Nueva nota de IoriJestez: todos los episodios que se hizo conjuntamente serán publicados en su formato original y respetados tal como son, espero que cerezo no explote cuando vea publicado este fic y espero que me contestes aunque me la mientes por favor da la opinión de tu propia historia
Antes que nada deseo pedir disculpas a Cerezo Astorya. Pronto este capítulo será actualizado con saludos personalizados de sus autores.
Bueno, este fic fue realizado por Cerezo Astorya, Iori Jestez y Master, the Gambler, en orden alfabético. Ya que ninguno de los dos primeros se le ocurrió escribir un saludo durante el desarrollo de la escritura de este fic, yo, Master, the Gambler, me haré cargo:
Hola! Bueno primero que nada muchas gracias por atreverse a lo nuevo y entrar a este nuevo y reciente fic. ¡Qué les puedo decir! Muchas gracias a todos los autores de este fic y espero pronto poder seguir escribiendo en este grupo: Los Susurros de la Musa.
Señoras, y se señores, sin más preámbulo, vuestra historia:
Fic: "Asfixiantes Lazos de Unión"
Capítulo I: "La Historia que ha de comenzar"
¡Corre!
Shaoran, espera, no puedo ir tan rápido...
Dos almas corrían por la noche; fuego, explosiones, destellos, a su alrededor. Con las cabezas gachas y sus dedos entrelazados.
¡No lo lograremos!
Sakura, no pierdas tus esperanzas...
Es que Shaoran... – Sakura hizo una pausa entre un jadeo de cansancio bastante notorio -, ya las he perdido...
Shaoran dio vuelta su cabeza para ver a Sakura, la vio con un tanto de enojo, el momento no era para una reprimenda, correr, correr, eran las palabras que corrían por su mente; pero necesitaba de su ayuda, por eso debía infundirle un poco de ánimo:
Sakura, corre, siempre seremos prófugos..., yo te amo, y deseo terminar esta noche contigo a mi lado, reclinada, hermosa... – Shaoran hizo una pausa - ¡No como una débil Sakura desmoralizada!
Tienes razón – respondió Sakura con un poco de vergüenza, levantó la mirada y corrió con gran potencia.
En eso, Shaoran observa algo que se acerca detrás de Sakura.
¡Sakura, cuidado!
No alcanzó a reaccionar solo sintió el violento empujón y después solo negro, mucho negro, los ojos se habían dormido. En la lejanía; risas, maléficas...
El último pensamiento que tuvo Sakura antes de desvanecerse fue una maldición a esos malditos hechiceros. Luego no supo nada, nada... negro, negro...
Mama, mama estas bien respóndeme, despierta por favor – recitó un dulce y delicada voz.
Una mujer adulta, de pelo castaño con tonos miel, de hermosísimos ojos jade la observó con ternura, tal vez su tez ya no era la misma, pero seguía viviendo lo que podía su vida con gran vitalidad y felicidad:
¿Qué pasa mi pequeña...? – dijo sonriendo.
¿Qué pasa contigo, o sea, te veo mucho más débil desde algún tiempo...-decía la niña mas preocupada que de costumbre.
¿Ves estas marcas en mi piel? – dijo señalando unas grietas negras y manchas estiradas en forma triangular desde sus ojos hasta su barbilla que cubrían parte de su rostro.
Sí, las tienes desde hace tiempo...
Pues fueron hechas por unos malditos hechiceros – dijo con un tanto de rencor mirando el techo desde su cama.
Su hija sintió ese rencor. No quiso decírselo, tal vez la haría sentir peor, solo se limitó a seguir escuchando a su madre.
Ahí perdí a un ser muy querido mío... tú sabes...
Sí sé... – dijo la jovencita bajando su cabeza.
Luego de la batalla fui herida con estas marcas, y como vez me están matando... – dijo con mucha resignación desde lo más profundo de su alma.
¡Cómo? – gritó la niña ya desesperada.
¡Sakura, no grites tan fuerte, que despertarás al vecindario... – dijo a modo de reproche, pero con mucho cariño por esa pequeña niña – Desde que las tengo han drenado poco a poco, inexorablemente mis fuerzas, mi magia, mis ganas de vivir. Y como me vez aquí estoy, postrada en esta cama, con todos estos aparatos que me mantienen con cierto estándar de vida... Han afectado a mi corazón, pronto dejará de latir – se puso la mano en el pecho –, a penas lo siento, trabajando por este triste cuerpo...
¡No hables así, yo haré algo para ayudarte...
No, hija mía, no puedes... Curarme sería algo imposible, ya que es por un efecto mágico y a la vez de mi propio cuerpo.
La pequeña Sakura salió llorando de la habitación del hospital. Corrió hasta donde sus piernas le dieron abasto y cayó a llorar desparramando sus lágrimas en la arena de un parque.
Este parque... – dijo la pequeña Sakura – aquí mi mamá... siempre venía...
Frente a sí un antiguo rey, con un desdeñoso reino, emperador magno de los niños que estaban en la vieja plaza conversando, jugando y haciendo todo tipo de cosas.
El rey pingüino – sentenció –, aquí... mi mamá me ha contado tantas historias de este lugar.
En ese instante un golpe de recuerdos azotó su mente, su madre había sido maga hace mucho tiempo, y en su familia gran parte de los familiares sabía algo de magia.
¿Qué pasa Sakura? – dijo una añeja voz desde atrás suyo.
¡Kero! – gritó la niña al reconocer la voz de su guardián protector preferido.
Pasaron algunas horas conversando con su guardián. Luego que su madre; Sakura, terminó de recolectar todas las cartas, y tuvo a su hija que fue llamada como ella, le pidió a su amigo Kerberos que se encargara de custodiar a su hija, aconsejarle y enseñarle cosas que ella fuera necesitando.
