Antes de empezar...
Este es un fanfic GrayLu, si no te gusta o de plano lo odias, te agradecería que no me dejaras algún review ofensivo.
Tratare de probar suerte con este fic, de antemano gracias por leer.
La noche era fría en aquel bosque encantado, tal cual era el dueño de aquel bosque, el mago de hielo, Gray Fullbuster.
Le gustaba caminar en aquel bosque que él mismo había creado a partir de su magia, pero a pesar de que su magia era de hielo el bosque no lo era, eso era lo que amaba de aquel bosque.
Pero aquella noche no solía tener la expresión que siempre tenía, lucia ausente. Sus pasos lo llevaron a un claro donde podía apreciar perfectamente la luna, la que era su única amiga verdadera. Solo ella conocía toda la vida del mago, conocía su soledad.
Esa noche de luna llena el mago lloró, al recordar que a pesar de su magia, nunca había podido encontrar el amor, algunas veces estuvo cerca de encontrarlo pero siempre la muerte atacaba. Como aquella vez en la que había conocido a un mago de fuego de nombre Natsu, ambos se querían pero la envidiosa y egoísta vida se lo arrebato de las manos, esa fue la última vez que el mago había sentido afectó hacia alguna persona.
–¿Este es el precio que tengo que pagar por mi magia? – le preguntó a la luna.
El viento helado paso por donde estaba él, igual no podía sentirlo. Hacía tiempo que el único frío que sentía era el de su corazón.
"Nunca debes salir de tu destino" resonaron las palabras de Ul, su maestra en el arte del hielo mágico, en su cabeza.
–Si alguien te tiene que amar ya lo sabrás, solo tendrás que saber reconocerlo – se escuchó la voz del viento, quien era el traductor y mensajero de la luna.
Gray sonrió ante la respuesta de su amiga la luna, siempre le era grato hablar con ella.
Los días pasaron después de aquella noche donde el mago lloró. Era de tarde y Gray estaba paseando por el bosque, hallando una comunidad de hadas viviendo en su bosque. Fue entonces cuando su mirada cruzó con la mirada más dulce que jamás conoció. La mirada era de color castaño y le pertenecía a un hada de cabello dorado.
El hada lo miró sonrojada, cautivando más al mago. Gray inmediatamente creo una rosa de hielo lo suficientemente pequeña para que el hada pudiera tomarla.
–Hola, mi nombre es Gray.
–Mi nombre es Lucy – contestó el hada tomando la diminuta rosa de hielo mágico que Gray sostenía.
Las palabras no volvieron a salir de su boca, porque no eran necesarias. El mago había podido reconocer a la que lo amaría y que por supuesto él también amaría. Lucy también había podido sentir lo mismo que Gray.
Desde ese momento el hada y el mago solo querían estar ellos dos amándose en todo momento y en cualquier lugar. Como si el mundo solo fuera de ellos.
Pero el mundo no era solo ellos, había otra hada que había esta do observando a Gray desde el momento en el que ella había llegado ahí, su nombre era Juvia, ella era un hada del agua que estaba enamorada de Gray pero nunca tuvo el valor para hablarle. Pero al ver como Gray amaba a otra hada que no era ella y como Lucy también amaba al mago se volvió un poco loca.
Su locura era tal que no le importó sacrificar sus alas para quitarle la inmortalidad a Lucy y hacerla caer en un sueño del cual no despertaría.
Al ver a Lucy muerta Gray busco con locura la manera de devolverla a la vida, algo que le devolviera la hermosa y dulce mirada de su amada.
Pero no había nada que pudiera devolverle a aquella mujer que por fin pudo amar en aquel bosque.
El mago al no poder encontrar nada que le devolviera a su amada decidió ir con ella, tomando su vida y entregándosela a la muerte.
Y así fue como por fin el hada el mago pudieron seguir amándose por la eternidad.
