Los personajes no son míos, son de la increíble Stephanie Meyer, yo solo juego con ellos aunque puede que alguno me lo invente.
Summary: No quería decirle nada a su familia de que estaba embarazada, pero su tío Emmett lo descubrió.- ¡Joder Nessie, cacho tetas que tienes! ¿Te has operado?/-¿Qué es lo que realmente te molesta Edward? ¿Que deje de ser tú bebé o que Jacob sea el padre de mi hijo?
N/A: Eh… ¡Sorpresa! Si, lo sé… ¿Esta loca otra vez subiendo más fic si todavía no ha terminado los otros? ¡Pero es que no me pude resistir! Sabéis que amo los Jacob/Nessie, aunque este estará como un Renesmee/Edward y este tenía que hacerlo. No sé cuantos capítulos tendrá esta historia, pero más de uno si os gusta habrá. ¿Hacemos la prueba? Bueno, os dejo el primer capítulo y me decís.
Título: A pesar de todo, eres mi papá.
Capítulo uno: Diciéndoselo a Jacob.
Renesmee POV.
Los cambios eran evidentes en mí. Mala leche, mi plano abdomen ligeramente abultado, los pechos demasiado hinchados, la suspensión del periodo, las ansias de comer a todas horas y por doble… vamos, que tenía todos los síntomas de embarazo, y me hubiese seguido engañando ingenuamente si no fuera porque llevo tres meses sin que me baje el periodo, ¿Cómo explico eso?
No, veréis, es que el periodo se corta con el agua y llevo tres meses de remojo.
Suspiré y me dejé caer en la taza del váter. No quería mirar a mi derecha, allí, encima del lavábamos de madera estaban cinco pruebas de embarazo esperando ser revisadas, ya habían pasado los habituales cinco minutos, pero yo no tenía el coraje suficiente como para acercarme a ellos y mirarlos, ¿Qué perdía? Mucho – me dije.
¿Y si los cinco estaban mal? Venga Renesmee, ¿Cinco test de embarazo fastidiados? Un poco iluso.
No sé de donde saqué el coraje pero me aproximé a al lavábamos. No quería agachar la cabeza, pero tendría que hacerlo. Me miré por última vez en el espejo y me infundí el valor suficiente para mirar.
Está bien, a la de un, a la de dos y a la de ¡Tres!
No mierda, no miré.
¿Tanto cuesta enfocar la mirada hacia una mierda de plástico?
Pues sí – me contesté a mi misma – porque esa mierda de plástico puede cambiarte la vida.
Vale, para ya Renesmee, afronta las consecuencias, si no, haber usado preservativos o haberte tomado la píldora…
¡Mierda! Si ahora va a resultar que yo tengo toda la culpa. Maldito Jacob…
¡Ya!
Enfoqué la mirada hacia el primer test.
Positivo.
El segundo test.
Positivo.
Tercer test.
Positivo.
Cuarto test.
Positivo.
Y quinto y último… por favor, por favor, por favor, me aferré a la esperanza, que de negativo… crucé los dedos.
Positivo.
-¡Mierda! – Grité y estampé mi puño contra el grifo de lavamanos - ¡Auch! –me quejé, me había hecho daño.
Con lágrimas en los ojos me fui hasta la habitación que Jake y yo habíamos convertido en un despacho, ahí guardábamos el botiquín de primero auxilios.
Es voy a tener que usar cuando papá se entere…
¡Papá! ¡Mierda! No había pensado en él.