Sakura ya había aprendido nociones básicas de magia, sabía concentrase para ejecutar sus hechizos y realizar uno, bastante elemental pero que podría servir para lo que estaba maquinando en su pequeña mente; crear una pequeña bola de fuego, no más de dos centímetros de radio, pero fuego al fin y al cabo. Además de eso Kerberos le había enseñado algunas cosas del pasado de su madre, pero por petición expresa de su madre, nunca le había mencionado sobre su padre, ni ella misma entendía la razón. Pero algo le decía en su interior que ella debía averiguarlo por su propia cuenta.
Fue una gran batalla – decía Kerberos –, tu madre lanzaba cartas en todas direcciones usándolas de las maneras más devastadoras posibles, pero al final todo fue inútil. Esos hechiceros fueron demasiado poderosos...
Pero¿Dónde peleó mi mamÿ
Sakura peleó a las orillas de un río Francés – Kerberos sonrió y prosiguió – era un lugar muy extraño para la lucha; era un castillo, lleno de flores los jardines que se extendían por kilómetros a la lejanía, verdes, azules, rojos, amarillos, violetas, todos los colores se unían en armonía junto con el cielo más azul y hermoso que te puedas imaginar, frutos fragantes en los árboles que te calmaban de la ira más grande de solo olerlos¡Y qué decir si los comías...!
Sakura estaba maravillada por la descripción, pero algo la incomodaba:
Pero, dime Kero lo que pasó...
Fueron muy fuertes, demasiado fuertes, vencieron a tu madre después de toda la tarde de lucha. La marcaron con esa marca que te carcome poco a poco, no hay cura mágica...
Kerberos se silenció, y unas lágrimas empezaron a correr por su mejilla.
Si solo Clow hubiera hecho una carta que pudiera curar... Tal vez Sakura lo hubiera podido hacer, pero era muy tarde cuando notó su deterioro, años después de la batalla cuando estaba decidida de volver a la lucha...
¡Yo la haré!
¿Tú, Pequeña Sakura, no eres lo suficientemente capaz, por lo menos no ahora, debes entrenarte muchos años para lograr hacer eso... – dijo Kerberos con un poco de risa, risa de resignación.
Sakura se alejó hacia su casa y dejó ahí a Kerberos, el cual luego se dirigió a acompañar a su ama.
A la mañana siguiente cuando Kerberos fue a buscarla encontró una cama vacía. La casa estaba desordenada, la ropa de la pequeña Sakura, sus libros, y muchas de sus pertenencias no estaban. Inclusive su primer regalo mágico: "La vara del músico". Kerberos solo encontró una nota que decía:
"Lo lograré"
Kerberos quedó atónito y no atinó a hacer nada hasta que fue muy tarde y fue a hablar con su ama de lo sucedido.
La pequeña Sakura estaba en el aeropuerto, faltaban pocos minutos para su vuelo, estaba muy nerviosa de lo que le podría suceder; estaba sola, sola en este mundo con el único fin de salvar a su agónica madre. Iría a Francia. Pasara lo que pasara, encontraría a esos hechiceros y los haría pagar por lo que hicieron.
El vuelo fue tranquilo, ya al llegar al aeropuerto en China comenzaron los problemas; Sakura se había bajado del vuelo, tendría que esperar un rato para su próximo vuelo que como fin último sería llegar a Francia, por eso tomó su equipaje que siempre traía a mano; no confiaba en nadie, y menos en desconocidos funcionarios del aeropuerto.
En eso mientras estaba en la sala de espera, sacó de una de sus maletas un pequeño relicario. Lo abrió y sonrió a las personas que vio ahí, a su tía y gran amiga de su madre: Tomoyo y a su madre, Sakura, ambas jóvenes y muy bellas. Las miró por unos instantes. Se asustó. Había mucha gente cerca y eso la ponía nerviosa, y con un poco de nerviosismo puso el relicario en su maleta, pero, como buena hija de Sakura que era se le resbaló de los dedos y cayó entre las piernas de la gente. Se urgió, se agachó y se acercó a él para recogerlo, en eso vio una mano que lo recogía. Se despejó un poco y pudo ver quien era el que había recogido su relicario, era un niña, tal vez un poco mayor que ella. Se sintió avergonzada por la severa mirada que ponía en la gente que estaba ahí en el relicario. En eso Sakura dijo:
Disculpe, pero es...
No alcanzó a terminar cuando sintió el frío del vidrio en su espalda y una mano en su garganta. La persona que había recogido el relicario la tenía sometida, le acercó el relicario a su cara y le preguntó con gran fuerza:
¿De dónde sacaste esto?
Sakura sintió un hilo de sudor recorrer su espalda, tal vez serían estos sus últimos minutos...
Puff... eso fue todo, más de una semana de desarrollo para lograr esto, espero que les agrade, el próximo capítulo... ¿Quién sabe, Ni siquiera yo, por que el resto puede manipular a su voluntad el rumbo de la historia... Pero, eso es lo de menos, no se arrepentirán...
Se los asegura vuestro fiel servidor; Master, the Gambler, en nombre de todos los otros escritores.
Mi parte en el escrito de este fic está dedicado a todos mis amigos y amigas, en especial a samurai con ajo y timón (que no leerán este fic ;P) y a los de la comunidad de "Los Susurros de la Musa".
Se despide
Master, the Gambler & Los Susurros de la Musa
"Tus ideales y tu cuerpo están aquí, con tu pueblo,
pero tu alma y tu corazón están all� con tu amada."
Lema del siguiente fic de "Los Susurros de la Musa"
escrito por Master, the Gambler
Y Sí, a la publicidad innecesaria!
