Disclaimer: Les comento que esta historia es una adaptación de una película coreana del director Andrew Lau.
La historia, ni los personajes me pertenecen, únicamente es una adaptación que quise compartir con ustedes, espero que les guste.
Capítulo 1. Un 15 de abril.
~ Un Asesino ~
Yo era un asesino profesional, cuando alguien me contrataba dejaban en la puerta de mi casa unos tulipanes negros, tenía que ir a ver al jefe, para que me diera las órdenes, en este caso la información y fotografía de quien sería la víctima. Sólo tenía que ver los tulipanes negros para saber que tenía trabajo, me dediqué a plantar margaritas en mi tiempo libre, tenía un enorme jardín de margaritas, aprendí todo sobre ellas, yo mismo preparaba sus abonos; ensuciaba mis manos con el abono, las trasplantaba una por una, quería quitar de mis manos el olor de la pólvora, quería eliminar el olor de lo que realmente era.
Fue un 15 de abril lo recuerdo perfectamente, un día después de cometer mi primer asesinato yo la conocí, ella era un chica muy dulce de mirada hermosa, estaba pintando, se veía tan bella en el campo de las margaritas que yo había plantado. En el idioma de las flores las margaritas simbolizan al amor oculto. El viento jugaba con su cabello, tenía un lienzo que estaba transformando en un hermoso cuadro, se veía tan relajada; pero no podía acercarme, una persona como yo nunca podría estar cerca de alguien como ella.
~ Ahome ~
Estaba concentrada pintando el hermoso paisaje que se encontraba ante mí, esas margaritas eran hermosas, para mí las margaritas son como pequeños o diminutos girasoles, Van Gogh pintó girasoles yo pinto margaritas, bueno... esa era mi forma de pensar. El cielo era azul cargado de blancas nubes, quería ese cuadro para una exposición que planeaba presentar muy pronto, estaba muy entusiasmada por ello.
Este lugar es muy agradable para mí, aunque tengo dificultades para cruzar aquí, pero eso no me importa es un bello lugar.
~ o ~
Ahome tenía que ir en bicicleta hasta donde se encontraba el campo de margaritas, había un inmenso campo verde y el hermoso campo de margaritas; estos dos eran separados por un pequeño río, el agua era clara con muy pequeñas piedritas, pero no había un puente. Lo único que los conectaba era el tronco de un viejo árbol. Ahome dejaba su bicicleta del lado del campo de pasto y llevaba consigo los lienzos, el caballete y sus pinturas, ella siempre cruzaba con mucha dificultad y mucho miedo, el tronco parecía que caería aunqie al final siempre lo pasaba sana y salva.
Estando del lado de las margaritas colocaba su caballete, ponía su lienzo en blanco y comenzaba a pintar.
«Cómo no verla, cómo no prestarle atención, ella era verdaderamente hermosa, sus ojos no podía apreciarlos de cerca, pero eran hermosos y expresivos, su cabello del color de la noche, del color de las sombras en las que yo habitaba, el color de su piel, tan pálido y blanquecino como la nieve y aun no conocía su nombre»; pensaba él contemplándola.
Él no dejaba de observarla, ella permanecía tan impasible pintando y es que eso era lo que ella más amaba, pintar o dibujar, eventualmente ayudaba a su abuelo en la tienda de antigüedades; pero lo que más amaba era lo que hacía.
~ Un Asesino ~
Cuando me di cuenta que ella amaba pintar, comencé a estudiar, compré libros de arte, por ella conocí a Van Gogh, Vermeer, Hammershoi, Claude Monet, Waterhouse, intente hacer retratos de ella, no era bueno pero lo intentaba... Verla pintar y en la forma en que actuaba, trataba de imitarla, y de algún modo me sentía bien por un momento, hasta que...
Nuevamente me encontraba con los tulipanes negros, y me recordaban lo que realmente era .
No podía dejar de observarla, ella estaba sentada entre las hermosas margaritas que un día yo planté, su cabello se mecía al compás del viento, cuando por fin terminó su pintura, ella había levantado todas sus cosas, estaba lista para marcharse, nuevamente cruzaría por el viejo tronco, lograba robarme una sonrisa al verla que cruzaba casi corriendo, pero esta vez algo se atravesó en su camino y resbaló, todas sus cosas cayeron al río, ella se sujetaba con fuerza de aquel viejo tronco, pero al parecer vio algo que la asusto y se soltó.