¡Uff! Como se iba a poner cuando se enterase… ¡No! No podía enterarse, ni él ni nadie a excepción de Jacob, pero porque él era el mayor culpable… ¡Pero qué narices! Ya era bastate mayorcita como para hacer lo que quisiera con mi vida, creía yo, tenía unos buenos veintidós. ¡Además! Mamá me había tenido con dieciocho, ella no podía decir nada, y la abuela Esme menos, que había tenido a la tía Rose con dieciséis… ¿Pero de que estás hablando Renesmee? La abuela Esme nunca diría nada, ella estaría encantada con la noticia y siempre te apoyaría en todo. ¡Cierto! Un punto a mi favor. Contaba también con el de Rosalie, cualquier niño a la familia era bien bendecido, Alice tendría una nueva personita a la que vestir, Jasper y Emmett un nuevo acompañante de juegos, el abuelo Carlisle estaría encantado de ampliar la familia Cullen, mamá me apollaría… ¿No? ¡Oh dios! Las dudas sobre mi madre me asaltaban… y mi padre… él era un caso perdido, pondría el grito en el cielo.
-¿Renesmee? – preguntó una voz fuerte y con una nota de preocupación.
Me giré al escuchar a Jacob, sonreí al verle, tenía cara de cansancio, pero eso no fue escusa para que se lanzara a por mis labios desesperadamente.
-¡¿Qué te ha pasado? – preguntó alarmado al separarnos y ver mi mano casi vendada.
-Un pequeño percance – contesté sin mucho ánimo.
¡A ver cómo le contaba yo a Jacob que sería padre a los veinticinco años! Seguro no le haría mucha gracia… Jake era muy detallista y atento con sus sobrinos, los amaba y los adoraba, pero porque solo estaba con ellos por las tardes, un día… ¡Vamos! ¡Por qué no eran de él! ¿Y si decidía abandonarla porque no quería un hijo suyo? Joder, me muero…
-¿Un pequeño percance, cielo? – preguntó alzando las cejas interrogadoramente.
-¡Hay sí! Heredé algo de la torpeza de mamá – dije volviendo al trabajo: vendarme la mano.
-Renesmee – dijo mi nombre completo, eso no era buena señal, ¿Habría visto las pruebas del baño? ¡No! Él no había ido al baño… ¿No? - ¿Qué me ocultas? – preguntó al fin.
-¿Yo? – dijo haciéndose la desinteresada, pero no le salió nada bien, ya que no era una buena mentirosa, de las pésimas se podía decir y Jacob la conocía demasiado bien como para saber cuándo mentía y cuando no.
-No, mi hermana – contestó con un sarcasmo para nada gracioso - ¿Qué sucede? – volvió a preguntar.
¡Pero qué pesadito que estaba Jacob últimamente!
-¡No me pasa nada! – le grité en un arrebato de histeria – Estas un poquito paranoico, ¿Eh, Jake? ¿Y a ti? ¿Te pasa algo? – seguí insistiendo estúpidamente, me estaba pasando un poquito mucho con él…
-Me iré a bañar, vengo cansado – dijo con un poco de tristeza en su cara, sabía que no había usado un buen todo con Jake pero es que no pude hacer callar a mi boca…
¡Malditas hormonas!
Espera, espera, espera, ¿A dónde había dicho que iba? Oh, oh. No había recogido los test, había salido escopeteada del baño.
-¡Jacob! – Grité - ¡No puede entrar al baño! – volví a gritarle saliendo de nuestro pequeño despacho.
Estaba a un paso de entrar al baño cuando me adelanté y me estampé contra él dejándolo tambaleándose en la puerta.
¡Guau! ¡Cuánto frenesí! ¡Estúpida hormonas de embarazo!
Recogí apresuradamente las muestras del lavábamos y salí cruzando los dedos para que Jacob no preguntara ni nada…
-¿Qué llevas ahí, Renesmee? – preguntó Jacob.
Genial, ¿Qué había hecho ella en su vida pasada para que ningún deseo se le cumpliera ahora? Tuvo que ser una gran perra, porqué, ¡Dios! ¿Qué más podía salir mal?
-¿Renesmee?
Otra vez mi nombre completo.
-Na… nada – me apresuré a decir y a salir de la habitación, pero Jacob ya había avanzado hacia mí, no tenía mucha escapatoria.
-¿Qué llevas ahí? – preguntó sin humor y sin paciencia.
-¡Hay Jacob! – Volví a gritarle - ¿Por qué todo quieres saberlo? ¡No es nada!
-No me lo creo – dijo.
