Comienza el quinto siglo y Eric Cartman, rey de legendaria soberbia se alza para reinar Tierra del Fuego como amo absoluto. Más su orgullo como guerrero le ha sofocado y lo que la profecía escribía debía ser cumplido al pie de la letra, eso fue lo que escuchó de su padre, que escuchó de su padre a su vez; pero sería él quien por fin reuniese tal coraje para cumplirla, pues no se podía huir para siempre del destino.

Dominando a sus soldados con altivez se puso a trabajar más duro que nunca. El parlamento que le acompañaba obedecía sus órdenes y pronto existía una suerte de política que aseguraba la eficacia de sus órdenes como fueran dadas.

La red de sus alianzas se extendía hasta Tierra del Viento, ninguna riqueza escapaba de sus manos: manchadas de sangre y lágrimas. Ante la autoridad real, todo se debía de inclinar, doblegar o quebrar.

A pesar del descontento público la idea del rey no se veía ofuscada, su arraigo a la guerra era tremenda a pesar de su parecer sereno, así que de una forma tan vil como tan cruel tenía pronto todo planeado. Bajo su reinado sucedería: la masacre, la guerra, la sangre, pues en la profecía se rezaba todo aquello y no había manera de oponérsele.

Nuestro relato comienza en este punto.