue color rosado, lo cual causó que riera por dentro

- Has de perdonar mi ingenuidad, pero en el tiempo que he estado, anterior a mi llegada a Japón, no he hablado con gente ni he aprendido muchas cosas que debería saber a esta edad... quizá tu puedas guiarme mejor para saber más sobre las reacciones de la gente... pero eso dejémoslo para luego... - corté mi parlamento para que Ikari volviera la vista a la estufa, no quería que se hiciera daño por mi culpa. Ikari arqueó una ceja en señal de... no sé, pareciera que me tuviera como tonto, o al menos que así me percibiera. La cena la sirvió él, yo ayude a poner la mesa, él en cambio, servía con tremenda solemnidad el curry en los recipientes, tan esmerado en no arruinar la comida con un derrame inecesario, que parecía tener porte de noble caballero...

Cenamos sin hablar de nada, no estaba acostumbrado a este tipo de comida, de una u otra forma la comida oriental no iba con mis gustos, pero con el guiso de Shinji cambió mi visión de la comida japonesa, al grado que comenzó no a gustarme, a encantarme lo que hiciera el jovencito piloto, cuando partimos a la sala a ver algo en el televisor, me sorpendió que escogiera el sillón del otro lado del lugar, y por imprudencia o por impulso me dediqué a preguntarle...

- Shinji... - dije, mientras posaba mi antebrazo en el costado del sillón de dos plazas

- ¿Si? - respondió Ikari

- ¿Por qué escogiste el otro sillón pudiendo sentarte aquí, a mi lado? - preguntpe sin más rodeos

- Ah... pensé que... - tartamudeó, volviendo el sonrojo a invadir su cara

- ¿Estas molesto conmigo? - insistí, parecía rogarle que se cambiara de lugar

- No, de ninguna manera – se apresuró a decir – solo que...

- vamos, no te pienso hacer daño alguno, sientate aquí – señalé, con voz casi suplicante, y al final Ikari accedió a posarse a mi costado, no sé si por curiosidad o por intenciones meditadas le hice una pregunta indiscreta. - ¿Has besado alguna vez? - mencioné, reacción del aludido: abrio los ojos y volteo a verme.

- Una vez... - dijo con un dejo de decepción

- No te fue bien... ya veo – respondí, queriendo sonar comprensible – bien... hace unos momentos te pedí ser mi mentor en esto de convivir con los demás... tengo una idea para divertirnos – mencioné, sonriendole para tranquilizar sus nervios – jugaremos al espejo... yo hago una cosa contigo, tu haces lo mismo conmigo, uno empieza, luego el otro... ¿te parece? - pregunté

- no veo nada de malo en ello... además, estoy cansado de ver lo mismo en el televisor... bien, tu comienzas – indicó sonriente, con menos rubor y una sonrisa en los labios.

Comencé por acercarme a él, lo cual pareció sorprenderle, o sacarle de quicio, pero no hizo ningún ademán para mostrar molestia, así que al estar cerca de él no me bastó con quedar frente a frente, sino que rodeé con mis brazos su cuerpo en un calido abrazo, titubeó unos instantes, e hizo lo mismo que yo, esos brazos alrededor mío... sentí viajar en el espacio, era una cosa simple y sumamente bella, nueva para mí... él comenzó a acariciarme el pelo como muestra de afecto fraternal, respondí con la misma ternura que él impuso en su tarea... el que sus dedos recorrieran mis mechones me hizo sentir totalmente liberado, deshinibido por tal ambiente... nos separamos, por iniciativa mía, de pronto mi mano le dió una caricia en la mejilla, lo cual generó que su faz se tiñiera de rosa, sentir su mano en mi cara, tras otro momento de duda, fue totalmente celestial, su piel suave, tibia, en mi mejilla era totalmente hermosa, por otra parte a él le tocaba decidir que hacer, y tocó mi mano que tenía puesta en mi pierna, mi mano izquierda, yo toqué la suya, y por unos segundos se hizo un silencio solemne mientras estabamos en tal contacto, sentía algo raro en mis entrañas y al parecer Shinji tenía la misma reacción, otro impulso sin pensar fue que mi mano derecha tocó su rodilla, y para duda mía y de mi compañero, subió hasta llegar al muslo, él soltó un gemido corto, y algunas perlas de sudor aparecieron en su frente... la duda le invadió aún más, esperaba sentir lo que él sentía, lo ansiaba como un niño ansía los brazos de su madre, y su mano inició en mi rodilla, y con suma paciencia y lentitud subió hasta donde yo llegué, esto no me hizo gemir, si no jadear, algo que en mi vida jamás había hecho, nos miramos fijamente, ambos estabamos en las mismas condiciones, a todo color y con la respiración levemente entrecortada, y vi una gota de líquido transparente en el labio inferior de Ikari, mi mente estaba nublada, no pensaba con claridad, y al parecer el tercer niño disfrutaba verme tan imponente, con su mirada inocente parecía gritarme, rogarme, suplicarme que limpiara ese residuo de néctar proviniente de su boca, sin embargo, nuestras manos parecían negarse a estar en el muslo del otro, y me atreví a lamer ese nectar, con suma delicadeza comencé a acercarme más a Shinji, quien me miraba extasiado e indeciso, sumiso y a mi merced, mi lengua rozó su boca y succioné con mis labios ese nectar asomado... lo succioné como abeja y polen, y ¡Santos Ángeles! Era delicioso su sabor, quería más, pero por respeto me contuve de explorar esa boca que no se decidía en abrir o cerrarse... finalmente volvimos a nuestro juego, debía de hacerne algo similar, dejé que un poco de saliva saliera de mi boca, carecía de sentido hacerlo, pero de todos modos lo hice... Shinji sonrió, su mirada cambió un poco, no era ese mirar de inocencia, sino que parecía tener un... no se qué, algo diferente a como el era... timidamente se acercó a mi, sentí su respiración caer cerca de mi nariz, sentimiento excitante, ya no quería que tardara en secar mis labios... esperé sereno, y el choque de su lengua con mi boca fue sublime, sus labios absorbieron ese residuo y yo sentí arrastrarme por una ola de frenesí, ¿acaso existía cosa tan cálida como este inocente juego? Me pregunté, era hora de reanudar la ronda, pero un relámpago nos volvió en sí, asustados nos separamos, sorprendidos por lo que había acontecido segundos antes de aquel trueno sonoro... apagamos las luces y partimos a la recámara, yo dormiría en el suelo de nuevo, él en mi cama... y cansados nos rendimos al sueño...