-Pues no te o creas – fue mi última palabra, iba a salir de la habitación cuando se me cayó uno.
Por dios, por dios, por dios, que no lo haya notado, que pase desapercibido.
-¿Qué…que es esto? – preguntó tartamudeando.
¡OH, GRANDÍSIMA MIERDA! ¿Cuándo alguien escucharía mis plegarias?
-¿Eh? – dije haciéndome como la que no sabía.
-Nessie… - dijo usando el tono de voz normal. Me tranquilicé y me concedí el tiempo para tomar aire, inspirar y espirar, ya no podría ocultárselo.
Tiré todos los test de embarazo que tenía en mis brazos al suelo y me quedé mirándolos esparcidos por los suelos.
-Todos han dado positivo – dije con la cabeza agachada - y son cinco – confirmé.
-¿Por qué no me lo habías dicho? – preguntó, no podía ver la expresión de su cara ya que me daba vergüenza verlo después de que me hubiese descubierto.
-Me acabo de enterar – contesté sinceramente.
-Así que no habías engordado como Paul había pensado que habías echo – dijo Jacob e inmediatamente levanté la cabeza.
¡¿Qué el gran hijo de la grandísima madre de Paul había dicho que, qué?
Iba a gritar y poner el santo en el cielo cuando Jacob empezó a reír histéricamente. Siguió haciéndolo por un largo tiempo. Me asusté de que hubiese entrado en un trabe sicológico. ¿Podía alguien entrar en trabe sicológico solo porque su novia le decía que estaba embarazada?
-Jacob… - dije con tartamudez, me preocupaba - ¿Estás bien?
Lo que venía a continuación no me lo esperé, juró que podía haber esperado cualquier cosa menos esta.
Jacob me abrazó y me despegó del suelo. ¿Pero que creía que hacia?
-Seremos papás – gritó.
Quise meterle una ostia tan grande que no la recordara en su vida. ¿Cómo podía haberme asustado así?
Paró de darme vueltas al ver que mi cara se tornaba verde y me bajó. Antes de salir pitando al baño pude ver como una lágrimas caía por su mejilla.
-Tendremos un bebé – dijo acercándose a mí y cogiendo mi cara entre sus manos - ¿No es maravilloso?
-Pensé… pensé que tú…
-¿Qué pensaste, Ness?
-Que tú no querrías tenerlo… - contesté.
-¿Cómo puedes pensar eso? – Preguntó con un poco de enojo – ¡Es maravilloso que tengamos un trocito de los dos! ¿No lo crees?
-Sí, supongo que sí – dije y empecé a sentir un leve mareo – Jacob, tengo que ir al…
No terminé de decir: baño, no me dio tiempo, tenía nauseas, unas ganas tremendas de vomitar y no quería vomitar encima del zapato de Jake ni en el suelo, ¿Para qué estaba el retrete a parte de para desechar eses? Pues el retrete, se inventó para las mujeres embarazadas, en verdad.
Me dejé de tonterías y me incliné sobre el váter echando todo lo que había comido por lo menos en dos días. ¡Era asqueroso!
Sentía la respiración de Jacob detrás de mí, me agarraba los cabellos para que no me los manchara mientras yo escupía de todo. Seguro cuando terminara no me querría besar. ¡Y a quien le darían ganas! ¡Agg!
Unos minutos después estaba tendida en la cama sobre el pecho fuerte y moreno de Jacob.
-¿Cómo te encuentras? – me preguntó, podía notar la preocupación en su voz.
-De momento bien, gracias a dios – suspiré, ahora me había calmado.
Estuvimos un tiempo más así acostados hasta que mi móvil sonó. Jacob no me dejó moverme y fue a por él a la cocina, siempre lo dejaba allí. Mi abuelo, licenciado en medicina por la universidad de Harvard, me había dicho que dejar el móvil cerca de ti mientras duermes era malo, el móvil tenía no se qué de unas ondas radiactivas que eran malas para el cuerpo humano, así que, por propia seguridad, preferí dejarlo en la cocina, al menos allí las ondas esas tardarían un poco en llegar al cuarto.
