Summary: Los momentos familiares son recuerdos inolvidables, sean buenos o malos, siempre permanecerán en nuestras memorias. Rememorar aquellas hermosas historias grabadas en lo profundo de nuestra mente, nos hace sonreír inmediatamente. ¿Cómo no valorar aquello que nos hace tan feliz?
Disclaimer: Los personajes son propiedad de Mondo Media. La historia me pertenece y está creada con el fin de entretener, sin fines de lucro.
De volar, nada
Oh, joder. Estaba muerto, sí que lo estaba. A pesar que su cerebro enviaba señales a su cuerpo de que se moviera e hiciera algo para enmendar su error, parecía como si sus pies estaban pegados con el pegamento más poderoso al suelo. Su asustada mirada azul, recorría milímetro a milímetro el enchastre que había causado. Más bien, que habían causado.
Miró de reojo sobre su hombro derecho a los trillizos que jugaban a golpearse entre sí, Lani tenía las de perder, como siempre sucede con el menor. Sin embargo, ¿cómo podían comportarse tan despreocupadamente cuando estaban a punto de ser asesinados a la corta edad de diez años? A veces envidiaba esa capacidad de "no me importa nada" que portaban los hermanos a sus espaldas.
De repente, Luke pareció percibir el pánico grabado en sus aún aniñadas facciones, se acercó a él y rodeó su hombro en señal de apoyo.
─Tranquilo, Mr Músculo ─ese estúpido apodo. Que su madre sea una obsesa de la limpieza no quiere decir que él también… bueno, sí, admitía serlo pero sólo un poco. Aún así, ¿era necesario mofarse de él comparándolo con un producto de limpieza? Según Luke, sí ─ podrás limpiar todo antes que tus padres regresen ─ enunció la supuesta salvación a sus problemas, encogiéndose de hombros.
Esperen un segundo… "¿podrás?"
─Querrás decir "podremos", Helena ─corrigió, llamando a su amigo como más le molestaba: haciendo alusión al programa infantil "Las tres mellizas", ganando una mirada fulminante por parte del peliazul, retirando a la vez con un gesto de repulsión la embarrada en lodo mano del mismo. ─ Y ustedes también, Teresa y Ana ─continuó con los apodos a los hermanos restantes ─ no me dejarán con esto solo─ dictaminó con severidad.
Sin embargo, esa firmeza no serviría en los trillizos, quienes se miraron entre sí y lanzaron una risotada al unísono. ¿Ellos? ¿Limpiar toda la casa que ellos mismos embarraron de lodo? Eso sí que no. Lo sentían, pero la furia de Petunia la sufriría únicamente su hijo.
─Sí claro, campeón─se mofó Luke, luego de su ataque de risa, sosteniéndose el estómago y eliminando una feliz lágrima que se asomaba por el rabillo de su ojo─ Y por cierto, no nos compares con esas nenas, si vas a hacerlo, compáranos con Los RowdyRuff Boys, ellos sí son geniales.
─Además, mamá dijo que lleguemos temprano para ayudarla con las compras ─acotó Did, con su característico sentido de la responsabilidad obtenido de su madre.
Y Lani… bueno, no podía parar de reír. Era el calco de su padre en personalidad (los genes de Splendid eran muy fuertes), pero siendo el único de sus hermanos con cabellos y orbes lilas.
El pelinaranja iba replicar, exigiendo que lo ayudaran a limpiar todo el lío que juntos habían causado, cuando veloces como un rayo, los trillizos volaron raudos hacia su casa, rompiendo el techo, SU techo, en el proceso. Maldito tío Splendid y su estúpida herencia de poderes, pensaba el niño.
¿Cómo se suponía que limpiaría él solo todo ese desastre?
De pronto, el alma le bajó a los pies, su rostro pálido cual papel al escuchar la cerradura de la puerta de entrada.
Era su padre.
─¡Papá! ─ corrió a su encuentro.
Handy, al ver la desesperación en el rostro del niño, supuso que se debía al lodo en toda la casa cual empapelado, más antes de que pudiera mencionar siquiera una palabra al respecto, su hijo lo interrumpió.
─Papá, tienes que ayudarme ─hablaba a toda velocidad─ Estaba jugando con Luke, Did y Lani, cuando se les ocurrió la genial idea de lanzarme lodo. Como me enseñaste, contraataqué, pero ellos volaban y entonces esquivaban todos mis proyectiles, y eso fue lo que pasó. Técnicamente es su culpa por volar. Ahora, ¿podrías ayudarme a limpiar antes de que mamá llegue y me decapite? ─sus ojos rogaban ayuda y comprensión.
Por increíble que parezca, Handy entendió todo a la perfección. El sólo hecho de escuchar "trillizos" y "volar" en la misma oración, hacía que las peores imágenes de destrucción cruzaran por su mente, logrando que un escalofrío recorriera su espina dorsal. Posó con compasión su gran mano sobre el hombro de su niño, y mirándolo directamente a los ojos, le dijo:
─John, la última vez que manché accidentalmente el tapiz de la cocina, tu madre me asesinó… literalmente ─el chico tragó duro─No permitiré que ninguno de los dos muera hoy.
Con celeridad y determinación, tomó las "armas" que le brindarían el apoyo necesario para combatir con su gran enemigo: la suciedad (o más bien, el enemigo de Petunia).
Le tendió un trapeador a su hijo.
