"El cielo es el límite"

Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece. Las canciones usadas pertenecen a sus respectivos artistas. Solo la historia y su entorno son de mi autoría.

Advertencias: Lo más probable es que incluya algún lemon, pero será más adelante y avisare para que al que no sea de su agrado quede advertido.

Aclaraciones: La historia está contada en primera persona. Esta es una nueva idea que se me ocurrió, quería mostrar a un Matt deslumbrado, y no tan deslumbrante, y a una Mimi un poco más especial e impulsiva. Y me disculpo si los confundí un poco.


Capitulo l: la chica en la escalera

¿Recuerdas cuando nos conocimos, Mimi?

Yo sí, lo recuerdo como si fuera ayer…

Era un caluroso día de verano, tal vez el más caliente en lo que iba de ese año. Cuando baje de mi motocicleta, y me quite el casco, pude sentir el abrazador sol rompiendo contra mi piel. Después de maldecir mi nuevo uniforme unas mil veces, entre al dichoso colegio.

Había llegado temprano, lo note porque todos los alumnos de años anteriores se saludan tras sus largas vacaciones. Mientras que los nuevos, como yo, estábamos dispersos y solos, como cachorros perdidos.

Allí fue cuando te vi por primera vez…

Sentada en el último escalón de la entrada, como a unos cincuenta metros de donde me encontraba, una chica llamo mi atención.

No fue porque tuviera una belleza deslumbrante, o carisma de popularidad. Si no, que a pesar de los treinta y siete grados que hacían, ella llevaba un bléiser de invierno, el chaleco y una especie de bufanda. Una larga trenza, asomaba debajo de su boina. Y lo que mas inusual me resulto, fue que al contrario de todos los niños ricos de aquí, usaba unas simples y blancas zapatillas, en vez de los típicos zapatos de diseñador.

No pude ver su rostro, el reflejo de sus anteojos me lo impedía. Daba una rápida mirada a todos lados, y luego escribía en un viejo cuaderno.

Contemple a esa extraña niña por un tiempo inmensurable. Pero sentí como si todo se hubiera paralizado cuando dirigió su vista hacia mí.

Casi podría jurar que me sonrió.

Para no pasar por acosador, desvié la mirada. No fue mucho tiempo, pero en cuanto volví mis ojos a ella, ya había desaparecido.

Poco después, el timbre de comienzo de clases sonó. Oficialmente comenzaba mi tortura en el Saint Thomas.

No me costó mucho encontrar el salón. Una chica, llamada Sora creo, me llevó hasta allí sin que siquiera se lo pidiera.

Por desgracia, me toco ser el "juguete nuevo" de mis compañeras. Las chicas mas desvergonzadas me acosaron a preguntas, fue frustrante y molesto, solo me limite a saludarlas y decirles mi nombre.

Entable conversación con Taichi, era el capitán del equipo de futbol del colegio, le conté de mi experiencia como delantero y me invito a unirme a su equipo.

El profesor entro antes de poder contestarle. Lamentablemente, los asientos eran dobles. Tai se sentaba con Sora, al parecer eran novios.

Yo ocupe un lugar al final del salón, junto a la ventana.

Pasaron aproximadamente quince minutos de clase, cuando la puerta se abrió. Y allí, estaba de nuevo.

Era la chica de la escalera, parecía algo agitada, tal vez había corrido para poder llegar.

-Señorita Tachikawa ¿Se puede saber donde estaba? – los murmullos de la clase apenas me dejaban escuchar la voz del profesor.

-Perdón – le contesto mientras recuperaba el aliento. Fue solo una palabra, pero su voz me sonaba tan musical y suave – Estaba buscando ángeles.

¿Había escuchado bien?

Al parecer si, pues todo el alumnado rio a carcajadas. El profesor fastidiado la regaño, no lo pude oír por las risas.

Sin haber otro asiento libre, se ubico a mi lado, pero no me miro.

Ahora podía observarla más de cerca, su piel era clara, debajo de sus gafas tenía unos enormes ojos caramelo y mullidas pestañas, sin mencionar que sus facciones eran sumamente delicadas. No solo era extraña y parecía loca, sino que también era hermosa.

Unos chicas delante nuestro, no se molestaron en bajar la voz mientras murmuraban palabras ofensivas a mi compañera de banco, la cual pude deducir se llamaba Mimi.

Ella no se molesto en mirarlas, se coloco los auriculares de su Ipod. Saco el mismo viejo cuaderno que le vi temprano, estaba lleno de dibujos de rostros, incluso algunos de nuestra clase estaban allí. Eran realmente buenos.

Comenzó un nuevo garabato. Decidí enfocar mi atención en la clase, no podía darme el lujo de desaprobar y perder mi beca.

Concentre todas mis ideas en física, siempre me había costado más esa materia. Estaba tan absorto cuando el timbre del receso me sorprendió. Con un movimiento involuntario, mire a mi lado, y me sorprendí aun mas cuando vi su dibujo terminado.

Era una réplica exacta de mi rostro.

Ella guardo sus cosas, y se levanto sin siquiera mirarme.

En un estúpido impulso antes de que se fuera, tire suavemente de su trenza, no fue brusco, apenas si lo sintió. Pero yo no supe para qué demonios la había llamado.

-Hola… - jamás una chica me había dejado sin palabras – mi nombre es…

-Matt, lo sé – allí estaba nuevamente esa sonrisa.

No pude decir nada más y la deje marchar.

Me quede observando la puerta por la que se había marchado. Cuando de repente, una mano se poso en mi hombro, me aparte bruscamente, el contacto físico no era mi cosa favorita.

-Ishida, será mejor que no te relaciones con esa loca, esa chica no es buena – la forma en que lo dijo fue algo sombría, no era un comentario dicho al azar – es un consejo de amigos.

Su novia se acerco también.

-Si deseas conocer chicas, yo tengo amigas muy lindas – me miro especulativamente de arriba abajo y añadió – eres muy guapo, no tendrás problema.

-¡Oye! Harás que me sienta celoso – la regaño Tai haciendo un mohín.

No escuche las otras estupideces cursis que dijeron. Y me dirigí en silencio al patio.

El resto de la tarde estuve con la pareja, y con un chico mas, no recuerdo su nombre.

Ese día no la volví a ver.


Notas de autora: muchísimas gracias por leerlo. Ya saben si les gusto o no, si tienen alguna sugerencia o comentario me dejan una review, o me mandan un mail. Por cierto, yo soy la dueña de la cuanta (mi hermanita escribe treinta de febrero).

Bueno me despido deseándoles un gran día y hasta la próxima…