Edward apareció poco después con mi Iphone en la mano y me lo tendió. Sabía ya quien era de antemano sin haber mirado el móvil. Jacob tenía esa típica cara de, son los pesados de la familia de mi novia.
-¿Si?
-Cariño, ¿Cómo estás? ¿Interrumpo? – preguntó mi madre a través de la vía telefónica.
-No mamá, no interrumpes – traté de sonar lo más convencida posible, para que al menos ella se tragara esa bola.
-Bien, de todos modos no voy a quitarte nada de tiempo, solo era para recordarte la cena de esta noche…
¿La cena de esta noche? ¡Mierda! ¡La cena de esta noche! Joder… que marrón.
-Bueno cariño, debo dejarte, Alice me está arrastrando de tienda en tienda, te quiero, recuerda, a las nueve en el Moondance – y cortó la llamada.
Vale, como había tenido poco esta tarde, encima esta noche tenía cena familiar, ¿No podría llamar y decir que no me encontraba bien? Porque era verdad, no me encontraba bien. Tendría que ir.
No hacía falta decirle nada a Jacob, él ya lo había escuchado todo.
Miré el reloj que se encontraba en la mesita de noche de nuestra habitación, marcaba las siete de la tarde. Iría a asearme.
Mientras me aseaba, me duchaba, me vestía y me preparaba Jacob me contó cómo le había ido el día de hoy, sin duda el había tenido un buen día, y cuando llegó a casa fue aún mejor al enterarse de la noticia… ¡maldito Jake que todo le sale bien! – pensé con cariño, me alegraba mucho por él, y más me alegraba al ver que estaba entusiasmado con la idea de ser padre, hasta ya estaba pensando en comprar la cuna y las cosas básicas que eran unisex.
Me puse un pantalón vaquero largo que se recogía al final de cada pierna, unos buenos tacones abotonados, una camiseta básica blanca y una chaqueta de piel, a juego con un gran bolso. Me veía bien, estaba a punto de salir cuando recordé algo.
-Jake, ¿Se nota mucho? – le pregunté a mi novio y al futuro padre de mi hijo, señalé mi barriga.
-No – dijo no muy convencido.
-Jacob, por favor, dime la verdad – dije al borde del llanto.
¡Por dios! Pero que sensibles eran las mujeres en estado.
-¡Ness! – se asustó Jake – se nota, pero solo un poquito, podrás pasar desapercibida esta noche si haces como si no estuvieras embarazada – dijo abrazándome, sabía que yo no controlaba mis emociones ahora, eran mi hormonas.
Jake me contó de camino al restaurante en el que me reuniría con mi familia que Paul y los chicos iban a ir a ver el partido a casa. Paul… se iba a enterar, ¿Gorda? ¿Yo? Bueno, la verdad que ahora algo estaba… ¡Pero era normal! Ya me vengaría de Paul.
Llegamos al restaurante y Jacob aparcó en los aparcamientos. Se giró hacia mí y atrapó mi cara entre sus manos.
-Cuando quieras irte, llámame y vendré a por ti – me dijo muy cerca de mis labios – suerte, te amo.
-Yo también te amo – dije, le di un largo beso y salí del todoterreno de mi futuro…
¿MI futuro qué? No sé, ahora no tengo nada claro.
Miré mi reloj. 20.55. No llegaba mal. Me armé de valor y entre al restaurante con valentía.
Vamos Renesmee, tú puedes hacerlo, no pasará nada, no tienen porqué enterarse…
Pero todos mis miedos, todos aquellos que había conseguido controlar aparecieron al ver a mi familia a lo lejos sentada en una de las mejores mesas del restaurante. ¡Mierda! ¿Por qué tenían que ser tan intimidantes?
Vamos Renesmee, tú puedes, saca valor.
Bien, inspiración, expiración.
N/A: ¿Quieren que la siga? Si no les gusta, la borro y no pasa nada. Espero sus reviews.
Un saludo.