─Tú encárgate del suelo, yo haré lo demás ─ dictaminó, y arremangándose la camisa, se pusieron manos a la obra.
…
Que día tan agotador había tenido. A pesar de que pasar todo un día con Giggles era divertido, y hacía tiempo que no lo habían hecho, el acompañarla a hacer las compras de ropa, no era tan entretenido, considerando todo lo que tuvieron que caminar y deambular en busca del vestido ideal de la pelirrosa, ¿cuántos vestidos se había comprado? ¿Cinco? ¿Diez, quizás? Había perdido la cuenta, la pelirrosa consideraba toda prenda de su agrado, como perfecta.
Sólo añoraba llegar a su dulce hogar y tomar una relajante y larga ducha.
Pero no. En primer lugar, debía hacer las compras para así abastecer a su pequeño hijo, y su no tan pequeño marido.
Al llegar al mercado, se topó con Lammy y sus cuatro retoños saliendo del mismo. No pudo evitar que una tierna sonrisa la invadiera, al ver ese cuadro familiar casi completo. La pelilila sostenía la mano de su menor y última hija, Fuwa, con esos rebeldes, cortos y ondulados mechones celestes, ésta a su vez sostenía con su pequeña manita la de uno de sus hermanos mayores, Did, mientras se balanceaba adelante y atrás, tarareando una alegre canción infantil. Por su parte, como era habitual, Luke y Lani jugaban a policías y ladrones entre ellos.
Se acercó a Lammy, saludándola.
─¿Haciendo las compras? ─preguntó casualmente la pelilila, observando cómo a lo lejos jugaban sus dos retoños.
─Ya ves, voy de compra en compra ─respondió Petunia, recordando su tarde con Giggles ─pero yo no tengo tres caballeros que carguen con las bolsas ─sonrió al ver cómo, efectivamente, los niños portaban algunas de las bolsas de compras. Hasta Luke y Lani, quienes seguían con su juego. Si huevos había en esa bolsa que estos últimos transportaban, pues… ya se habrían roto y pasado a mejor vida.
Lammy sonrió, luego vio a los dos pelear (como siempre), y lanzó un audible suspiro. Por segunda vez en el día, se maldijeron los genes de Splendid.
Se dirigió al niño a su lado, quien entretenía a su hermana dejando que ésta pellizcara sus mofletes.
─Did, cariño… ¿podrías…? ─no terminó la frase, que el mencionado se dirigió hacia sus hermanos ─Petunia, estos niños hijos de Splendid más que míos en este momento, fueron hoy a jugar con John, espero no hayan causado muchos problemas ─se disculpó la fémina de antemano.
Petunia, quien se encontraba a la altura de Fuwa jugando con las manos, se levantó observando a Lammy.
─No te preocupes ─tranquilizó, obsequiándole una cándida sonrisa de madre a madre ─estoy segura que tus angelitos no habrán hecho lío alguno─parecía tan segura de sus palabras, que casi convenció a Lammy. Casi.
La madre de cuatro, dirigió su vista hacia los tres chicos que ahora discutían entre sí, observando cómo Did los ponía en su lugar con un certero golpe en la cabeza. No estaba muy segura de lo que la peliazul afirmaba, conocía demasiado bien a ese trío, y sus métodos de diversión eran únicamente entretenidos en sus cabecitas.
Mientras se despedía de la maníaca de la limpieza dado que la misma debía hacer sus compras, le daba vueltas al asunto de sus pequeños. Con la duda de si nuevamente debería hacer que se disculparan con su amiga por sus destrozos, decidió indagarlos en el camino a casa.
─No hicimos nada malo, mamá ─afirmaron los tres con aire despreocupado. La pelilila alzó una ceja ─bueno, nada nuevo.
Lo sabía. Ahí estaba, algo debían hacer, era su ley: sin destrozos, no hay diversión.
La mujer, lejos de enfadarse, sólo se preguntaba que habrían hecho esta vez. Y los cinco de la mano, regresaron a su hogar.
…
Y cargada de bolsas hasta la cabeza, llegó finalmente a su casa. Cuando entró, observó a Handy y a su hijo actuando inexplicadamente educados. No entendía absolutamente nada. Se acercó un poco más a ellos para poder oír mejor lo que hablaban.
─¿Quieres otra taza de té pulcramente limpia, querido padre? ─ofrecía John con una cordialidad que no creía que tuviera.
─Oh, muchas gracias, querido hijo─respondió tranquilamente el padre, aceptando la oferta. ¿Handy siendo cortés?
Algo extraño estaba ocurriendo, y además, ¿qué era esa correntada de aire que le recorría el cuerpo?
Dirigió su mirada hacia arriba.
─¿Qué es ese agujero en el techo?
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Notas de autor
Hola! Este fic será básicamente de los hijos de los personajes (claro que los mismos aparecerán), tendrán diferentes edades y no se seguirá un hilo de la historia, sino que serán cada capítulo independiente de otro. Adoro leer fanfics familiares, ver a los personajes en sus facetas de padre y también a quién se parecen sus hijos en carácter y demás, siento que es demasiado tierno, por eso, me propuse escribir algo así y espero haberlo logrado.
Por último, si tienen alguna duda de quién es hijo de quién y los parentescos, no duden en consultarme, dado que no es lo mismo leer una historia donde los personajes están bien claros en mi cabeza, que no tener ni idea de quiénes son.
Gracias por leer!
CornPie~