La vi caer al rio, corrí solo quería salvar a aquella joven chica, pero me di cuenta que solo estaba empapaba, ella estaba de pie dentro del rio tratando de salvar sus cosas, pude ver que la corriente se estaba llevando una pequeña maleta donde ella tenía algunos de sus materiales, corrí persiguiendo el bulto de ella, y me avente al rio sin pensarlo, cuando recuperé su maleta quería entregárselo, pero ella ya había tomado su bicicleta y se estaba marchando, creo que eso era lo mejor.
No quería que ella volviera a pasar por lo mismo nuevamente, así que quería hacer algo por ella.
~ Ahome ~
Después de aquel accidente en el cruce del río comencé a tener miedo... me encantaba aquel campo de margaritas; pero me aterraba pensar en que nuevamente podría caer, no sabía qué hacer, luego de tanto pensar en el asunto encontré otro camino, era mucho más largo pero valía la pena si podía llegar a aquel hermoso jardín de margaritas.
Al llegar al campo de las margaritas me di cuenta que había algo diferente, parecía un sueño, no parecía algo real, había un puente ya no era aquel viejo tronco, un puente, un hermoso puente de madera, al principio creí que era una coincidencia, tal vez alguien necesitaba unir los dos campos, pero después encontré algo, mi maleta con objetos para pintura se encontraba ahí, colocado sobre el puente, entonces me di cuenta...
Ese puente había sido construido para mí...
Busqué por todos lados, a lo lejos se veían pequeñas casitas, pero quien habría hecho eso por mí, de algún modo me sentía agradecida, así que saque un nuevo lienzo y comencé a hacer lo que mejor sabia...pintar.
~ o ~
El cálido sol, el viento primaveral, el cielo azul y las margaritas en su esplendor, el lienzo de Kagome estaba cargado de todo eso de algún modo, con tan solo un sombrero cubriéndola del sol, su cabello suelto meciéndose al compás del viento y sus ojos cargados de brillo y felicidad por la obra que estaba terminando.
–Listo, he terminado creo que sin alardear me quedó hermoso.
Ahome miró por última vez su cuadro y para concluirlo plasmo su firma, ella lucía muy sonriente, se dio cuenta que ya se estaba haciendo tarde así que levanto todas sus cosas y el cuadro que había pintado durante todo el día lo dejó sobre el puente en el mismo sitio donde encontró su mochila.
–Este cuadro lo hice en agradecimiento por lo que tú has hecho por mí, espero algún día pueda conocerte... Gracias por devolverme mis materiales y gracias por el hermoso puente, esto es todo lo que yo puedo hacer por ti–, pensaba Ahome mientras acomodaba el cuadro en aquel lugar.
Después de dejar colgado el cuadro sobre aquel puente Ahome tomó sus cosas y se marchó en su bicicleta hacia la tienda de antigüedades de su abuelo.
–Gracias por tu cuadro Ahome, lo cuidaré como lo más valioso de mi vida - decía para sí mismo el hombre oculto entre las sombras. Había tomado el cuadro, lo estaba admirando, mientras pasaba su mano con mucha delicadeza sobre la pintura, al final acarició suavemente la firma de ella y es que gracias a eso, por fin él conoció su nombre...
–Abuelo ya llegué.
–Ahome hija ¿Dónde estabas?
–Estaba haciendo una pintura en el jardín de las margaritas.
–Todos los días viajas a ese lugar Ahome.
–No te enojes abuelo, siempre estoy aquí a tiempo para atender la tienda de antigüedades.
–No es por eso Ahome, es sólo que me preocupa que estés allá sola, además recuerdas el día que llegaste aquí empapada.
–¡Cómo olvidarlo!, pero ¿Sabes abuelo?... Alguien construyó un puente para mi.
–¡¿Qué?! ¿Pero qué estás diciendo? ¿Cómo sabes que es para ti?
– Tranquilo abuelo es solo una corazonada.
Ahome le sonreía a su abuelo con mucha ternura que era imposible que él no se calmara.
–Sólo cuidate Ahome ¿Sí? Sabes que tú eres el objeto más valioso de mi tienda.
–Está bien abuelo, no te preocupes, te quiero.
~ Ahome ~
Mi abuelo siempre me cuidaba y es que para él yo era como una antigüedad más de la tienda, ya tengo 24 años y nunca he tenido una cita, tal vez aún no ha llegado la persona a la que espero.
Ahora me encuentro sentada aquí, en la tienda de antigüedades, mientras preparo un poco de té, de pronto escuché una voz en el corredor de la tienda...
–¡FLORES! .
CONTINUARÁ...
