Adrien se encontraba algo confundido, puesto que algo un tanto... extraño había sucedido.

Normalmente Adrien era un chico algo solitario. Más que nada, hablaba con Nino, que era su mejor amigo.

Pero, después de conocer a Luka, ambos se habían convertido en buenos amigos. Ambos jóvenes eran cercanos, ambos se llevaban bien y en ocasiones compartían correos o se veía en el colegio. Nada más.

Aquél fin de semana Adrien había salido de casa. Tenía una sesión fotográfica, y como había terminado un poco más temprano de lo previsto contaba con algunas horas libres. Así que decidió ir a pasear por la ciudad.

De tanto caminar, llegó cerca del río. Recordó el día de la presentación musical en el barco, cuando la madre de Juleka y Luka había resultado akumatizada.

Rió al recordar toda esa batalla, había sido una locura, pero al mismo tiempo había sido muy divertido. Aunque hay que admitir que toda esa aventura fue un tanto peligrosa, considerando que ella fue capaz de amarrar a todos, de tirar cañones y de escapar de la policía. ¡Había sido como estar en una película! Una aventura impresionante.

—¡Adrien!

Él rubio se dio la vuelta al sentir que lo llamaban. Se encontró con Luka.

—Hola, Luka. ¿Cómo estás?

Luka se acercó, ambos chocaron los puños.

—Bien, gracias. ¿Y tú? La verdad me sorprende verte por aquí, normalmente nadie pasea por éstos lugares.

Adrien observó su alrededor y se dio cuenta de que era cierto, parecían ser los únicos presentes.

Era una lástima que un lugar tan lindo estuviera tan vacío. Las personas no eran capaces de apreciar la belleza de los lugares más extraños.

—Es una pena que no sea un lugar tan concurrido, siendo que la vista es maravillosa.

Luka sonrió.

—Pienso del mismo modo. Las personas prefieren visitar lugares como centros comerciales, ignorando que a veces lo más sencillo es lo más hermoso —respondió Luka —. Hablando de cosas sencillas, ahora mismo iba a ir a pescar en el bote. ¿Quieres venir?

Adrien parpadeó incrédulo.

—¿Ir a pescar?

—Sí, ya sabes. Anzuelos, redes, peces... —Luka rió, aunque al ver la confusión reflejada en el rostro de Adrien se dio cuenta de que realmente no sabía de qué estaba hablando —, ¿nunca has pescado?

—No. Soy más un chico terrenal, supongo. Ya sabes, sesiones fotográficas, clases de esgrima, clases de idioma, colegio y mucho más.

—Vaya, solo de escuchar eso me dan ganas de dormir, es demasiado para una sola persona —al ver la expresión de tristeza en Adrien se apresuró en continuar: —. ¿No quieres ir a pescar?

—Supongo que puede ser divertido —accedió finalmente.

Pescar no fue algo aburrido en lo absoluto.

Adrien era muy tonto para esas cosas. No había conseguido pescar ni un solo pez. En una ocasión, se cayó al río y Luka en vez de ayudarlo también se lanzó. Ambos comenzaron a jugar a las carreras, incluso se lanzaron agua.

Cuando Adrien vio los gusanos, dio un fuerte grito.

—¡Son asquerosos!

—Oye, ¡son la carnada!

Y de tanto griterío, terminó tirándolos todos. Por lo que... finalmente, ninguno pudo pescar ni un solo pez. El lado positivo fue que ambos se divirtieron mucho, fue una gran tarde.